Diferencia entre revisiones de «La caballería en la Hispania medieval»

De Caballipedia
Saltar a: navegación, buscar
m (1 revisión importada)
m (Texto reemplazado: «Orden de Caballería de» por «Orden de»)
Línea 21: Línea 21:
  
 
Durante las [[cruzadas]] nacieron en Tierra Santa las primeras [[orden de caballería|órdenes de caballería]]:
 
Durante las [[cruzadas]] nacieron en Tierra Santa las primeras [[orden de caballería|órdenes de caballería]]:
* [[Orden de Caballería del Santo Sepulcro|Santo Sepulcro]]
+
* [[Orden del Santo Sepulcro|Santo Sepulcro]]
* [[Orden de Caballería de Malta|Malta]]
+
* [[Orden de Malta|Malta]]
* [[Orden de Caballería del Temple|Temple]]
+
* [[Orden del Temple|Temple]]
  
 
A su imagen y semejanza, nacerían otras órdenes durante la expansión germana por el espacio eslavo (Teutones, Livonios) y en la reconquista de Hispania al infiel. Estaban compuestas por monjes guerreros, aunando así el ideario caballeresco y las virtudes cristianas:
 
A su imagen y semejanza, nacerían otras órdenes durante la expansión germana por el espacio eslavo (Teutones, Livonios) y en la reconquista de Hispania al infiel. Estaban compuestas por monjes guerreros, aunando así el ideario caballeresco y las virtudes cristianas:
* [[1158]]: [[Orden de Caballería de Calatrava|Calatrava]].
+
* [[1158]]: [[Orden de Calatrava|Calatrava]].
* [[1170]]: [[Orden de Caballería de Santiago|Santiago]].
+
* [[1170]]: [[Orden de Santiago|Santiago]].
* [[1175]]: [[Orden de Caballería de Alcántara|Alcántara]].
+
* [[1175]]: [[Orden de Alcántara|Alcántara]].
* [[1201]]: [[Orden de Caballería de san Jorge|san Jorge de Alfama]]<ref>Refundida en 1400 en la de Montesa.</ref>.
+
* [[1201]]: [[Orden de san Jorge|san Jorge de Alfama]]<ref>Refundida en 1400 en la de Montesa.</ref>.
* [[1317]]: [[Orden de Caballería de Montesa|santa María de Montesa]].<br />
+
* [[1317]]: [[Orden de Montesa|santa María de Montesa]].<br />
  
 
{|align="center"
 
{|align="center"
Línea 43: Línea 43:
 
Consecuencia de todo ello es el fraccionamiento de la [[hueste]] en profundidad, con dos [[escalón|escalones]], el primero (avanzada) que va en ''algara'' y el segundo (zaga) que va en ''celada''. El [[combate]], normalmente diurno, se realiza mediante [[carga|cargas]] sucesivas y [[retirada|retiradas]] rápidas, intentando descubrir el [[flanco]] vulnerable del [[enemigo]]. Se atribuye a [[El Cid]] la [[carga]] ''tornada'' o del revés, que cosechó grandes éxitos. En el poema de Fernán González se habla, por otra parte, de ''alcances'' o persecuciones de hasta medio día.<br />
 
Consecuencia de todo ello es el fraccionamiento de la [[hueste]] en profundidad, con dos [[escalón|escalones]], el primero (avanzada) que va en ''algara'' y el segundo (zaga) que va en ''celada''. El [[combate]], normalmente diurno, se realiza mediante [[carga|cargas]] sucesivas y [[retirada|retiradas]] rápidas, intentando descubrir el [[flanco]] vulnerable del [[enemigo]]. Se atribuye a [[El Cid]] la [[carga]] ''tornada'' o del revés, que cosechó grandes éxitos. En el poema de Fernán González se habla, por otra parte, de ''alcances'' o persecuciones de hasta medio día.<br />
  
