La caballería heládica

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Creta

Hacia 1700 AC su civilización se colapsó, por la combinación de fuertes terremotos y la invasión de los aqueos, que introdujeron el caballo en Creta. Pronto estos aqueos asentados en la isla adoptaron las costumbres comerciales de sus habitantes y dieron lugar a un segundo periodo de apogeo. Precisamente, la representación más antigua de un carro de guerra hallada en el mundo prehelénico se encuentra en Palaikastro y se trata de un modelo de cerámica datado en el Minoico Medio (1700 AC).

Una serie de tablillas halladas en el palacio de Cnossos y traducidas desde el lineal B, describe lo que parece la plantilla de una formación de caballería, apareciendo el nombre de cada auriga, la descripción de un "vehículo de caballos" (carro de guerra) completo, una coraza, un par de caballos y dos ruedas. El porqué aparecen estas desglosadas, se explica porque se desmontaban cuando no se utilizaba el carro para favorecer su conservación. Solían ser de madera de olmo o sauce, con ocho radios, llantas y guarniciones de bronce e iban acopladas a los extremos de un eje, sujeto a la parte central del suelo del carro, sobre el que giraban.

Micenas

En las estelas de piedra encontradas por Schlieman en Micenas pueden apreciarse escenas en las que intervienen guerreros aqueos manejando sus carros así como las armas que usaron: escudos redondos que pendían de una correa sujeta al hombro izquierdo, yelmos cónicos de piel, largas lanzas y espadas de dos filos. Las aficiones favoritas de los jóvenes micénicos eran precisamente la caza y las carreras de carros. En el megarón del palacio de Micenas puede contemplarse un fresco de grandes proporciones que representa un tiro de caballos a la espera de ser enganchado por su auriga. Por ellos sabemos que los ejemplares aqueos pertenecen a la familia aria eumétrica y no a la céltica elipométrica que se estaba extendiendo por Europa, lo que parece confirmar que los aqueos llegaron a Grecia procedentes de Anatolia y no de Ucrania.

Actualmente se discute si la famosa guerra de Troya narrada por Homero tuvo lugar antes, durante o después de la invasión de los Pueblos del Mar, cobrando cada día más fuerza la hipótesis de que fue el primer paso de la expansión de los ahiyawa (aqueos) por Asia Menor tras haber sido expulsados de sus tierras natales por los griegos modernos (dorios, jonios, eolios). De hecho, Bergen ha demostrado recientemente que la Troya inmortalizada en la Ilíada no correspondía al nivel descubierto por Schlieman en Hissarlik y datado por este en 1175 AC.

En cualquier caso, bien aprovechando la ausencia de los ejércitos aqueos durante la larga guerra de Troya o bien su debilitamiento posterior, dorios, jonios y eolios se repartieron Grecia, dando comienzo a la Edad Oscura. Se llamó así entre otras cosas porque con los invasores se perdió, incluso, el arte de la escritura que habían practicado minoicos y micénicos. Cuatro siglos después de la caída de Troya, Homero tuvo que recopilar los cantos tradicionales que cantaban las hazañas de los héroes aqueos para componer su Ilíada. Participaron en la empresa aquea los beocios, focenses, atenienses, micenios, cretenses, etolios, arcadios, lacedemonios, y eubeos. Apoyaban a los sitiados teucros sus aliados frigios, tesalianos, dánaos y tracios, todos ellos buenos criadores de caballos, además de los licios que, según el poema, prefirieron dejar sus espléndidos ejemplares en casa para que no sufrieran durante el asedio y por culpa de esta decisión se encontraban en franca desventaja[1].

Homero define a Héctor como "domador de caballos", lo que probablemente quiera indicar que era el general de la caballería troyana, a la par que un excelente jinete o auriga. Aunque muchos historiadores afirman que los aqueos empleaban el carro de guerra para desplazarse pero combatían a pie, la rapsodia II dice del ateniense Menesteo que sabía, como pocos, poner en orden de batalla tanto a los que combaten en carro como a los peones armados de escudos, y esto pese a que el Ática no era un territorio apropiado para el caballo. En la rapsodia VI se ensalza también la capacidad de Néstor como general de caballería y su táctica de cargar con sus carros para que los infantes entren por la brecha abierta, recomendando a los carristas combatir con la lanza, como arma más efectiva para el choque que la espada. De hecho, es en la Ilíada donde aparece por primera vez una mención a los obstáculos contra carro: un foso que los aqueos habrían levantado en la playa para impedir que los carros teucros alcanzaran su campamento, tan ancho que ni hombres ni caballos podían saltarlo, erizado de agudas estacas y con un alto muro que se eleva tras él....

Como la civilización micénica desapareció totalmente y sin dejar apenas rastros, no se pueden encontrar en sus versos detalles del empleo táctico de las unidades de carros. De hecho, aunque Homero describe insistentemente las armas micénicas de bronce, sus detalles se parecen más a las de hierro (que le eran contemporáneas) que a aquellas que debían haber utilizado los micénicos y teucros. En su afán de arcaizar el relato, el poeta elude deliberadamente mencionar a los jinetes, apareciendo como tales solo Diómedes y Odiseo en una única ocasión a lo largo de sus 24 cantos. No obstante, detalles como el relato de las carreras de carros celebradas por los aqueos con motivo de los funerales de Patroclo bastan para comprobar que en nada se diferenciaban de las de los mitanios, hititas y arios.

Referencias

Notas

  1. Homero. Ilíada, rapsodia V.

Bibliografía

  • Bengtson, Hermann. "Griegos y persas". Historia Universal, vol. 5. Siglo XXI. 1972.
  • Cassin, Elena:
    • "El fin del segundo milenio". Historia Universal, vol. 3. Siglo XXI. 1970.
    • "La primera mitad del primer milenio". Historia Universal, vol. 4. Siglo XXI. 1971.
  • Grimal, Pierre. "El helenismo y el auge de Roma". Historia Universal, vol. 7. Siglo XXI. 1973.
  • Lión Valderrábano, Raúl:
    • El caballo y su origen. Institución cultural de Cantabria. 1970.
    • La caballería en la historia militar. Academia de Caballería. 1979.


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