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La caballería española del siglo XX

20 bytes añadidos, 19:52 20 feb 2017
Segunda República
En [[1931]] se creó la primera [[unidad]] [[mecanizado|mecanizada]] en el núcleo de tropas de la [[División de Caballería]]. Lamentablemente, ese mismo año se emprendió una masiva disolución de [[unidad]]es que estaba más orientada a la reducción del personal, especialmente de los [[oficial]]es, que a potenciar las posibilidades del [[arma]]. Ello no solo se debió a las desacertadas decisiones políticas, sino a la testarudez de unos [[jinete]]s que sobrevaloraron al [[caballo]] frente a los medios más modernos. Interpretaron mal las experiencias de la Primera Guerra Mundial y ni siquiera la [[guerra de Marruecos (1919-1927)]] sirvió de revulsivo para romper la inercia.
Mientras todos los países, excepto Polonia, desmontaban a sus [[escuadrón|escuadrones]] para convertirlos en [[unidad]]es [[acorazado|acorazadas]], la única [[División de Caballería]] española mantenía una [[orgánica]] similar a la de comienzos de siglo, desplegando en tres líneas. Como la acción seguía basada en el [[caballo]], el [[armamento]] preferido era el [[sable]]. Según la [[doctrina]] de [[1930]] tenía encomendadas las siguientes misiones:
* Adelantarse al [[enemigo]] en la ocupación de zonas de interés.
* Proteger los [[flanco]] del [[ejército]].
En esta situación se llegó al año [[1936]], con una [[caballería]] en pésimas condiciones y [[unidad]]es escasamente operativas. Las dificultades para su reorganización parecían insalvables, por cuanto la [[caballería]] era un [[arma]] cara, se carecía de fondos y se necesitaban muchos [[caballo]]s, precisamente, cuando más se notaba el descuido de la política ganadera.
Al estallar la [[guerra Civil Española (1936-1939)]], el [[arma]] estaba compuesta por diez [[regimiento]]s de [[cazadores]] en la península y cinco [[tabor]]es de [[regulares]] en Marruecos. El [[cuartel general]] y el núcleo de tropas de la [[División de Caballería]], tres [[regimientosregimiento]]s, el único [[grupo]] [[blindado]], el [[Depósito Central de Remonta]] y la [[Escuela de Equitación]] quedaron en la zona republicana, lo que suponía según Ramón Salas el 40% de los efectivos del [[arma]]<ref>Esta cifra parece demasiado alta, pero confirma que, en cualquier caso, fue el arma que en mayor proporción apoyó al bando nacional.</ref>. De su [[personal]], una pequeñísima parte consiguió pasarse al bando nacional a lo largo de la [[guerra]], mientras que muchos [[oficial]]es retirados por la Ley Azaña se incorporaron también como [[jefe]]s de [[unidad]]es de [[infantería]] y [[milicia]]s.
A lo largo de la [[guerra Civil Española (1936-1939)|guerra Civil]] no se dio a la [[caballería]] demasiada importancia por ninguno de los dos bandos. Entre las causas podríamos citar:
* Solo se le encomendaron misiones auxiliares, como servir de enlace entre [[cuerpo de ejército|cuerpos de ejército]], limpiar bolsas y realizar alguna explotación de pequeña entidad, además de explorar y tomar contacto con el [[enemigo]].
Pese a todo ello, y por anacrónica que desde el punto de vista actual pudiera parecer esta [[caballería]], lo cierto es que protagonizó también hechos heroicos, propios del [[arma]] del sacrificio. Sus [[carga]]s, cuando los [[frente]]s no estaban organizados, provocaban terror y aún resultaban efectivas. Así, por ejemplo, tras el golpe de mano efectuado por un [[tabor]] del [[Grupo de Tiradores de Ifni]], que derrotó a la [[compañía]] que defendía el puente de ferrocarril en Pindoque, un [[escuadrón]] del [[Regimiento de Caballería Calatrava]], al mando del [[capitán]] Millana, cruzó el puente a pesar del intenso fuego de la XII Brigada Internacional, de la [[artillería]] y de los [[carroscarro]] s rusos. Tras reagruparse al otro lado, partió al [[galope]] para tomar el vértice Pajares, desde donde rechazó los intensos [[ataque]]s enemigos. A continuación, cruzó el resto de [[escuadrón|escuadrones]] del 1º Regimiento, reforzados por la I Bandera del Tercio y el 2º Regimiento, que alcanzó la carretera de Chinchón. Finalmente, el 3º Regimiento desalojó a las fuerzas gubernamentales de su posición. Asegurada la cabeza de puente por toda la [[brigada]], y mientras cruzaba la [[infantería]], el 4º Escuadrón del [[Regimiento de Caballería Numancia]] y el 3º del [[Tabor de Caballería Regulares de Alhucemas]], junto a dos [[tabor]]es de [[infantería]] y una [[sección]] de [[zapadores]], se batieron heroicamente en la [[acción del Pingarrón]] frente a 42 [[carroscarro]] s rusos y fuertes contingentes republicanos, manteniendo la posición pese a las bajas de todos los [[oficial]]es y [[suboficial]]es y del 80% de la [[tropa]].
