Epílogo
Si el paciente lector ha recorrido secuencialmente este trabajo, podrá dar por contestadas seis de las siete preguntas que nos hacíamos al principio. Comenzamos nuestro recorrido aprendiendo QUÉ significa el término caballería, así como otros relativos. Inmediatamente después estudiamos CUÁNDO nació la caballería en el mundo y seguimos su evolución lo largo de casi 5.000 años de historia. Conocimos CÓMO se organizó el arma en España durante los 500 años de existencia de nuestra nación, repasando a continuación los historiales de sus principales unidades. Las acompañamos por todo el mundo para conocer DÓNDE desplegaron y combatieron. Vimos después QUIÉNES fueron esos jinetes valerosos y temerarios, que regaron con su sangre tantos campos de batalla y nos detuvimos un momento para conocer sus uniformes y las recompensas con las que la patria recompensó su sacrificio. Finalmente repasamos en profundidad CUÁLES fueron los medios que emplearon en sus hazañas, ya fuesen montados a caballo o a bordo de modernos carros.
Obviamente queda por contestar una pregunta: POR QUÉ la caballería ha sufrido hoy día una brutal reducción tanto en la calidad de sus misiones como en la cantidad de sus efectivos. Personalmente, creo que puede deberse a que durante mucho tiempo no se la ha considerado necesaria, pues otras armas y especialidades podían asumir sus misiones. También porque sus propios jefes no fueron conscientes de que estaban perdiendo la mayor batalla de su vida, cuando se dejaron arrebatar los primeros carros por la infantería, los helicópteros por la aviación del ejército y los medios ISTAR por las unidades de inteligencia.
¿Ha muerto entonces la caballería? Si entendemos por tal meramente la parte de un ejército que combate a caballo, lógicamente hemos de concluir que se ha extinguido. Pero si consideramos el conjunto de tropas encargadas de cumplir una larga serie de misiones tradicionales y aún vigentes, la caballería no solo no ha muerto sino que, por el contrario, ha evolucionado y adoptado los elementos que la ciencia y la técnica han puesto a su disposición para seguir cumpliendo esas misiones en mejores condiciones que nadie.
No olvidemos que la caballería fue considerada durante casi toda su historia como el arma decisiva, y no precisamente por sus misiones de reconocimiento, sino por la intensidad del choque. Una carga violenta, poderosa y decisiva como solo puede darla hoy día un regimiento acorazado protegido por un escuadrón de helicópteros de ataque. Sin unos ni otros, limitada a explorar y vigilar, la que fue durante miles años la reina de todas las armas entonó su canto de cisne y se sacrificó en beneficio del resto. Pero algún día no muy lejano, resurgirá de sus cenizas cuan ave fénix de Numancia porque...
El espíritu de la caballería, hecho de audacia y abnegación, de sacrificio y disciplina, no cambiará jamás, porque es el alma misma de los jinetes y el alma es inmortal.