Categoría:Primera campaña Mediterránea

De Caballipedia
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1529

El 1 de mayo de 1529 Barbarroja toma el peñón de Argel, masacrando a los 150 españoles que lo guarnecían. Su capitán, Martín de Vargas, había escrito varias veces al emperador para alertarle de la amenaza y de sus escasas municiones, pero los secretarios de aquel, entretenidos con la guerra en Italia y la coronación, desoyeron los avisos. Desde entonces, Argel se convirtió en nido de piratas y refugio de moriscos españoles.

Uno de estos corsarios fue Cachadiablo, que llegó a atacar varias poblaciones murcianas. El capitán español Rodrigo de Portundo lo persiguió por las costas levantinas, hasta ser él mismo emboscado, abordado y despedazado en Formentera el 25 de octubre de 1529. Cuando el emperador tuvo noticia del suceso por carta de la emperatriz, entregó el mando de las galeras de España a Álvaro de Bazán, padre del futuro marqués de Santa Cruz.

1530

La emperatriz alista 1.000 vizcaínos para enfrentarse a Barbarroja, pero recibe carta de Fernando de que se los envíe a Austria, donde llegan estas tres compañías al mando del comendador Cervera, Cueto y Medinilla. Cuando muere Ávalos de un arcabuzazo en la cabeza, el emperador nombra a Luis de la Cueva como nuevo maestre de campo.

1531

A 30 de julio de 1531 recibe la emperatriz carta del virrey de Nápoles previniéndola de los tratos del rey Francisco con el turco y de la presencia de 150 velas en las costas de Tarento. Desembarcaron en Apulia, saquearon Castro y se dirigieron a Brindisi. El 28 de agosto la emperatriz escribió a Alonso de Granada, capitán general de este reino.

El 24 de agosto, don Álvaro de Bazán, general de las galeras de España, toma One (Honaine), plaza argelina cercana a Tremecén. Constaba su flota de 10 galeras y 2.000 infantes, de los cuales dejó 700 de guarnición hasta la evacuación de la plaza en 1535.

1532

Mientras defiende Viena, el emperador ordena a Andrea Doria que fije a la flota turca en el Peloponeso, a fin de estorbar el avituallamiento del ejército invasor. Para ello, el genovés embarca en Mesina las 9 banderas que estaban repartidas por Sicilia, y que sumaban 1.500 infantes:

  • Jerónimo Mendoza;
  • Pedro de Acuña;
  • Álvaro de Grado;
  • Charles de Esparza;
  • Zambrano Saavedra;
  • Hernando de Vargas Silva;
  • Francisco de Alarcón;
  • Fernando de Figueroa;
  • Luis Pizaño.

Además, el 20 de julio se embarcan desde Nápoles una coronelía alemana (1.500) y 13 compañías bisoñas italianas (7.000) al mando de Geronimo Tutavilla conde de Sarno. El 4 de agosto se unen a las anteriores en Mesina, desde donde parten el 18 hacia el Peloponeso, con un total de 44 galeras (17 genovesas, 7 imperiales, 13 romanas, 5 de Malta y 2 de Mónaco) y 35 velas, incluyendo su propio galeón. El 5 de septiembre llegan a Cefalonia, donde el mal tiempo obliga a las galeras a refugiarse cerca de la costa y a las naves a partir hacia alta mar. Allí contactan con 60 galeras venecianas al mando de Vicente Capelo, quien ofrece bastimentos pero no ayuda frente al turco debido a un tratado.

El 17 de septiembre arriban a Koroni, fortaleza que los turcos habían arrebatado a los venecianos en 1500. Se sortea a quién corresponde la vanguardia, ganando los españoles. Pizaño planta la artillería (14 cañones) que se une a la naval (150). Tras matar, al menos, a 500 turcos, se comienza una mina bajo los muros, inexpugnables a la artillería y demasiado altos para ser escalados. En esto reciben aviso de que 200 jinetes turcos vienen en socorro de la ciudad, por lo que organizan una emboscada. Les cortan la cabeza y las muestran a los defensores para acobardarlos, lo que tendría graves consecuencias posteriores. Ante la falta de refuerzos, la plaza se rinde el 21 de septiembre. Cuatro banderas escoltan a los supervivientes durante tres millas, pero después son asaltados y desvalijados por los griegos.

Doria decide dejar como guarnición a las nueve banderas españolas al mando del maestre de campo Mendoza, con la promesa de abastecerlas o recogerlas al año siguiente. El 3 de octubre reembarca a las italianas, reforzando la artillería de la plaza con gran parte de la que llevan las naves. Al día siguiente, cuando recalan en el puerto de Sapienzia, se encuentran con otras naves que vienen de Italia con 900 españoles de refuerzo.

El 15 de octubre toman y saquean Patrás, esclavizando a sus habitantes pese a haberse rendido. También es saqueada Lepanto, porque la tropa exige el botín a falta de pagas. Allí se apropian de 10 cañones tan grandes que pueden albergar a un hombre sentado, algunos de los cuales dejó Doria en Koroni. El 13 de noviembre llegan a Cefalonia, donde se produce un nuevo motín, por parte de algunos soldados italianos que quieren apoderarse de una nave para hacer corso. Finalmente, el 16 de diciembre regresan a Mesina, desde donde parten las galeras para devolver la tropa italiana a Nápoles.

1533

Koroni es asediada por los turcos desde el 23 de abril. Mendoza escribe a los virreyes de Nápoles (Pedro de Toledo) y Sicilia (Álvaro Pignatelli) demandándoles ayuda. Estos ordenan a Doria que socorra la plaza con dinero y municiones. Su hijo Cristofin arriba el 1 de junio en mitad del bloqueo turco, que consigue burlar para entrar y salir del puerto. Transporta a los capitanes Vargas y Silva con dinero y bastimentos, que convencen a los defensores de que el socorro está próximo. Regresado a Génova, Andrea envía a Cristofin a Barcelona para dar cuenta al emperador, quien ordena que la plaza sea socorrida por los amotinados de Sicilia. El 12 de julio se embarcan hacia Koroni los siguientes capitanes:

  • Rodrigo Machicao
  • Francisco Sarmiento de Mendoza
  • Diego de Tovar
  • Alonso de Hermosilla Marmolejo
  • Gregorio de Lezcano
  • Luis Méndez de Sotomayor
  • François de la Pelluce.

El 28 de julio se les une el capitán Alonso Carrillo, a quien Vasto había levantado una compañía con gente suelta en Nápoles, partiendo todos el 3 de agosto. Cuando llegan a Koroni el 8 de agosto plantan batalla a la flota turca, hundiéndole varias naves gracias a la pericia de Doria. Se llega a capturar a un capitán general de los jenízaros, al que Doria pone en libertad bajo promesa de intercambio con los prisioneros cristianos, pero aquel incumple su palabra. Tras la batalla, los turcos se retiran a Androusa y los imperiales desembarcan en Koroni. Viendo Doria las penalidades que había sufrido su guarnición, decide relevarla con las compañías de Machicao. Estas acceden a quedarse durante cinco meses, plazo en el que Doria se compromete a evacuarlas.

El 19 de agosto, Mendoza y sus compañías son reembarcados de regreso a Sicilia, permaneciendo solo Pizaño con sus artilleros y quince nuevas piezas. También se queda Cerezeda, que sirve ahora con Sarmiento. Doria embarca también a 2.800 lugareños para que no menguen las provisiones de la guarnición. El capitán de la flota turca es llamado a Constantinopla y decapitado. En su lugar, es nombrado Barbarroja, que llega de Argel a mediados de octubre. En este tiempo se intercambian los prisioneros hechos en la batalla, y se hacen algunas escaramuzas cuando salen a por reses o verduras.

A mediados de diciembre hay una epidemia de peste en la ciudad, siendo socorrida por la guarnición. El 20 Machicao envía a Pizaño, Tovar y 600 soldados de todas las compañías a Navarino a capturar mucho ganado que allí están acumulando los turcos para el ejército sitiador, pero el mal tiempo les hace desistir.

1534

Los sitiados tienen noticias por un corsario sardo de que en Constantinopla se ha propagado la peste, matando a 40.000 personas. El 1 de febrero, Machicao decide atacar Androusa con seis compañías (Tovar, Sarmiento, Pizaño, Pelluce, Carrillo y Hermosilla), además de otros griegos y albaneses a caballo, en total 2.500 españoles y 40 jinetes. Quedan en Koroni Lezcano y Sotomayor. Defienden Androusa 1.300 turcos y 300 jinetes.

A una milla de Androusa, Machicao ordena al sargento mayor constituir dos escuadrones. Uno de ellos en vanguardia, al mando de Hermosilla, con 300 arcabuceros y coseletes, armados estos de partesanas y alabardas. Cuando son descubiertos sufren un gran fuego desde las casas, en las que los turcos no sufren daño mientras los cristianos se ven obstaculizados por el humo y quedan expuestos al contraluz de los fuegos que habían provocado.

En la puerta de la villa muere el maestre Machicao, cuyo cadáver es protegido por Diego Tovar, a quien también matan y decapitan. Mueren, además, 19 soldados de Machicao, 11 de Tovar, 9 de Sarmiento, 7 de Pelluce, 8 de Sotomayor, 20 de Lezcano, 6 de Carrillo, 10 de Pizaño, 8 de Hermosilla y 4 de los griegos. El número de heridos es aún mayor, incluyendo algunos capitanes. Los supervivientes regresan a Koroni perseguidos por los turcos, que sufren 330 bajas, incluyendo algunos principales (esto se supo por un espía).

