La caballería en China

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La dinastía Shang

Enterramiento de la dinastía Shang

Hacia el año 1800 AC los carros tocarios fueron adoptados por sus vecinos del Este: las tribus mongolas que habitaban en la cuenca media del Huang-Ho. A lo largo de un milenio saldrían de sus tierras sucesivas oleadas de ugros, fineses, magiares, turcos, hunos, tártaros, kazacos, kirguises, calmucos y tunguses, que se extenderían por toda Siberia, el norte de Rusia y el Turquestán, hasta acabar conquistando China.

Como en Oriente se desconocía la escritura, desconocemos cómo estaban formados sus ejércitos con anterioridad a la aparición de la caballería, especialmente en China, donde ni siquiera se conocía la rueda. Hasta hace unos años no se admitía la existencia de una auténtica historia china para fechas anteriores a la dinastía Zhou (1100 AC), sin embargo, los recientes descubrimientos de gran cantidad de huesos y carey escritos, han servido para comprobar que los Schang les legaron sus propias crónicas y que estas coinciden con los hechos y monarcas que los eruditos de la dinastía Han recopilaron un milenio después.

La historia de China comienza, por tanto, con la instauración de la dinastía Shang hacia 1766 AC. Este pueblo, también estepario como el ario aunque de raza mongola, introdujo la escritura, la metalurgia del bronce y la domesticación del caballo, hasta entonces desconocido. En las excavaciones realizadas en Siao-Touen, cerca de Ngan-yan que fue capital de los Shang, han aparecido los restos de caballos más antiguos de China. Fueron sacrificados para acompañar a sus amos en su último viaje. El guerrero Shang vestía casco y peto de cuero con listones de madera y hueso. Combatía desde su carro de guerra armado de venablos de bronce y hachas, aunque empezaba a utilizarse la alabarda para el cuerpo a cuerpo. Para el combate a distancia empleaba un arco de doble curvatura y flechas de punta de bronce y cola de plumas. También se conocía el arco pedrero, doble para dejar que la carga pasara entre ambas ramas.

Sus carros eran más grandes que los arios, con una caja de mimbre rectangular que reposaba sobre un eje unido directamente a la lanza. Como en Occidente, el yugo se apoyaba directamente sobre el cuello de los caballos y la tracción se efectuaba por medio de un collarín. Las ruedas eran bastante más altas que las occidentales, pues alcanzaban el metro y medio de diámetro, siendo de madera ensamblada en forma precaria y con finos y numerosos radios. Pese a la endémica falta de caballos, por la falta de pastos y los problemas de reproducción, cada carro de guerra llevaba cuatro ejemplares, estando los dos exteriores unidos al resto mediante madrinas. Por tanto, y al igual que en Mesopotamia, tampoco eran tractores. Debido a su escasez, solo los nobles combatían desde su carro de guerra, mientras el pueblo llano lo hacía a pie.

Amenazada constantemente sus fronteras por las tribus nómadas de las estepas, especialmente por los yue-tché (tocarios), la capital sufrió varios traslados, hasta que en 1400 AC se estableció en Anyang, en el tramo final del Huang-Ho. Los soberanos Schang favorecieron la cría caballar pese a su elevado coste, para mantener la integridad territorial durante los 600 años que estuvieron en el poder. Aunque la mayor parte de las campañas del ejército chino durante este periodo iban enfocadas a adquirir caballos y forrajes, ante la escasez de pastos hubo de recurrirse a alimentar a las bestias con mijo de sorgo y arroz mezclado con habichuelas.

El último monarca de la dinastía introdujo en su ejército los primeros elefantes durante su lucha contra los bárbaros de Shantung hacia el año 1000 AC. Cada animal trasladaba a varios arqueros, que combatían sin apearse gracias a la mayor domesticabilidad del paquidermo asiático. Como el africano es más reacio, Aníbal solo pudo usarlos a modo de apisonadoras. En ambos casos otorgaron a las formaciones de caballería un potencial de choque y ruptura muy estimable, al tiempo que servían de barrera en los despliegues.

