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La caballería española del siglo XIX

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Ignorante de este drama, el pueblo español se levanta el 2 de mayo en Madrid contra las [[división|divisiones]] francesas que, supuestamente, debían dirigirse a Portugal, aunque nunca fue esa su intención. Al encontrarse ausente el monarca, el mando del [[Ejército]] español recaerá primero en las Juntas de Defensa, posteriormente en la Regencia y, desde [[1811]], en las Cortes de Cádiz. Tras tres años en los que la fortuna se inclinó alternativamente hacia ambos contendientes, los españoles y sus aliados británicos conseguirán poner en fuga al invasor, obligando a José Bonaparte a abandonar definitivamente suelo español en [[1813]].
Este periodo puede considerarse como uno de los más complicados respecto a la orgánica, debido al elevado número de [[unidad]]es que se crearon, a la efímera vida de la mayoría de ellas y a la frecuente carencia de fuentes oficiales para su estudio. Todas las instituciones públicas y privadas rivalizan en levantar [[partida]]s, [[escuadrón|escuadrones]] e, incluso, [[regimientosregimiento]] s de [[infantería]], de [[caballería]] o mixtos. Algunos mejor organizados que otros y con [[mando]]s que en la mayor parte de los casos, nunca habían tenido relación directa con el [[ejército]] regular. Pese a todo, en algunos desarrollaron unas aptitudes castrenses que ni ellos mismos podían sospechar, gracias a su audacia, valor y conocimiento del terreno en que se movían. En ocasiones, unas decenas de hombres ponían en jaque a una [[columna]] [[enemigo|enemiga]] compuesta por [[tropa]]s perfectamente organizadas y disciplinadas.
Aunque en los [[ejército]]s invasores era mayoritario el componente francés, también sirvieron junto a José Bonaparte algunas unidades de [[caballería]] formada por españoles mal llamados afrancesados, ya que no eran sino leales a la legitimidad dinástica y estaban contagiados del mismo espíritu liberal de la Revolución francesa que luego lucharía contra [[Fernando VII de Borbón|Fernando VII]].
Pese a haber sido recientemente reclutada y por tanto carecer de una adecuada [[instrucción]], la superioridad de la [[caballería]] francesa quedó patente durante la [[guerra de Independencia Española (1808-1814)]], donde resultó decisiva en casi todas las [[batalla]]s con excepción de los sitios. Villaseñor (1880) afirma que la [[infantería]] española, solo llegó a ser realmente eficaz cuando estuvo apoyada por [[caballería]] británica, dada la escasez de la hispana. Gran parte de culpa la tuvo el propio Napoleón, cuando convenció a [[Carlos IV de Borbón]] de enviar a Italia y Dinamarca a cinco [[regimientosregimiento]] s completos con la expedición del marqués de la Romana. Los 540 [[caballoscaballo]] s adicionales para reforzarlos tuvieron que ser facilitados por el resto. Además, cada [[regimiento]] tuvo que ceder dos o tres [[escuadrón|escuadrones]] para la campaña de Junot en Portugal de [[1807]].
El arma tenía ese año un total de 16.600 [[jinetesjinete]] s y 10.600 [[caballoscaballo]]s, de los que la mitad se encontraban fuera de España cuando se inició la [[guerra]], por lo que solo un tercio de los efectivos pudo conseguir una montura. Aunque se crearon muchas [[unidad]]es, la [[caballería]] no es un [[arma]] que pueda improvisarse. En la [[batalla de Medina de Rioseco(1808)]], de los 22.000 españoles solo había 750 [[jinetesjinete]] s y en [[batalla de Bailén(1808)|Bailén]] solo formaron 1.200 de un total de 15.000. Otras batallas como [[batalla de Talavera(1809)|Talavera]], [[batalla de Albuera(1811)|Albuera]], [[batalla de Salamanca(1812)|Salamanca]] o [[batalla de Vitoria(1813)|Vitoria]] no fueron realmente decisivas por la carencia de una [[caballería]] que aniquilase a los franceses en su [[retirada]].