Al día siguiente llegan a Koroni tres barcos con provisiones y municiones al mando de un español llamado Santa Cruz. Este entrega a Lezcano algunas cartas y dinero para pagar a los soldados. Al ver estas naves, los turcos creen que traen nuevos refuerzos, por lo que abandonan la destruida Androusa. El 14 de febrero Lezcano envía al capitán albanés Lázaro con 60 arcabuceros y 10 jinetes para enterrar los cadáveres. En 8 torres los turcos han clavado 3 estacas donde exponen las cabezas empaladas, desolladas y desnarigadas, por lo que solo pueden reconocer la de Tovar gracias a sus barbas.

El 16 realizan una nueva salida a Navarino para capturar esclavos y ganado. A la hora de su reparto surgen las disputas, pues los oficiales se quedan con la mayor parte, aun los que no haan participado en la encamisada.

En marzo llega una flotilla de cinco naves con provisiones y misivas de Italia, por las cuales saben que el emperador y el rey de Francia están otra vez en guerra. Esto les disgusta mucho, pues impide que ambos se pongan de acuerdo para declararla al turco y liberar a los griegos, que tanto sufrían. Especialmente, por estar el gran turco guerreando contra el rey de Persia en Alepo, y estar Grecia parcialmente desguarnecida. Aprovechando la estancia de esas naves, se evacua a la mayor parte de los griegos hacia otros puertos.

El 1 de abril se embarcan todos los soldados. Cuando son evacuados, la epidemia de peste declarada en octubre anterior se había cobrado ya la vida a 40 soldados y 500 civiles. Una tempestad los desvía de su ruta y tienen que aportar en Malta el 16 de abril, donde el gran maestre de la antigua orden de Rodas les impide tomar tierra debido a la peste, si bien les proporciona provisiones. Llegados a Mesina, el virrey también les veta el desembarco, ordenándoles hacer cuarentena en Favignana, al otro lado de la isla. La tropa se amotina, por lo que el 2 de mayo el virrey decide repartirla de la siguiente forma:

  • Gregorio Lezcano: Taormina
  • Francisco Sarmiento de Mendoza: Augusta
  • Luis Pizaño: Siracusa
  • Alonso Carrillo de Peralta: Siracusa
  • Alonso Hermosilla Marmolejo: Catania
  • François de la Pelluce: Cefalú
  • Luis Méndez de Sotomayor: Cefalú
  • Ex de Diego de Tovar (alf. Saavedra): Milazzo
  • Ex de Rodrigo Machicao (alf. Luis Quijada): Palermo

En Siracusa les impiden desembarcar, y la población se amotina contra la compañía de Hernando de Vargas (antes con el maestre Mendoza), que tiene que huir a Augusta el 4 de mayo. Allí cuenta lo sucedido a Sarmiento y a Charles de Esparza (también de Mendoza). Entre todos hacen frente a los lugareños y así permiten que desembarquen sus compañeros.

El 11 de mayo Sarmiento viaja a Mesina en la nave de Martín de Munguía, para confirmar el rumor de que Barbarroja prentendía tomar Augusta con una pujante armada. En alta mar tropiezan con la unos corsarios berberiscos, por lo que abandonan la nave al no tener viento y regresan a la costa en los esquifes. Los turcos les persiguen y desembarcan tras de ellos, pero son socorridos por una partida de forajidos. Cerezeda culpa de este hecho a los capitanes de las galeras cristianas, que permanecían ociosos en Mesina sin hacerse a la mar para capturar corsarios.

Poco después llega el comisario Mateo Corzo y les dice que les darán tres pagas una vez que pasen a la guarnición que se les asigne, pero que hasta entonces tendrán lo comido por lo servido. La tropa se amotina, pues les deben ocho pagas, recibiendo una adicional.

El 13 de julio llega la compañía de Sarmiento a Milazzo, donde releva a la de Álvaro de Grado, que es nombrado nuevo maestre de campo. Allí reciben noticias de que se ha avistado una flota de 82 velas latinas mandada por Barbarroja. Esta captura algunas galeras que transportaban las compañías que habían sido de Machicao (Quijada) y Tovar (Saavedra) así como la de Méndez pero, afortunadamente, su personal consigue desembarcar antes. Después parte a saquear la costa napolitana, llegando cerca de Gaeta. El 18 de agosto, marcha a Túnez que arrebata al rey Muley Hacen. Desde allí reparte su flota entre Argel, Bona y Bizerta.

El 28 se amotinan los soldados de Mesina contra sus capitanes Lezcano y Hermosilla por haberles escamoteado una paga. Los vecinos les entregan una nave con provisiones y se pasan a Calabria, junto a los capitanes Rojas y Carrillo. Enterado el virrey de Sicilia, entra en furia por tener necesidad de tropas para guarnecer la isla frente a Barbarroja. Así pues, decide redistribuir a las compañías que quedan, tocándole a la de Sarmiento la plaza de Marsala, frente a las costas de Túnez. Allí llega un fraile de Tudela que había rescatado a diez cautivos, a quien envían a ver al virrey para informarle de cuanto había visto en la plaza durante su toma por Barbarroja.

1535

El 1 de enero llega a Sicilia el genovés Luis de Prevenda, con una carta del emperador dirigida al rey de Túnez por la cual le advierte de que piensa recuperarle su reino y expulsar a Barbarroja y sus corsarios, que tanto daño causaban en las costas napolitanas. Pero cuando arriba a África es capturado y llevado ante Barbarroja, que empala a su escolta y le encierra en prisión. Una segunda embajada tiene mejor éxito, por lo que el emperador ordena a los virreyes de Nápoles y Sicilia que preparen sus fuerzas para la jornada de Túnez.

El ejército de España se reúne en Barcelona, donde el 28 de abril arriban 20 carabelas pagadas por el rey de Portugal transportando a muchos caballeros, entre ellos, el infante don Luis, hermano de la emperatriz. Los nobles inquieren al secretario del emperador quién habría de ser su capitán general. Enterado el emperador, ordena formar todos los escuadrones y ante ellos despliega un estandarte con un crucifijo, afirmando: este es en adelante vuestro capitán general y yo su alférez. Dicho lo cual, el 31 de mayo se embarca en una galera de Andrea Doria y parte con toda la flota al mando de Álvaro de Bazán. Participan en la empresa:

  • Duques de Alba y Benavente.
  • Marqueses de Astorga, Aguilar, Elche, Mondéjar, Cuéllar, Molina, Cañete, Cogolludo.
  • Condes de Aguilar, Nieva, Fuentes, Luna, Ribagorza, Oñate, Orgaz, Coruña, Oropesa, Chinchón.
  • Comendadores mayores de Castilla, León, Calatrava y Acántara.
  • Muchos otros nobles españoles, italianos y flamencos, y familiares de los anteriores.

La infantería española que se había embarcado en Málaga con el marqués de Mondéjar ascendía a 9.500 soldados con paga, siendo sus capitanes los siguientes:

  • Juan de Mendoza;
  • Diego Castilla;
  • Felipe Manrique de Lara;
  • Rodrigo Mendoza;
  • Alonso de Villarroel;
  • Alonso de Quesada;
  • Martín Alonso de los Ríos;
  • Pedro Narváez;
  • Andrés de Ávalos;
  • Luis Pérez de Vargas;
  • Juan de Arellano;
  • Juan de Álamos;
  • Cristóbal de Belmar;
  • Pedro de Videa;
  • Rodrigo Maldonado;
  • Villegas de Figueroa;
  • Martín Alonso de Zambrana;
  • Francisco de la Chica;
  • Alonso Maldonado;
  • Cáceres;
  • Varáez;
  • Vozmediano;
  • Mosquera;
  • Hayajossa;
  • Lope de Xexas;
  • Negrillo;
  • Juan Maldonado;
  • Bocanegra (Mallorca);
  • Juan Pérez (Ibiza);
  • Jaén (Menorca).

Además, participan 4.500 aventureros, caballeros y 700 jinetes andaluces sin paga. Se embarcaron también 4.000 mujeres, aunque el emperador había prohibido su presencia para no menguar los recursos del ejército y evitar distracciones a la tropa.

Las 12 compañías de Sicilia embarcan en Trapani o Palermo en la flota de Berenguer de Requeséns. Suman 2.600 infantes y traen por capitanes:

  • Álvaro de Grado;
  • Gregorio Lezcano;
  • Alonso Hermosilla Marmolejo;
  • Charles de Esparza;
  • Alonso Carrillo de Peralta;
  • Luis Pizaño;
  • François de la Pelluce
  • Francisco Sarmiento de Mendoza;
  • Luis Méndez de Sotomayor;
  • Hernando de Vargas;
  • Luis Quijada.
  • Zambrano Saavedra;

En Castelamar se embarcan las 6 banderas de Nápoles (2.000) en la flota de García de Toledo, siendo sus capitanes:

  • Rodrigo Ripalda;
  • Conde de Novelara;
  • Ruy Sánchez de Vargas;
  • Cisneros;
  • Francisco Ruiz
  • Domingo de Arriarán.

Les acompañan muchos caballeros napolitanos, entre los que se encuentran Antonio de Aragón, nieto del rey Fernando, y el príncipe de Salerno. A ellos se les suman 400 españoles venidos de Lombardía sin permiso de Leyva al mando del capitán Alcocer, quien arboló bandera en Cerdeña. El marqués del Vasto había reclutado 8.000 alemanes (Maximilian Ebestain) y 4.200 italianos (18 compañías), cuyos maestres de campo eran:

  • Fadrique de Carreto, marqués de Finale (1.500);
  • Geronimo Tuttavilla, conde de Sarno (1.500);
  • Agustin Spinola (1.200).

