La caballería heládica

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Aqueos

No existe ningún testimonio arqueológico que permita sostener la domesticación del caballo en Europa antes de 2000 AC. La propuesta de Anthony de colocar en una fecha muy antigua esta práctica ha sido rechazada por Levine, Mallory y Adams. Antes de 3000 AC en Hungría (cultura de Baden) se conocía la carreta tirada por bueyes. Se han encontrado huesos de caballo durante el periodo Campaniforme (2500 AC), pero no está claro que estos animales fuesen ya montados por hombres en una fecha tan remota. El primer testimonio irrefutable de empleo militar del caballo en Europa para tirar del carro de guerra corresponde a los aqueos hacia 1600 AC.

En las estelas de piedra encontradas por Schlieman en Micenas pueden apreciarse escenas en las que intervienen guerreros aqueos manejando sus carros así como las armas que usaron:

  • Escudos redondos que pendían de una correa sujeta al hombro izquierdo;
  • Cascos cónicos de piel;
  • Lanzas largas;
  • Espadas cortas de dos filos.

Las aficiones favoritas de los jóvenes micénicos eran precisamente la caza y las carreras de carros. En el megarón del palacio de Micenas puede contemplarse un fresco de grandes proporciones que representa un tiro de caballos a la espera de ser enganchado por su auriga. De él se deduce que los ejemplares aqueos pertenecían a la familia aria eumétrica y no a la céltica elipométrica que se estaba extendiendo por Europa, lo que parece confirmar que los aqueos llegaron a Grecia procedentes de Anatolia y no de Ucrania.

Aunque abundan las representaciones de carros, no se conocen los detalles de su empleo táctico. Homero describió minuciosamente las armas micénicas de bronce, pero sus detalles se parecen más a las de hierro que le eran contemporáneas.

Bien aprovechando la ausencia de los ejércitos aqueos durante la larga guerra de Troya o bien su debilitamiento posterior, dorios, jonios y eolios se repartieron Grecia, dando comienzo a la Edad Oscura, llamada así porque con los invasores se perdió el arte de la escritura que habían practicado minoicos y micénicos.

Creta

Hacia 1700 AC la civilización minoica se colapsó, por la combinación de fuertes terremotos y la invasión de los aqueos, que introdujeron el caballo en Creta. Pronto los nuevos habitantes de la isla adoptaron las costumbres comerciales de sus antecesores y dieron lugar a un segundo periodo de esplendor.

Precisamente, la representación más antigua de un carro de guerra hallada en el mundo prehelénico se encuentra en Palaikastro y se trata de un modelo de cerámica datado en el Minoico medio (1700 AC).

Una serie de tablillas halladas en el palacio de Cnossos y traducidas desde el lineal B, describe lo que parece la plantilla de una formación de caballería. Aparece el nombre de cada auriga, la descripción de un "vehículo de caballos" (carro de guerra) completo, una coraza, un par de caballos y dos ruedas. El porqué aparecen estas desglosadas, se explica porque se desmontaban cuando no se utilizaba el carro para favorecer su conservación. Solían ser de madera de olmo o sauce, con ocho radios, llantas y guarniciones de bronce e iban acopladas a los extremos de un eje, sujeto a la parte central del suelo del carro, sobre el que giraban.

Los pueblos del mar

Hacia el año 1200 AC se produjo la invasión de unas tribus que los egipcios denominaron "pueblos del mar"; un movimiento convulso que acabó con el equilibrio y la paz conseguida tras la batalla de Kadesh. El impacto de estas invasiones fue tal que aún hoy día se conocen los territorios que ocuparon con el nombre de los invasores:

  • Shelkelesh (sículos) en Sicilia.
  • Sherden (sardos) en Cerdeña.
  • Teresh (tirrenos para los griegos y etruscos para los romanos) en Toscana.
  • Peleset (filisteos) en Palestina.
  • Lukka (lidios) en Lidia.

En el quinto año del reinado de Merneptah tuvo lugar un primer intento de invasión del delta del Nilo por parte del rey libio Meriai, que contaba con el refuerzo de tirrenos, licios, sardos, sículos y cretenses. Por las crónicas grabadas en el templo de Medinet-Habú sabemos que Ramsés III tuvo que hacerles frente tres veces en cinco años, movilizando a sus reservas, reforzando las fronteras y fondeando buques de guerra en las desembocaduras de los diversos brazos del Nilo. Finalmente consiguió la victoria gracias a una exitosa maniobra retrógrada, aunque a costa de perder todas sus posesiones asiáticas. En adelante, sus sucesores debieron reorientar su política exterior hacia las tierras meridionales de Sudán y Etiopía. No obstante, hubieron de hacer frente posteriormente a otros ataques desde Canaán, en este caso filisteos que viajaban en carretas tiradas por bueyes junto a su familia. Tras ser rechazados regresaron a Canaán, asentándose en la actual Palestina.