Alfonso VIII de Castilla, que había sido derrotado en la [[batalla de Alarcos]] ([[1195]]) por los invasores almohades, se tomó la revancha en [[batalla de las Navas de Tolosa|las Navas de Tolosa]] ([[1212]]), donde contó con el apoyo de Sancho el Fuerte de Navarra, Pedro II de Aragón y algunos [[cruzadas|cruzados]] francos. Lanzando por el centro a los [[caballero|caballeros]] castellanos y a las órdenes militares de [[Orden de Caballería del Temple|Temple]], [[Orden de Caballería de Malta|Hospital]] y [[Orden de Caballería de Calatrava|Calatrava]] y reforzándolos cuando desfallecían, al tiempo que navarros y aragoneses destrozaban las [[ala|alas]] almohades, consiguió tomar el [[palenque]] enemigo y hacer una gran mortandad en la posterior persecución, que se prolongó durante 5 km.<br /><br />
+
Alfonso VIII de Castilla, que había sido derrotado en la [[batalla de Alarcos]] ([[1195]]) por los invasores almohades, se tomó la revancha en [[batalla de las Navas de Tolosa|las Navas de Tolosa]] ([[1212]]), donde contó con el apoyo de Sancho el Fuerte de Navarra, Pedro II de Aragón y algunos [[cruzadas|cruzados]] francos. Lanzando por el centro a los [[caballero|caballeros]] castellanos y a las órdenes militares de [[Orden del Temple|Temple]], [[Orden de Malta|Hospital]] y [[Orden de Calatrava|Calatrava]] y reforzándolos cuando desfallecían, al tiempo que navarros y aragoneses destrozaban las [[ala|alas]] almohades, consiguió tomar el [[palenque]] enemigo y hacer una gran mortandad en la posterior persecución, que se prolongó durante 5 km.<br /><br />
  
 
==Reyes Católicos==
 
==Reyes Católicos==

Revisión del 17:33 30 ene 2017

Al Ándalus

Destaca la figura de Almanzor, quien en 997 consiguió llegar hasta Santiago de Compostela gracias a un original planteamiento logístico: llevó a su caballería por tierra y a su infantería por mar desde Setúbal a Oporto. Tras la muerte del genial caudillo, los caballeros peninsulares se enfrentaron con muy diversa suerte a las sucesivas invasiones musulmanas que se fueron sucediendo: almorávides, almohades, benimerines.

Once años antes de la batalla de Dorilea 7.000 jinetes almorávides mandados por Yusuf derrotaron en la batalla de Zalaca (1086) a Alfonso VI de Castilla, envolviéndolo por las alas tras resistir su primera carga. Once años después de Dorilea, otro ejército musulmán mandado por Miramamolín Yaqub venció al infante D. Sancho en la batalla de Uclés (1108), empleando la misma táctica.

La reconquista

Durante la Edad Media no había ejército permanente, por lo que a cada batalla acudía la hueste real y las mesnadas de los señores feudales. Cada mesnada se articulaba en un número variable de compañías o banderas, y estas en un centenar de lanzas fornidas, la mínima unidad de empleo compuesta por:

Desde la desaparición de las legiones romanas no existía en toda Europa infantería digna de tal nombre, reclutándose en caso de necesidad a peones campesinos o villanos (laboratores), mal armados y peor protegidos. Una vez concluida la campaña, regresaban a sus actividades económicas al servicio de los eclesiásticos (oratores) y caballeros (bellatores). Estos últimos no solo constituían el único núcleo profesional y permanente de los ejércitos, sino también la elite social, pues monopolizaban todos los señoríos (castellanía, baronía, condado, marquesado, ducado), subordinados entre sí por vínculos vasalláticos.

A partir del siglo XV, las guerras civiles y las epidemias diezmaron esta aristocracia guerrera y permitieron a los monarcas concentrar el poder y las tierras. En adelante, los títulos nobiliarios se concederían a una nueva elite cuyo poder no residía en la fuerza militar sino en la económica. El pueblo llano apenas advirtió este cambio, pues siguió sometido a servidumbre hasta la Revolución francesa.