El 11 de junio se reúne toda la flota en Cagliari, donde el emperador nombra capitán general al marqués del Vasto y almirante general a Andrea Doria. El 14 parte toda la flota rumbo a Bizerta, donde llegan al día siguiente. Después rodean el cabo Cartago y enfrentan Túnez, donde realizan una gran descarga de artillería. En su rada encuentran dos galeras francesas al mando del señor de la Floresta, lo que les demuestra los tratos del rey Francisco con Barbarroja.

El 16 desembarca el ejército, formado (en este orden) por 4.600 españoles veteranos de Italia, 8.000 italianos, 7.000 alemanes y 8.000 españoles bisoños. Forman, además, 300 caballeros de Malta, 600 lanzas, 1.500 jinetes y 20.000 aventureros sin sueldo.

A la vista de la Goleta, el propio emperador encabeza la carga de la caballería contra las posiciones moras, defendidas con artillería, la cual disparaba munición marcada con flores de lis. Tras ellos, Vasto ordena una segunda carga que los consigue poner en fuga tras los muros de Túnez. A uno de los prisioneros moros, Carlos le explica que no habían ido a guerrear contra ellos, sino contra los turcos, tras lo cual lo deja en libertad.

Las banderas viejas se reparten entre tres núcleos: Santiago en vanguardia, San Jorge en batalla y San Martín en retaguardia, quedando los bisoños como reserva[1].

A los pies de la Goleta se cavan posiciones defensivas y se levantan bastiones. El 21 llega una compañía de 40 albaneses al mando de Lázaro Seriaco, que desempeña grandes servicios. El 23 de junio los turcos atacan uno de los bastiones imperiales, defendido por la coronelía del conde de Sarno, a quien cortaron la cabeza. El 25 de junio los moros hacen una salida por sorpresa, matando al capitán Sotomayor y a muchos oficiales y soldados veteranos de Álvaro de Grado. Uno de ellos es el alférez de Sarmiento, perdiéndose su bandera. Ese mismo día arriban las naves del marqués Hernando de Alarcón, con 1.200 hombres de refuerzos y víveres de Nápoles y Sicilia. Con él vienen dos naves que se habían dado por perdidas, con las compañías de los capitanes Bocanegra, Jaén y Cerbellón, a quien se nombra maestre de campo de 12 compañías de bisoños.

Al día siguiente se produce un sangriento choque, al mandar Carlos que los caballos ligeros del marqués de Mondéjar expulsen a los turcos de un bosque cercano al campamento cristiano y les capture la artillería. Aunque combatieron con valor, estuvieron a punto de perecer todos por su inferioridad numérica. El propio emperador tuvo que encabezar una carga de sus caballeros y de 8.000 infantes para salvarlos de la extinción.

El 29 de junio llega Muley Hacen con sus príncipes, a los que el emperador agasaja y permite revistar el ejército. Como guardia personal le concede a Alvar Gómez el Zagal, capitán de jinetes. Al día siguiente llega al campo Fabrizio Maramaldo con un centenar de caballeros italianos. El 4 de julio sale el duque de Alba con mucha caballería e infantería a por provisiones, momento que aprovechan los turcos para cargar el campamento cristiano. Pero las tropas que allí habían quedado les derrotaron y persiguieron hasta los bastiones de la Goleta, donde plantó su bandera Diego de Ávila, alférez del conde de Novelara, muerto en la acción. Murió también el marqués de Finale y resultó herido en la cabeza Ripalda.

Tras numerosas escaramuzas, el 14 de julio se asalta la Goleta. Carlos ofrece 400 ducados al primer soldado que entre en la plaza, que sufre batería desde tierra y mar. Una vez abierta la brecha, entran por ella las banderas de Hernando de Vargas y de Alonso Carrillo. Se hacen 1.000 bajas a los turcos y moros, por solo 100 imperiales. Se les toman 500 piezas de artillería y 67 navíos, incluida la capitana que Barbarroja trajo de Constantinopla.

La mitad del campo imperial es partidario de reparar la fortaleza, asentar allí una guarnición y regresar a España, pues una vez capturada la flota corsaria la navegación mediterránea volvería a ser segura. La otra mitad insta al emperador a tomar Túnez para capturar o matar a Barbarroja.

El 21 de julio, este saca el resto de su ejército de Túnez, decidido a atacar antes de ser atacado: 25.000 caballos en ambos flancos y 100.000 infantes, incluyendo 6.000 jenízaros, en el centro, con bastante desorden. Carlos le sale al encuentro con el siguiente despliegue: en el flanco izquierdo, junto al estanque, despliega los escuadrones italiano y alemán, al mando del príncipe de Salerno; en el flanco derecho, junto a los olivares, los dos escuadrones de veteranos de Sicilia y Nápoles con el marqués del Vasto; en el centro, la artillería y la guardia del emperador; en la retaguardia, los españoles bisoños y el duque de Alba con la caballería pesada como reserva. Como el estanque era impracticable, toda la caballería ligera se concentra en la vanguardia y el flanco derecho, al mando de Sancho de Alarcón.

Barbarroja intentó apoderarse de unas edificaciones que se encontraban a mita de camino, ya que allí estaban los pozos de agua. Pero esa fue su perdición porque los españoles, que llegaban cansados y sedientos, lucharon a muerte por conseguirla. La artillería imperial tenía mayor alcance que la de los otomanos, por lo que estos se lanzaron a la carga para evitar ser diezmados sin entrar en combate. La caballería turca envolvió por los olivares, pero fueron rechazados por Alba. Los italianos fueron detenidos por la caballería y la artillería turca, pero los españoles se lanzaron ávidos a por el agua y desalojaron a los turcos, que arrojaron los muertos a los pozos en su huida.

Barbarroja volvió a encerrarse en Túnez, con mucha menos fuerza debido a las bajas y las deserciones. Allí dudó sobre plantear nueva batalla o que el ejército imperial se deshiciese durante un largo asedio por la sed y las enfermedades. Para evitar que se amotinasen, ordena quemar vivos a sus 18.000 cautivos cristianos, lo que provoca su sublevación y la toma de la alcazaba. Al conocer esta noticia, y a la vista del avance del campo imperial, Barbarroja decide huir a Bona acompañado de los jenízaros y de sus generales, Zinam el Judío y Cachidiablo, quien muere por el camino de una herida recibida en la pierna. Los propios árabes asaltan su columna en busca de botín.

Los tunecinos no ofrecen resistencia pero, como no se deciden a abrir las puertas de la plaza, Carlos la entrega a sus hombre para el saco contra la voluntad de Muley Hacen, para resarcirlos de la dureza de la campaña. En la alcazaba encuentra Sarmiento su bandera capturada, además de algunos restos del desastre de los Gelves, como el arnés dorado de García de Toledo. Se hacen 18.000 cautivos, pero apenas se alcanzan los 10 ducados por persona.

Doria enviado a Adam Centurion a Bona con 15 galeras para evitar que Barbarroja escape pero, a la vista de las 14 galeras que este había aprestado y de su fama como marino, no se atreve a cumplir lo ordenado y le permite escapar. Cuando Doria se entera del suceso apresta otras 40 e intenta salirle al encuentro, sin resultado. No obstante, Bona había quedado desguarnecida por lo que Doria la toma con facilidad el 2 de agosto. El emperador nombra por alcaide a Alvar Gómez el Zagal[2] y le asigna como guarnición 3 compañías (600 hombres):

  • Francisco de la Chica[3];
  • Rodrigo Dávalos;
  • Juan de Avellán[4]

El emperador impone al rey de Túnez un tributo de 8.000 ducados para sostener la fortaleza de Bona y otros 12.000 ducados para la Goleta. Nombra como alcaide de esta a Bernardino de Mendoza[5] y le asigna 4 banderas (1.000 hombres):

  • Martín Alonso de los Ríos;
  • Luis Pérez de Vargas[6];
  • Luis de Haro[7];
  • Miguel Pérez de Veráiz.

El emperador pretende tomar Argel, para rematar la campaña, pero su consejo se lo desaconseja debido a lo avanzado de la estación, al agotamiento de los soldados y a la falta de bastimentos. El 17 de agosto parte la flota de Túnez, siendo los veteranos de Italia los últimos en embarcarse tras reparar la fortaleza de la Goleta. El emperador decide aprovechar la ruta de regreso para tomar Mahdía, adonde llegan las galeras de Doria con Salerno, Maramaldo, 3.000 veteranos españoles y 2.000 alemanes. Pero el temporal empuja los galeones cargados de artillería y bastimentos hacia Sicilia, por lo que el emperador ordena suspender la operación y que la flota se reúna con él en Trapani, donde él arriba el 20 de agosto y las galeras el 1 de septiembre. Aquí fallece Bernardino Toledo, almirante de la flota napolitana y hermano de Alba.

Dado lo avanzado de la estación y el costo de mantenerlo operativo durante el invierno, el emperador decide licenciar su ejército, reteniendo solo los españoles veteranos y 2.000 alemanes. Los italianos reciben una paga y media, y son despedidos, regresando en la flota de Vasto. 3.000 alemanes del conde Maximiliano son licenciados pero los otros 2.000 siguen a sueldo junto a los españoles en Sicilia. De los primeros se pierden 1.500 en un naufragio cuando navegaban hacia Génova.

