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La caballería española del siglo XIX

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En las numerosas marchas y contramarchas que se realizaron durante la [[guerra]], una de las misiones que con más frecuencia se encomendó a la [[caballería]] fue la de realizar las grandes [[guardia]]s. Para ello la [[unidad]] designada se dividía en tres partes: la primera formaba el cordón de seguridad, la segunda permanecía de retén cerca de los [[caballo]]s y la tercera descansaba.
En [[1856]] se restableció el [[servicio militar]] obligatorio, según el criterio de las Cortes de Cádiz, aunque muy pronto empezaron a admitirse redenciones en metálico y a decretarse exenciones. A partir de la década de los 60, los adelantos técnicos permitieron la fabricación de [[fusil]]es de repetición "Spencer" y de las primeras [[ametralladora]]s "Gatlin". El uso de estas [[arma]]s, junto al cada vez mayor empleo de [[trinchera]]s y alambradas, sembraron las primeras dudas sobre la capacidad del [[caballo]] para permitir al [[arma]] cumplir sus misiones.
Comenzó una etapa crítica para la [[caballería]], llegándose a dudar de su utilidad y reduciéndose sus cometidos prácticamente a la [[carga]]. Francisco Villamartín (1860) escribió:
:''mas todo lo compensa en un instante de gloria salvando la existencia de todo un ejército''.
Opinaba que la [[persecución]] no debía ser tan obstinada y a fondo que se rompiese la armonía del [[ejército]] atacante, otra muestra de que menospreciaba el valor estratégico de la [[caballería]]. Era partidario de la organización cuadripartita (esto es de 4 [[caballos]]), por lo que un [[regimiento]] debía constar de 4 [[escuadrón|escuadrones]] a 96 o 128 [[jinete]]s agrupados en 4 [[sección|secciones]] de 24 o 32, por ser el número máximo que un [[oficial]] podía conducir con acierto. A su vez, proponía dividir la [[sección]] en 3 o 4 [[pelotón|pelotones]] de 8 [[caballo]]s. Se inclinaba por la [[lanza]] como el [[arma]] por excelencia para la [[caballería]] durante el [[choque]], pero pasando luego al [[sable]] durante el [[combate]] y la persecución, por su juego rápido al [[frente]] y los [[flanco]]s. Sin embargo, se oponía a dotar con [[lanza]] y [[carabina]] a una misma [[unidad]] por romper la [[orgánica]] y complicar la innata sencillez que debían presidir los asuntos de la [[milicia]].
Distinguía cuatro tipos de [[carga]]: en [[línea]], en [[columna]], en escalones y en desbandada, siendo partidario como el resto de autores de la época de la tercera. Cualquiera de ellas tenía cinco momentos: la preparación, la [[carga]] propiamente dicha, el [[choque]], la pelea y la persecución. La describía de la siguiente forma:
==Sexenio Democrático==
La más absoluta falta de medios morales y humanos por el absurdo temor a un inexistente pretorianismo metropolitano, comenzará a desestabilizar las bases del [[Ejército]] durante el Sexenio Democrático, proceso que culminará al final de la centuria en dos graves desastres en Melilla y Ultramar. La [[primera guerra Larga de Cuba(1868-1878)]] comenzó el 10 de octubre de [[1868]], perfectamente sincronizada con la revolución que derrocó a [[Isabel II de Borbón]]. La protesta más o menos airada de criollos descontentos con el centralismo y la corrupción y de esclavos ansiosos de libertad, dieron paso a una lucha encarnizada en la que se confrontaron el inmovilismo radical, esclavista y económico de los intereses azucareros, con el reformismo a ultranza de los criollos abolicionistas, que convirtieron estos ideales en un virulento separatismo independentista. Simultáneamente el lejano y cambiante gobierno nacional tenía ante sí como amenaza más peligrosa la [[tercera guerra Carlista(1872-1876)]].
