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La era del carro de guerra

5 bytes añadidos, 12:15 19 feb 2017
Los indoeuropeos
Todos estos pueblos poseían una avanzada metalurgia que habían aplicado a su [[armamento]]. Sus [[carro de guerra|carros]], que llamaban ''ratha'' ("rueda") eran más ligeros que los mesopotámicos y de un solo eje, de aproximadamente 1,60 m de longitud y a solo medio metro del suelo. Dicho eje era solidario de la caja y no de las ruedas, que tampoco eran macizas como las sumerias, sino que solían tener cuatro radios y una pina maciza, sujeta al eje por un pasador. Más tarde el número de radios aumentaría a seis, ocho e, incluso, diez. Las llantas eran de bronce, lo que les confería una gran resistencia. El diámetro total oscilaba en torno a 0,75 cm. La caja (''kosa''), abierta por detrás, solía ser de mimbre (aqueos, celtas) o de madera y cuero (hititas, mitanios, hicsos). La tracción consistía en una larga vara de 2,40 m de longitud rematada con otra transversal a la que iban sujetos dos [[caballo]]s mediante collares similares a los empleados anteriormente con los bueyes y que no resultaban apropiados debido a las diferencias anatómicas entre bovinos y [[équido]]s (Gordon Childe 1996). Pese a ello, este atalaje perviviría hasta el Imperio romano. Incluso cuando adoptaron la [[triga]] y la [[cuadriga]], nunca duplicaron las varas, por lo que el esfuerzo de tracción de los [[caballo]]s laterales era muy escaso.
Respecto al [[freno]] de [[embocadura]], es probable que al principio se adoptasen las mismas anillas en los [[ollar]]es y/o labios que se empleaban en los [[onagro]]s mesopotámicos. Sin embargo muy pronto debieron sustituirse por trozos de cuero o madera y, finalmente, por filetes rígidos de bronce. Hacia [[1900 AC]] se empleaban ya [[bocado]]s articulados que jugaban en camas de hueso labrado, con tres orificios para sujetar los [[freno]]s, los montantes y las [[rienda|riendas]] (Jettmar 1966). Los restos más antiguos se encontraron en Stalingrado y pertenecen a la cultura de Timber Grave (Gimbutas 1965). Los caballos [[caballo]]s aún no se herraban, pero esto no presentaba ningún inconveniente, ya que las investigaciones genéticas sobre el [[tarpán]] han demostrado que fue precisamente la [[herradura]] la responsable de la pérdida de la dureza primitiva de los cascos (Scortecci 1965).
Al igual que las [[carreta]]s sumerias, los [[carro de guerra|carros de guerra]] indoeuropeos transportaban dos [[tripulante]]s, pero ahora el [[guerrero]] (''savyastha'')lleva una panoplia más completa que incluía una [[lanza]] y un [[arco]] compuesto, además de los [[venablo]]s. Iba sentado a la izquierda del [[carro]], mientras que el [[auriga]] (''sthart'') iba de pie a su derecha. El elevado coste de fabricación del [[carro de guerra]] y su [[armamento]] contribuyó a acentuar las diferencias sociales en el seno de estas sociedades, anteriormente igualitarias.
La revolución ecuestre coincidió con un empeoramiento climático y una sequía que empujó a los pueblos de las estepas a desplazarse en busca de pastos. Al principio lo hicieron tímidamente, en expediciones de tanteo, pero al comprobar su manifiesta superioridad sobre los pueblos vecinos, comenzaron una arrolladora invasión. A bordo de sus formidables máquinas de [[guerra]], estos pueblos protagonizaron entre [[1800 AC]] y [[1600 AC]] una colosal aventura que cambió para siempre el aspecto político del mundo entonces conocido. Los teucros y los dánaos invadieron la costa occidental de Anatolia, aprovechando la nula vocación marinera de los hititas, que habían atravesado el Cáucaso y creado un poderoso reino en Capadocia. Los hurritas fundaron Mitanni, entre las actuales Siria y norte de Irak. Los kasitas asolaron Mesopotamia, pero fueron rechazados por los babilonios. Medos y persas invadieron Irán, pero con [[caballo]]s [[mongol]]es eumétricos que acusaban siglos de continuados cruces con el [[tarpán]].
Los arios (cuyo nombre se haría extensible al resto) destruyeron la cultura del Indo y empujaron a los drávidas al sur de la India. En el subcontinente se empleaban ya [[carreta]]s tiradas por bueyes en esa época pero no como [[arma]]s de [[guerra]], por lo que su [[infantería]] fue barrida fácilmente. La importante transformación operada en aquel país culminó con el propio nombre de India, que proviene del dios Indra traído por los invasores. Las modernas excavaciones de Mohenjo Daro y Harappa muestran la estela de muerte y desolación que dejaron a su paso, recogida tanto en el ''Rigveda'' como en el ''Avesta''. En los tres tomos de este último que se conservan de los veintitrés originales, se describe como Yima, rey de los arios impulsó a los suyos para conquistar Irán, India, Anatolia y Europa, gracias al poder que les conferían sus [[caballo]]s domesticados frente a los pueblos que solo conocían el [[asno]]. Las descripciones de sus [[caballo]]s los muestran como típicamente [[mongol]]es, con capa de color [[bayo]] y el vientre más claro, algo lógico si tenemos en cuenta que los arios provenían del lago Baikal, donde esta especie se impuso sobre la [[tarpán]]ica. Preferían uncir [[yegua]]s a sus carros, por ser más dóciles que los [[semental]]es a los que no castraban.
En menos de doscientos años, todas las grandes civilizaciones existentes habían caído en poder de los pueblos de las estepas: Babilonia, Egipto, Creta y la India. Ningún [[ejército]] de entonces, ni siquiera el sumerio también armado con [[carro]]s, pudo hacer frente a la velocidad y la potencia de las cargas de los [[caballoscaballo]] s esteparios. Si en México los escasos ejemplares que llevaban los conquistadores causaron estragos entre las nutridas filas de aguerridos aztecas, podemos imaginar el efecto estremecedor que causaría una masa de [[carro]]s lanzados al [[galope]], mientras su [[tripulación]] lanzaba una lluvia de [[flecha]]s y [[jabalina]]s sobre las exiguas formaciones de la Edad del Bronce, integradas por simples campesinos que no habrían visto un [[caballo]] en su vida.
Al final de este periodo, el [[caballo]] se había extendido desde sus reductos siberianos hasta Europa meridional, Anatolia, Mesopotamia, Egipto, Irán, China y la India. Más al Este, el estrecho de Bering, deshelado desde milenios atrás, impidió el retorno del [[caballo]] al continente americano que le había visto nacer, hasta que lo llevaran los españoles en el [[siglo XV]].

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