El 12 de septiembre el emperador visita Palermo, donde reúne las cortes del reino. El 25 de noviembre llega a Nápoles, encabezando su escolta el marqués del Vasto como grande del reino. Le acompañan Doria, Alba, Benavente, Aguilar, Cogolludo y otros muchos nobles españoles. Allí les reciben Antonio de Leyva, los duques de Ferrara, Florencia y Urbino, así como los legados papales. Allí casaron el duque de Florencia y Margarita de Austria, hija natural del emperador.

El 13 de septiembre se ordena embarcar a las 18 compañías de Sicilia rumbo a Favignana, dándoseles una paga. En teoría deben atacar Mahdía, pero el mal tiempo lo impide. Carlos nombra nuevo virrey a Hernando Gonzaga, por haber fallecido el anterior en vísperas de la expedición a Túnez. Las banderas napolitanas regresan al reino y las alemanas parten a Lombardía.

Cuatro banderas sicilianas (Grado, Pelluce, Quijada, Sarmiento) y dos genovesas son desembarcadas por Andrea Doria finalmente en Bizerta el 29 de octubre al mando del coronel Agustín Spinola. Tras tomar la plaza, que entregan al hijo de Muley Hacen, regresan a Sicilia. La bandera del maestre Grado va a Térmenes y las otras tres quedan de guarnición en Trapani, Marsala y Mazara.

La Goleta.jpg

1536

Barbarroja llega en su huida a Argel, donde recluta algunos barcos corsarios con los que saquea Mahón. Desde allí, marcha hasta Constantinopla, pero el sultán andaba guerreando en Persia. Cuando se encuentra con Solimán en Siria, le da novedades y este le promete entregarle el mando de una nueva flota.

1537

Al conocerse la noticia de que los turcos preparan una nueva flota, Doria se dirige con la suya a Cefalonia, donde hundió algunas naves antes de que les llegase el socorro de Barbarroja, tras lo cual regresó a Mesina.

En junio de 1537 el virrey Toledo envía 7.000 hombres que Diego Castilla había traído de España y la caballería del reino al mando de su hijo Fadrique a defender la costa calabresa ante la amenaza de un desembarco turco en Brindisi. Está encabezado por el propio sultán, después de que hayan arrasado algunas poblaciones costeras, y esclavizado a sus habitantes. La flota de Doria les ataca y apresa varias galeras. Cuando la fuerza regresa, es nombrado maestre de campo Sancho de Alarcón.

En agosto de 1537 el virrey de Sicilia (Ferrante Gonzaga) decide comprarle a precio tasado al de Nápoles (Pedro Toledo) cinco compañías de infantería española sin permiso del emperador, a fin de proteger la isla de las agresiones turcas. Los 1.250 soldados llegan en octubre al mando de Diego de Castilla.

El 19 de septiembre arriban a Niza cuatro fustas turcas para cautivar a unos frailes de un monasterio vecino. El maestre Juan de Vargas (Niza) les sale al encuentro, mata a 58 y captura a otros 43.

1538

En la Goleta estalla un motín ante la falta de pagas. Bernardino de Mendoza aporta allí con la flota y los transporta a Sicilia, prometiéndoles que serían pagados por el virrey Hernando Gonzaga. Este tampoco lo hace, por lo que, al mando del electo Heredia, un fraile renegado, saquean Castañera, Monforte, Santa Cecilia y Rochela. La guarnición de la isla se une a los amotinados, alcanzando así las 24 banderas.

Tras soportar tres meses de desmanes, el virrey envía a parlamentar a los capitanes Álvaro de Sande, Sancho de Alarcón, Juan de Vargas y Alonso de Vives tienen amigos entre los amotinados. Estos se avienen a recibir cuatro pagas, tras lo cual son reformados en nuevas compañías. Tres meses después, el virrey arresta a Heredia y los 24 caporales del motín, corta al primero su mano derecha y ahorca al resto. A continuación da orden de que el resto de amotinados sean apresados allá donde se encuentren y, una vez reunidos en Mesina, pasaportados hacia España.

El 8 de febrero el Papa Pablo III Farnesio convoca a todos los príncipes cristianos a una liga contra el turco. Barbarroja asalta Candia, pero es rechazado por el veneciano Andrea Gritti.

Gonzaga alquila el tercio de Castilla al rey de Túnez para reconquistar la ciudad de Susa, reforzándolo con dos nuevas compañías que da a Álvaro de Sande y a su sobrino. En abril cae Susa, pero la tropa se desmanda durante el saqueo y los turcos aprovechan para contraatacar, muriendo Diego Castilla cuando se replegaba[8]. Sande es designado nuevo maestre de campo.

El 25 de junio el emperador llega a Génova, donde ordena embarcarse hacia Sicilia a los 1.500 españoles que Juan de Vargas tenía en Niza y a la coronelía italiana del coronel Agostino Spinola (2.000). El embajador Figueroa les pasa muestra en Génova el 17 de junio y se embarcan el 22. En un principio debían detenerse en la Specia para recoger a los 2.000 españoles que Francisco Sarmiento tenía en Florencia, pero la mala mar lo impide, debiendo las naves aportar en Nápoles y Sarmiento embarcarse en otras hacia Sicilia.

Otros 2.000 españoles se embarcan en Sicilia en la armada de Doria, con los siguientes capitanes:

  • Luis de Alcocer
  • Juan de Álamos
  • Pedro de Silva
  • Juan Vizcaíno

El 27 de agosto llega Doria a Mesina, donde embarca a los 1.500 españoles de Álvaro de Sande (Sicilia II)[9], a las banderas de Francisco Sarmiento (Florencia) y a las de Juan de Vargas (Niza). Desde allí van a Calabria para recoger la coronelía de Spinola que había llegado con Doria y después se trasladan a Tarento, donde embarcan los 7.000 españoles que Sancho de Alarcón tiene en Apulia (Nápoles II). El mando de todas las fuerzas terrestres recae en Gonzaga, virrey de Sicilia.

El 1 de septiembre se hace a la mar toda la flota (50 galeras y 50 naves), con 12.000 españoles y 2.000 italianos, en dirección a Crotona, donde deben esperar órdenes del emperador. En la isla de Golfo (¿San Pedro de Tarento?), el virrey se reúne con las 30 galeras del papa y las 60 de Venecia, que transportan la coronelía de Valerio Orsino con 2.000 infantes.

Cuando la primera flota intenta atracar en Crotona, un fuerte viento desvía la nave de Spinola hacia Cefalonia, donde se supone que está Barbarroja. Pero, antes de ser descubierto, es rescatado por Antonio Doria, quien lo lleva a Golfo. Una vez reunidas todas sus fuerzas, Andrea ordena el viaje hacia Esclavonia, adonde llegan el 16 de septiembre.

Allí reciben noticias de que Barbarroja se encuentra en Préveza, con la flota amarrada a un puerto protegido por grandes bastiones. El virrey decide desembarcar a la infantería y que se hunda una nave cargada de piedras a la bocana para impedir salir a la flota enemiga. Pero antes de que tomen tierra son descubiertos por los turcos, decidiendo Doria salir a alta mar.

El 27 de septiembre, cuando van a ser alcanzados por Barbarroja, vuelven velas y embisten a la flota turca, salvo los venecianos que se retiran del combate. En un momento dado, Barbarroja ordena a sus galeras echar a pique varias naves que se han detenido por falta de viento. En una de ellas, el capitán de arcabuceros Machín de Munguía impide el abordaje aunque sufre un gran daño, negándose a rendir la nave. A la deriva, por falta de viento y de timón, acabará reuniéndose en Golfo con el resto de la flota una vez retirada esta por la llegada de la noche. Barbarroja lo hace a Préveza. Para evitar un nuevo acto de cobardía por parte de las galeras venecianas, Doria escribe al Dux para que le permita embarcar en cada una de ellas a una compañía española, a lo que este accede.

El 24 de octubre se hacen de nuevo a la mar, esta vez en dirección a Castilnovo de Esclavonia (actual Herzeg Novi, Montenegro). Allí se les reúne el Canaleto, almirante veneciano con otras 25 galeras. Doria manda desembarcar a toda la infantería, produciéndose inmediatamente una gran batalla contra los turcos. Uno de los muertos es el capitán Bocanegra. Se planta la batería y se consigue que la guarnición del castillo se rinda el 28 a cambio de sus vidas, aunque son tomados como esclavos junto a sus mujeres. Queda en guarnición el tercio de Florencia con 2.500 soldados y 15 capitanes:

  • Francisco Sarmiento
  • Machín de Munguía
  • Álvaro de Mendoza
  • Juan Vizcaíno
  • Luis Cerón
  • Jaime de Marquesa
  • Luis de Haro
  • Sancho de Frías
  • Cusan Zambrana
  • Domingo de Arriarán
  • Olivera
  • Silva
  • Alcocer
  • Pero Ruiz (que había relevado a Luis de Alcocer, en España)
  • Pedro de Sotomayor, con la bandera de Bocanegra

Con ellos queda el capitán albanés Lázaro de Coron y otras 7 compañías de caballos (Paulo, Jorge). Barbarroja sale a su encuentro con 140 naves, pero una flota le hunde 40. La flota cristiana se hace a la mar, desembarcando en Otranto. En la oscuridad, la nave del duque de Ferrara embiste a la de Sande, ahogándose casi toda su compañía y los rehenes turcos del virrey. Allí se licencia a los italianos y se reembarca a las banderas de Sicilia y al virrey. Este ordena que el tercio desembarque en Lipari, lo que disgusta a los soldados dada la escasez de la isla, por lo que el virrey acepta desembarcarlos en Sicilia.