Los sucesivos faraones incorporaron guerreros de los pueblos del mar como escolta personal. Su procedencia, mayoritariamente egea, pude comprobarse en los relieves, donde aparecen representados con escudos redondos, cascos con carrilleras y armaduras formadas de tiras de cuero imitando el caparazón de una langosta.

Los desembarcos casi simultáneos en el delta del Nilo y en Troya pueden considerarse las dos primeras operaciones anfibias de la historia. De hecho, algunos historiadores sostienen que tanto los aqueos como los dánaos mencionados por Homero en la Ilíada formaban parte de los pueblos del mar: serían los ekwesh y denyen de las crónicas egipcias; o los ahhiyawa y danuna de las hititas. Ya fuese esta la causa o la consecuencia, el desgaste que sufrieron durante la larga campaña anatólica facilitó la invasión de Grecia por parte de los dorios, jonios y eolios, dando así comienzo a la Edad Oscura.

Troya

Actualmente se discute si la famosa guerra de Troya narrada por Homero tuvo lugar antes, durante o después de la invasión de los pueblos del mar, cobrando cada día más fuerza la hipótesis de que fue el primer paso de la expansión de los ahiyawa por Asia Menor tras haber sido expulsados de sus tierras natales por los griegos modernos. De hecho, Bergen ha demostrado recientemente que la Troya inmortalizada en la Ilíada no correspondía al nivel descubierto por Schlieman en Hissarlik, y que fue datado por este en 1175 AC.

Cuatro siglos después de la caída de Troya, Homero tuvo que recopilar los cantos tradicionales que cantaban las hazañas de los héroes aqueos para componer su Ilíada. Según el bardo, participaron en la empresa aquea los beocios, focenses, atenienses, micenios, cretenses, etolios, arcadios, lacedemonios, y eubeos. Apoyaron a los sitiados teucros sus aliados frigios, tesalianos, dánaos y tracios, todos ellos buenos criadores de caballos. En cambio, los licios prefirieron dejar sus espléndidos ejemplares en casa para que no sufrieran durante el asedio y por eso se encontraban en franca desventaja[1].

Homero define a Héctor como "domador de caballos", lo que probablemente quiera indicar que era el general de la caballería troyana, a la par que un excelente auriga. Aunque muchos historiadores afirman que los aqueos empleaban el carro de guerra para desplazarse pero combatían a pie, la rapsodia II dice del ateniense Menesteo que sabía, como pocos, poner en orden de batalla tanto a los que combaten en carro como a los peones armados de escudos, y esto pese a que el Ática no era un territorio apropiado para el caballo. En la rapsodia VI se ensalza también la capacidad de Néstor como general de caballería y su táctica de cargar con sus carros para que los infantes entren por la brecha abierta. Recomendaba a los carristas combatir con la lanza, como arma más efectiva para el choque que la espada. Es en la Ilíada donde aparece por primera vez una mención a los obstáculos contra carro: un foso que los aqueos habrían levantado en la playa para impedir que los carros teucros alcanzaran su campamento, tan ancho que ni hombres ni caballos podían saltarlo, erizado de agudas estacas y con un alto muro que se eleva tras él....

En su afán de arcaizar el relato, el poeta eludió deliberadamente mencionar a los jinetes, apareciendo como tales solo Diómedes y Odiseo en una única ocasión a lo largo de sus 24 cantos. No obstante, detalles como el relato de las carreras de carros celebradas por los aqueos con motivo de los funerales de Patroclo bastan para comprobar que en nada se diferenciaban de las de los mitanios, hititas y arios.

Referencias

Notas

  1. Homero. Ilíada, rapsodia V.

Bibliografía

  • Bengtson, Hermann. "Griegos y persas". Historia Universal, vol. 5. Siglo XXI. 1972.
  • Cassin, Elena:
    • "El fin del segundo milenio". Historia Universal, vol. 3. Siglo XXI. 1970.
    • "La primera mitad del primer milenio". Historia Universal, vol. 4. Siglo XXI. 1971.
  • Grimal, Pierre. "El helenismo y el auge de Roma". Historia Universal, vol. 7. Siglo XXI. 1973.
  • Lión Valderrábano, Raúl:
    • El caballo y su origen. Institución cultural de Cantabria. 1970.
    • La caballería en la historia militar. Academia de Caballería. 1979.

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