La [[oficial|oficialidad]] idad sumaba 963efectivos, de los que dos tercios provenían de la clase de [[cadete|cadetes]] s (mejor preparados) y el resto de los [[sargento|sargentos]] s (más disciplinados). En general, la escalilla estaba bastante envejecida, teniendo la media de edad más alta de Europa: 64 años entre los [[coronel|coroneles]]es, 58 entre los [[capitán|capitanes]] y 50 entre los [[teniente|tenientes]] s y [[alférez|alféreces]]. El [[comandante]] Jerónimo Ramírez, del [[Regimiento de Caballería España]], por ejemplo, tenía 79 años de edad y 52 de servicios. El [[coronel]] de mejor carrera era Luis Gref, que se encontraba de baja por haberse roto una pierna en tres partes y haber perdido el pie en la explosión de un polvorín.
La influencia gala se advierte en varias reorganizaciones de posguerra, pese a que en [[1814]] se había adoptado el reglamento táctico inglés, traducido por el [[comandante]] [[Francisco Ramonet]] en [[1809]] y que estuvo vigente 33 años. Como ejemplo de ello, baste citar la adopción generalizada de la [[lanza]], introducida en España por los [[ulanolanceros|ulanos]] polacos de Napoleón, si bien en [[batalla de Bailén(1808)|Bailén]] compartieron protagonismo con los garrochistas andaluces.
Por el mismo motivo, algunas [[unidad]]es de la [[caballería de línea]] recibieron de nuevo una [[coraza]], aunque no todos estuvieron de acuerdo con esta medida. El [[brigadier]] Ramonet lo consideró un error, debido a la baja estatura del [[jinete]] español y a la falta de [[caballoscaballo]] s de gran alzada que pudieran soportar ese peso añadido. Como ejemplo, citaba las libras que se colocaban en las sillas de los hockeys ingleses durante las carreras, para compensar su diferencia de peso. Como tampoco veía bien la solución austriaca de suprimir el espaldar porque desequilibraba al [[jinete]], proponía crear una especie de ''escaupiles'' de cuero doble de buey o tapir, capaz de resistir cuchilladas, lanzadas o balazos a doscientas varas.
En [[1818]] volvieron a suprimirse las [[coraza|corazas]] s y 2 dos años después desaparecía el [[instituto]] de [[húsares]]. En [[1821]] desaparecieron también las denominaciones de [[lanceros]] y [[cazadores]], reaparecieron los [[coraceros]] y los [[dragones]] se convirtieron en caballería ligera. Aunque al principio se creía seguir el principio napoleónico de no especializar a ningún [[instituto]] en el [[combate]] pie a tierra con [[arma|armas ]]s de fuego]], el abandono de la [[instrucción]] correspondiente hizo que se perdiera la preparación necesaria para realizarla.
[[Francisco Ramonet]] era partidario de una formación en tres [[línea|líneas]]s, con la segunda asomando por los [[flanco|flancos]] s de la primera y la tercera formada en [[columna]] para acudir rápidamente a donde hiciera falta. Siguiendo las [[doctrina|doctrinas]] s de Napoleón y Jomini, prefería agrupar toda la [[caballería de línea]] en las [[ala|alas]] s o en la [[reserva]], mientras repartía la [[caballería ligera|ligera]] entre la [[vanguardia]] y los [[cuadro|cuadros]] de [[infantería]], eso sí, evitando emplearla a cada paso como hacían los [[general|generales]] es franceses.
En [[1828]] se cometió el error de sostener [[regimientosregimiento]] s en cuadro para completarlos a la primera necesidad, a imitación de la [[infantería]]. En cada [[unidad]] se organizó un [[escuadrón]] de [[maniobra]] con [[jinetesjinete]] s y [[caballoscaballo]] s cedidos de otros [[escuadrones]]por el resto, con lo que se dejaba en cuadro a las [[compañíascompañía]] s naturales para formar las provisionales. Este mal, endémico desde entonces en nuestro [[ejército]] ha sobrevivido hasta nuestros días. Fue tan grave el desaguisado, que en [[1833]] Vasallo reconocía que la caballería había dejado de existir. Paradójicamente, este mal, endémico desde entonces en nuestro [[Ejército]], ha sobrevivido hasta nuestros días.
