Enseñanza del siglo XIX

De Caballipedia
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José I

En 1808 solo seguían funcionando el Colegio de Caballeros Cadetes de artillería de Segovia y la Academia de ingenieros de Alcalá de Henares. Las necesidades de la guerra obligaron a las autoridades a crear algunos centros para formar a los mandos de las unidades. Un RD de 1 de marzo de 1811 ordenó la creación de una academia en cada ejército, para formar a los futuros oficiales de infantería y caballería. En algunos casos se aprovechan centros preexistentes.

El Real Colegio Militar de Tarragona se funda el 3 de julio de 1810, trasladándose en enero de 1811 a Borja para huir del sitio de la plaza. Dos meses después se convirtió en academia del 1º ejército. A finales de 1813 se trasladó a Poblet, donde permaneció hasta 1818. No hay constancia de que tuviera alumnos de caballería, aunque nada parece indicar lo contrario.

El Real Colegio Militar de Murcia se inaugura el 22 de junio de 1810 con los cadetes de infantería y caballería que se encontraban repartidos por la región murciana. Desde marzo de 1811 se convierte en academia del 3º ejército. En enero de 1812 se trasladó a Cartagena, pasando los cadetes de caballería al convento de los carmelitas. Un mes después éstos últimos se trasladaron a Villena, para regresar a Murcia en junio. Tras la retirada francesa de Andalucía, los alumnos se trasladaron primero a Alcaraz y luego a Baeza, donde se reunieron ambas armas. En 1815 se refundió con la Escuela de San Fernando.

La Real Academia de caballería de San Felipe de Játiva se funda el 20 de abril de 1810 con la pretensión de resucitar la antigua Academia de Ocaña. Fue su primer director el capitán de Dragones de Granada Antonio Royo, a quien sustituyó en marzo de 1811 el teniente coronel Cristóbal Butrón. El 5 de diciembre se trasladó a Cartagena y, ante las dificultades de alojamiento, a Orihuela. A finales de marzo de 1812 se traslada a Villena y en julio a Murcia. Finalmente se trasladaría a Jaén, donde se reuniría con la de infantería.

El Real Colegio Militar de Olivenza tuvo su origen en otro organizado en Valencia de Alcántara en octubre de 1810, después de la batalla de Tamames. Tras la pérdida de Badajoz, los cadetes formaron un batallón de infantería y se incorporaron al ejército de la izquierda. Posteriormente se dividió en una sección de infantería y otra de caballería, que se estableció en San Felices de los Gallegos. En marzo de 1811 se dispone que se constituya en academia del 5º ejército, lo que no se verificó hasta el 15 de marzo de 1812, cuando las dos secciones se reúnen en Valencia de Alcántara. En octubre de traslada a Olivenza, donde permanece hasta su refundición con la de san Fernando en febrero de 1818.

El Real Colegio Militar de Santiago se crea en esta ciudad el 1 de marzo de 1811, en virtud del decreto antes citado, como academia del 6º ejército. En 1815 se trasladó a Lugo y 3 años después se refundió con la Real Escuela Militar de Santiago, que se había creado en Villafranca del Bierzo el 20 de agosto de 1811 para formar a los oficiales del 7º ejército. Tras su fusión, la Academia permaneció en Lugo hasta su desaparición en 1823.

El Real Colegio de Preferentes de Granada abrió sus puertas de forma provisional en junio de 1808, ingresando sus primeros cadetes como oficiales en el ejército con el que Castaños venció en Bailén. En abril de 1809 se trasladó a Carmona y un año después, para escapar de los franceses, tuvo que refugiarse en San Fernando, donde se refundió con el siguiente.

El Colegio Militar de la Isla del León fue creado en diciembre de 1809 por D. Mariano Gil de Bernabé, tomando como base el batallón universitario que desde Toledo se había trasladado a Sevilla acompañando a la Junta Central un año antes. Un mes después, la invasión de Andalucía forzó su traslado a Cádiz, donde reanudaría sus clases en abril. Los alumnos se organizaron en un batallón de infantería con cinco compañías de línea, una de granaderos y otra de cazadores, más una de caballería de 50 plazas. Esta última fue suprimida el 10 de octubre de 1814, dando comienzo la decadencia de la escuela. En 1818 se le refundieron las de Jaén y Olivenza, pero para entonces, solo los cadetes que aceptaban pasar a ultramar obtenían sus despachos de oficial. En julio de 1820 se trasladó a Granada y en julio de 1823, ante la invasión del duque de Angulema se refugió en las Alpujarras, donde fue suprimida en septiembre.

