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RCEE-1869-017

Revisión del 20:47 14 mar 2017 de Fmoglop (discusión | contribuciones) (Fernando V)

Reconquista

Durante la reconquista, las huestes reales de Castilla, Aragón y Navarra estaban constituidas por:

Guardia Real

Desde época inmemorial los reyes castellanos se habían hecho acompañar por una Guardia Real de caballería compuesta por hijosdalgo, cuyos puestos solían ser hereditarios. En época de Sancho IV esta guardia estaba compuesta por 12 caballeros, cifra que se duplicó durante la minoría de Alfonso XI.

Cuando murió Enrique III, había en activo 3 compañías a 100 lanzas. Álvaro de Luna, valido de Juan II, elevó esta cifra a 1.000 durante el enfrentamiento con Fernando de Antequera y los infantes de Aragón. Ante las protestas de las Cortes por el desmesurado coste que suponían, los redujo a los 300 originales tras el tratado de Majano de 1430. Durante la guerra de Sucesión Castellana (1475-1479) volvió a incrementarse su número hasta los 3.600 caballeros.

Caballería feudal

Cada mesnada constaba de un número variable de banderas o compañías, y estas de un centenar de lanzas fornidas, unidad mínima de empleo compuesta por:

Todos ellos eran profesionales de la guerra (bellatores) y podían combatir tanto a pie como a caballo, en cuyo caso presentaban un frente compacto denominado batalla, de donde proviene el término batallón.

Tras la desaparición de las legiones romanas no existía en toda Europa infantería digna de tal nombre, reclutándose en caso de necesidad a peones campesinos o villanos (laboratores), mal armados (partesana o arco y un cuchillo) y peor protegidos (capacete, pavés), pero este extremo se eludía al máximo porque a una agricultura de subsistencia le resultaba muy gravoso mantener a personal no productivo. Una vez concluida la campaña, volvían a sus actividades económicas al servicio de los eclesiásticos (oratores) y caballeros. Estos últimos no solo constituían el único núcleo profesional y permanente de los ejércitos, sino también la elite social, pues monopolizaban todos los señoríos (castellanía, baronía, condado, marquesado, ducado), relacionados entre sí por vínculos vasalláticos. En caso de conflicto, cada señor feudal llamaba a las armas a todos sus vasallos quienes, en caso de infidelidad, perdían sus predios.

A partir del siglo XIV, las guerras civiles y las epidemias diezmaron esta aristocracia guerrera y permitieron a los monarcas concentrar el poder y las tierras. En adelante, los títulos nobiliarios se concederían a una nueva elite cuyo poder no residía en la fuerza militar sino en la económica, y que abandonaría sus castillos para servir en la corte, dondequiera que esta se ubicase. El pueblo llano apenas advirtió este cambio, pues siguió sometido a servidumbre hasta la Revolución francesa.

 
Lanza fornida francesa del siglo XIV
 
Lanza fornida borgoñona del siglo XV

Órdenes militares

En la reconquista hispana participaron activamente las órdenes militares creadas en Tierra Santa durante la primera cruzada (Malta, Sepulcro, Temple), con la excepción de la Teutónica que, tras la pérdida de Acre, colaboró con la Livonia en la expansión prusiana por el espacio eslavo.

Estas órdenes sirvieron de ejemplo a otras creadas en León (Alcántara), Castilla (Calatrava, Santiago), Aragón (San Jorge) y Portugal (Avis). Estaban compuestas por monjes guerreros, aunando así el ideario caballeresco y las virtudes cristianas. Además de defender la frontera frente a los musulmanes, emprendieron numerosas razzias por propia iniciativa y colaboraron en todas las campañas emprendidas por la monarquía, destacando su participación en la batalla de las Navas de Tolosa.

Algunas órdenes (Merced) combinaban sus actividades militares con las caritativas, como el cuidado de pobres y enfermos o la redención de cautivos, mientras que otras (Trinitaria) solo se dedicaban a estas tareas y renunciaban a tomar las armas. En el primer caso, los monjes-guerreros podían ser auxiliados por monjas comendadoras adscritas a la orden.

