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Rebelión de las Alpujarras

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Texto reemplazado: «Guerras Civiles» por «Operaciones contra el Islam»
==1570==
El bando rebelde ha crecido desde que lo gobierna Aben Aboo, gracias al apoyo berberisco. Don Juan decide tomar el mando de uno de los dos ejércitos cristianos y deponer al marqués de los Vélez, que le entrega sus fuerzas y regresa a Murcia. Las ciudades reclutan nuevas compañías de milicias y el comendador trae de Cartagena a Baza artillería gruesa y municiones. Se reúne así un campo de 12.000 infantes, además de las 4.000 que habían quedado en Granada con Sessa. Otras 10 compañías son enviadas a Castilleja, para que Molina impida el socorro a Galera. Llega a esta plaza don Juan y, tras reconocerla con la caballería de Quijada, planta tres baterías.
Dado el primer asalto, Padilla, Favara y Luzón consiguen entrar en la iglesia y matan a muchos moros. Desde allí se cavan unas trincheras para que pueda accederse al castillo a cubierto de su fuego. En este segundo asalto, que fracasa muere Juan Pacheco, que había llegado de Talavera solo dos horas antes. Se comienza a minar una casa sobre la muralla y, una vez volada, mueren sus 700 defensores. No obstante, los escombros acaban reforzando la muralla. El alférez del capitán Zapata planta su bandera sobre el muro pero, por ser estrecha la entrada, no es socorrido y es derribado junto a aquella. El tercer asalto se salda con otros 400 muertos y 500 heridos, entre ellos, Padilla, Favara y varios capitanes.
Esa noche don Juan ordena hacer otras dos minas, pero los defensores dan una encamisada y matan a los gastadores. Cuando están terminadas, falla la primera pero cumple su cometido la segunda, abriendo una brecha por la que penetran los soldados de Padilla. Mueren 2.400 moros y 400 mujeres, entregándose otras 4.000 a los soldados junto al abundante botín. Hecho esto, don Juan ordena arrasar Galera para que no pueda volver a utilizarse como refugio.
Entretanto, Aben Aboo ataca Almuñécar y Salobreña, pero es rechazado por Lope de Valenzuela y Diego Ramírez de Haro, pese a contar con pocos defensores. Sessa sale de Granada con un segundo ejército para coger en una tenaza a los moriscos. Camina a Órgiva con 8.000 infantes y 350 caballos, entre los que se halla mucha nobleza andaluza. En Jubiles tropieza con Aben Aboo, quien lleva 6.000 peones, pero Sessa prefiere no arriesgar y realizar una campaña de desgaste. Desde allí, envía a Luis de Córdoba y a Cardona con 1.000 infantes y 150 caballos cada uno a recorrer la sierra, pero solo encuentran mujeres y niños.
Otra columna enviada por Favara a la Calahorra a por suministros, es emboscada por los moriscos, que matan a 1.000 soldados, incluidos los enfermos, y liberan 70 esclavas sin perder un solo hombre. El 16 de abril llega Favara a Calahorra con los restos de su tercio y, tras reforzarse con gente de Guadix, se reúne en Adra con Sessa, cuya tropa también está muy mermada por las deserciones, sumando apenas 1.500. Como tienen aviso de la llegada de 14 fustas berberiscas a Casteldeferro, toman la plaza y matan a todos los defensores que no consiguen embarcarse.
Don Juan envía a Jerónimo Manrique y Tello González de Aguilar a reconocer Serón con 160 lanzas y 50 arcabuceros a caballo. Les sigue la infantería, gobernada por Lope de Figueroa, Miguel de Moncada y Juan de Espuche, y tres compañías de caballos de Francisco Mendoza, García Manrique y Martín de Ávila. Los hombres de Figueroa son los primeros en entrar en el pueblo y se dedican a capturar mujeres y robar en las casas. Bajan de la sierra 6.000 rebeldes con el Malech y dan sobre los ladrones, debiendo ser socorridos por Moncada cuando ya huían desbandados. Figueroa es herido en un muslo, pero es socorrido por los escuderos de Écija. También Quijada es herido de muerte por lo que don Juan ordena la retirada a Caniles. Algunos soldados que seguían saqueando se ven obligados a refugiarse en esas mismas casas y en la iglesia y acaban muriendo calcinados cuando los moriscos les prenden fuego. Al enterarse de esta derrota provocada por la codicia de algunos, el rey envía 2.000 infantes de Toledo al mando de Juan Niño de Guevara.
