Enseñanza del siglo XVIII

De Caballipedia
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Felipe V

La instrucción militar experimentó diversas mejoras, pudiendo los oficiales de infantería y caballería ampliar estudios en la Escuela de Matemáticas de Barcelona, donde también realizaban el aprendizaje necesario para pasar a artillería o ingenieros, cuerpos creados como tales en 1710 y 1711 respectivamente.

Por real decreto de 1722 se instituyó la clase de cadete de cuerpo para los hijos de caballeros distinguidos, títulos del reino, hidalgos y oficiales del Ejército. En adelante se instituye en cada regimiento la figura del maestro de cadetes, encargado de velar por su enseñanza hasta que se produjeran vacantes en la propia unidad y el aspirante pudiera ascender a oficial. En cualquier caso, siendo hijo de un personaje noble o rico se podía obtener directamente el empleo de capitán.

En 1744 se creó en Ávila una academia para oficiales de infantería y caballería. Para que sus alumnos pudiesen realizar prácticas de mando, todos los años se concentraban en dicha ciudad 12 batallones y 12 escuadrones, de forma similar a las actuales maniobras “Cierzo”. Además se fundaron picaderos permanentes y se establecieron otras academias como la escuela de equitación del conde de Sástago en Zaragoza, que desgraciadamente no sobrevivió a su fundador.

Carlos III

La enseñanza es objeto de una mayor atención, creándose el 31 de enero de 1774 la Escuela Militar de Ávila, a la que fueron destinados los oficiales de caballería e infantería de “sobresaliente capacidad, buena conducta y genial disposición en el arte de la guerra para que aprendiesen los conocimientos de la ciencia militar que produjeran a su tiempo buenos generales”. El director del centro, O’Reilly, propone al rey que los doce alumnos más aventajados, realicen un viaje por Prusia, Francia e Inglaterra, para informar sobre los reglamentos, campamentos e instrucción de sus respectivos ejércitos. Aunque el método de estudio es similar al de las actuales secciones de investigación y doctrina, esta iniciativa no dura más que dos años.

Sin embargo, el mayor impulso a la enseñanza del arte ecuestre se produce cuando el 1 de febrero de 1775 por decreto del inspector general D. Antonio Ricardos y Carrillo de Albornoz, se crea la Real Academia y Picadero de Ocaña, una escuela para la enseñanza e instrucción de los soldados y cadetes de caballería y dragones, en una casa de labor de Ocaña perteneciente a los jesuitas. Se crea con el propósito de que los cadetes obtengan sus ascensos directamente sin esperar a tener vacantes en los cuerpos de origen. La dirección y profesorado se encomiendan al teniente coronel del Regimiento del Infante D. José Cañaveral, al capitán de Santiago D. Federico Leswenfeld y al alférez de Pavía D. José de Acuña.

Se crea así un escuadrón de 104 plazas dividido en 3 compañías. Se exige hidalguía notoria y que la familia del aspirante tenga medios económicos, ya que cada alumno tiene que abonar 6 reales diarios para su manutención, debiendo ingresar 6 meses por adelantado a la caja de la Academia.

Las pruebas de ingreso consisten en un sencillo ejercicio de lectura y escritura, así como un examen de doctrina cristiana por parte del capellán.

Las tres compañías tienen distintos niveles de preparación. En la primera figuran aquellos que deban recibir el suplemento a la educación civil que les falte y las nociones básicas de la militar. Sus alumnos no pueden sobrepasar los 14 años. Se estudia lectura y escritura, latín, aritmética, esgrima y baile, las ordenanzas del Ejército, nomenclatura del caballo y evoluciones a pie.

En los dos siguientes cursos se cursan historia sagrada y profana, nociones de francés y matemáticas, ordenanzas de caballería y dragones, equitación y todo lo referente al caballo. Al concluir sus estudios, los cadetes pasaban a los regimientos, donde eran preferidos para el ascenso a alférez.

La academia dura diez años, pues tras varios intentos de mejorar las enseñanzas y modificar su régimen, desaparece en 1785. Los alumnos de 2º y 3º son destinados a los regimientos del arma y los más jóvenes pasan al Seminario de Nobles de Madrid.

En aquellos años, Cadalso, oficial de caballería, criticaba duramente a los oficiales ociosos y ajenos a las luces y escribía un libro sobre táctica de caballería. Sobre el mismo tema escribía también el coronel de dragones Ramírez de Arellano, mientras que el capitán Bohórquez lo hacía sobre la necesaria racionalización de la cría caballar.