==Isabel II==
Los frecuentes cambios de gobierno que se produjeron a lo largo del reinado de [[Isabel II de Borbón]] tuvieron su reflejo en la organización del [[Ejército]], que sufrió más modificaciones en la [[uniformidad]] y [[armamento]] que en todos los anteriores reinados y en la mayoría de los sucesivos. Afortunadamente, empezaron a circular las "cartillas de uniformidad", que recogían en textos e imágenes todas estas vicisitudes para regocijo de los estudiosos de estos temas. Lamentablemente Sin embargo, no fueron exhaustivas en cuanto a cubrir todos los cambios habidos, por lo que aún existen algunas lagunas.
Aunque durante esta época se dieron frecuentes cambios de escala y de adscripción a los diferentes institutos[[instituto]]s, la labor del [[general]] inspector de [[caballería]], [[Valentín Ferraz]], permitió contar con una [[caballería]] eficiente y útil, partiendo casi de cero. Sin embargo, la confusión entre los diferentes [[instituto|institutos]] s trajo consigo que muchos [[general|generales]] es y teóricos [[militar|militares]] es posteriores no supieran distinguir y determinar claramente sus misiones. Cuando se entra en la segunda mitad del [[siglo XIX]], comienzo de la gran crisis de la [[caballería]] a nivel mundial, la caballería no tiene una idea clara de cuáles son sus fines y los medios más adecuados para llevarlos a cabo. Las [[unidad]]es cambiaban tan rápidamente de numeración que llegaron a marcar a sus [[caballos]] con el nombre, lo que tampoco serviría de mucho, ante los cambios que se avecinaban.
Durante la [[primera guerra Carlista(1833-1840)]], Vasallo llegó a decir que "''si nuestros jefes hubieran confiado en la táctica, se habría ahorrado la mitad de la sangre que derramaron nuestros soldados"''. Villaseñor aseguraba que en [[1833]] no existían más de 3.000 [[caballoscaballo]]s, cuando para completar una proporción mínima de [[caballería]] (10%) habrían hecho falta 30.000. La escasez de [[caballería]] era tal, que a la disponible se le encomendaba todo tipo de misiones sin tener en cuenta su [[especialidad]]. Igual formaban los [[húsares]] en [[línea]] para [[carga|cargar]]r, como los [[coraceros]] en [[guerrilla]] para [[exploración|explorar]] explorarar o los [[lanceros]] en [[columna]] para proteger un [[convoy]]. Zumalacárregui, que no disponía de [[arma|armas ]]s de fuego]], organizó solo [[escuadrón|escuadrones]] de [[lanceros]]. Destaca por su curiosidad la creación de una [[sección]] de [[caballería]] en la [[compañía]] de [[infantería ]] de marina]] que organizó Felipe Caldero<ref>Padrastro del general Cabrera.</ref> para operar con lanchas cañoneras por el delta del Ebro.
En las numerosas [[marcha|marchas]] y contramarchas que se realizaron durante la [[guerra]], una de las [[misión|misiones]] que con más frecuencia se encomendó a la [[caballería]] fue la de realizar las grandes [[guardia|guardias]]s. Para ello la [[unidad]] designada se dividía en tres partes: la primera formaba el cordón de seguridad, la segunda permanecía de retén cerca de los [[caballoscaballo]] s y la tercera descansaba.
En [[1856]] se restableció el [[servicio militar]] obligatorio, según el criterio de las Cortes de Cádiz, aunque muy pronto empezaron a admitirse redenciones en metálico y a decretarse exenciones. A partir de la década de los 60, los adelantos técnicos permitieron la fabricación de [[fusil|fusiles]] es de repetición ("Spencer") y de las primeras [[ametralladora|ametralladoras]] (s "Gatlin"). El uso de estas [[armasarma]]s, junto al cada vez mayor empleo de [[trinchera|trincheras]] s y [[alambrada|alambradas]], sembraron las primeras dudas sobre la capacidad del [[caballo]] para permitir al [[arma]] cumplir sus misiones.
Comenzó una etapa crítica para la [[caballería]], llegándose a dudar de su utilidad y reduciéndose sus cometidos prácticamente a la [[carga]]. Francisco Villamartín (1860) escribió:
:''mas todo lo compensa en un instante de gloria salvando la existencia de todo un ejército''.
