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Para facilitar la asimilación de la amplia diversidad de términos empleados en este capítulo, se han organizado en la siguiente tabla:<br />
 
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Revisión del 07:32 6 abr 2018

Este artículo estudia la etimología de todos los términos relacionados con la milicia, el caballo y la caballería, ya que ello facilitará la comprensión de la profusa y compleja nomenclatura militar.

De la guerra

Comenzaremos por la base de todo, la guerra, causa de que existan tanto los soldados como los ejércitos y sus armas. El término latino para guerra es bellum, que no tuvo continuidad en las lenguas romances, debido a su similitud con bello (hermoso), de ahí que se prefiriera el germánico werra.

La persona que combatía en las guerras se conocía como bellatore, que viene de bellum. Pero por el mismo motivo anteriormente citado, en español se prefirió guerrero, en francés guerrier, en italiano guerriero y en inglés warrior. Curiosamente los propios germanos no emplearon esta raíz, sino kriec que quiere decir enemistad, de donde obtuvieron krieger.

De la milicia

El combatiente regular de la legión se llamaba en Roma miles (genitivo militis), sin embargo, para el primer empleo de la tropa se prefirió solidatus, que hacía referencia al soldum (paga), que a su vez deriva de solidus (moneda de oro). En italiano se transformó en soldato, en español soldado y en alemán soldat, término que acabó imponiéndose también en Francia. El francés antiguo soudier pasó a Inglaterra, transformándose en soldier, si bien en los países anglosajones este término alude al combatiente en general, prefiriéndose private para el empleo.

Militaris es el adjetivo que designa a todo aquello que está relacionado con la milicia. Su uso se extendió tanto a las lenguas romances como a las germánicas, no solo como adjetivo, sino también como nombre, aludiendo en este caso a todas las personas que profesan la carrera de las armas. Así tenemos en español militar, en francés militaire, en italiano militare, en alemán militärisch y en inglés military. De este término proceden también varios nombres y adjetivos que a veces trascienden el ámbito castrense: militarismo, militarista, militante, etc.

Del verbo militare procede militar, que significa servir en la guerra, profesar la milicia o pertenecer a las Fuerzas Armadas. En su origen no se limitaba simplemente a la acción de servir con las armas, sino a todas las formas de servicio público, político, administrativo o judicial. Con este sentido el término ha pasado también a la vida civil, pudiendo hablarse, por ejemplo, de militar en un partido político o en cualquier otra organización o colectividad, preferiblemente jerarquizada. Aunque durante el Bajo Imperio la mayoría de estos cargos llevaban armas, bastones u otros símbolos de autoridad, en la estoica época republicana lo único que distinguía a un alto funcionario de otro era el número de lictores, un grupo de escoltas que portaban las fasces, una segur (hacha) cuyo largo mango iba embutido en un haz de varas. Con la caída del Imperio, todo este cuerpo de empleados públicos desapareció y sus funciones pasaron a ejercerlas los propios señores feudales dentro de sus dominios. Los cargos se transforman así en honores, y van dotados de vastos dominios que vienen a ser algo así como un salario hereditario. Gracias a los recursos obtenidos de la explotación de estos mansos podrán estos señores, como veremos, costearse el equipo necesario para ingresar en la Militia.

En la Roma republicana se conocía como Militia al conjunto de los ciudadanos levantados en armas, de ahí que posteriormente se empleara este término para designar a las unidades militares no permanentes, compuestas por civiles que eran reclutados en momentos de crisis para apoyar a las tropas regulares. Estas unidades se conocieron como milicia en España, milizia en Italia, milice en Francia, militia en Inglaterra y miliz en Alemania. Sin embargo, el término latino tenía un significado más amplio, ya que englobaba no solo a todo el personal que prestaba servicio tanto en el ejército (legionis) como en la flota (classis), sino también a la profesión militar misma. Con este doble sentido, Milicia (en mayúsculas) se ha venido empleando también en España para designar de forma genérica, tanto a la carrera de las armas como al arte de hacer la guerra y de disciplinar a los soldados para ella. Algo similar ocurre en los países anglófonos, pero en este caso se recurre de nuevo a Military.

De las armas

Al conjunto de varias legiones romanas, bajo el mando de un cónsul se le llamaba exercitus. Su derivado se aplicó tanto a la gran unidad compuesta por varias divisiones y otras unidades de apoyo, como al conjunto de todas las tropas de un país que combaten por tierra, lo que en latín se conoce como Militia. Pese a ese doble sentido, el término en cada país es idéntico, distinguiéndose la segunda acepción por escribirse siempre en mayúsculas: Ejército. En cambio, la raíz latina original solo se conserva en España (ejército) e Italia (esercito), pues el resto prefirió el término armata (armado): armée en Francia, army en Inglaterra y heer en Alemania. En español Armada se empleó para designar a la marina de guerra para distinguirla de la flota mercante.