La dinastía Zhou

Agotadas las energías de los Shang en continuas campañas contra las tribus mongolas, cayeron ante el poder arrollador de los Zhou en la batalla de Muh-jed (1027 AC). La nueva dinastía estableció su capital en Hao, al oeste. Simultáneamente se fue creando poco a poco un ambiente feudal que restaba poder al rey en beneficio de los nobles. Hacia 770 AC un asalto masivo de pueblos nómadas, entre los que figuraba por primera vez los hiung-nu (hunos), llegó a saquear la capital y a asesinar al soberano Yu. Aunque se consiguió repeler el ataque y la capital se trasladó a Loyi, en el Este, el poder real queda gravemente mermado, al depender del auxilio de los nobles, lo que degenerará en una atomización feudal similar a la vivida en Europa 1.500 años después.

Con los Zhou, el carro de guerra chino alcanzó un alto grado de perfección técnica y de complejidad constructiva, lo que determinaría que fuese manejado solo por personal altamente especializado que gozaba de enorme prestigio. En una época en la que los pueblos que les rodeaban eran ya jinetes, los Zhou seguían aferrados al carro por pura necesidad, debido a la escasez de pastos y la falta de manadas. Hasta 320 AC no introdujo Wu-Ling los escuadrones de jinetes a imitación de los pueblos nómadas. Hasta entonces, el guerrero Zhou, que procedía siempre de la nobleza, combatía revestido de armadura, con casco empenachado y lanza en ristre, a bordo de un carro de guerra ligero, conducido por un criado y que, a veces, llevaba un arquero como tercer tripulante. Le rodeaba una tropa leal de 75 peones, mientras que otros 15 protegían una carreta pesada cubierta de cuero y tierra y defendida por barandillas desde la que combatían otros 10 guerreros como si se tratase de una pequeña fortaleza móvil. Pero esta no era solo un segundo escalón capaz de reforzar los ataques del primero, sino un eficaz medio de evitar las deserciones. Los carros podían desplegar a los flancos de la infantería o, más comúnmente, a la vanguardia del ejército, en una formación conocida como "escamas de pez". La proporción antes citada de 100 a 1 da idea de la penuria de caballería del ejército y de la alta consideración en que se la tenía, hasta el punto de que la captura de un carro de guerra enemigo se premiaba con los más altos honores.

Durante este periodo abundan los tratadistas militares chinos, como Yang-Tcheng, Ou-Tsé, Sema-Sa o el más conocido, Sun-Tzú. Todos ellos dedicaron gran atención a resaltar la importancia del cuidado, alimentación, limpieza y entrenamiento del caballo, elemento que consideraban de vital importancia en el campo de batalla.

La dinastía Qin

En 222 AC el príncipe Zheng de Qin (que se pronuncia ch'in), región enmarcada y protegida por los ríos Huang-Ho y Wei, derrotó sucesivamente a todos los señores feudales hasta conseguir unificar el país, fundando el Imperio chino. Su ejército, cuidadosamente preparado y dotado ya de caballería a caballo, resultó determinante en su victoria. Una vez como soberano absoluto, cambió su nombre por el de Qin Schi Huang (Primer Augusto Soberano), trasladó la capital a Hienyang, reformó la administración, desarmó al pueblo, unificó los caracteres de la escritura y levantó la gran muralla para defender y unificar el territorio chino, siendo la ballesta el arma reglamentaria de los guerreros que la guarnecían. Respecto a la caballería, el emperador cometió el error de trasladarla al sur para protegerla de las incursiones nómadas. En estas tierras bajas y cenagosas el caballo chino degeneró de tal modo que sus sucesores hubieron de afrontar graves problemas. En su haber hay que apuntar el empleo de una primitiva pieza de cuero que comenzó a emplearse a modo de silla, aún sin estribos.

De este periodo data el ejército de 8.000 figuras de terracota de 1,80 m de altura descubierto en Xi'an (provincia de Shaanxi). Destacan los cuatro jinetes que compondrían el estado mayor y dos carros que servirían de puesto de mando y de reposo móvil al emperador. Al contrario que los guerreros a pie, ambos están representados a la mitad del tamaño real. Originalmente las figuras estaban pintadas y dotadas con armas reales. Estas fueron saqueadas por los campesinos tras la muerte del emperador, y el color desaparece en cuanto las figuras se ven expuestas a la luz solar.

Aunque según Sun Tsu los chinos conocían la pólvora desde 225 AC, no hicieron uso militar de ella hasta 767 DC, aun así seis siglos antes que en Europa.