Fernando VII

Como consecuencia de la orden de la Regencia de 27 de septiembre de 1823, se declaraban extinguidos los colegios militares de Segovia, Alcalá de Henares, Valencia y Santiago, alegando "la inmoralidad y depravación de costumbres” a que habían llegado durante el trienio liberal.

La RO de 29 de febrero de 1824 dispuso la creación en Segovia de un Colegio General Militar en el que habían de cursar sus estudios aquellos que tuviesen intención de seguir la carrera militar en las armas y cuerpos facultativos. Se iniciaba así de nuevo el proceso de mejora técnica del Ejército, que cobró definitivo impulso durante la primera guerra carlista. El mando recayó en un teniente general, siendo el primer designado D. Francisco Venegas, marqués de la Reunión. Alojaba a 150 cadetes divididos en dos compañías y estas en 4 brigadas. De ellos, 20 corresponderían a plazas de gracia y otros 20 solo abonarían media pensión. Los aspirantes debían tener cumplidos entre 12 y 15 años y atestiguar su hidalguía y religiosidad. La enseñanza quedaba al cargo de una plantilla de 7 profesores con sus respectivos ayudantes. Entre el personal subalterno, destaca un maestro de equitación, un picador y 5 ordenanzas para atender a los 12 caballos que existían en plantilla.

El plan de estudios se dividía en 5 años de la siguiente forma:

  • 1º: religión, aritmética, álgebra básica, instrucción, ordenanzas, derecho procesal, contabilidad, baile
  • 2º: geometría básica, álgebra avanzada, dibujo natural, geografía, historia y literatura
  • 3º: geometría avanzada, trigonometría, dibujo militar
  • 4º: cálculo diferencial e integral, mecánica, geometría descriptiva, levantamiento de planos, lengua francesa
  • 5º: táctica, estrategia, fortificación, castrametación, pólvoras, equitación, esgrima


Isabel II

El Colegio General Militar permaneció en Segovia hasta que en 1837 fue trasladado a Madrid, para escapar de las fuerzas carlistas. A finales de 1842 quedó definitivamente establecido en el antiguo cuartel de los guardias de corps. Con arreglo a lo dispuesto en la RO de 22 de febrero de ese año los cadetes no pertenecían a ningún arma hasta que tras haber superado el tercer curso. En ese momento, todos los alumnos ascendían a subtenientes y pasaban o bien a los regimientos de infantería, o bien a las academias de artillería, de ingenieros o a la recién creada de estado mayor.

Los de caballería, sin embargo eran ascendidos al empleo de alférez y pasaban al Establecimiento Central de Instrucción, que se crea a tal efecto en Alcalá de Henares. Estaba compuesto de una escuela práctica para oficiales, un depósito de instrucción para los quintos, una escuela de herradores y forjadores, otra de equitación (trasladada desde Madrid) y la de trompetas y educandos (traída desde Vallecas). A la escuela de oficiales ingresaban tanto los sargentos primeros como los alféreces ascendidos desde cadetes, hasta la extinción de este empleo. Este establecimiento respondía a las aspiraciones de un arma no considerada facultativa, pero que se afanaba en superarse técnica y profesionalmente. Era en suma, la culminación del plan que el general Ferraz formuló al término de la guerra Carlista.

Tras retirarse de la vida pública, su labor fue continuada por dos inspectores de caballería, Shelly y de la Concha, simpatizantes del bando moderado y que se empeñaron en terminar la labor comenzada el siglo anterior por los ilustrados. Sin embargo, no pudieron impedir el paso atrás que se produjo en 1844, con la supresión durante tres años del Establecimiento Central.

