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La era del carro de guerra

491 bytes añadidos, 13:01 2 abr 2017
Los indoeuropeos
En Europa, varios pueblos precélticos (goidelos, ambrones, ligures e ilirios) aprovecharon el valle del Danubio para dispersarse por las llanuras húngaras y el Alto Elba. Sin embargo, la resistencia que encontraron a su avance fue mayor que en Asia, por lo que cuando se asentaron en Germania y en las Galias, eran ya un pueblo de jinetes. Simultáneamente, sármatas, escitas y cimerios se asentaron en las estepas meridionales de Rusia, a orillas del Mar Negro. Los aqueos saltaron de Capadocia a la península Balcánica, extendiéndose por Tracia, Macedonia y Tesalia. Finalmente se establecieron en la Argólida, donde fundaron su capital, Micenas, tras imponerse a los pelasgos. Desde allí invadieron Creta, acabando con la talasocracia minoica.
 
[[File:Carro solar de Trundholm.jpg|600px|center|thumb|<center>Carro solar de Trundholm</center>]]
En Extremo Oriente, los tocarios avanzaron desde la meseta de Pamir hasta Mongolia. Los chinos les llamaron ''yue-tché'' y fueron los encargados de introducir el nomadismo entre las tribus mongolas, enseñándoles el uso del [[carro de guerra]] y la domesticación del [[caballo]]. Aunque algunos autores los identificaron con los ''hiung-nu'', las crónicas les describen como velludos y de gran nariz, rasgos que no se corresponden con los de ninguna tribu mongola. Derrotados por los verdaderos hunos en el siglo III, tuvieron que retirarse hacia el noroeste de la India, donde fundaron los reinos de Saka y Kushana.
 
[[File:Tocarios de Qizil.jpg|600px|center|thumb|<center>Tocarios pelirrojos de Quizil (Sinkiang)</center>]]
Los arios (cuyo nombre se haría extensible al resto) destruyeron la cultura del Indo y empujaron a los drávidas al sur de la India. En el subcontinente se empleaban ya [[carreta]]s tiradas por bueyes en esa época pero no como [[arma]]s de [[guerra]], por lo que su [[infantería]] fue barrida fácilmente. La importante transformación operada en aquel país culminó con el propio nombre de India, que proviene del dios Indra traído por los invasores. Las modernas excavaciones de Mohenjo Daro y Harappa muestran la estela de muerte y desolación que dejaron a su paso, recogida tanto en el ''Rigveda'' como en el ''Avesta''. En los tres tomos de este último que se conservan de los veintitrés originales, se describe como Yima, rey de los arios impulsó a los suyos para conquistar Irán, India, Anatolia y Europa, gracias al poder que les conferían sus [[caballo]]s domesticados frente a los pueblos que solo conocían el [[asno]]. Las descripciones de sus [[caballo]]s los muestran como típicamente [[mongol]]es, con capa de color [[bayo]] y el vientre más claro, algo lógico si tenemos en cuenta que los arios provenían del lago Baikal, donde esta especie se impuso sobre la [[tarpán]]ica. Preferían uncir [[yegua]]s a sus carros, por ser más dóciles que los [[semental]]es a los que no castraban.
 
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| [[File:Krishna y Arjuna en Kurukhetra.jpg|300px|thumb|Krishna conduce el carro del príncipe Arjuna a la batalla de Kurukhetra</center>]]
| [[File:Carro de Darasuram.jpg|400px|thumb|Altorrelieve del templo de Darasuram representando un carro ario</center>]]
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En menos de doscientos años, todas las grandes civilizaciones existentes habían caído en poder de los pueblos de las estepas: Babilonia, Egipto, Creta y la India. Ningún [[ejército]] de entonces, ni siquiera el sumerio también armado con [[carro]]s, pudo hacer frente a la velocidad y la potencia de las cargas de los [[caballo]]s esteparios. Si en México los escasos ejemplares que llevaban los conquistadores causaron estragos entre las nutridas filas de aguerridos aztecas, podemos imaginar el efecto estremecedor que causaría una masa de [[carro]]s lanzados al [[galope]], mientras su [[tripulación]] lanzaba una lluvia de [[flecha]]s y [[jabalina]]s sobre las exiguas formaciones de la Edad del Bronce, integradas por simples campesinos que no habrían visto un [[caballo]] en su vida. De hecho, la aparición del caballo tuvo también un impacto cultural, al sustituirse el culto ancestral a la diosa madre por una compleja cosmogonía protagonizada por los nuevos dioses guerreros.

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