En la [[batalla de Teruel (1937)]] se efectuó una [[maniobra]] combinada de [[ala]] y doble envolvimiento para cercar dicha plaza. Es sintomático que allí la [[caballería]] tuviese una destacada actuación a pesar de que el terreno no le resultaba favorable. Trasladada la [[División de Caballería]] al frente de Aragón, tomó parte en la [[batalla de Belchite (1937)]] y en la ofensiva republicana sobre [[batalla de Teruel (1937)|Teruel]]. En la tercera fase, la [[División de Caballería]] estaba encargada, junto con la 5ª de Navarra, de servir de enlace entre el cuerpo de ejército marroquí de Yagüe y el de Galicia de Aranda, además de reducir las bolsas creadas y proteger los [[flanco]]s interiores de ambas [[columna]]s. Mientras los navarros envolvían Sierra Palomera, los [[escuadrón|escuadrones]] en arrolladores avances conquistaron Argente, Visiedo y Lidón, y llegaron a orillas del Alfambra, capturando gran cantidad de prisioneros.
Rehecha la [[División de Caballería]], tomó parte en las [[operaciones]] que permitieron la conquista de Cataluña y, trasladada a Talavera de la Reina en marzo de [[1939]], participó en las últimas acciones que permitieron la conquista de Madrid.
Mientras tanto, en el Sur se había formado una segunda [[División de Caballería]] bajo el mando del [[general]] Gete, destacando entre sus muchas acciones las llevadas a cabo entre el 20 y el 24 de julio de [[1938]] en Extremadura, concretamente las [[carga]]s de los [[tabor]]es de [[regulares]] de la I Brigada contra fuerzas muy superiores en Monterrubio, o la defensa de Castuera y de Campanario ante los [[contraataque]]s de los [[carro]]s republicanos. También combatió en este sector la tercera [[gran unidad]] del [[arma]]: la [[Brigada Móvil de Caballería]].
Hay que señalar que un gran número de [[escuadrón|escuadrones]] combatieron a pie por falta de [[ganado]] y que, junto a muchas [[unidad]]es de [[infantería]] mandadas por [[oficialesoficial]] es de [[caballería]] tuvieron también un comportamiento heroico, como el 4º Escuadrón del [[Regimiento de Caballería Numancia]], que obtuvo la [[Laureada de san Fernando]] en la [[acción de las Minas (1937)]] (Vizcaya), o el 6º y 7º del [[Regimiento de Caballería Castillejos]], que la consiguieron en la [[defensa de Corbalán (1936)]] (Teruel).
Las [[unidad]]es de [[caballería]] del Ejército Popular aún fueron más reducidas en número y actuaron más diseminadas, viéndose afectadas por las incesantes reorganizaciones de aquel a lo largo de todo el conflicto. En la [[batalla de Brunete (1937)]] se emplearon dos [[regimiento]]s en el [[ataque]] principal y aunque la [[aviación]] nacional les causó un grave quebranto, fueron los encargados de frenar la desbandada republicana tras la fracasada [[ofensiva]].
En la [[batalla de Belchite (1937)]] se empleó por primera vez una importante masa de [[caballería]]: la IV Brigada, que venía de participar en la frustrada toma de Zaragoza junto a otras 27 de [[infantería]], si bien actuó por primera vez reunida y en [[vanguardia]]. Pese a su extraordinario comportamiento durante los dos primeros días de [[ofensiva]], cedió al llegar a Mediana por haber sido diezmada.
En el núcleo de [[tropa]]s del [[ejército]] de [[maniobra]] existía una [[brigada]] de [[carro de combate|"tanques"]] y otra de [[blindado]]s, que apenas podían identificarse con una supuesta [[arma]] de [[caballería]] [[acorazado|acorazada]]. Según el informe del [[general]] Walter y del [[teniente coronel]] Galán sobre la [[ofensiva]] de Segovia en mayo de [[1937]], estas [[unidad]]es fracasaron por no estar debidamente conjuntadas con la [[infantería]]. En su afán de esperarse la una a la otra, no avanzó ninguna.
El [[teniente coronel]] Matallana, en su informe sobre la [[batalla de Brunete (1937)]], culpó del bajo rendimiento de los [[carro]]s a la casi absoluta falta de coordinación con la [[infantería]]. En las ''Directivas del ejército de maniobra para la operación sobre Brunete'' se observa que dicha [[brigada]] de [[carro de combate|"tanques"]] se encontraba diseminada en [[compañía]]s de 15 [[carro]]s, actuando sus [[capitán|capitanes]] con completa independencia. Matallana se quejaba de que no se explotara el éxito, tarea harto difícil si la [[caballería]] se encontraba diseminada por [[grupo]]s de [[escuadrón|escuadrones]] y los [[carro]]s acompañaban a la [[infantería]].
: ''Los carros no aprovechan la sorpresa del ataque, están mucho tiempo en el campo de batalla, abren fuego a gran distancia y avanzan muy lentamente''.
Lejos de vislumbrar las posibilidades de estos medios, insistía en la necesidad del perfecto enlace con la [[infantería]]. Por el contrario, el [[coronel]] de [[caballería]] Casado se quejaba de que en [[batalla de Brunete|Brunete]] los [[carroscarro]] s eran mantenidos durante horas en una posición, dejando que la [[artillería]] [[enemigo|enemiga]] los inutilizase, se recalentasen los motor y se fatigase el [[personal]].
Tampoco por el lado nacional se supo comprender las posibilidades de los [[carro]]s, quizás por no disponer de buen material, pues los únicos dignos de tal nombre eran los [[T-26]] capturados al Ejército popular. De todas formas, antes de la contienda los [[carro]]s Renault [[FT-17]] que existían en España se habían asignado ya al [[arma]] de [[infantería]].

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