Archivo:Lanza fornida siglo XIII.jpg
Lanza fornida en el siglo XIII
Lanza fornida en el siglo XIV

Durante las cruzadas nacieron en Tierra Santa las primeras órdenes de caballería:

A su imagen y semejanza, nacerían otras órdenes durante la expansión germana por el espacio eslavo (Teutones, Livonios) y en la reconquista de Hispania al infiel. Estaban compuestas por monjes guerreros, aunando así el ideario caballeresco y las virtudes cristianas:

Caballero de Santiago (siglo XII)
Caballero de Calatrava (siglo XIII)

Debido a las peculiaridades del territorio peninsular, sometido a frecuentes razias, se ve pronto la necesidad de una caballería tan ágil como la árabe y de la que carece Francia, que basa todo su potencial en su gendarmería. Por otra parte, en España y Portugal abundan los hidalgos procedentes de la nobleza villana, al contrario que en Europa, donde los únicos caballeros se forman en los castillos. Son, por tanto, mucho más libres y menos ricos. Además, en España es difícil encontrar hombres de armas capaces de mantener los dos arqueros, el ballestero, el escudero y el paje que componen una lanza fornida.

Todo ello determina la aparición en Hispania de dos tipos de caballería muy diferentes: la pesada europea con sus mesnadas de caballeros y escuderos montados a la brida (estribos largos) y la ligera árabe, con correrías fronterizas de guerreros montados a la jineta (estribos cortos). De ahí se desprende la existencia en la península de dos tipos de silla: la gallega de altos borrenes que trajeron los cruzados al Camino de Santiago; y la cocera, plana y sin borrén que emplearon los caballeros levantinos.

Consecuencia de todo ello es el fraccionamiento de la hueste en profundidad, con dos escalones, el primero (avanzada) que va en algara y el segundo (zaga) que va en celada. El combate, normalmente diurno, se realiza mediante cargas sucesivas y retiradas rápidas, intentando descubrir el flanco vulnerable del enemigo. Se atribuye a El Cid la carga tornada o del revés, que cosechó grandes éxitos. En el poema de Fernán González se habla, por otra parte, de alcances o persecuciones de hasta medio día.

Alfonso VIII de Castilla, que había sido derrotado en la batalla de Alarcos (1195) por los invasores almohades, se tomó la revancha en las Navas de Tolosa (1212), donde contó con el apoyo de Sancho el Fuerte de Navarra, Pedro II de Aragón y algunos cruzados francos. Lanzando por el centro a los caballeros castellanos y a las órdenes militares de Temple, Hospital y Calatrava y reforzándolos cuando desfallecían, al tiempo que navarros y aragoneses destrozaban las alas almohades, consiguió tomar el palenque enemigo y hacer una gran mortandad en la posterior persecución, que se prolongó durante 5 km.

Reyes Católicos

Con la subida al trono de los Reyes Católicos la caballería española nació como arma. En primer lugar, la unificación de España provocó el nacimiento de un nuevo sentido de nacionalidad y el comienzo de la formación del Estado español. La caballería se integró en el gran ejército que se organizó para la expansión y la defensa de la nación, aunque estas misiones se confundirán primero con los intereses de la casa de Habsburgo y después con la de Borbón. En segundo lugar, la creación de las Guardas de Castilla en 1493 supuso la aparición de la primera unidad permanente del Ejército español.

Anteriormente la caballería constituía el único componente profesional del ejército y estaba imbuida de las virtudes y defectos de sus equivalentes europeos, con la salvedad de que nunca llegó a abandonar del todo la movilidad por la protección. A mediados del siglo XV hicieron su aparición los primeros jinetes con armas de fuego, pero en grupos tan pequeños que solo cumplían misiones muy limitadas, dado lo difícil de su empleo. La formación en batalla se convirtió en una verdadera unidad táctica, que tendió a hacerse diferente para cada tipo de caballería, especializadas progresivamente en misiones diferentes.

En Italia, el Gran Capitán se adelantó a su tiempo en el aprovechamiento de los nuevos medios. Forjado y experimentado en la guerra de Granada, fue el primero en aprovechar el progreso generalizado de las armas de fuego. Sus vastas concepciones estratégicas, que le capacitaron para superar y vencer a ejércitos siempre más numerosos que el suyo, la organización de sus tropas y el modo de emplearlas en el combate fueron los elementos principales que sirvieron de base para el desenvolvimiento de la ciencia militar moderna. Esto no siempre ha sido reconocido por los historiadores militares extranjeros, salvo excepciones, entre las que cabe destacar al general Montgomery.