En Filipinas nunca llegó a haber una colonización en sentido estricto, sino más bien una cristianización misional. Las características raciales, el idioma tagalo, el inmovilismo institucional y la extensión del Océano océano Pacífico no habían permitido que prendiesen allí las ideas secesionistas americanas de comienzos de siglo. Sin embargo, la apertura del canal de Suez el 17 de noviembre de [[1869]] favoreció que los hijos de la clase dirigente acudieran masivamente a la metrópoli a cursar sus estudios superiores y regresaran a las islas convertidos en apasionados reformistas. En [[1871]] comenzó en Cavite una vasta conjura separatista a la que se unieron movimientos separatistas como el de los moros juramentados, antecesores de los fundamentalistas islámicos actuales. En las acciones emprendidas contra ellos, la [[caballería]] solo estuvo representada por un el [[Regimiento Escuadrón Lanceros de Luzón|escuadrón de lanceros]], cuya actuación fue meramente testimonial.
==Alfonso XII==
La Restauración no fue responsable de los problemas [[militar|militares]]es, simplemente los heredó; pero los políticos no se atrevieron a resolverlos sino que prefirieron contemporizar, lo que no hizo sino complicarlos. Tanto un partido como otro fueron incapaces de afrontar la problemática existente, que cada vez se enrevesaba más y como consecuencia de todo ello padeció el distanciamiento [[militar]].
Pasada la época de los pronunciamientos, el [[Ejército]] politizado dejó paso a otro más interesado en la defensa nacional y en su modernización profesional. Aunque tenía una clara conciencia de su [[misión]] como salvaguarda de la Patriapatria, seguía existiendo en las Cortes una serie de [[general|generales]] es que constituía un importante grupo de presión que eliminaba vetaba cualquier posibilidad de una reforma profunda en la estructura, sobre todo tras analizar los resultados de la [[guerra Franco-Prusiana]](1870-1871).
De acuerdo con el propio Bismarck, el [[teniente]] Prieto (1872) sostenía que
:''la acción de la caballería es de gran importancia antes y después del combate; durante la lucha pese a haber perdido la importancia de antaño, puede contribuir al éxito a veces con su acción y otras con su mera presencia''.
En el [[teatro]] de [[operaciones]] del Norte, el único digno de tal nombre, apenas hubo acciones de envergadura en las que interviniera la [[caballería]] como protagonista, con las excepciones de las batallas de [[batalla de Oteiza(1874)|Oteiza]], [[batalla de Treviño(1875)|Treviño]] y [[batalla de Aoiz(1875)|Aoiz]]. El resto de los [[combate|combates]] s fueron puntuales asaltos a [[trinchera|trincheras]]s, pues el [[terreno]] no era propicio la [[carga]] clásica y los [[jinetesjinete]] s tenían que aumentar su [[distancia]] para compensar el aumento de volumen, [[alcance]] y precisión de los [[fusil|fusiles]] es de la [[infantería]]. La [[tercera guerra Carlista(1872-1876)]] terminó en Cataluña con la toma de la Seo de Urgel el 27 de agosto de [[1875]], y en el Norte con la de Estella el 19 de febrero de [[1876]].
Pocas enseñanzas pueden extraerse del empleo de la [[caballería]] en la [[tercera guerra Carlista]]este conflicto, pues todavía era más escasa que en las anteriores. Sin embargo, el [[jinete]] carlista Vayreda (1898) afirmó que "no hay acción por grande o pequeña que sea en la que no tenga que intervenir, sin tener en cuenta ni su entidad o lo propicio del terreno, mientras que la republicana solamente sirve para alardear". Aseguraba preferir la [[lanza]] a cualquier otra [[arma]], pues si con la [[carabina]] resultaba difícil apuntar, aún lo era más intentar herir con el [[sable]] a un contrincante cubierto de correajes, manta, cantimplora, etc.