Instigado por Felipe IV de Francia, el papa Clemente V decretó la excomunión de los templarios mediante la bula Vox clamantis del 22 de marzo de 1312. Sus miembros fueron condenados a muerte sin juicio previo, pero en los diversos reinos ibéricos fueron declarados inocentes. En Portugal el rey respetó sus bienes, y les permitió transformarse en la Orden de Cristo. En Aragón la Orden del Temple fue disuelta, pero sus bienes pasaron a la nueva de Santa María de Montesa, que más tarde absorbería a la de San Jorge. En Castilla sus encomiendas se repartieron entre las órdenes restantes, que vieron así incrementado notablemente su patrimonio.

Tras la pérdida de Tierra Santa en 1291, la orden de San Juan se trasladó primero a Chipre y luego a Rodas.

ORDEN ORIGEN INICIO FIN DESTINO
Orden del Santo Sepulcro Naciones 1098 >>
Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén 1113 >>
Orden del Temple 1118 1317 Disuelta
Orden de San Julián del Pereiro Leoneses 1156 1218 Orden de Alcántara
Orden de Calatrava Castellanos 1158 >>
Orden de Avis Portugueses 1166 1249 Desmilitarizada
Orden de Santiago Castellanos 1170 >>
Orden de San Jorge de Alfama Aragoneses 1201 1400 Orden de Montesa
Orden de Alcántara Leoneses 1218 >>
Orden de la Merced Aragoneses 1327 Desmilitarizada
Orden de Santa María de Montesa 1317 1400 Orden de Montesa
Orden de Montesa 1400 >>
 
Caballero de Malta
 
Caballero del Santo Sepulcro
 
Caballero Templario
 
center
Caballero de Avis
 
Caballero de Santiago (siglo XII
 
Caballero de Calatrava (siglo XIII)
 
Caballeros de Alcántara y la Merced (siglo XIV)
 
<center>Caballero de Montesa (siglo XV)</center>
Archivo:Reconquista ordenes militares.png
Territorios reconquistados por las órdenes militares

Castilla: Plantilla:Leyenda Plantilla:Leyenda Plantilla:Leyenda Plantilla:Leyenda Aragón: Plantilla:Leyenda Portugal: Plantilla:Leyenda Plantilla:Leyenda Plantilla:Leyenda Plantilla:Leyenda

10px Residencia del gran maestre

Archivo:Santa Hermandad.jpg
Jinete y peón de la Santa Hermandad

Fernando V

Cuando Fernando V de Trastámara es reconocido como rey de Castilla por la concordia de Segovia de 1475, las únicas unidades permanentes que existen en la península Ibérica son la Guardia Real y las órdenes militares, ninguna de las cuales puede identificarse con un ejército regular. La guerra Civil Castellana sigue siendo, pues, un conflicto netamente medieval desde el punto de vista militar.

En 1476 se crea la Santa Hermandad que, pese a su concepción medieval, constituye el primer embrión del ejército metropolitano que Fernando V aspira a organizar de forma permanente. No obstante, los limitados resultados bélicos que obtiene esta milicia concejil le hacen desistir de esta idea, debiendo reemplazarla por Guardas de Castilla, compuestas por caballeros veteranos de la guerra de Granada. En 1493 estas contaban con 25 compañías de caballería pesada a 75 hombres de armas y 25 de lanzas jinetas. En 1498 se disolvió la Santa Hermandad, nada más regresar de Nápoles su primer y único contingente expedicionario.

Contrariamente a lo que muchos opinan, el éxito español durante esta campaña se debió más a la combinación de la maniobra naval dirigida por Garcerán de Requesens y a la epidemia de peste que diezmó al Ejército francés que a la actuación de los 2.000 peones españoles, que solo tuvieron un papel decisivo durante el asedio de Atella. Pese a ello, este primer ejército de Italia otorgó a Gonzalo Fernández de Córdoba el título de Gran Capitán y posteriormente el Papa Alejandro VI le concedería el título de duque de Santángelo por expulsar al corsario vizcaíno Menaldo Guerra de la fortaleza de Ostia.

