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Logística de Alfonso XIII

3506 bytes añadidos, 17:37 24 mar 2017
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==Regencia de María Cristina==
En 1888 se ordenó devolver a los parques las lanzas modelos 1884 y al año siguiente se fabricaron otros modelos más cortos y de hierros diferentes.<br />
 
Los sistemas rayados de retrocarga demuestran pronto que una tropa con fusiles de avancarga no puede responderles eficazmente, Ello supone una auténtica revolución técnica en el campo del armamento portátil individual. Las primeras armas de retrocarga que se adoptan por nuestro Ejército son el fusil de infantería, la tercerola de caballería y el mosquetón de ingenieros, todos ellos con sistema Remington modelo 1871 y 1874, de 11 mm de calibre y en los que la carga era manual, cartucho a cartucho, pues en asta época aún no hay ninguna corriente táctica que se oriente hacia el aumento del volumen de fuego.<br />
 
Terminada la Tercera Guerra Carlista, se hace patente que las armas de un solo tiro no son ya suficientes para imponerse a un enemigo atrincherado que utilice fusiles de repetición y se hace necesaria la redefinición de las características de los fusiles de nueva generación. No obstante, los problemas de Cuba privan al Ejército de los medios económicos para modernizar su armamento básico.<br />
 
La aparición de las armas de repetición permite reducir las operaciones a dar un cuarto de vuelta a una palanca, la posibilidad de manejarlas con una sola mano y la multiplicación de la potencia de fuego. Ello se debe al concurso de la retrocarga, el cartucho metálico y a la reducción del calibre, que permite disminuir el peso y volumen y mejora las cualidades balísticas en cuanto al alcance y la precisión. El primer fusil de repetición es el Winchester, que es adoptado por todos los Ejércitos hasta que hacia 1898 es sustituido por el Máuser, que con su almacén de vaivén es el antecesor de todas las armas del siglo XX. Su sistema de funcionamiento, ciertamente complejo, puede resumirse diciendo que al girar hacia abajo una palanca que también sirve de guardamonte, se hace retroceder el bloque de cierre en el que va integrado el percutor. Este movimiento monta el martillo y eleva la teja que presenta un cartucho ante la recámara. Al deshacer el movimiento de la palanca, desciende la teja y avanza el cierre que empuja el cartucho a la recámara, mientras que el muelle del sistema de alimentación ha desplazado a otro cartucho hasta la teja. La cola del disparador, al ser apretada, zafa el martillo que golpea el percutor y produce el disparo.<br />
 
La relativa calidad, potencia y fiabilidad del fuego trae consigo una importantísima consecuencia en las otras formas de la acción: el combate se plantea casi exclusivamente a distancia, lo que incrementa el movimiento y reduce el choque a una acción secundaria. A un segundo nivel disminuye la importancia de la lanza como arma resolutiva y condena al ostracismo a las pistolas de pistón que llevan los lanceros en el arzón de sus sillas como último recurso.<br />
 
En 1893 aparece un nuevo modelo de fusil de la marca Máuser. Su sistema de repetición es por la traslación longitudinal del cerrojo, que se asegura por medio de un cuarto de vuelta del mango. Tiene capacidad para 5 disparos más otro en la recámara. Dos años después se fabrica una carabina con el mismo sistema de cierre. Las únicas diferencias, aparte de su menor tamaño residen en un cerrojo de mango curvo y una anilla para engarzarla a la bandolera, situada debajo de la garganta de la culata.<br />
 
==Reinado==
Por R.O. de 5 de septiembre de 1905 (DO 197) se declara reglamentaria la pistola Bergman modelo 1903 de 9 mm, semiautomática con cañón y cierre móviles.<br />

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