Por su parte, el [[general]] Thieboult, como numerosos autores de : ''No hay acción por grande o pequeña que sea en la época, creían que de cada 100 [[jinetes]], solo había 25 o 30 capaces de montar con soltura, manejar bien sus [[armas]] y [[carga|cargar]] con arrojo bajo el [[fuego]] enemigo. Otro porcentaje similar correspondía a buenos [[jinetes]] no tenga queintervenir, sin embargo, se preocupaban más de defenderse que de atacartener en cuenta ni su entidad o lo propicio del terreno, mientras que el resto solo pensaba en su propia conservación y huían a la menor oportunidad. La única posibilidad de aumentar el número de [[jinetes]] de las dos primeras clases a costa de los de la tercera, pasaba por una férrea [[disciplina]] y la mejora de la [[instrucción]].republicana solamente sirve para alardear''
Aseguraba preferir la [[lanza]] a cualquier otra [[arma]], pues si con la [[carabina]] resultaba difícil apuntar, aún resultaba más complicado intentar herir con el [[sable]] a un contrincante cubierto de correajes, manta, cantimplora, etc. Por su parte, el [[general]] Thieboult, como numerosos autores de la época, creían que de cada 100 [[jinete]]s, solo había 25 o 30 capaces de montar con soltura, manejar bien sus [[arma]]s y [[carga]]r con arrojo bajo el [[fuego]] enemigo. Otro porcentaje similar correspondía a buenos [[jinete]]s que, sin embargo, se preocupaban más de defenderse que de atacar, mientras que el resto solo pensaba en su propia conservación y huían a la menor oportunidad. La única posibilidad de aumentar el número de [[jinete]]s de las dos primeras clases a costa de los de la tercera pasaba por una férrea [[disciplina]] y la mejora de la [[instrucción]]. El [[teniente coronel]] Bassallo sostenía que el reglamento vigente en esta época era un compendio máximo de perfección y sencillez, que no tenía nada que envidiar al de otras potencias. De ello se deduce que la escasa eficacia de la [[caballería]] carlista se debió a su escasísima [[instrucción]] y, probablemente, a su pequeña [[entidad]]. Bohan sostenía que las naciones que se libraran de la preocupación de tener a su [[caballería]] engordando en las [[cuadra|cuadras]] s y los que tuvieran [[regimientosregimiento]] que maniobraran s maniobrando a diario a pesar del esfuerzo que eso suponía, tendrían una considerable ventaja sobre el resto.
==María Cristina==
Al contrario de lo que sucedería con su hijo, las relaciones de la regente con el [[Ejército]] fueron escasas: bordó la [[bandera]] de la [[Academia General Militar]], realizó una ascensión en un [[globo aerostático]] del [[cuerpo]] de [[ingenieros]] (algo insólito para la realeza de la época), dio su nombre a una nueva [[orden militar de María Cristina|orden militar]] y prestó su efigie a varias [[condecoración|condecoraciones]]. Por el contrario, tuvo que afrontar la [[primera guerra campaña de Marruecos]] Melilla ([[1893]]-[[1894)]]), la [[tercera guerra Guerra de Cuba]] Independencia Cubana ([[1895]]-[[1898)]]), la [[guerra de Filipinas]] Revolución filipina ([[1896]]-[[1898)]]) y la [[guerra Guerra Hispano-Norteamericana]] ([[1898)]]) que supuso la pérdida de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam. Tras la venta de las Carolinas y Marianas a Alemania ello supuso la liquidación del [[Imperio español]] de la época.
La [[caballería]] acabó el [[siglo XIX]] en una situación pésima para afrontar la gran crisis de las primeras décadas del siguiente. Continuaba aproximadamente con los mismos efectivos, mientras que la [[infantería]] había triplicado su fuerza en los últimos 40 años. El número de [[oficialesoficial]] es resultaba desmesurado, mal común al resto de [[arma|rmas]]s. Al término de la [[tercera guerra Carlista(1872-1876)]] contaba con 2.085 [[oficialesoficial]] es y 14.027 [[caballoscaballo]]s; en [[1885]] los primeros habían aumentado hasta 2.990 mientras que el [[ganado]] había descendido a 9.370.