Del latín arma/armorum proviene arma, que en mayúsculas sirve para diferenciar las ramas de cada Ejército (infantería, caballería, artillería, ingenieros) y en minúscula significa herramienta fabricada para el ataque o la autodefensa. Secundariamente sirve también para identificar los símbolos heráldicos de una familia (coat of arms). Francia e Italia emplean sendos derivados (Arme/armes, Arma/armi), pero en inglés se distingue Arm de weapons, que en alemán se traduce por Waffe/waffen. De armatus proviene también armadura, que traducido al inglés como armored (EEUU) o armoured (REU), significa acorazado. Este término procede del latín coriaceus que significa cuero, material con el que se hacían las primeras armaduras y que derivó en el italiano corazzato. Para el blindaje de los vehículos, los franceses e italianos prefirieron blindée y blindo, respectivamente, que provienen del alemán blenden. Paradójicamente, en Alemania se prefiere panzer, que deriva del francés pancier, literalmente panza. En España el término blindado ha caído en desuso tras aludir específicamente a los vehículos ligeros acorazados sobre ruedas.

Del caballo

En la etimología de la caballería juegan un papel fundamental dos términos latinos, que no son exactamente sinónimos. Equus designaba en latín clásico al caballo de silla y derivaba del indoeuropeo *ekwo. De este pudo derivarse el sánscrito akwah, lo que explicaría la forma *kawah. Al principio, cavallus designaba solo al caballo de tiro, pero durante el Bajo Imperio lo fue desplazando paulatinamente hasta que en el siglo VI se usaba ya en exclusiva. De ahí provienen los términos romances caballo, cavallo, cavalo, caval, cavadd, cavallu, cavaddu, chaval y cheval. Existía igualmente una forma tardogriega, kaballes, popular y alternativa a cabal. En la lengua protogermánica se le llamaba *khursa, de donde viene el inglés horse. Para algunos autores compartiría origen con el verbo latino currere (correr). Por el contrario, el alemán pferd deriva del término celtolatino paraveredi, que significa "caballo de postas". Este a su vez proviene del griego beradoi, que lo hace del persa barid (correo). En eslavo antiguo el caballo era kobyla, mientras que para los árabes es fáras (de ahí alférez).

De la equitación

El arte de montar a caballo se conoce en latín como equitatio. De ahí derivaron prácticamente todos los vocablos actuales: en español equitación, en italiano equitazione, en francés e inglés equitation. En este último caso alterna con la forma horsemanship, que puede aludir también a la habilidad del jinete para la doma. El alemán prefirió reitkunst, cuya raíz proviene de reiten.

Por su parte, el acto de gobernar al caballo, se conoce como cabalgar (español) o cavalcare (italiano), que vienen de caballicare. En francés, el término equivalente sería chevaucher, pero antes bien significa sentarse a horcajadas, lo que no es necesariamente lo mismo. En su lugar se prefiere el término caball, que proviene del latín montare, una acepción algo más amplia pues alude tanto a monturas animales como mecánicas. Con la misma raíz tenemos en español montar y en italiano montare. Con el mismo significado ambivalente, tenemos los verbos ride en inglés y reiten en alemán, solo que prefieren la raíz *reidh anteriormente citada.

En el ejército romano se conocía como eques al militar que combatía montado a caballo, constituyendo un cuerpo independiente dentro de la legión, conocido como equitatus. Durante la época republicana, la mayor parte de ellos pertenecían al ordo equester. Sin embargo, a partir de Julio César se comenzó admitir a diversos pueblos bárbaros cuyas virtudes como jinetes eran muy superiores a la de los latinos; estos jinetes formaron sus propias unidades conocidas como alae. El magister equitum republicano, se convirtió durante el Bajo Imperio en un alto honor de la corte imperial, que se asignaba a militares prestigiosos y de gran experiencia para ejercer el mando de las unidades de élite del ejército de maniobra (comitatensis). Tan apreciado era el caballo en esa época, que incluso los servidores de las caballerizas reales alcanzaron honrosos títulos, así del comes stabulari latino derivó el condestable (abreviado conde), que en Castilla era el máximo representante del rey durante su ausencia y en Francia el jefe de los ejércitos. Del germánico maris kalk (herrador) derivó el inglés field marshall y el español maestre de campo, equivalente a coronel. El maestre de campo general se abrevió como mariscal, empleo equivalente al general de división.