El Gran Capitán transformó a los peones campesinos y villanos en una auténtica infantería, organizándolos en compañías especializadas en diferentes armas. En primera línea formaban los coseletes, armados con espada y rodela. En la segunda se situaban los piqueros, que constituían el grueso de la unidad. A sus flancos se situaban los ballesteros, sustituidos progresivamente por arcabuceros, encargados de hostigar al enemigo y dar protección al resto frente a la caballería enemiga.

Como puede verse, introdujo una táctica eminentemente defensiva en la que la caballería solo realizaba misiones auxiliares, rompiendo así el concepto medieval. Pero frente a la falta de movilidad de la extranjera, la española no llegó a perderla del todo, como demostró la emboscada que tendieron sus hombres de armas, mandados por Diego de Mendoza, a la retaguardia francesa durante los preliminares de la batalla de Ceriñola. Tras la misma, cuando casi todo el ejército francés se encontraba vencido y desorganizado por la muerte de su general, el duque de Nemours, la caballería pesada de Próspero Colonna persiguió al enemigo destruyéndolo por completo. En Garellano, la caballería ligera cortó el camino hacia Gaeta a las fuerzas francesas que se retiraban, lo que facilitó su destrucción y la conquista de esa plaza.

Gonzalo de Córdoba, que había sido capitán de una compañía de lanzas jinetas, empleó más a estas últimas que a sus hombres de armas, por lo que llegaron a ser más numerosos. Mientras la caballería pesada se empleaba para cargar contra los piqueros enemigos y neutralizar a sus jinetes, la ligera se utilizaba para explorar, prestar seguridad a los despliegues propios, realizar golpes de mano y perseguir.

Posteriormente, estas misiones pasaron a los arcabuceros a caballo, mientras que los lanzas jinetas comenzaron a formar en línea con los hombres de armas, a los que acabaron sustituyendo. Estos ya no eran invulnerables a las nuevas armas de fuego y tampoco se mostraron capaces de desbaratar las filas de piqueros, por lo que dejaron de ser una fuerza decisoria en las batallas. Por otra parte, su escasa movilidad les impedía prolongar las acciones, por lo que tendrían que haber dejado paso a fuerzas más ligeras. En lugar de eso, los gendarmes europeos aumentaron sus armaduras en un intento desesperado de conservar sus privilegios y la tradición caballeresca.

Referencias

Notas

  1. Lejos de ser el portador del escudo, era un joven procedente de la baja nobleza que aprendía la carrera de las armas de la mano de su señor hasta obtener un señorío con el que poder mantener su propia lanza.
  2. El arco tenía mayor alcance y cadencia; la ballesta tenía mayor poder de penetración a distancias cortas, pero era muy lenta de recargar.
  3. Refundida en 1400 en la de Montesa.

Bibliografía

  • Cahen, Claude. "El Islam hasta el Imperio Otomano". Historia Universal, vol. 14. Siglo XXI. 1972.
  • Dhondt, Jan. "La Alta Edad Media". Historia Universal, vol. 10. Siglo XXI. 1971.
  • Flori, Jean. La Caballería. Alianza Editorial. 1998.
  • Le Goff, Jacques. "La Baja Edad Media". Historia Universal, vol. 11. Siglo XXI. 1972.
  • Le Goff, Jacques. La civilización del Occidente medieval. Paidos. 1999.
  • Lión Valderrábano, Raúl y Juan Silvela Miláns del Bosch. La caballería en la historia militar. Academia de Caballería. 1979.
  • Martín, José Luis. "La España medieval". Manual de Historia de España. Historia 16, vol. 2. 1991.
  • Moxó, Salvador de. Historia Medieval de España. UNED. 1989.
  • Moxó, Salvador de. Repoblación y sociedad en la España Cristiana". Rialp. 1979.