En los últimos años del siglo cobró importancia el papel de la [[defensiva]], gracias a la cada vez mayor potencia de [[fuego]] de la [[artillería]], la [[ametralladora]], el [[fusil]] de [[repetición]] y la [[granada]] de mano, combinadas con la[[trinchera]] y la [[alambrada]]. La [[caballería]] se percató de pronto que su principal medio de [[combate]], el [[caballo]], solo servía ya para el [[transporte]]. Hasta la aparición del primer [[vehículo]] [[blindado]], el [[arma]] pasó sus momentos más oscuros. Para mayor desgracia, en España este cambio se retrasaría considerablemente.
De los dos modelos de [[ejército]] europeo, el prusiano continental y el británico expedicionario, se copió este último al encajar mejor en el carácter ultramarino de España. Aunque esto permitió reducir costes, evitar parcialmente la tecnificación y disminuir el contingente, no se completó con una [[Armada]] capaz de apoyar su despliegue ni se le dotó de los medios humanos económicos y técnicos que le permitieran cumplir su misión.
Los profundos cambios que se produjeron en el mundo occidental con el aumento de la población, la revolución industrial y la mejora de las comunicaciones y los medios de transporte, también incidieron de forma significativa en el [[Ejército]]:
* El [[cartucho]] metálico: al dilatarse en el momento del [[disparo]], obturaba la [[recámara]] y permitía la [[repetición]].* El [[cerrojo]] con llave de [[percusión]]: hacía explosionar por un golpe al [[fulminante]].* El algodón [[pólvora]]: compuesto por una mezcla de acetona, éter acético y alcohol, era tan estable y potente que permitía reducir el peso y el volumen del [[disparo]] y eliminar el humo que impedía las [[puntería|punterías]] s sucesivas.* El [[ánima]] rayada: mejoraba sensiblemente el [[alcance]] y precisión del [[fusil]].
Como consecuencia, la [[caballería]] se vio obligada a aumentar la [[distancia]] de [[carga]] y a dar preponderancia al [[cazador]] frente al [[lancero]]. Hacia [[1880]] se cometió otro grave error, aunque esta vez de sentido contrario al de Villamartín: se olvidó el [[choque]] y se revalorizaron las misiones de [[exploración]], [[enlace]] y [[seguridad]]. El [[general]] Galbis criticaba a los que, fijándose solo en los efectos aterradores del [[fuego]], consideraban imposible la existencia de masas de [[caballería]] en el campo de [[batalla]] y la reducían a dispersarse, explorar y flanquear, dejando paso a la [[infantería]] y la [[artillería]] al encontrar la más mínima resistencia. Denunciaba el olvido del espíritu de [[ofensiva]], característica del [[arma]] de los [[caballero|caballeros]]s, que consideraban deshonroso batirse a [[distancia]]. Aunque no se oponía a las [[arma|armas ]]s de fuego]], consideraba un error sustituir el [[sable]] y la [[lanza]] por unos [[prismáticos]] y una carta topográfica ya que, de esta forma, la [[caballería]] nunca podría superar la [[exploración]] [[enemigo|enemiga]].
Por otro lado, las dudas de Jomini sobre si la [[carga]] debía darse al [[trote]] o al [[galope]] dejaron de tener sentido. Se hacían a [[galope]] tendido que, por otra parte, fatigaba menos al [[caballo]] que el contenido, aunque se precisaba una adecuada [[instrucción]] para acostumbrar al [[jinete]] y al [[caballo]] a los efectos de las nuevas [[arma|armas automáticas]]s automáticas.