1539

La gente de Sarmiento pasa tan grandes penalidades en Castilnovo que deben salir a dar el corso a las poblaciones cercanas. Se envía a los capitanes Luis de Haro y Pedro de Sotomayor a recabar ayuda del gobernador de Puglia, regresando el primero con la ayuda. Barbarroja llega a Castilnovo el 15 de julio, con 300 naves y 15.000 infantes. Simultáneamente, llega por tierra el bey de Grecia con 80.000 soldados de todas las naciones. Este ofrece a Sarmiento embarcarles hacia Puglia a cambio de su rendición, a lo que este renuncia.

El 24 de julio comienza la batalla, en la que los turcos asaltan la fortaleza durante varios días consecutivos pero son siempre rechazados por los españoles. El 6 de agosto está el castillo tan arrasado como los alrededores cuando matan a Sarmiento algunos jenízaros. Sin esperanza alguna de recibir refuerzos, el capitán Machín de Munguía decide rendir el castillo. Los supervivientes no pasan de 300 entre soldados, mujeres, niños y mercaderes. Barbarroja ordena llevar a su galera a los principales, entre ellos al obispo y a los capitanes Haro, Marquesa y Cerón, así como al alférez Garcí Méndez de Sotomayor, que había mostrado gran coraje durante el asedio. A Munguía le decapita por el daño que había infringido a su flota en Préveza. Turcos habían muerto más de 12.000.

1540

El 15 de mayo Andrea Doria embarca en Liorna a las banderas de Morales, que habían desplegado en la Toscana a su regreso de Hungría. El 3 de junio llegan a Mesina, donde se les unen las de Sicilia para partir en busca de Dragut y otros corsarios. De allí parten a Malta y Bona, donde son recibidos por el alcaide Alvar Gómez. El 17 de junio la flota, mandada por Giovanni Doria, da con ellos en Córcega, donde los abordan y capturan. Entre los galeotes liberados hay algunos supervivientes de Castilnovo. Durante el resto del verano, las flotillas de los hijos de Doria recorren todo el Mediterráneo para limpiarlo de corsarios y avituallar a los presidios africanos.

El 22 de julio ordena Andrea Doria pagar a la infantería y repartir la flota: el general García de Nápoles a Levante, Giovanni Doria a Poniente y Berenguer de Sicilia a los Gelves, quedando el príncipe en Mesina. Berenguer coincide en Monastir con Miguel Navarro, teniente del capitán Juan Gallego que viaja con salvoconducto de Doria para entrevistarse con Morate Aga, capitán de Barbarroja. En la Goleta parlamenta con Francisco de Tovar, su nuevo alcaide por haber sido nombrado Bernardino Mendoza capitán general de las galeras de España.

El 27 de septiembre se reúnen en Trápani con el virrey de Sicilia, llevando la siguiente infantería:

  • 14 banderas de Sicilia: Álvaro de Sande
  • 6 de Nápoles y 5 de Lombardía (Hungría): Cristóbal de Morales
  • 1.000 italianos: Spinola
  • 6 piezas de artillería

El 5 de octubre desembarcan en Monastir, con órdenes de socorrer a Muley Hacén frente a Cidearsa, quien se había proclamado rey de Cairuán.[10]. Contaba con 22.000 caballos y 15.000 infantes, mientras que los imperiales apenas suman 2.500, además de los 8.000 caballos tunecinos. Sande dispone un escuadrón en forma de media luna, adelantando 400 arcabuceros. La vanguardia rebelde es desbaratada, pero de repente sale su caballería de unos olivares y pone en fuga a la tunecina. Los arcabuceros se ven rodeados, muriendo una treintena antes de poder ser socorridos por los piqueros. Una vez hecho, se retiran en buen orden a Monastir. Los jinetes les persiguen, pero son rechazados. Una mujer que iba con el bagaje, de nombre María de Montano, tomó una pica y se comportó de forma tan brava que, desde entonces, sentó plaza como soldado. En estas jornadas destaca también el capitán Juan de Guevara. El 28 de octubre se emprende el viaje de regreso, retornando las banderas de Nápoles al reino y las de Sicilia a Monastir.

Paralelamente, Dragut había conseguido algunos barcos de Barbarroja y andaba saqueando las costas italianas. Andrea Doria envía en su persecución a su sobrino Jonetín Doria, quien se reúne en Mesina con Berenguer Dolmos, general de las galeras de Sicilia. Entre ambos embarcan 450 españoles de la guarnición y a finales de mayo de 1547 parten hacia Cerdeña, cuyo virrey les avisa que el corsario ya navega rumbo a Córcega.

Allí lo encuentran el 15 de junio totalmente desprevenido, con muchos tripulantes saqueando a los lugareños y con sus fustas repletas de botín y esclavos. Las galeras imperiales bombardean a las corsarias, capturando a Dragut y matándole a muchos hombres. Los que estaban en tierra buscan refugio en las montañas. Dragut pasa cuatro años preso, hasta que Barbarroja pague el rescate de 30.000 ducados.

1541

Ante la negativa del emperador a entregarle Milán, Francisco I decide aliarse con Solimán el Magnífico. Para ello envía a su embajador Rincón con cartas secretas. Este se hace acompañar del genovés Fregoso, pero ambos son emboscados cuando surcaban el Po en unas barcas y asesinados. Francisco acusa al marqués del Vasto de haber pagado a los asesinos, lo que este rechaza.

Acabada la dieta de Ratisbona, el emperador entra en Italia por Trento, acompañado por 12.000 infantes y 1.000 lanzas que su hermano había levantado en Alemania para someter Gante. En Verona le recibe el marqués del Vasto con la infantería española. El 22 de agosto de 1541 entran en Milán.

Allí le llegan noticias del rey Fernando de que Solimán había arrebatado Buda a Wilhem von Rogendorf y preparaba un nuevo asalto a Viena, por lo que le ruega que mantenga a su ejército dispuesto en Lombardía. En cambio, Carlos decide tomarse la revancha en Argel, para lo cual ordena a los virreyes Pedro Toledo (Nápoles) y Hernando Gonzaga (Sicilia) que reúnan todas sus naves y fuerzas. Al maestre de campo Luis de Vargas le ordena que destruya la alcazaba de Bona, que entregue la plaza al rey de Túnez, y que se integre en el ejército de Italia. Finalmente, convoca a la flota genovesa de Doria y ordena armar otra en España.

Hecho esto, se reúne en Lucca con el papa, quien le suplica que entregue a Francisco el ducado de Milán para evitar otra guerra, y que se abstenga de atacar Argel por lo avanzada de la estación. También eran de este parecer Felipe, landgrave de Hesse y el duque de Sajonia, quienes le instaban a proteger las fronteras austriacas del Imperio antes que emprender nuevas aventuras en África

Carlos los rechaza a todos y se embarca en la Specia hacia Mallorca, acompañado de 6.000 alemanes (Jorge de Ratisbona), 5.000 italianos (Spinola y Colonna) y 500 caballos. El maestre Alonso Vives[11] reúne sus 12 banderas, antes dispersas por diversas guarniciones del reino, y las embarca en Nápoles hacia Cerdeña. Las 12 banderas de Sicilia se embarcan al mando de Álvaro de Sande. También llegan al puerto de Caller las 9 banderas de Luis Pérez de Vargas, una vez abandonada Bona. Desde Cerdeña parten a Mallorca, donde se reúnen con el emperador.

En España, el príncipe Felipe aporta los 800 guardas de Castilla que guarnecen la frontera de Navarra. No recluta infantería, pero les acompañan 4.000 aventureros sin sueldo. Asume el mando del ejército el duque de Alba, auxiliado por el de Sesa; los marqueses de Oaxaca (Hernán Cortés), Sarria y del Valle; y los condes de Feria, Alcaudete, Chinchón, Oñate y Teba, entre otros caballeros.

La flota es dispersada por el temporal, retrasando el desembarco en las playas de Argel hasta el 23 de octubre. El emperador ofrece la rendición a su defensor, Azan Aga, cristiano renegado, pero este la rechaza. El ejército imperial avanza con la caballería en vanguardia, los italianos en la marina, los alemanes en el centro, los españoles hacia el interior y el bagaje a retaguardia. La artillería española está mandada por Pedro de la Cueva y la italiana por Luis Pizaño. La primera escaramuza enfrenta a la vanguardia árabe con las banderas de Sande que, tras desalojarla de la loma que ocupaba, llegan a los pies de la fortaleza.

Dos días después comenzó a llover y granizar con tanta fuerza que se hizo imposible el ataque, ateridos como estaba la tropa de frío. Los árabes aprovechan para salir de la plaza y cargan con ballestas contra los italianos de Colonna, que tienen que retirarse ante la ineficacia de los arcabuces. Los de Spinola y los caballeros de San Juan contraatacan y llegan hasta las puertas de la plaza. El emperador encabeza otra carga con la infantería alemana, que se mostraba indecisa. La acción se saldó con 300 bajas imperiales, entre ellas, algunos capitanes y 8 caballeros de Malta.