Por RO de 20 de agosto de 1846 el Colegio General Militar fue trasladado a Toledo, donde permaneció hasta su disolución, acaecida el 5 de noviembre de 1850. En su lugar se crean los colegios de infantería y caballería. El primero se establece en las antiguas instalaciones toledanas, mientras que el segundo ocupa las aulas de la Universidad Complutense de Alcalá de Henares, más por el prestigio del inmueble que por su idoneidad. Ambos quedan bajo el mando de los respectivos directores generales de cada arma. La instrucción debía durar 3 años y medio, siendo el último de prácticas en los cuerpos que se designasen. Allí los cadetes realizaban servicios de armas como cabos y sargentos. El exacto cumplimiento del plan Ferraz permitió al arma progresar técnicamente y alcanzar una influencia en el Ejército muy por encima de su entidad y misión específica, que se prolongaría hasta el desastre de Annual.

En 1852 el colegio se trasladó a Valladolid, instalándose en un edificio de forma octogonal que había sido proyectado inicialmente como prisión modelo. Sin embargo el informe de la comisión de prisiones, redactado por el coronel de caballería D. Manuel Montesinos, resultó negativo por su “mal entendida construcción, perjudicial situación en el centro de la ciudad, su mala distribución interior, falta de luces y ventilación”. Inmediatamente, Montesinos puso estos hechos en conocimiento del general inspector del arma de caballería, Shelly, que vencidas numerosas dificultades, consiguió que se aprobara el traslado por RO de 22 de mayo. Inmediatamente el edificio fue reformado, abriéndose balcones y ventanas por todas sus fachadas, lo que mejoró notablemente su aspecto estético. Desde entonces, la escuela sufrirá numerosas reorganizaciones y cambios de denominaciones, hasta que finalmente es bautizada como Academia de caballería.

El cuadro fijo de la escuela se fija en:

OFICIALES TROPA CIVILES
Director (el del arma) 1 Sargento 2º 2 Maestro esgrima 1
Brigadier subdirector 1 Cabo 2 Maestro música 1
Coronel 1 Maestro trompeta 1    
Teniente coronel 1 Cabo trompeta 1    
Comandante 1 Sillero 1    
Capitán 8 Armero 1    
Ayudante 1º 1 Soldado 24    
Teniente habilitado 1        
Alférez secretario 1        
Médico cirujano 1        
Capellán 1        
Mariscal mayor 2        
Mariscal 2º 2        
Picador 3        
Subtotal 25 Subtotal 32 Subtotal 2
TOTAL ESCUELA 59        

Con arreglo a las necesidades del servicio el Ministro de la Guerra designará el número de oficiales y tropa que, sin dejar de pertenecer a sus cuerpos de origen, deberían prestar servicio en la escuela, formando el cuadro eventual de la misma. Los primeros destinados para tal fin, fueron designados por otro RD de la misma fecha:

  • 3 oficiales subalternos
  • 8 sargentos 1º
  • 3 sargentos 2º
  • 7 cabos
  • 7 trompetas
  • 7 desbravadores
  • 7 herradores

Además se establece una plantilla permanente de 300 caballos y 12 mulos.

El primer reglamento de la escuela lleva fecha de 20 de junio de 1854, aunque se publicó el 14 de agosto. Modifica ligeramente la plantilla anterior, reduce el número de caballos a 80 y fija el de cadetes en 70 más 10 supernumerarios:

OFICIALES TROPA CIVILES
Director (el del arma) 1 Sargento 2º conserje 1 Maestro esgrima 1
Brigadier/Col. subdirector 1 Sargento 2º mayordomo 4 Maestro baile 1
TCol. Jefe detall 1 Cabo escribiente 4 Maestro natación 1
Comandante 1º profesor 1 Trompeta 3 Maestro gimnasia 1
Capitán jefe sección 2 Herrador 1 Enfermero 3ª 1
Capitán profesor 4 Forjador 1 Cocinero 1
Ayudante 1º 1 Carrero 1 Ayudante cocina 1
Teniente ayudante 1 Desbravador 1 Mozo cocina 3
Teniente profesor 11 Soldado 80 Mozo enfermería 2
Alférez secretario 1     Mozo aseo 16
Ayudante 1º médico 1     Portero 1
Capellán 1        
Mariscal 1        
Picador 1        
Subtotal 28 Subtotal 96 Subtotal 29
TOTAL ESCUELA 153        

El reglamento tiene 110 artículos en los que describe las obligaciones de todo el personal de la escuela. De los relacionados con los cadetes destaca el 33, por el que se concede el grado de sub-brigadier segundo a los alumnos más distinguidos, el de sub-brigadier a los mejores de estos y el de brigadier al mejor de todos.