El ''[[Reglamento para el servicio en campaña''(1882)]], aprobado por R.O. de 5 de enero de [[1882]] (CL 25), ilustra sobre los principales detalles de la [[táctica]] de la época. Para realizar sus cometidos, la [[caballería]] se articulaba en dos grandes núcleos, las [[brigadasbrigada]] s de la [[División de Caballería]] y los [[regimientosregimiento]] s asignados a las [[división|divisiones]] de [[infantería]]. Las primeras aseguraban el [[frente]], los [[flanco|flancos]] s y la [[retaguardia]] del [[ejército]] y le protegían de movimientos envolventes. Las segundas se empeñaban en [[combate]] en las inmediaciones de su gran [[gran unidad]] y se abrían a sus [[flanco|flancos]] s para rebasar al [[enemigo]], pero sin alejarse de la [[línea]] de [[combate]]. En ambos casos, se atacaba siempre en [[línea]] y se maniobraba por [[columna|columnas]]s, decidiéndose el [[combate]] por los [[ataque|ataques]] s reiterados de los [[escuadrón|escuadrones]] de segundo y tercer [[escalón]].
Pese a todo, no faltaron voces como la del [[teniente coronel]] Caruncho ([[1894]]), quien afirmaba que
:''la La caballería no solo vale por lo que hace, sino sobre todo por lo que parece que puede hacer''.
El marqués de Medina sostenía que la [[seguridad]] de todo el [[ejército]] estribaba en que la [[caballería]] cumpliese bien sus [[misión|misiones]]: reconocer, despejar el terreno, seguir los movimientos del enemigo, hostilizarlo continuamente, interceptar sus convoyes, apoderarse de sus espías, destruir sus depósitos, entorpecer sus operaciones, etc. (Maturana 1879). De esta forma obligaba al [[enemigo]] a emplear en su [[defensiva|defensa]] fuerzas que necesitaba para la [[ofensiva]]. En el [[avance]], el [[arma]] servía de [[vanguardia]]; en la [[retirada]], de [[retaguardia]]; y en ambas, de [[flanqueo]]. En la [[batalla]] debía tantear al [[enemigo]], cerrar brechas, debilitar las resistencias enconadas y perseguir a quienes huyeran, cortando su [[retirada]] y sembrando el desaliento en sus [[fila|filas]] s para evitar su reorganización. En caso de [[derrota]], también le atañía la [[misión]] de servir de [[escudo]] frente al vencedor, evitando que envolviese a las [[columna|columnas]] s deshechas y resistiendo a costa del propio [[sacrificio]] su empuje victorioso para dar tiempo a una [[retirada]] ordenada, que sin su intervención podría convertirse en desastrosa. La [[caballería]], finalizaba
:''unas veces decide la [[victoria]], otras la engrandece, otras disminuye los desastre y siempre es la encargada de completar el triunfo''.
==Referencias==
===Notas===
<references />
 
===Bibliografía===
* Caruncho y Crosa, Ricardo. ''Estudio especial de la caballería''. La Gutenberg. 1894.
* Lión Valderrábano, Raúl y Juan Silvela Miláns del Bosch. ''La caballería en la historia militar''. Academia de Caballería. 1979.
* Prieto y Villarreal, Emilio. ''Cartas escritas con motivo de la Guerra Franco-Alemana''. Abienzo. 1872.
* Ramonet Jaraba, Francisco. :** ''Descripción analítica de las combinaciones más importantes de la Guerra y su relación con la política de los Estados''. Traducción de la obra de Henri Jomini. 1832.* Ramonet Jaraba, Francisco. * ''Historia de las vicisitudes del brigadier de Caballería''. * Ramonet Jaraba, Francisco. * "Táctica de la caballería inglesa". ''Tribuno del Pueblo Español'' nº 65. 1813.
* Vassallo i Rosselló, Rafael. ''Apuntes sobre el estudio del arte de la guerra y la historia militar''. M. Romero.1879.
* Vasallo, Francisco de Paula. ''Veladas sobre la caballería''. Tomas Fortanet. 1852.

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