Diferencia entre revisiones de «Anatomía del caballo»

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El Equus ferus caballus es un mamífero del orden de los Perisodáctilos de la familia de los équidos, solípedo, de cuello y cola poblados de cerdas largas y abundantes, que se domestica fácilmente. Su domesticación por parte del hombre se remonta al año 3600 AC en la región de Kazajistán.

Etimología

Etimológicamente, su nombre tiene varias acepciones:

  • Caballo: la forma masculina genérica proviene de caballus término celta que significa "caballo castrado", lo que demuestra que en el Medievo predominaba su función agrícola sobre la militar.
  • Yegua: la forma femenina, curiosamente proviene del caballo de guerra, el equus, quizás por preferirse aquella para el combate al ser más dócil que el semental. En portugués se transformó en égua.
  • Équido: derivado también de equus, identifica a toda la familia, en la que se incluyen otros solípedos como el asno y la cebra.
  • Potro: designa al caballo joven, desde que nace hasta que muda los dientes de leche, esto es hacia los cuatro años y medio. El término proviene del latín pollus (pollo) que derivó en pulliter (potrillo).
  • Corcel: caballo de gran alzada que se empleaba en los torneos y batallas. El término proviene del francés antiguo corsier (reforzar, dar consistencia).
  • Palafrén: caballo manso, que solían montar las damas y los criados. Viene de paraveredi.
  • Semental (o garañón): caballo dedicado a la reproducción. Su nombre viene de semen (simiente o semilla), mientras que tanto en italiano como en las lenguas germánicas proviene de stabulum (establo): stalla, stallion, stellen.
  • Capón: del latín capo, es un caballo castrado para facilitar su doma.
  • Rocín: caballo de poco valor. Viene del tardo latino runcinus, el caballo que no es "de primera", normalmente destinado a los servidores.
  • Jamelgo: caballo flaco y desgarbado por hambriento. Del latín famelicum.
  • Penco: caballo endeble y lleno de mataduras. De origen desconocido, pudiera estar relacionado con la penca o maslo.
Caballo negro playa.jpg


Estructura ósea

El caballo tiene 205 huesos de los que 51 conforman su columna vertebral. A diferencia de los humanos, carece de clavículas, uniéndose los miembros anteriores a la columna mediante unos poderosos músculos y tendones. La rodilla del caballo está formada, en realidad, por los huesos del carpo, mientras que el corvejón equivale al tobillo humano. Los huesos inferiores de la pata se corresponden con los de las manos y pies humanos. Tanto el cúbito como la tibia se han unido al radio y el peroné, respectivamente, lo que impide que pueda girar lateralmente las manos y pies. Tampoco tiene músculos por debajo de las rodillas, solo piel, tendones, huesos y un tejido córneo especializado que forma los cascos. Estos eran en su origen las falanges distales de cuatro de los dedoss, pero se unieron y especializaron para permitir a sus antepasados galopar a gran velocidad y huir de sus depredadores. El corvejón es una zona de córnea blanda en la parte interna de las extremidades, a la altura de las rodillas que supuestamente corresponde a un vestigio del meñique.

Anatomía interna del caballo.png
Anatomía externa del caballo.png

La altura del caballo se mide, como en los demás cuadrúpedos, hasta la cruz: el punto donde se une el cuello con el lomo. Esto evita que el caballo pueda subir o bajar la cabeza durante la medición, alterando su alzada. En función de esta se distinguen tres grupos de caballos:

  • De tiro: por encima de 173 cm;
  • De silla: entre 148 y 173;
  • Poni: por debajo de 148 cm.
Comparativa alzada caballos.jpg

Los huesos de la cara tienen el doble de longitud que los del cráneo. La mandíbula es alargada y tiene 36 dientes: 12 incisivos adaptados para arrancar la hierba y 24 molares adaptados para masticarla. El espacio entre ambos está vacío y se aprovecha para colocar el bocado. El desgaste de los incisivos sirve para medir de forma aproximada la edad del caballo.

Aparato digestivo

El estómago es proporcionalmente menor que el de un humano, pero el intestino es mucho más largo lo que permite un flujo continuo de nutrientes. Un caballo de 450 kg consume diariamente entre 7 y 11 kg de comida, así como 38 a 45 litros de agua. Al contrario que los rumiantes, solo tienen una cavidad estomacal pero la compensan con un ciego muy desarrollado donde digieren la celulosa.

Piel

El color del pelaje se denomina capa, y puede estudiarse en el artículo capas del caballo. Además de los colores básicos del cuerpo y de las crines, el caballo presenta la siguiente serie de manchas:

  • En la cabeza:
    • Dependiendo del tamaño:
      • Lucero: mancha blanca en la frente, con forma de rombo, media luna, cruz, etc.
      • Barra o cordón: línea blanca de los ojos al hocico, más o menos ancha.
      • Corte: mancha blanca que afecta únicamente al hocico.
      • Careto: mancha blanca que se va ensanchando desde la frente hasta el hocico.
    • Dependiendo del contraste:
      • Cabeza de moro: la cabeza es de un tono más oscuro que el cuerpo.
      • Carablanca: la parte frontal de la cara es totalmente blanca, incluyendo la zona de los ojos.
  • En las extremidades
    • Dependiendo del tamaño:
      • Calzado alto: desde el casco hasta el codo o la rodilla.
      • Calzado medio: desde el casco hasta la mitad de la caña.
      • Calzado bajo: desde el casco hasta el menudillo.
      • Calcetín: fina línea junto al casco.
    • Dependiendo del número de extremidades afectadas:
      • Unialbo;
      • Bialbo;
      • Trialbo;
      • Cuatrialbo.
Marcas del caballo.jpg

Reproducción

El caballo tiene una vida media de 25 años en libertad y hasta 40 en cautividad. La yegua alcanza la madurez sexual a los cuatro años, edad a la que ya puede ser montada en ambos sentidos. La gestación dura once meses y da a luz una única cría, si bien en las de edad avanzada pueden producirse excepcionalmente partos múltiples. La domesticación ha provocado que algunos ejemplares tengan dificultades para el acoplamiento sexual, requiriendo los servicios de un auxiliar llamado mamporrero.