Las normas para ingresar en la escuela quedan determinadas en el artículo 38. Los aspirantes deben haber cumplido 13 años, aunque su ingreso en la escuela no será hasta después de haber cumplido los 15 y antes de los 18. Además debían tener buena presencia y robustez, no aceptándose a “los enfermizos, contrahechos, sordos, miopes, tartamudos, los que no hayan pasado las viruelas y los que no estén vacunados”.

El desempeño del destino de profesor en la escuela era considerado como mérito distinguido y conllevaba ciertas recompensas para premiar su dedicación, tanto reglamentarias por los años de servicio, como potestativas, concedidas por la Reina a propuesta de la dirección. Entre las primeras se encontraba el recibir el grado inmediato al empleo con el que ingresaban tras 5 años de servicio y la efectividad a los 9. Esta misma medida se aplicaba a sargentos y cabos. Los soldados, al licenciarse, tenían derecho a ocupar las plazas desempeñadas por los paisanos.

La vida de la escuela distó de ser perfecta, pasando por momentos muy difíciles, como en 1859, cuando solo se graduaron 5 alumnos.

Sexenio Democrático

En 1870 ordena el gobierno el cierre de la Academia de caballería.

Por RO de 20 se septiembre de 1873 vuelve a abrir sus puertas, siendo promovidos a oficial ese año 19 alumnos. Por estas fechas se comienza a utilizar un argot entre los cadetes que aún perdura. Al alumno repetidor se le llama “perdigón”, al fusil “chopo” y a la corrección “chiribitil”. El menú académico no debía ser tan apreciado como el actual, pues el manjar más socorrido es el “bocata de migas”.

El 4 de enero de 1874 se sublevó la Milicia Nacional en Valladolid, pero fue reducida por los propios cadetes de la Academia. Muchos de ellos no llegaron a acabar sus estudios pues tuvieron que incorporarse apresuradamente al frente para combatir en la Tercera guerra Carlista.

Alfonso XII

Por RO de 11 de abril de 1875 se amplía a 12 escuadrones la plantilla del Establecimiento Central de Instrucción:

  • 1º-7º: de instrucción
  • 8º: escuela de equitación
  • 9º: escuela de cabos
  • 10º-11º: escuela de herradores y forjadores
  • 12º: escuela de trompetas

Por RO de 21 de noviembre de ese año los 8 primeros se constituyen en escuela de equitación y el resto permanece sin cambios.

Por RO de 10 de abril de 1876 se crea de nuevo la Escuela de Equitación, aneja al Establecimiento Central de Alcalá de Henares, pero con la particularidad de que ahora los oficiales también realizarán un curso de un año de duración. Se crea también el cuerpo de equitación militar.

El 27 de julio de 1877 el establecimiento central queda con solo 4 escuadrones:

  • Escuela de equitación
  • Herradores
  • Forjadores
  • Trompetas

Por RD de 20 de febrero de 1878 se crea la Academia General Militar sobre la base de la de infantería, lo que no satisfizo a las demás armas. Los mandos de caballería opinaban que su sistema de enseñanza era más moderno, práctico y exigente, amén de que el “espíritu jinete” y su complicada instrucción demandaban una separación que nunca fue aceptada. Los aspirantes podían acceder desde el bachillerato o tras dos años de permanencia como tropa. Los sargentos que aspiraban a ascender a segundo teniente, sin pasar por la “General”, realizaban sus estudios y prácticas en la Academia Especial de Zamora.

Desde 1882 el octógono se denomina Academia de Aplicación de caballería, lo que indica claramente cuál será su misión: especializar a los oficiales en su arma durante un curso de un año, una vez acabados con éxito los estudios en la “General”.

Por RO de 14 de mayo de 1879 se crea la Escuela Militar de Herradores, que queda afecta al Establecimiento Central. A finales de ese año se suprime el escuadrón de trompetas del Establecimiento Central, volviendo su instrucción a las unidades. Los dos primeros escuadrones quedan como escuela de equitación y los dos últimos como escuela de herradores y forjadores.

En 1884 la Escuela de Equitación se traslada a Valladolid, ya que el reglamento de ese año prescribe que solo reciban esa instrucción los oficiales de caballería, pues se considera perjudicial para la disciplina mantener un cuerpo separado de equitación militar, asimilado al de veterinaria, como se había dispuesto en 1876.


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