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Regimiento de Caballería Alcántara

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===Tercio de Ennetières (I)===
El 19 de febrero de [[1656]]
Jean François de Ennetières levantó un [[tercio]] de [[caballería]] valona en Bruselas, con ocasión de la [[guerra Franco-Española]] iniciada dos años antes. El nombre de su primer [[maestre de campo]] fue hispanizado como Nestién por el [[conde de Clonard]].
Durante estos hechos, el Alcántara tuvo la ocasión de demostrar su valía, capacidad y espíritu de sacrificio, reconocida en innumerables documentos y textos literarios, como las novelas ''El alquimista impaciente'' de Lorenzo Silva, o ''La hija del caníbal'' de Rosa Montero, de la que se reproduce el siguiente fragmento:
: ''Por supuesto que en medio de este horror hubo también innumerables casos de increíble heroísmo. Como los 690 jinetes del regimiento de Alcántara, por ejemplo, que cargaron una y otra vez contra el enemigo para proteger la retirada de las tropas. La última carga la hicieron al paso, porque ya ni caballos ni jinetes tenían fuerzas para nada más. Cayó el 90% del regimiento, el mayor porcentaje de bajas que jamás ha tenido una unidad de caballería europea. Cuando el ejército español reconquistó el Rif encontraron los cadáveres del regimiento de Alcántara tal y como murieron, aún en formación de combate.''
Gaya Nuño, en su obra ''Historia del cautivo'' comenta:
: ''La desbandada es protegida por las cargas de los escuadrones de caballería de Alcántara, las únicas unidades que conservaron conciencia de su deber y contaron con jefes conscientes de su responsabilidad.''
En junio la posición de Abarran fue atacada y, con la ayuda de la Policía Indígena, sublevada contra las propias tropas españolas, fue finalmente tomada por los rifeños tras asesinar a toda la guarnición. Inmediatamente, Abd El Krim decidió pasar a la ofensiva, iniciando un ataque sobre Igueriben, que estaba al mando del comandante Benítez y que ya llevaba tiempo sufriendo hostigamiento. Quedó aislada, pudiendo ser abastecida solo por un convoy protegido por el [[capitán]] de [[caballería]] [[Cebollino von Lindeman]], quien se hizo acreedor de la [[Laureada de San Fernando]]. La situación de la posición, sin ayuda, sin munición y, lo que es peor, sin agua, se hizo desesperante, llegando sus heroicos defensores a beber el líquido de las patatas estrujadas, el de las conservas de pimiento y, en la desesperación, incluso colonia, tinta y orina mezclada con azúcar. Tras un intento fallido de socorrer la posición y tras repartir los últimos cartuchos, incendiar el material e inutilizar las piezas de [[artillería]], la guarnición salió a la desesperada, siendo masacrada a las mismas puertas de la posición. Sólo llegaron a Annual 25 supervivientes, de los cuales 16 murieron posteriormente de agotamiento o por beber demasiada agua. Dado su heroísmo en la defensa de Igueriben, les fue concedida al comandante Benítez y al capitán de la Paz Orduña la [[Laureada de San Fernando]].
Dada la gravedad de la situación, el 20 de julio se concentró el Regimiento Cazadores de Alcántara en el campamento de Dar Drius. El 21 de julio participó sin éxito en el intento de auxilio a la posición de Igueriben. El 22 de julio se encontraba el general Silvestre, al mando de unos 3.000 hombres, en la posición de Annual que era duramente hostigada hasta el extremo de que, finalmente se decidió a abandonarla. El Regimiento Alcántara tuvo una actitud ejemplar, intentando poner orden en la desbandada con los poco medios de que disponía, cubriendo los flancos y la retaguardia de la columna, hasta su llegada a Dar Drius. El 23 de julio la desorganización era ya total, muchos [[oficial]]es habían abandonado sus puestos y huido a Melilla en los escasos vehículos disponibles. El pánico se había adueñado de las [[tropa]]s, convirtiendo la retirada en un "sálvese quien pueda". El Alcántara apoyó el abandono de algunas posiciones, llegando a combatir al [[arma blanca]]. Nada más alcanzar Dar Drius, el general Navarro ordenó la evacuación de la posición y continuar la retirada hacia la de Batel. Una vez recibida la orden, el [[teniente coronel]] [[Fernando Primo de Rivera]] se reunió con sus oficiales y les dijo:
:''La situación, como ustedes verán, es crítica. Ha llegado el momento de sacrificarse por la patria, cumpliendo la sagradísima misión de nuestra arma. Que cada uno ocupe su puesto y cumpla con su deber.''
El Alcántara protegió los flancos y la retaguardia de la columna en retirada con constantes cargas sobre el enemigo. Cuando estaba a punto de cruzar el río Igan, la columna sufrió un fuerte ataque de las fuerzas rifeñas allí emboscadas. Al producirse los primeros disparos, el general Navarro ordenó a Primo de Rivera que cargara con sus [[escuadrón|escuadrones]] sobre el flanco izquierdo, para conseguir que la columna vadease el río. Primo de Rivera, sabiendo a lo que se enfrentaba arengó a sus [[jinete]]s con estas palabras:
:''¡Soldados! Ha llegado la hora del sacrificio. Que cada cual cumpla con su deber. Si no lo hacéis, vuestras madres, vuestras novias, todas las mujeres españolas dirán que somos unos cobardes. Vamos a demostrar que no lo somos.''
porque es ese arma noble y bravía
que al combate se lanza a vencer.
Del viejo Alcántara,
de aquellos bravos cazadores,

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