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Campaña de Alejandro Farnesio

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1579
En enero de 1579, los protestantes proclamaron la Unión de Utrecht, por la que se creaban las Provincias Unidas de Holanda, Zelanda, Utrecht, Güeldres, Frisia, Groninga y Overijssel. Pocos días antes, las provincias valonas de Artois y Hainaut, mayoritariamente católicas y descontentas con la política de Orange, habían proclamado en Arrás su fidelidad a la corona. Tras algunas conversaciones, Felipe II firmó en mayo el Tratado de Arrás, por el que comprometía a retirar a los tercios de las provincias leales, a cambio del compromiso de profesar y defender la religión católica levantando para ello un ejército de naturales. Pronto se adhirieron, además de las anteriores, las provincias de Namur, Lieja, Limburgo, Luxemburgo y parte de Flandes y Brabante. De esta forma, los Países Bajos españoles quedaban divididos, salvo por algunas modificaciones posteriores, en lo que hoy son los dos reinos de Holanda y Bélgica, respectivamente.
Inmediatamente, unos 6.000 soldados católicos desertaron del ejército de Orange y numerosas guarniciones como las de Bois-le-Duc, Malinas y Villebrock, se pasaron al bando real. Un ejército protestante de 5.000 hombres intentó recuperarlas, pero en esta última fueron detenidos y masacrados por varias compañías de caballería mandadas por el teniente García de Oliveira, a quien Farnesio ascendió a capitán en recompensa por su valor. Por su parte, en Frisia y Overijssel el conde de Renneberg conseguía apoderarse de algunas villas, que cuando más tarde cambió de bando, puso bajo la soberanía española.
Alejandro de Farnesio intentó en vano retirarse con sus tropas, pero Felipe II le obligó a permanecer en los Países Bajos como gobernador y capitán general del nuevo ejército. Sin embargo, el estallido de la Guerra guerra de Independencia Conquista de Portugal, le dejaba en una difícil situación por la falta de fondos no solo para levantar el ejército de naturales y emprender nuevas campañas, sino sobre todo para poder replegar a unas tropas faltas de paga desde hacía meses. Para conseguir esto último, tuvo que poner de su propio erario el dinero que faltaba.
Los ingleses aprovecharon la coyuntura para tomar Ninove y Malinas, donde se dedicaron durante un mes a un pillaje tan exhaustivo que se llevaron hasta las lápidas de las tumbas para venderlas en su país. La situación se equilibraría pronto, pues finalmente los extranjeros abandonaron a los rebeldes, con lo que ambos ejércitos neerlandeses se vieron igual de disminuidos. Algunos nobles valones y partidarios del duque de Alençon, planearon el asesinato de Alejandro, que afortunadamente acabó siendo frustrado. Por su parte, Orange intentó tomar Groninga, defendida por Renneberg, pero una leva de 3.000 hombres pudo socorrerle a tiempo, y le permitió posteriormente recuperar algunas ciudades como Delft y Oldenzaal.

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