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Campaña del duque de Alba

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1567
El 6 de enero de 1567 el rey escribe al duque de Alburquerque que el de Alba partiría inmediatamente desde Cartagena, y que tuviese preparada en Milán la infantería y la caballería que debía pasar a Flandes. Felipe le expone su intención de hacer el viaje en la armada que estaba aprestada en la Coruña. A los virreyes les ordena poner a disposición de Alba sus tercios veteranos cualquier otro castellano o capitán que este les pida.
El 12 de febrero escribe al duque de Florencia para que envíe a Génova a Chìappino Vitelli, marqués de Cetona, a fin de que le sirva también en Flandes. Envía a Juan de la Anguisola a los cantones suizos a explicar el motivo de la expedición para que no se sientan atacados ni le pongan trabas en su tránsito. Ordena que se embarquen dos tercios de bisoños<ref>Cabrera I, 521.</ref>: uno que debe llevar su maestre de campo Pedro Padilla a Nápoles en sustitución del veterano, y otro que acompañará a Alba a Milán, donde este decidiría de su destino final. Antes de partir, el duque tuvo un enfrentamiento con el joven príncipe Carlos, quien debido a su perturbación pretendía ser quien mandara la expedición y llegó a amenazar a Fernando con un cuchillo.
La partida de las tropas se retrasó hasta la primavera por motivos logísticos, lo que aprovecharon los rebeldes para provocar nuevos enfrentamientos con la excusa de la revocación del edicto de libertad religiosa, debido a que no habían depuesto las armas. El levantamiento se generalizó en Valenciennes, Tournai, Amberes, Maastricht, Bois-le-Duc, Utrecht, Rotterdam y Groninga. Mientras Guillermo de Orange se mostraba abiertamente partidario de la insurrección, otros nobles flamencos permanecieron en el bando real: Cressonniere, Beavoir, Noirquermes, Berlaymont, Meghem, Arschot, Arembergh y Mansfeld. Egmont por su parte, permaneció fiel a la gobernadora, pidiéndole el perdón general de los sublevados.

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