De los caballeros

La toma de Roma por Odoacro provocó la desintegración del ejército imperial, siendo sustituido en cada provincia por la hueste germánica (ost): un grupo de guerreros unidos entre sí por lazos vasalláticos. Estas partidas tenían siempre un componente fundamental de jinetes a caballo, algo lógico entre pueblos nómadas, de ahí que el vulgo comenzara a emplear el término milites para aludir tanto a los soldados a pie (pedites) como a los jinetes (equites). Sin embargo a partir del siglo XI se tendió a reservar para los únicos soldados que contaban realmente a los ojos de los redactores de la época, los que combatían a caballo. Cuando el latín cedió tres siglos más tarde frente a las lenguas vernáculas, el miles dejó paso en Alemania al ritter, sustantivación del pasado del verbo reiten (montar) un derivado del indoeuropeo *reidh, que tendrá gran difusión. En Francia, en Italia y en España se recurrió al vocablo que designaba al caballo, de ahí chevalier, cavalier y caballero, respectivamente.

En todos estos países, el término adquirió posteriormente connotaciones honoríficas que le llevaron a figurar como el escalón más bajo de la nobleza. Igualmente se impregnó de valores morales, cuando la Iglesia se propuso dulcificar y atemperar los comportamientos belicosos de estos guerreros, proyectando sus energías hacia un modelo ético, en defensa del derecho y la justicia. Estos valores han persistido hasta nuestros días, por ejemplo, cuando definimos a alguien como un caballero o aludimos a su caballerosidad. En Inglaterra no se importaron ninguno de estos términos, sino que el término actual knight, también de connotaciones aristocráticas, derivó del sajón cniht, que designaba a un servidor más próximo al mozo de cuadras que al noble.

Hacia el siglo XII, los milites poseían ya un espíritu de cuerpo muy sólido, basado en una serie de características que estudiaremos posteriormente. Nacerá así una nueva institución independiente de las diferentes huestes feudales, compuesta por guerreros acorazados y fuertemente armados que montan caballos también bardados, que será designada en todos los documentos oficiales como Militia. Como hemos visto anteriormente, con este nombre se conocía al ejército de Roma pero también, desde finales del Bajo Imperio, al cuerpo de funcionarios de la administración imperial, organizados de forma paramilitar. Más aún, en los primeros tiempos del Cristianismo se designa como Militia Dei al cuerpo de clérigos y monjes que defienden a los fieles frente a los pecados del mundo y las tentaciones del Maligno. La comparación resultaba tanto más incongruente, cuanto que el servicio a Dios implicaba automáticamente la renuncia a las armas y la exención del servicio militar.

De la caballería

Con el triunfo de las lenguas romances, la Militia adoptará nombres diversos, acordes con el de sus componentes. Así tenemos en Francia chevalerie, en Alemania rittertum, en Italia cavalierato y en Inglaterra knighthood, si bien alternándose con el galicismo chivalry, importado por los normandos. En España, lo lógico habría sido llamarla algo así como caballeriato, lo que aludiría mejor a su carácter de institución que el término que finalmente se adoptó, y que no fue otro que el de caballería. En todos estos países el ingreso en la institución caballeresca se regía por una serie de normas que estudiaremos más adelante.

A finales de la Medievo esta institución había entrado en una profunda decadencia, debido a que la noción inicial de servicio había derivado en la mera búsqueda de honores nobiliarios. Coincidió todo ello con la reaparición del concepto de Estado, ya que al ver reforzada su autoridad, los monarcas renacentistas pudieron recaudar los recursos necesarios para mantener ejércitos permanentes que asegurasen su autoridad por encima de la de sus poderosos vasallos. Dentro de estos ejércitos aparecerán cuerpos especializados en las distintas formas de combate, ya sea a pie, a caballo, con cañones o con máquinas de asalto. En las repúblicas italianas el nuevo cuerpo montado se denominará cavalleria. Este término alude más al animal (cavallo) que al jinete (cavaliere), al contrario que el de cavalierato. En Francia ocurre algo similar entre la cavalerie y la chevalerie, en la que seguirá formando la nobleza tardofeudal. Quizás por influencia de ambas, o por la continuidad de las órdenes militares, que tan relevante papel habían jugado durante la Reconquista, en España se mantiene el nombre de caballería para designar a las unidades montadas de los recién creados tercios. Serán estos mismos vocablos de ascendencia latina los que, contra todo pronóstico, se implanten en Inglaterra y Alemania, aunque transformándose en Cavalry y Kavallerie, respectivamente.