Carlos IV

Por RD de 14 de enero de 1790 se dispone que las escuelas militares de Orán y Ceuta se trasladen respectivamente a Zamora y Cádiz y que junto a la de Barcelona, recojan “los libros, instrumentos, modelos de fortificación, planos, mapas y otros papeles” de la extinguida Academia del Puerto de Santa María y de la Real Academia y Picadero de Ocaña. Todos los profesores pertenecían al cuerpo de ingenieros y en cada centro había un maestro principal y tres ayudantes. Los oficiales y cadetes podían presentarse a una u otra en función del lugar de guarnición de sus unidades:

  • Cádiz: Andalucía, Extremadura, Murcia
  • Zamora: Castilla la Nueva, Castilla la Vieja, Galicia, Asturias, Guipúzcoa y Navarra
  • Barcelona: Cataluña, Valencia, Aragón, Baleares

Estas academias se cierran en 1793 por la guerra contra Francia, reanudando su actividad en 1795, una vez firmada la paz.

En 1802 publica un reglamento para crear los Colegios militares de Alcalá de Henares, Valladolid y Granada, centros de los que no se conoce, sin embargo, la RO de su constitución ni se tienen noticias posteriores. Cada colegio había de componerse de dos compañías a cien plazas, divididas a su vez en brigadas de veinte. La dirección del colegio estaría formada por:

  • 1 director: el generalísimo Godoy
  • 1 subdirector con empleo de brigadier o coronel
  • 1 comandante de formación militar con empleo de teniente coronel
  • 2 ayudantes con el grado de capitán
  • 1 comisario de guerra
  • 1 capellán mayor
  • 2 segundos capellanes
  • 1 médico-cirujano
  • 1 armero
  • 3 tambores
  • 2 pífanos

Las tareas docentes estaban en manos de 25 capitanes profesores de:

  • Geografía e historia (1º)
  • Aritmética y álgebra (1º)
  • Geometría y trigonometría (1º-2º)
  • Lengua española (2º-3º)
  • Lengua francesa (2º-3º)
  • Mecánica y física (3º)
  • Química (3º)
  • Dibujo (3º)
  • Ordenanzas (3º)
  • Fortificación y castrametación (4º)
  • Artillería (4º)
  • Táctica (4º)
  • Equitación (1º-2º-3º-4º)
  • Esgrima (1º-2º-3º-4º)
  • Baile (1º-2º-3º-4º)

Las tareas administrativas estaban en manos de personal subalterno que era llamado “dependiente”, generalmente sargentos de irreprochable conducta:

  • 1 mayordomo
  • 1 despensero
  • 2 amanuenses
  • 1 conserje

Finalmente había un grupo de criados encargados de los trabajos mecánicos:

  • 1 Jefe de cocina
  • 3 ayudantes de cocina
  • 6 marmitones
  • Comprador
  • 2 mozos de compra
  • 1 Maestro sastre
  • 4 oficiales de sastrería
  • Ayudas de cámara
  • Mozos de retrete
  • Enfermeros

Los que superaran sus estudios, serían promovidos a oficiales de las armas y cuerpos correspondientes. Los de artillería e ingenieros pasarían en 4º curso al colegio específico de Segovia, mientras que los de infantería y caballería continuarían en el mismo.

40 de las plazas serían de gracia para los huérfanos pobres de oficiales del ejército y 10 más para hijos de magistrados togados. Al resto podían aspirar los hijos de familias nobles (hidalgos) de todas clases, aunque con preferencia para los hijos de oficiales (de teniente coronel hacia arriba) y magistrados en activo. Este grupo pagaría 15 reales diarios, 5 más que los anteriores.

La edad de ingreso se fijaba entre 12 y 15 años, debiendo saber leer y escribir correctamente, amén de estar versados en la doctrina cristiana. Los aspirantes tenían que ser de buena talla, robustos y no se aceptaban enfermizos, miopes o con voces malsonantes.

El rancho consistía según dicho reglamento en:

  • Desayuno: un cuarterón de pan con onza y media de chocolate
  • Almuerzo: sopa, cocido, carne, media libra de pan y postre de estación
  • Merienda: cuarterón de pan con queso, fruta y frutos secos
  • Cena: ensalada cruda o cocida, guisado de carne, media libra de pan y postre

El personal laboral tenía un menú algo diferente, pero los criados debían alimentarse del sobrante de la mesa de los cadetes.

Sin embargo, la total ausencia de documentación posterior sobre estos colegios hace suponer que nunca llegaran a crearse.

En 1805 las academias de Cádiz y Barcelona se refundieron efímeramente en la de Zamora ya que esta de que desaparecería en 1808. Durante este breve periodo se redujeron sus plazas a 60, de las que 16 correspondían a caballería y dragones y se le estableció un nuevo plan de estudios que duraría 18 meses dividido en 2 cursos:

PRIMER CURSO SEGUNDO CURSO
Aritmética Fortificación
Geometría Castrametación
  Artillería
  Dibujo

De las obras militares de esta época se desprende que la mayoría de los oficiales conocía las teorías de Montecuccoli, Vauban, Granmaison y Guibert en relación con la mejora de la instrucción de los mandos.


Referencias

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