Vexilología del siglo XVIII

De Caballipedia
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Felipe V

Aunque en la Real Ordenanza de 28 de febrero de 1707 se regula para la infantería el empleo de las Banderas, la caballería y los Dragones seguían usando los Estandartes y Guiones farpados que tenían asignados por un Reglamento de 1638. Todos ellos eran de color encarnado o carmesí, con la cruz de San Andrés y llevaban además una corbata roja anudada a la moharra para identificar a una unidad española. Las farpas de los dragones fueron incrementando progresivamente su tamaño, para diferenciarlos mejor de los Estandartes cuadrados de la caballería.

A partir de 1728 se establece que las Banderas Coronelas de infantería porten las armas Reales en los brazos de las aspas, mientras que el resto debe llevar el escudo de la provincia que daba nombre al Regimiento., pero esta medida no afectó, lógicamente, a los Estandartes de caballería. En su lugar, la Ordenanza de 12 de julio de 1728 dispone que cada Escuadrón llevará un Estandarte cuya asta será de nueve pies y once pulgadas, comprendiendo el regatón y la moharra. El fondo será encarnado, llevando en un lado las armas reales (la cruz de Borgoña, rematados sus brazos con la corona real y con dos leones y dos castillos entre las aspas) y en el otro el emblema de guerra de cada Regimiento con su nombre al pie. Parece que no había uniformidad sobre el lado concreto en el que debían figurar unas y otros.

En 1734 se establece que las Banderas y Estandartes lleven en el centro las armas Reales rematadas por la corona, pero no dice nada de si debían llevar o no la Cruz de Borgoña, aunque sí especifica que las primeras pueden seguir llevando en las esquinas los escudos provinciales.

Unas y otras iban engarzadas en astas de madera forradas con paño encarnado o azul y adornado con galón de oro o plata. Las moharras se llevan doradas y adornadas con una corbata roja y otra blanca[1].

Al contrario que la caballería de línea, los Reales Guardias de Corps portan dos Estandartes por Compañía, esto es, en la Primera y Segunda Brigadas. En un estado militar que se encuentra en la Public Library de Nueva York y que podría pertenecer a 1737 o 1745 puede apreciarse que la Compañía Española los llevaba rojos, la Italiana verdes y la Flamenca amarillos. En todos ellos figura un sol radiante en el centro.

Los Carabineros Reales, al igual que la caballería del Ejército tenían un Estandarte por Escuadrón, siendo blanco el del Coronel y azules los otros tres, todos ellos con las armas reales en oro envueltas en una filigrana plateada. A mediados del siglo XVIII, al recibir nuevos Estandartes y paños de tambor, los antiguos fueron depositados en la Capilla de San Fernando de la Catedral de Sevilla. Lamentablemente, aunque aún se conservan, han sido objeto de una restauración poco afortunada.

Los Granaderos ostentaban un Estandarte carmesí con el fruto de la granada sobre corona de laurel. A ambos lados la expresión "VNCIOTE QVNTOR", todo ello en plata.

Fernando VI

Se mantiene el diseño y colorido de los Estandartes de las Guardias de Corps, si bien el sol radiante ha ganado en complejidad y alumbra un mar con dos veleros. Todo ello está enmarcado en un escudete celeste sobre el que figura la leyenda "Solvit formidine Terras". Los dos Estandartes de la Compañía Flamenca, depositados en el Cuartel del Conde-Duque tras su disolución, fueron capturados por los franceses en 1808 y llevados dos años después a Paris, donde actualmente se exponen en la Asamblea Nacional.

Carlos III

En la Ordenanza de 1768 se estipula que los Estandartes de las compañías de Guardias de Corps se emplacen en caso de Campaña en el centro del Campamento, con una escolta compuesta por un Portaestandarte y doce Guardias.

En la Ordenanza de 1770 se estipula que la Brigada de Carabineros tenga 4 estandartes, blanco el del comandante en jefe y azules el reto, todos ellos con las armas reales bordadas en el centro.

Por esta época, la familia Borbón reinaba en España, Francia, Nápoles, Parma y Toscana, por lo que en todos sus navíos ondeaba una bandera semejante, blanca con las armas de cada monarca, lo que provocaba a veces serias confusiones. Para evitarlo, Carlos III por RD de 28 de mayo de 1785, ordena que en sus buques ondee una nueva bandera compuesta por dos franjas horizontales encarnadas y otra amarilla de doble de anchura, con las armas reales en el centro. Con el tiempo, esta bandera se convertiría en enseña nacional.

Referencias

  1. Ordenanza de 30 de diciembre de 1706.

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