Para designar a los soldados que forman en las nuevas unidades, tenemos el italiano cavallerizzo y el francés cavalier. En España, caballero había adquirido una dimensión, primero nobiliaria y posteriormente social, lo que unido a la generalización de la monta a la gineta (esto es con estribos cortos y piernas flexionadas), determinó su sustitución inicial por el nombre jinete. El origen de este vocablo hay que buscarlo en el árabe zanata, con el que se designaba a una tribu bereber especializada en la doma de caballos. Dado que el mismo término alude a la persona civil que monta a caballo, se echa en falta, aún hoy día un nuevo sustantivo que designe al soldado de la caballería de línea, de forma similar a como existe en todos sus institutos (coracero, carabinero, dragón, lancero, cazador, húsar). Los alemanes emplearon de nuevo el verbo reiten, pero conjugado en presente, de ahí el vocablo reiter. El inglés rider comparte el mismo origen y, aunque se sigue empleando actualmente para designar a la persona que monta cualquier tipo animal o vehículo, se prefiere horseman para especificar a los jinetes y cavalryman para el soldado de caballería.

Para facilitar la asimilación de la amplia diversidad de términos empleados en este capítulo, se han organizado en la siguiente tabla:

<tr> <td>LATÍN</td> <td>ESPAÑOL</td> <td>ITALIANO</td> <td>FRANCÉS</td> <td>INGLÉS</td> <td>ALEMÁN</td> </tr> <tr> <td>bellum</td> <td>guerra</td> <td>guerra</td> <td>guerre</td> <td>war</td> <td>krieg</td> </tr> <tr> <td>bellatiore</td> <td>guerrero</td> <td>guerriero</td> <td>guerrier</td> <td>warrior</td> <td>krieger</td> </tr> <tr> <td rowspan="2">exercitus</td> <td>Ejército</td> <td>Esercito</td> <td>Armée</td> <td>Army</td> <td>Heer</td> </tr> <tr> <td>ejércitos</td> <td>esercitos</td> <td>armées</td> <td>armies</td> <td>heeres</td> </tr> <tr> <td rowspan="2">arma</td> <td>Arma</td> <td>Arma</td> <td>Arme</td> <td>Arms</td> <td>Waffe </td> </tr> <tr> <td>armas</td> <td>armi</td> <td>armes</td> <td>weapons</td> <td>waffen</td> </tr> <tr> <td>armato</td> <td>blindado</td> <td>blindo</td> <td rowspan="2">blindée</td> <td>armored</td> <td>blenden</td> </tr> <tr> <td>coriaceus</td> <td>acorazado</td> <td>corazzato</td> <td>armoured</td> <td>panzer </td> </tr> <tr> <td>solidatus </td> <td rowspan="2">soldado</td> <td rowspan="2">soldato</td> <td>soudier</td> <td>soldier</td> <td rowspan="2">soldat</td> </tr> <tr> <td>miles</td> <td>soldat</td> <td>private</td> </tr> <tr> <td>militaris</td> <td>militar</td> <td>militare</td> <td>militaire</td> <td>military</td> <td>militärisch</td> </tr> <tr> <td>Militia</td> <td>Milicia</td> <td>Milizia</td> <td>Milice</td> <td>Military</td> <td>Miliz</td> </tr> <tr> <td>militiae</td> <td>milicias</td> <td>milizias</td> <td>milice</td> <td>militias</td> <td>miliz</td> </tr> <tr> <td rowspan="3">eques</td> <td>caballero</td> <td>cavaliere</td> <td>chevalier</td> <td>knight</td> <td>ritter</td> </tr> <tr> <td rowspan="2">jinete</td> <td rowspan="2">cavallerizzo</td> <td rowspan="2">cavalier</td> <td>cavalryman</td> <td rowspan="2">reiter</td> </tr> <tr> <td>horseman </td> </tr> <tr> <td rowspan="2">Ordo Equester</td> <td rowspan="2">Orden de Caballería</td> <td rowspan="2">Cavalierato</td> <td rowspan="2">Chevalerie</td> <td>Knighthood</td> <td rowspan="2">Rittertum</td> </tr> <tr> <td>Chivalry </td> </tr> <tr> <td>Equitatus</td> <td>Arma de caballería</td> <td>cavalleria</td> <td>cavalerie</td> <td>cavalry</td> <td>kavallerie</td> </tr> <tr> <td>equus caballus</td> <td>caballo</td> <td>cavallo</td> <td>cheval</td> <td>horse</td> <td>pferd</td> </tr> <tr> <td>caballicare</td> <td>cabalgar</td> <td>cavalcare</td> <td>chevaucher</td> <td rowspan="2">to ride</td> <td rowspan="2">reiten</td> </tr> <tr> <td>montare</td> <td>montar</td> <td>montare</td> <td>monter</td> </tr> <tr> <td rowspan="2">equitatio</td> <td rowspan="2">equitación</td> <td rowspan="2">equitazione</td> <td rowspan="2">equitation</td> <td>equitation</td> <td rowspan="2">reitkunst</td> </tr> <tr> <td>horsemanship</td> </tr> </table> </div>

Referencias

Notas


Bibliografía

  • Flori, Jean. 1998. La Caballería. Alianza Editorial.