Al día siguiente se levanta una gran tempestad que hunde la mitad de la flota que llegaba de España y muchos barcos italianos fondeados. Los árabes matan de forma inmisericorde a cuantos marinos consiguen llegar a tierra. Ante la pérdida de vituallas y municiones, el emperador decide replegarse a cierta distancia de la ciudad, siendo perseguido por los moros. La arcabucería de Sande se encarga de proteger la retirada hasta un río que viene bien crecido, y que los árabes no se atreven a cruzar.

Amaina el temporal y los restos de la flota pueden acercarse a la playa para abastecer al ejército. La mitad del consejo de guerra es del parecer de acabar de desembarcar los bastimentos y municiones y acometer Argel. Carlos reúne a sus capitanes y les ruega que transmitan a sus soldados que había perdido todo el oro destinado a pagarles, pero que serían resarcidos a su regreso. La tropa responde que lucharán gustosos por su emperador. El 8 de noviembre se reembarcan las fuerzas, siendo los últimos los españoles que tienen que combatir hasta que el último hombre sale de la playa.

Una vez a bordo, el emperador ordena que cada tercio aporte 3 banderas al maestre Vargas para pasar al Piamonte, una de las cuales será enviada por Vasto a Siena. Las banderas de Monastir se embarcan hacia Córcega, y el resto regresa a Nápoles y La Goleta. Los restos de la flota de España tienen que dirigirse hacia Bujía hasta que los vientos son propicios para regresar a Cartagena. Debido al temporal, algunas de estas naves acaban en Italia y de las italianas en España. Algunas naves que transportan soldados españoles naufragan frente a las cortas argelinas. A sabiendas de que los árabes no iban a capturarlos, los supervivientes forman un escuadrón y avanzan tierra adentro hasta que les sale al encuentro un grupo de jenízaros, a los que se rinden para salvar la vida. Las naves del emperador tuvieron que hacer escala en Bujía y vivir de la tierra hasta que se levantó viento propicio para pasar a Mallorca y desde allí a Cartagena.

El rey de Argel arma una flota y, tras recorrer la costa de Berbería, se dirige a España. Al pasar delante de Orán, Alonso de Córdoba envía alerta a Francisco Verdugo, proveedor de las fronteras de España para que esté prevenido. Los moros capturados en Argel aprovechan un descuido en la guardia para tomar una galera con la que se dirigen a Gibraltar, que saquean.

Desde allí se van a Alborán, donde el 1 de octubre son atacados por Bernardino de Mendoza. En la batalla mueren los capitanes Sancho de Asnaga, Sancho de Baza y Alonso de Armenta, además de 100 soldados cristianos. Por parte berberisca, mueren Caramani, Daliamete y otros 5 capitanes, además de 500 soldados. Se liberan numerosos galeotes cristianos y se aprehenden muchos turcos y árabes.

1544

Barbarroja interviene en la segunda guerra del Piamonte, tomando Niza y saqueando las costas españolas. Desde allí se traslada a Elba y Porto Ercole, donde es rechazado por las banderas españolas que guarnecen Siena, al mando de Juan de Luna, las senesas de Esteban Colonna y la caballería florentina de Chapin Vitelo.

Desde allí intenta saquear Ischia, patria de Vasto, que encuentra muy bien artillada. El virrey de Nápoles, Pedro de Toledo, envía al capitán Antonio Barrientos con 300 españoles y a Saavedra con otros 500 y 200 jinetes a Pozzuoli, villa que está defendida por la nueva fortaleza de Baia, aún en construcción. El virrey reúne otros 4.000 infantes y 1.000 caballos y acude en su defensa.

Barbarroja se ve obligado a retirarse hasta las islas Lípari, que batió con su artillería durante 12 días, hasta que la población se rinde y es esclavizada. Desde allí se dirige hacia Calabria, saqueando y esclavizando a sus pobladores, hasta el punto de que ya no entraban más en las galeras. Con su presa se dirige a Constantinopla, regalando muchos niños y niñas a los nobles otomanos para granjearse su amistad. Mas de poco le sirvió porque murió en 1546, cuando aprestaba una nueva flota pese a tener ya 80 años.

1547

Muerto Barbarroja, le sucede Dragut Arraez (Turgut Reis) al frente de una flota de corsarios moros y turcos compuesta por 26 naves. Casa con una hija del señor de los Gelves, que toma como base de operaciones.

Los virreyes de Sicilia (Juan de Vega) y Nápoles (García de Toledo) fletan una armada que parte en su busca y asola los Gelves, hundiendo varias naves, pero no encuentran allí a Dragut.

1548

Cuando Dragut recibe la noticia de que toda la flota imperial se ha reunido en Barcelona para llevar al príncipe Felipe hasta Flandes, Dragut ataca las costas napolitanas, cautivando a muchos lugareños. En Castellamar captura una galera de Malta que transportaba el donativo anual. Desde allí se refugia en Túnez, donde Hamida había derrocado a su padre Muley Hacén.

1549

El 10 de mayo de 1549 sale Andrea Doria en persecución de Dragut, embarcando algunas compañías del tercio de Nápoles, entre ellas las del capitán Alonso de Pimentel. En Sicilia se reúne con las de Berenguer Dolfos y juntos navegan hasta la Goleta y Monastir, pero no consiguen encontrar al corsario, por lo que cada flota regresa a su base.

1550

Viendo Dragut que necesita un refugio donde hacerse fuerte, decide apoderarse de la plaza de África, actual Mahdía, con la colaboración de Brambarac. En febrero de 1550 reúne una flota de 36 naves y parte desde los Gelves. Hace escala en Monastir, amenazando a sus ciudadanos con saquear la villa si no se la entregan. Estos acceden y Dragut deja una pequeña guarnición en el castillo. A continuación repite esta operación en Susa, pero sus negociaciones fracasan ante Mahdía por la oposición de la elite local por lo que tiene que tomarla por la fuerza.

Al conocer la noticia, Hamida escribe a Luis Pérez de Vargas, gobernador de la Goleta, en demanda de ayuda, a lo que le contesta este que entregue primero todos sus cautivos cristianos. No obstante, se arma una nueva flota con las galeras de Génova, Roma, Nápoles y Sicilia. Cuando llegan a África, ordenan a los capitanes Bernardino de Córdoba (tercio de Nápoles) y a Amador de Doña María (tercio de Malaspina) que se disfracen para reconocer la fortaleza ayudados por algunos árabes afines.

El 8 de junio (víspera de Pentecostés) amarra la flota frente a las playas de Mahdía. Doria reúne en su galera a García de Toledo, Hernando de Vega, Álvaro de Vega, el prior de Malta en Lombardía, Filipín Doria, y otros caballeros. Don García era partidario de atacar directamente, antes de que los otomanes acabasen la nueva fortaleza. El resto era partidario de regresar a por más refuerzos y bastimentos. Al final, deciden tomar Monastir, donde matan a toda la guarnición otomana a costa de 80 bajas. Al día siguiente, se incendia la plaza y se navega hasta la Goleta, arribando el día de la Trinidad.

Allí se reúne un nuevo consejo de guerra, en el que Vargas secunda la opinión de que la flota carece de los aparejos necesarios para una empresa tan compleja. Se decide que Vargas negocie con el señor de Quernan que aporte 800 jinetes moros para prestar seguridad al ejército cristiano una vez desembarcado. Tanto los hermanos Vega como Toledo reclaman refuerzos a sus respectivos padres. Juan Vega decide participar personalmente como capitán general, dejando a su hijo mayor Hernando como presidente de Sicilia. Le acompañan Muley Hacén y su hijo Hamet, que se habían refugiado en la isla. Lleva 4 compañías de infantería de las que se desconoce fecha de organización[12]:

  • Álvaro de Vega, su hijo menor y maestre de campo.
  • Pedro de Acuña;
  • Fernando de Silva;
  • Bernal Soler.

Pedro Álvarez de Toledo proporciona a su hijo varias piezas de artillería, munición suficiente y el tercio del reino:

  • Hernando de Toledo (+), como maestre de campo;
  • Juan de Mendoza;
  • Bernardino de Córdoba;
  • Alonso Pimentel;
  • Melchor de Zumárraga (+);
  • Pedro de Valcázar (+);
  • Briceño.[13]

Toman parte también en la empresa 4 compañías del tercio de Lombardía que guarnecían el marquesado de Malaspina:

  • Hernán Lobo (+)[14]
  • Diego Hernández Moreruela (+);
  • Rodrigo Pagán;
  • Francisco Amador de Doña María.

Entretanto, Doria se había quedado patrullando las costas de Mahdía y recala en la Mahometa, exigiendo a sus habitantes que se sometan a la autoridad del rey Muley Hacén, aliado del imperio que él representaba. Por su parte, Hesarrayz, alcaide de Mahdía, hace acopios de ganado, víveres y munición para resistir el asedio que consideraba inminente. Tuvo la suerte de que llegan a la plaza varias naves mercantes alejandrinas transportando 400 soldados como escolta, a quienes Hesarrayz contrata para reforzar sus 200 turcos y 1.100 moros.

La flota se reúne en Trápani, adonde llega también algunas naves del duque de Florencia. Desde allí navegan hasta la Fabiana en la víspera de San Juan. Desde allí envían una galera con la compañía de Bernardino de Córdoba y una escuadra del capitán Escobar a la Goleta para prevenir a Vargas. Este se embarca con el capitán Portillo, el xerife y algunos moros. Por el camino tropieza con una galera corsaria a la que pesigue hasta la Mahometa. Al no conseguir darle alcance antes del anochecer, decide poner rumbo a Mahdía.

