Campaña de Roma

De Caballipedia
Saltar a: navegación, buscar

1555

El papa Paulo IV, de la familia napolitana Caraffa, hereda el odio de sus ancestros a los españoles por considerarlos invasores.

En Civitavieja, el prior de Lombardía, hermano del cardenal Santa Flor, tiene dos galeras con las que ha servido al rey de Francia. El emperador le ordena, por medio de su embajador marqués de Sarria, que pasen al servicio imperial. El cardenal acata la orden temiendo por su vida, pero el papa, enfadado, lo envía a prisión.

El papa ordena que todos aquellos príncipes que tengan feudos eclesiásticos acudan a Roma para renovar su vasallaje. Marco Antonio Colonna sospecha una trampa y se refugia en Nápoles.

Los familiares de Colonna y Santa Flor recurren al emperador quien, por medio del embajador Sarria, intenta hacerle entrar en razón, echándole en cara sus tratos con los franceses mediante una carta fechada en Bruselas a 4 de octubre de 1555.

En otra carta que el príncipe Felipe encomienda a Garcilaso de la Vega, recuerda que su flamante esposa María acaba de conseguir la reducción de Inglaterra a la obediencia papal. El pontífice responde encarcelando y torturando al mensajero durante quince meses en el castillo de Sant Angelo. Intenta también apresar a Ascanio de la Corgna, pero este consigue escapar a Nápoles.

El pontífice escribe a Felipe reclamándole la entrega del reino de Nápoles por no haber pagado el tributo anual que le correspondía como feudo de la Iglesia. Este rechaza su petición y se apresta para la guerra. Ordena al duque de Alba que ocupe Campania y ponga sitio a Roma, mientras que los alemanes del barón de Feltz y 1.500 españoles de Lombardía embarquen en la Spezia y tomen el puerto de Civitavecchia apoyados por 3.000 florentinos. Sande es enviado a Siena como superintendente general, con una guarnición de 600 españoles y 1.800 florentinos. Juan Manrique de Lara es enviado a Alemania para reclutar infantería y caballería.

El papa envía a París al cardenal Carafa, Alfonso D'Este, Pedro Strozzi, príncipe de Salerno y otros disidentes napolitanos, que se alían allí con el cardenal de Lorena. Montmoranci intenta convencer al rey de que respete la tregua, pero Guisa le convence de pactar las siguientes condiciones: Paulo reclutaría una guardia personal de 120 gentilhombres romanos y un campo de 10.000 italianos; Enrique, un ejército de 10.000 infantes, 400 lanzas y 1.200 jinetes. Antonio Caraffa es enviado a Ferrara y Venecia en busca de apoyo, pero el embajador español Francisco Vargas Mejía disuade al dux. Su objetivo común era expulsar de Italia a los españoles, entregando Milán al duque Luis de Orleáns y Nápoles a Antonio Caraffa. De paso, se arrebataría Florencia a su duque y se daría libertad a Siena.

1556

Alba envía embajadores al pontífice para reclamar la libertad de Garcilaso y resto de prisioneros españoles. Ante la negativa del papa, el 21 de agosto organiza un ejército contra Roma:

  • Maestre de campo general: Ascanio de la Corgna: ;
  • Proveedor general: Bernardino de Mendoza;
  • General de los italianos: Vespasiano Gonzaga;
  • General de la caballería pesada: Marco Antonio Colonna;
  • General de la caballería ligera: conde de Populi;
  • General de la artillería: Bernardo de Aldana;
  • Comisario general: Lope de Mardones.

A primeros de septiembre Alba parte hacia San Germán, donde reúne su ejército. En la muestra se hallan 4.000 veteranos españoles, 8.000 napolitanos, 6 estandartes de hombres de armas, 1.500 jinetes y 12 piezas de artillería. El duque envía a García de Toledo con la infantería española y los caballos ligeros sobre Frosolon, defendida por Julio Ursino y 4 compañías italianas del duque de Paliano, que huyen al verlos llegar.

El 15 pasa Alba a Agnani, defendida por Torcuato Conte y 800 infantes italianos. Se planta la batería e intentan el asalto los italianos, que son rechazados. Temiendo un asalto general al día siguiente, la guarnición huye también durante la noche, aprovechando un intenso aguacero. Alba toma Tívoli y Frascati, Ascanio della Corgna hace lo propio con Porcillano y Ardea, y Vespasiano con Palombera. El duque de Soma, renegado napolitano, sale de Roma con peones y caballos a intentar recuperar estas plazas, pero es derrotado por los españoles.

Julio Ursino comienza a fortificar Roma, involucrando a sus habitantes, de los que se enrolan 7.000. Rodea el castillo de Sant Ángelo con un foso y cinco bastiones con capacidad de alojar 2.000 infantes. La guarnición francesa está dirigida por Monluc y Lansac. El papa tasa las posesiones de cada habitante para obligarle a pagar el 1%, a fin de contratar suizos. El cardenal Caraffa y Pedro Strozzi se embarcan en Marsella con 1.500 provenzales y algunos nobles.

Alba deja al capitán Diego Vélez fortificando Frosolon con el ingeniero Tribucio y en Agnani al conde de Sarno con 500 infantes, y se dirige a Ostia donde aún no han llegado los refuerzos prometidos. Ello se debe a que el cardenal de Trento y el marqués de Pescara han decidido retenerlos en Lombardía ante el peligro de invasión francesa. Por otra parte, Doria tampoco lleva la gente que embarca en la Spezia por haber recibido un aviso de la princesa Juana de que los otomanos están sitiando Orán. Este retraso impedirá a Alba tomar la ciudad santa.

12 galeras francesas desembarcan gente en Neptuno, pero el calabrés Moreto la rechaza hacia Civitavecchia. Alba envía en su ayuda a Colonna, Populi y della Corgna con toda la caballería y algunos arcabuceros españoles a caballo. Mientras tanto, Antonio Caraffa no consigue levar gente en Bolonia y llega a Ascoli, en la marca de Ancona, defendida por Ferrante de Lofredo, marqués de Treviso. Julio Ursino sale de Paliano con 5 banderas y 4 cañones y ataca Pilo, pero tras una escaramuza con Sarno, es repelido por los propios lugareños que le arrojan una lluvia de piedras por los derrumbaderos.

Dado lo avanzado de la estación y el mal tiempo imperante, Alba reparte sus tropas entre varias poblaciones, desde las que siguen efectuando algunas escaramuzas. En una de ellas, Populi captura al conde Rangone. El cardenal Caraffa acude en su ayuda, pero es puesto en fuga. Todos los generales instan a Alba a atacar Roma antes de que lleguen los franceses, pero este lo rechaza ante el temor de que se le desmande la gente una vez conseguido el botín. Entretanto, el papa intenta atraerse a Cosme de Médici otorgándole el título de gran duque de Toscana. Este lo rechaza, pero las negociaciones retrasan la partida de su ejército.

CAPÍTULO XV

Referencias

Notas

Bibliografía

  • Sandoval, Prudencio. Historia de la vida y hechos del emperador Carlos V. Bartolomé París. 1512/1634.
  • Cabrera, de Córdoba, Luis. Filipe Segundo, rey de España. Aribau. 1619/1876.