Opinaba que la [[persecución]] no debía ser tan obstinada y a fondo que se rompiese la armonía del [[ejército]] atacante, otra muestra de que menospreciaba el valor estratégico de la [[caballería]]. Era partidario de la organización cuadripartita (esto es de 4 [[caballos]]), por lo que un [[regimiento]] debía constar de 4 [[escuadrón|escuadrones]] a 96 o 128 [[jinetesjinete]] s agrupados en 4 [[sección|secciones]] de 24 o 32, por ser el número máximo que un [[oficial]] podía conducir con acierto. A su vez, proponía dividir la [[sección]] en 3 o 4 [[pelotón|pelotones]] de 8 [[caballoscaballo]]s. Se inclinaba por la [[lanza]] como el [[arma]] por excelencia para la [[caballería]] durante el [[choque]], pero pasando luego al [[sable]] durante el [[combate]] y la [[persecución]], por su juego rápido al [[frente]] y los [[flanco|flancos]]s. Sin embargo, se oponía a dotar con [[lanza]] y [[carabina]] a una misma [[unidad]] por romper la [[orgánica]] y complicar la innata sencillez que debían presidir los asuntos de la [[milicia]].
Distinguía cuatro tipos de [[carga]]: en [[línea]], en [[columna]], en escalones y en desbandada, siendo partidario como el resto de autores de la época de la tercera. Cualquiera de ellas tenía cinco momentos: la preparación, la [[carga]] propiamente dicha, el [[choque]], la pelea y la [[persecución]]. La describía de la siguiente forma:
:''La caballería avanza el paso, a doscientos pasos del enemigo toma el trote, a los cien el galope y a los cincuenta el gran galope; unida y alineada, aumentando gradualmente la velocidad para excitar a los caballos, entusiasmar a los hombres y adquirir el máximo empuje, dando gritos de guerra para aturdir al enemigo, llega al punto de choque''.
Si el [[enemigo]] era también de [[caballería]] recomendaba igualmente el [[galope]], pero no se atrevía a contradecir a Jomini. Sin embargo sostenía que el [[choque]] y la pelea rara vez se verificaban, lo que no era exacto. El príncipe de Hohenlohe escribiría pocos años después cómo la [[caballería]] francesa siempre aceptó el [[combate]] con la prusiana y jamás volvió [[grupa|grupas]] s antes del [[choque]] en sus [[guerra|guerras]] s contra austriacos y prusianos. Sirvan como ejemplo las [[batalla|batallas]] s de Eckmüll entre los [[coraceros]] franceses y austriacos o el impresionante enfrentamiento a [[lanza]] y [[sable]] de Mars la Tour entre franceses y prusianos.
Concluía Villamartín que el carácter distintivo de la [[caballería]] no era la tenacidad sino el ímpetu, y que si en el primer momento no conseguía la victoria, debía replegarse al amparo de otras fuerzas para rehacerse. Nunca debía ser ciega en sus persecuciones ni tímida en sus correrías; aunque podía cruzar el país en todas direcciones y alejarse mucho, debía estar presta a retroceder a sus [[línea|líneas]] s sin comprometerse en [[combate|combates]] s infructuosos. De esta forma, un [[ejército]] tenía seguras sus comunicaciones, despejado su [[frente]], abundantes recursos y noticias exactas del [[enemigo]]. Lástima que Villamartín no hubiera estado más atento al desarrollo de la [[guerra de Secesión Estadounidense(1861-1865)]] pues, al igual que el resto de [[militar|militares]] es europeos, consideraba a su [[caballería]]
:''una banda de alborotadores que se perseguían a través del país y de la que no había nada que aprender''.
También se equivocó Villamartín al no dar importancia al empleo por la [[caballería]] de las [[arma|armas ]]s de fuego]], ni a su [[combate]] a pie. Muchas voces autorizadas afirmaban lo contrario, como el [[coronel]] Guicharel, el [[teniente coronel]] Bassallo o el [[general]] Cordón. El [[teniente]] Prieto sostenía que la única forma de batir a la [[infantería]] formada en [[cuadro]] era mediante el uso del [[arma|arma ]] de fuego]] previo a la [[carga]]. Aunque la densidad del [[fuego]] del [[cuadro]] era mayor, también lo era el [[blanco]] que ofrecía.
==Sexenio Democrático==

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