La conquista de las islas Canarias había comenzado en 1402, pero durante una primera fase se limitó a la iniciativa particular de Jean de Bethencourt y sus sucesores. La conquista de realengo comenzó con la encomienda a Juan Rejón en 1478, pudiendo considerarse esta la fecha fundacional del ejército de África, pues a partir de entonces la presencia militar española en el archipiélago será ininterrumpida. La expansión norteafricana comenzó con la conquista de Melilla por Pedro de Estopiñán, capitán del ducado de Medina Sidonia. El cardenal Cisneros promovió la conquista de Orán (1509), Bugía y Trípoli (1510), delegando el mando militar en Pedro Navarro.

El ataque otomano a la plaza veneciana de Modón impulsó a Fernando V de Trastámara a reclutar un nuevo contingente de 8.000 jinetes y peones que, al mando del Gran Capitán, fue enviado a Cefalonia. Rendida la isla, tuvo que regresar a Italia para intervenir en la segunda guerra de Nápoles (1501-1504. Fue en esta segundacampaña italiana cuando el Gran Capitán transformase a los peones feudales en una infantería moderna, articulada en compañías especializadas de rodeleros, piqueros y escopeteros. Estos últimos eran la única aportación genuinamente española, gracias a la introducción en al Ándalus de la pólvora china, pues los restantes no fueron sino copias de sus equivalentes italianos y suizos, respectivamente. La novedosa combinación de esta incipiente infantería con la no menos novedosa artillería, la caballería pesada y el apoyo logístico proporcionado por la Armada permitiría al Gran Capitán derrotar a los franceses en la Ceriñola y en Garellano, asegurándole a España el control del sur de Italia durante doscientos años.

Finalizada la campaña, la mayor parte del ejército de Italia regresó a la península Ibérica y se disolvió para ahorrarle a la corona el elevado coste que suponía su mantenimiento. Solo quedaron en pie algunas compañías de caballería pesada y una coronelía de infantería compuesta por mil efectivos. Entre 1508 y 1516 participarían en la guerra de la Liga de Cambrai.

Paralelamente, Fernando V de Trastámara organizó en 1512 un nuevo ejército metropolitano que puso bajo el mando del II [[duque de Alba] durante la conquista de Navarra. Estaba compuesto por las Guardas de Castilla (2.500 lanzas), 12.000 infantes y 20 piezas de artillería. Una vez anexionado el reino a Castilla, este segundo ejército se desmovilizó con la excepción de las guarniciones de determinadas plazas fuertes como Pamplona y Fuenterrabía. Cuando se produjo el contraataque navarro en 1516, el virrey Cristóbal de Villalba reclutó un nuevo contingente de 800 caballeros y 2.500 infantes. En 1521 se produjo un tercer y último intento secesionista por parte de los navarros, que se saldó con la renuncia hispana a los territorios ultrapirenaicos, dada su difícil defensa.

En la siguiente tabla se resume la evolución de los ejércitos de Fernando V de Trastámara.

EJÉRCITO PRIMER JEFE INICIO FINAL DESTINO
Guardia Real Inmemorial >> Permanece activo
Ejército metropolitano Alonso de Quintanilla 1476 >> Permanece activo
Ejército de África Juan Rejón 1478 >> Permanece activo
Ejército de ultramar Cristóbal Colón 1493[1] 1898 Repatriado o capturado
Ejército de Italia Gran Capitán 1494 1707 Repatriado o capturado

Referencias

Notas

  1. El primer viaje de Colón, como el de Magallanes, fue una empresa pacífica destinada a la exploración de rutas oceánicas. No será hasta el segundo viaje cuando se emprenda la conquista propiamente dicha de los territorios descubiertos.

Bibliografía

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  • Clonard, Serafín María de Sotto Langton, conde de. Historia Orgánica de las armas de infantería y caballería españolas. D. B. González.
    • Tomo II: Reyes Católicos. 1851.
  • Giménez González, Manuel. El Ejército y la Armada. Almena, 1864 (reed.).
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  • O'Donnell, Hugo (coord.). Historia Militar de España. Laberinto.
    • Tomo II: "Edad Media". 2012.
    • Tomo III: "Edad Moderna", V2: "El escenario europeo". 2013.
  • Silvela Miláns del Bosch, Juan et al.
    • La caballería en la historia militar. Academia de Caballería, 1979.
    • La caballería española: un eco de clarines. Tabapress, 1992.
  • Sotto Montes, Joaquín de. Síntesis histórica de la caballería Española. Escelier. 1969.

Webgrafía

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