La flota echa el ancla a cuatro millas de la plaza para evitar que sus cañones puedan hostigarla. El virrey reúne al consejo de guerra: los maestres de campo, García de Toledo, y los delegados de Roma, Malta y Florencia. Vega consiente en entregar el mando de las fuerzas terrestres a Toledo. El 28 de junio, víspera de san Pedro y san Pablo, desembarca la infantería a una milla de la plaza, adonde se dirigen cubiertos por la artillería de las galeras. Se organizan dos escuadrones: uno con las banderas de Nápoles y otro con las de Sicilia y Malaspina (Lombardía). Cada una destaca una manga de arcabuceros para la vanguardia: Pimentel y Moreruela.

La caballería musulmana sale de la plaza protegida por sus escopeteros, pero son interceptados por los arcabuceros españoles. Cuando intentan replegarse a la ciudad, les cierra el paso el sargento de Moreruela con otros 50 arcabuceros. Hesarrayz ordena disparar a la artillería y, en previsión de que pudieran entrar los españoles mezclados con los moros, ordena cerrar las puertas de la ciudad dejando fuera a sus hombres, que huyen hacia Monastir sin saber que había sido destruida.

García de Toledo distribuye el cerco de la siguiente forma: el tercio de Nápoles en vanguardia y el de Vega en retaguardia, quedando sus propias compañías y las de Malta a levante y las de Malaspina a poniente. El virrey ordena que se saquen dos compañías de cada núcleo y, junto a los forzados de las galeras, caven trincheras. El capitán Soler se hace cargo de la artillería desembarcada. Ese mismo día de san Pedro llega Vargas con sus hombres. Por la noche, matan a Valcázar cuando andaba reconociendo los muros de la fortaleza.

El 1 de julio comienza la batería. Una noche Hesarrayz ordena una salida, pero es frustrada por los capitanes Córdoba y Mendoza que estaban de guardia, si bien consiguen matar a algunos centinelas. Un reconocimiento efectuado por el capitán Portillo de la Goleta informa de que el revellín había cedido en un punto y que se podía dar por allí el asalto. Se programa para el día 8 pero ese día la mala mar impide a las galeras apoyar por el fuego, por lo que se pospone hasta que el tiempo mejore.

Entretanto, varios cristianos renegados que formaban parte de la guarnición de Mahdía se pasan al bando imperial y dan cuenta del peligro de atacar por el revellín, ya que al otro lado habían levantado una segunda fortificación y los asaltantes quedarían atascados. Se acuerda que el tercio de Sicilia simule un asalto durante el cual el alférez Pantoja y sus hombres llevarían al revellín unos barriles de pólvora para destruir la obra enemiga y que mientras el tercio de Nápoles intente plantar las escalas por el lado opuesto de la fortaleza para dividir la atención de los defensores. Sin embargo, Pantoja y sus hombres encuentran un foso insalvable y son muertos desde las murallas. Les cortaron las cabezas que ensartaron en unas picas en las almenas y arrojaron al foso sus cuerpos.

Comprendiendo que carecían de fuerzas suficientes para tomar la ciudad, Vega y Toledo escriben a su hijo y a su padre, respectivamente, para que les envíen tropas, artillería y municiones. Por su parte, el capitán Cigala regresa a la Goleta a recoger varias piezas de artillería. Antonio Doria recoge en Palermo una compañía de infantería y Filipín otra en Nápoles, la del capitán Orihuela que estaba de guarnición en el castillo. Como estos refuerzos eran insuficientes, Vega escribe al emperador para que le envíe el resto de la infantería de Lombardía y más artillería y municiones. El emperador recibe la carta en Augsburgo y ordena a Hernando Gonzaga y al duque de Florencia que colaboren. Simultáneamente, muere Muley Hacén.

Cuando regresaba de saquear las costas valencianas con ayuda de algunos moriscos, Dragut recibe las noticias de Mahdía mediante una fusta enviada por su mujer desde los Gelves, adonde habían conseguido llegar algunos jinetes que habían escapado el primer día. Dragut recorre la costa de Berbería recogiendo voluntarios. Hamida se ofrece a ir él mismo a África con 4.500 hombres, y pactan encontrarse en un olivar situado en las afueras de la ciudad el 25 de julio.

Ese día tocaba a la compañía de Alonso Pimentel escoltar a los gastadores y taberneros que iban al olivar a por fajina y leña para la comida. Antes de salir, el virrey le advierte de que los espías han visto por allí movimientos sospechosos. Así pues, se decide que se forme un escuadrón entre su compañía y las de Álvaro de Vega y Hernán Lobo. Les acompañan algunos caballeros de Malta y jinetes moros leales al rey difunto. El propio virrey decidió encabezar la descubierta, sirviéndole de ayudante Vargas.

Cuando llegan al olivar, Dragut toca arma y sus hombres rodean a los cristianos. Apercibidos el campamento y la flota, comienzan a protegerles con la artillería. Cuando Vargas intenta socorrer a un grupo de arcabuceros que se había quedado aislado, recibe un balazo por los riñones, cayéndose entre los dos campos. Comprendiendo Dragut que se trataba de un personaje principal, envía a sus hombres a apoderarse del cadáver, pero los españoles contraatacan y lo impiden.

Al ver comprometida la situación, García de Toledo sale en su defensa con las compañías de Mendoza, Córdoba y Zumárraga. Esto lo aprovecha Hesarrayz para salir de la plaza, socorrer a Dragut e intentar clavar la artillería cristiana. Se traba así un combate generalizado que se salda con la retirada de Dragut, 100 bajas musulmansa y 80 cristianas.

Entretanto, Marco Centurión había hecho su embajada a Florencia, Génova y Luca en busca de municiones y a solicitar a Gonzaga otras 4 banderas, pero solo envió las 3 que estaban en Piacenza:

  • Solís;
  • Antonio Moreno;
  • Jerónimo Manrique.

El 6 de septiembre regresa Centurión con los refuerzos y bastimentos. Llega también al campo Andronico de Spinola, un ingeniero siciliano con órdenes de construir una trinchera hasta el muro de la ciudad. Sin embargo, encontraron tanta agua al comenzar a cavar que hubo de abandonarse la empresa. No obstante, Andronico descubre que la parte de la muralla que daba al mar era menos sólida y carecía de revellines, por lo que aconseja al virrey trasladar allí la batería el 27 de agosto. Al haberse aumentado el número de piezas hasta 22 y ser la nueva pólvora más fina que la que se fabricaba en el campamento, en poco tiempo se consiguió derribar el muro. Los moros intentaron repararlo durante la noche, pero cayó otro lienzo y mató a 30 de ellos, lo que espantó al resto.

Para acelerar el proceso, Doria ordena desarbolar dos galeras y amarrarlas entre sí, emplazando en su cubierta otras 9 piezas. Se da una nueva batería durante dos días, con tal cadencia que revientan dos cañones.

El 10 de septiembre se da la orden de asalto por tres puntos diferentes de la muralla. Para evitar disputas de prelación entre los tres tercios, se ordena que organicen tres escuadrones cada uno de ellos con 5 compañías de diferente procedencia:

  • Hernando de Toledo (Nápoles): por la batería nueva.
    • Pimentel (Nápoles);
    • Córdoba (Nápoles);
    • Moreruela (Lombardía)[15];
    • Manrique (Lombardía)[16].
  • Hernán Lobo (Lombardía): por la batería de mar.
    • Solís (Lombardía);
    • Moreno (Lombardía).
    • Mendoza (Nápoles);
    • Zumárraga (Nápoles);
  • Álvaro de Vega (Sicilia): por la batería vieja.
    • Orihuela (Nápoles);
    • Briceño (Nápoles);
    • Amador (Lombardía);
    • Pagán (Lombardía).
  • Reserva:
    • Hernando de Silva (Sicilia);
    • Pedro de Acuña (Sicilia);
    • Soler (Sicilia) [17].
    • Bisoños (Sicilia)[18].

Los caballeros de Malta se reparten entre los tres frentes. A la hora convenida, se inicia el asalto. Poco después cae mortalmente herido Hernán Lobo. Hernando gana la batería nueva a costa de 300 soldados, estorbados unos a otros por tener que pasar encima de un estrecho tablón que los moros no acertaron a retirar. El primero en plantar su bandera en esa parte de la muralla es Monroy, caballero de Malta, seguido del alférez de Nápoles. Desde allí, Hernando y sus hombres entran en la ciudad, donde tropiezan con 300 escopeteros que guardaban esa parte. Sus hombres se guarnecen tras los muros, pero él avanza desconfiado y recibe varias heridas. Los moros se lanzan a rematarlo, pero salen en su defensa dos de sus hombres. Cuando también son heridos y están a punto de capturarlos a los tres, entran en tromba otros 60 españoles guiados por el alférez Jacques, de Pimentel, que también es abatido. Al final, resultó un sacrificio vano, porque Hernando de Toledo murió de sus heridas.

En la batería vieja, al ser la mejor defendida, se organiza una matanza aún mayor, muriendo allí los alféreces de Moreruela y Amador. Ante la imposibilidad de tomarla, la tropa se dispersa hacia las otras dos baterías. En la de mar, matan al alférez Sedeño, de Vega, cuya bandera había sido la primera en entrar en la ciudad. También cae Zumárraga, de un escopetazo en la cabeza.