La dinastía Han

Lamentablemente, su hijo se mostró incapaz de continuar su obra, por lo que fue destronado por el general Liu-Chi, fundador de la dinastía Han. Enterados de las intenciones de Liu-Chi, los hiung-nu, que habían derrotado a los yue-tché y establecido su hegemonía al noroeste de China llevaron a cabo una audaz incursión por la llanura del Yangtsé, atrapando al emperador en una ciudad fortificada. Para conseguir su libertad tuvo que firmar con el caudillo huno Mao-Touen un tratado de paz, pagarle cuantiosos tributos y cederle a una de sus hijas por esposa.

En 140 AC le sucedió Wu-ti, el emperador guerrero, quien para hacer frente a los hiung-nu intentó aliarse con los yue-tché, refugiados en Sogdiana y Bactriana tras ser expulsados por aquellos del Altái. Estos rechazaron la oferta, pero el emisario chino, un joven oficial de caballería llamado Chang-kien aprovechó su largo viaje[1] para reconocer la retaguardia huna, lo que resultó decisivo para derrotarlos en la campaña de 120 AC. Esta victoria permitió a los chinos expansionarse hacia el Oeste y, tras una primera expedición fallida, en 101 AC sitiaron la capital del reino de Jokand en Fergana, en el actual Turquestán, con un formidable ejército de 60.000 infantes y 30.000 caballos. Una vez sometida, Wu-ti consiguió por fin hacerse con 10.000 sementales de gran alzada y sangre tarpánica, los "caballos celestes". Aprovechando que la retirada del ejército chino se veía ahora embarazada por el botín, los hiung-nu los hostigaron frecuentemente, alcanzando su destino un millar escaso de ejemplares. Consciente de que las ciénagas del Yang-tsé no eran apropiadas, Wu-ti expropió numerosas tierras en el Noroeste para cultivar alfalfa y pastos importados de Occidente. Estas medidas favorecieron el desarrollo de la cabaña, y permitieron que la caballería china se acorazase a imitación de sármatas y partos, pudiendo por fin hacer frente a los hiung-nu.

Para preservar a los nuevos caballos para el uso militar, Wu-ti ordenó importar masivamente de Occidente asnos, mulos y camellos, destacando el papel de estos en el transporte de la seda a través del desierto de Gobi. De hecho, un aparte importante de los beneficios de este comercio sirvió para la adquisición de nuevos sementales. Con ellos se aseguró el dominio de extensas zonas de pastos como la región de Ordos, donde cinco siglos después vivían 20 millones de caballos. Por el contrario, las aspiraciones territoriales chinas sobre Fergana serían cortadas en seco por las legiones romanas en 36 AC.

El estribo, introducidos por sármatas y escitas en Polonia durante el siglo I DC, no fue empleado por los chinos hasta mucho más tarde, cuando ya los hunos y los avaros galopaban por el Danubio. Sin embargo, fueron los chinos alrededor del cambio de Era quienes adoptaron el primer enganche racional del caballo al carro de guerra. Un petral sujeto a la articulación húmero-escapular que no entorpecía la respiración del caballo permitió por fin aprovechar la totalidad de su potencia de arrastre. Se completaba con una doble vara de la que colgaba un pequeño yugo que se colocaba en el cuello. En el caso de las trigas (como la troika rusa), el tercer caballo iba sujeto entre ambas lanzas y no en el exterior como en los carros anteriores. Al parecer, este invento fue copiado de los trineos esquimales.

Referencias

Notas

  1. Como tardó trece años en regresar (138-125 AC) es probable que fuese hecho prisionero por los hiung-nu, lo que explicaría el elevado conocimiento que de este pueblo mostró a su regreso. De hecho, durante la ofensiva china, llegó a internarse 1.000 km en la estepa, cruzó el Gobi, alcanzó Mongolia y llegó a establecer allí una serie de puestos militares como garantía contra futuras incursiones.

Bibliografía

  • Grousset, Rene. The Empire of the Steppes. Rutgers University Press. 1970.
  • Jettmar, Karl. Estepas euroasiáticas. Seix Barral. 1965.
  • Lattimore, Owen y Eleanore. Breve historia de China. Espasa Calpe. 1966.
  • Lión Valderrábano, Raúl:
    • El caballo y su origen. Institución cultural de Cantabria. 1970.
    • La caballería en la historia militar. Academia de Caballería. 1979.
  • Sun Tzu. El arte de la guerra. Obelisco. 2009.

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