La combinación de los diversos genes ha producido varias razas de caballos, que pueden estudiarse en el artículo correspondiente.

Temperamento

Las distintas formas de desplazarse del caballo pueden estudiarse en el artículo aires del caballo

El caballo es un animal asustadizo por naturaleza, con un marcado instinto de supervivencia que le hizo desarrollar gran agilidad, velocidad y resistencia. Aunque la cría selectiva le convirtió en un animal dócil, algunos ejemplares conservan su instinto de autodefensa y son propensos a lanzar bocados y coces. Es un animal gregario que suele vivir en manadas cuando se encuentra en estado salvaje, siendo una yegua el ejemplar dominante. Se comunica mediante relinchos de variados tonos, además de otro lenguaje corporal como el movimiento de las orejas y el alzado de la cola.

El caballo puede dormir de pie, gracias a que puede bloquear la articulación de la babilla para que no sostenga su peso con los músculos. No obstante, para alcanzar un sueño profundo (REM), necesita tumbarse. Esto solo sucede, generalmente, cuando se encuentra en grupo, ya que su tendencia natural le impide descansar si no hay un ejemplar vigilando ante cualquier posible peligro. Diariamente suele dormir de pie entre cuatro y quince horas diarias, divididas en varios intervalos cortos de quince minutos. Cada dos o tres días necesita tumbarse un par de horas para conseguir un sueño profundo, de lo contrario algunos ejemplares se han caído involuntariamente mientras dormitaban de pie.

El caballo en la guerra

El ser humano no empleó al caballo en batalla, como mínimo, hasta el comienzo del segundo milenio, cuando las caravanas acadias alcanzaron las estepas e introdujeron allí la carreta, que fue transformada por las tribus indoeuropeas en bigas de guerra. Cualquier caballo puede arrastrar un peso superior al que puede llevar montado, pero dependiendo de la anatomía de la bestia (tiro o silla), de la estructura del vehículo (ruedas o trineo) y del terreno por el que ha de desplazarse (liso o montañoso). En términos prácticos, un caballo de tiro moderno que pese una tonelada puede llegar a arrastrar hasta ocho por una carretera asfaltada. De hecho, un caballo podía arrastrar más peso con su collar que un buey con su yugo.

El primer uso militar del caballo fue, precisamente, arrastrando una carreta mediante un yugo, lo que no resultaba muy apropiado. Durante la invasión de los hicsos a Egipto se desarrolló el arnés, que permitió al caballo moverse con mayor velocidad y arrastrar más peso. Pero no será hasta el siglo V cuando se desarrolle en China un arnés que permita explotar toda la potencia y resistencia del caballo. Este arnés no llegaría e Europa hasta el siglo IX.

La equitación debió desarrollarse en una fecha indeterminada entre el año 1274 AC y el 721 AC. En la primera fecha se produjo la batalla de Kadesh en la aún jugaron un papel primordial los carros, mientras que en la segunda se produjo la invasión cimeria de Urartu, con un ejército en el que predominaba la caballería ligera. Desde el principio, los jinetes aprendieron a proteger la columna vertebral del caballo, primero con una simple manta, a partir del siglo V AC con una almohadilla gruesa sujeta con una cincha y, desde el siglo II AC, mediante una montura de piel sobre un armazón de madera. Tras el cambio de era, los partos fueron los primeros en criar un caballo robusto capaz de soportar el peso del jinete y su armadura, naciendo así la caballería pesada que sería copiada inmediatamente por romanos (clibanarii) y bizantinos (kataphractoi).

Una forma primitiva de estribo se inventó en la India hacia 500 AC, pero hasta 400 DC no se introduciría en Europa por parte de los nómadas germanos, iranios y hunos. De hecho, su empleo permitió a los lanceros visigodos derrotar fácilmente a los equites romanos durante la batalla de Adrianópolis (376) gracias a que estos aún no empleaban el estribo y podían ser fácilmente descabalgados durante el choque.

Un caballo puede transportar aproximadamente el 25% de su peso corporal, lo que supone que un corcel de 500 kg podía ser montado por un hombre de 80 kg más otros 20 kg de armadura y armamento. El aumento del peso de ambos implicó que durante el Medievo cada caballero emplease dos caballos: un corcel sin castrar para la batalla (destrier) y un capón de dobladura para el transporte (rocín). La caballería ligera, en cambio, se servía de caballos más ágiles y rápidos, generalmente cruzados de árabe y europeo (courser).

El desarrollo de las armas de fuego a comienzos del siglo XVI obligó a la caballería a ceder por primera vez la hegemonía en el combate a la infantería. La caballería pesada desapareció y la ligera se especializó en misiones de hostigamiento y exploración. En el siglo XIX la caballería experimentó un nuevo apogeo tanto en Europa como, muy especialmente, en América para ir desapareciendo progresivamente tras la Primera Guerra Mundial. A partir de la Segunda Guerra Mundial las unidades de caballería comenzarían a sustituir sus fieles caballos por vehículos mecanizados y acorazados.