En este momento, el virrey envía a los arcabuceros de reserva, dejando en el campo solo a los piqueros. Con su ayuda, se acaba de tomar la plaza, pues los defensores supervivientes comenzaban ya a huir. Monroy y otros 4 caballeros de la Religión cayeron muertos sin herida alguna, de puro calor y agotamiento. A otro de ellos, Lope de Ulloa, le hicieron 16 heridas, de las que murió tras haber matado a muchos turcos. Hesarrayz fue capturado y posteriormente liberado por 300 ducados y un hijo de Cigala cautivo de Dragut.

La empresa se saldó con 500 bajas cristianas, incluyendo un maestre de campo y varios capitanes, además de un millar de heridos. Murieron 150 turcos, 600 moros y 200 alejandrinos. Los muertos y cautivos civiles ascendieron a 7.000, incluyendo muchas mujeres y niños. Juan de Vega deja en la plaza a su hijo Álvaro con 1.000 españoles y parte con la flota hacia los Gelves en busca de Dragut.

1551

Dragut llega en su huida a los Gelves, pero su suegro lo expulsa para evitar que también sea tomada por los españoles. El sultán se enfada mucho con él al enterarse de que había usurpado Mahdía, pero en abril de 1551 le perdona, le nombra sanjaco y le da una nueva flota de 20 bajeles. Dragut se dirige a Sicilia, para vengarse de Juan de Vega. Solimán escribe a Carlos dando por rota la tregua, pero este le contesta que en ella no estaban incluidos los corsarios.

Dragut hostiga Mahdía, donde Juan de Vega envía a Andrea Doria con 27 naves cargadas de suministros y otros 400 hombres como refuerzo. Desde allí parte en busca de Dragut, a quien cerca en Cantara. Este ordena a sus hombres que caven un canal en la arena hasta llegar al mar, consiguiendo así que sus naves escapen durante la noche y se dirijan hacia Constantinopla a por refuerzos.

Temeroso de que el sultán considere rota la tregua, el emperador envía 200 españoles a la Goleta y 1.800 a Sicilia con Juan Pinelo y 40 cañones. Por su parte, Pedro de Toledo refuerza las fortalezas de la costa napolitana con el capitán Juan de Vergara, 6.000 soldados italianos y 1.500 caballos. El gran maestre de Malta, Juan Omedes, arma a 3.000 isleños, que pone al mando del prior de Nápoles Jorge Adorno. A Trípoli envía otros 300, que refuerzan a los 600 caballeros y 1.000 moros que la custodian, al mando del francés Chambarin. También se aperciben Cerdeña, Mallorca y otras islas.

Vega intenta reforzar Mahdía con 1.000 italianos que había hecho Diego Hurtado de Mendoza en Roma y Pedro de Toledo en Nápoles, además de la capitanía de Atienza y 8 piezas de artillería. Todo ello se embarca en las galeras de Doria y Requesens a principios de julio, pero 8 galeras naufragan en Lampedusa, ahogándose 1.500 soldados. Las 7 galeras restantes proveen la plaza, a la que llega Sancho de Leyva procedente de Fuenterrabía.

Solimán nombra almirante de su armada a su pariente Sinam aunque, por ser mozo, le asigna como consejeros a Salac y Dragut. Juntan una flota de 1 galeón, 90 galeras y 50 fustas y galeotas, en la que embarcan 3.500 jenízaros y 6.500 infantes. En Calabria envía algunos hombres a contactar con Alonso Pimentel, capitán de caballos ligeros, a fin de despachar con él algunos asuntos que atañían al emperador. Aquel envía a Aníbal de Genaro, que estaba en Rijoles con 600 hombres y al capitán Jerónimo de Santa Cruz. Sinam les advierte que viene a recuperar Mahdía, para que avisasen a Vega.

Este le contesta por medio de Pedro Sánchez, que había estado preso en Constantinopla, diciéndole que no puede entregarla sin mandato del emperador. Sinam rompe oficialmente la tregua y desembarca 1.500 hombres en Augusta, cuyo castillo toman. Acude allí Hernando de Vega con 250 caballos y consigue matar un centenar de otomanos y poner en fuga al resto.

El 18 de julio llega la flota a Malta, donde desembarcan 1.500 jenízaros que asaltan algunas aldeas. Les sale al encuentro Bernardo Guimaran con 200 arcabuceros. Sinam reconoce el castillo de san Telmo pero, al verlo tan fuerte, riñe a Dragut diciéndole que había engañado al sultán. Desembarcan otros 5.000 turcos, que se dedican a saquear e incendiar las poblaciones circundantes. Visto el escaso resultado práctico, Sinam reembarca a la tropa y asalta la vecina isla de Gozo, donde mata a la guarnición y esclaviza a 6.000 civiles.

Desde allí pasa a Trípoli, donde tiene que plantar batería y trinchera ante la resistencia de sus defensores. Al final la toma el 14 de agosto gracias a la traición de un caballero francés llamado Caballon. Aunque el maestre Chamberin había pactado la retirada con armas y enseres, Sinam se los arrebata y los esclaviza por haberse rendido después de haberse plantado la batería. Todos los caballeros son transportados a Malta, donde se paga su rescate pero, al conocer los detalles de la derrota, el gran maestre los envía a prisión. Satisfecho con esta importante presa, Sinam regresa a Constantinopla.

1552

El rey Enrique consigue que Solimán arme 103 galeras al mando de Sinam para atacar Nápoles, con el apoyo del príncipe de Salerno. La flota llega a la isla de Ischia, donde debía embarcar las fuerzas francesas del prior de Capua, pero estas son destinadas a Siena. Sinam no se atreve a desembarcar todos sus hombres porque la costa napolitana está bien protegida por caballería y presidios, y se limita a enviar 18 galeras que son derrotadas por Berenguer de Requeséns.

Cuando asalta Ostia recibe el aviso de que Doria ha salido de Génova con 39 galeras para recoger en la Spezia 2.000 tudescos y llevarlos a Nápoles. Sinam busca refugio en Ponza, desde donde ataca la retaguardia del convoy cuando pasan a su altura, capturando 6 galeras imperiales. Con este botín regresa a Constantinopla, quejándose al sultán de que los franceses han vuelto a incumplir su palabra.

1553

Viendo lo costosa que resulta la guarnición de Mahdía y el poco fruto que de ella se obtiene, el emperador envía a Hernando de Acuña para que la asole. El tercio de Álvaro de Vega es replegado a Sicilia.

1555

Siendo capitán general de Bujía Alonso de Peralta, el gobernador Sahl de Argel va sobre ella con una armada de 22 bajeles por mar y un campo de 40.000 hombres por tierra. Tras ocupar el castillo imperial que los cristianos habían desamparado, cerca el castillo del mar durante cinco días y lo toma al asalto, matando a sus 40 defensores españoles.

Después se dirige al castillo grande, que bate durante 22 días. Apiadándose de las mujeres y niños residentes y confiando en la palabra de Sahl, Peralta lo rinde el 27 de septiembre. Pero el argelino incumple lo prometido y los esclaviza a todos excepto a Peralta y 20 soldados. Cuando regresan a España y narran el suceso, el emperador los condena a muerte.

Referencias

Notas

  1. Sandoval los llama tercios (II, 230 y 265) pero Cerezeda, mucho más práctico en cosas de la guerra, los denomina escuadrones (Cerezeda II, 21 y 36).
  2. Acusado de malversación en la venta de coral se suicidaría años después, siendo su nombre rehabilitado por sus descendientes.
  3. Ajusticiado en 1538 tras un motín y sustituido por Pedro Godínez de Acevedo.
  4. En octubre de 1535 es repatriado a España por haber escamoteado dinero a su tropa, y es sustituido por Pedro Hernández de Carvajal.
  5. Hijo y hermano de sendos marqueses de Mondéjar, en 1538 pasó a la Armada y fue sustituido por Francisco de Tovar.
  6. Abandonada la plaza de Bona en 1541, es nombrado maestre de campo de un nuevo tercio que sale hacia Italia.
  7. en 1538 pasa al Tercio de Sarmiento, siendo sustituido por Martín de Córdoba.
  8. AGS, GA 13,91: Carta al emperador del alcaide de la Goleta, Francisco Tovar, fechada el 30 de abril de 1538, en la que narra la muerte de aquel cuando intentaba tomar Susa. No obstante, Cerezeda lo menciona varias veces durante la empresa de Castilnovo en la que él mismo participó, por lo que debió coincidir con Castilla.
  9. Cerezeda, por error, cita a Diego Castilla que había muerto en abril durante el ataque a Susa.
  10. Según Cerezeda, aquí muere de Castilla. Por su parte, Sandoval sitúa esta acción con posterioridad a la de Argel.
  11. Mencionado por Cerezeda como Ribas.
  12. La relación de compañías está tomada de Gómara, ya que Salazar y Sandoval no aportan la relación completa y mezclan las compañías entre los diversos tercios.
  13. Sandoval cita también a un segundo maestre de campo Aguilera.
  14. Citado por Salazar como maestre de campo.
  15. Durante la acción, Sandoval lo sitúa en la batería vieja, probablemente por confusión con Orihuela.
  16. Omitido por Sandoval, que cita en su lugar a los caballeros de Malta.
  17. Omitido por Sandoval, seguiría con la artillería.
  18. Omitido también por Sandoval.

Bibliografía

  • García Cerezeda, Martín. Tratado de las campañas y otros acontecimientos de los ejércitos del emperador Carlos V (1521-1545). Sociedad de Bibliófilos Españoles. 1546/1873
  • Sandoval, Prudencio. Historia de la vida y hechos del emperador Carlos V. Bartolomé París. 1512/1634.