Regresa don Juan a Serón, esta vez llevando en vanguardia el tercio de Antonio Moreno y la caballería. Los moros prenden fuego al castillo y suben a la montaña. Tello ocupa los pasos y García Manrique con 1.500 arcabuceros toma los altos sobre la villa para impedir el socorro desde Tijola. A los moros de Serón se les unen otros 7.000 de Purchena, pero don Juan organiza una maniobra envolvente y consigue ponerlos en fuga. Marcha Juan a Tíjola con Pedro Padilla y Lope de Figueroa, subiendo la artillería al cerro mediante un complejo sistema de garruchas. Cuando comienza el bombardeo los moriscos se retiran, dejando atrás sus familias y bagajes. Juan ordena proteger las rutas de huida, pero no de los moriscos, sino de aquellos desertores que intentasen marcharse con el botín. Tíjola queda completamente destruida, mueren 400 moriscos y queda en la fortaleza el capitán Hernán Vázquez de Loaisa. Juan redacta un bando por el cual concede la vida y la libertad a cualquier morisco que le entregue la cabeza de uno de sus líderes o de un berberisco. Tras mover el campo a Terque, envía a Tello de Aguilar con 100 lanzas y a Jordán de Valdés con 2.000 peones contra los turcos y berberiscos que se han refugiado en la sierra de Filabres. Tras un breve combate, les hacen 100 bajas y capturan 400 mujeres y 1.000 cabezas de ganado. Por su parte, Padilla con 1.200 de su tercio y Diego de Argote con 70 lanzas de Córdoba y 30 de Écija corren la campiña matando 400 moriscos y capturando 5.000 mujeres, niños y ancianos, a costa de 12 jinetes y muchos soldados. El 30 de abril Aben Aboo escribe a don Juan para que se celebre una reunión en el Fondón, villa distante una legua del Padul. Este envía a Alonso de Granada Venegas a tratar la reducción de los rebeldes con el Abaqui. Concluidas las condiciones, este se arrodilla a los pies de Juan, entregándole su cimitarra y la bandera de Aben Aboo mientras pide clemencia para ambos y todos los suyos. En nombre del rey les perdona la vida pero destierra a todos los moriscos de sus hogares al interior del reino. Sin embargo, los de la serranía de Ronda se niegan a abandonarla. Antonio de Luna parte de Antequera con 4.000 infantes y 60 caballos, y en Ronda se le juntan otros 150 peones de la guardia y 50 caballos del rey a cargo de Pedro Bermúdez. Cuando intentan forzar a los moriscos a que abandonen sus hogares, algunos soldados se dedican al saqueo, lo que empuja a los moros a matarlos. El resto abandona sus banderas y regresa a sus casas con el botín. En vista del desorden Luna decide retirarse e informar al rey. Incumpliendo lo pactado, el Abaquí se embarca en Casteldeferro con algunos cautivos cristianos, pero es divisado desde el castillo y las galeras cristianas prenden la fusta berberisca. Los moros de la Axarquía atacan Alozaina, defendida por solo 10 escuderos de Ginés Martín. Este consigue introducir a todas las doncellas del pueblo en la torre y juntos la defienden hasta que los moriscos se retiran con 3.000 reses y 4 cautivas. Llegan a Istán desde Cádiz Luis Cristóbal Ponce de León, duque de Arcos con 4.000 peones y 150 caballos, y desde Málaga Arévalo de Zuazo con 2.000 peones y 100 caballos. Envían a Pedro Bermúdez y a Pedro de Mendoza con 150 infantes cada uno a reconocer las cotas donde se refugian los moriscos. Los moros arremeten contra Mendoza y ponen en fuga a sus tropas bisoñas. Mendoza consigue reunirlos y lanza otro ataque, siendo ahora los moriscos los que optan por retirarse al amparo de la noche. Aunque el duque autoriza la persecución, esta no consigue alcanzarlos debido a lo agreste del terreno si bien captura 400 mujeres y niños. En cambio, la compañía de Murillo es exterminada a la altura de Monda. El duque ordena a Sancho de Leiva que le envíe 800 galeotes, los cuales llegan al mando del hijo de aquel, Alonso de Leiva. Se hacen tres escuadrones y se bate la zona, sin efecto por haberse dispersado los moriscos. Zuazo regresa a Málaga, Alonso a las galeras, y el duque a Marbella. Viendo Juan de Austria que Aben Aboo ha incumplido su palabra y tiene tratos con los berberiscos, regresa a la Calahorra con 5.000 hombres. Allí se reúne con Pedro Padilla y Juan de Soto, maestre de campo del tercio que llamaron de Frncia, con 3.200 peones y 1.500 mulos cargados de bastimentos. En Valor está Lope de Figueroa con otros 800 peones y 40 caballos. El de Austria autoriza a la gente a que recorra la tierra, haga prisioneros, saquee las viviendas y se apropie del ganado, entregando el quinto real al gobernador de día. En Mecina capturan a la familia de Aben Aboo. Este intenta huir pero es muerto por el Seniz, quien entrega el cadáver en Granada para cobrar la recompensa. Finalizada definitivamente la campaña, el 1 de noviembre Felipe II ordena el traslado a Castilla de los moriscos supervivientes, que marchan acompañados de comisarios reales para evitar que sean desvalijados. Muchos prefieren huir a Berbería y solo algunos permanecen en las sierras, donde son perseguidos por las cuadrillas y exterminados. Juan de Austria despide a su ejército y parte hacia Madrid para disponer su viaje a Italia.
==Referencias==
* Cabrera de Córdoba, Luis. ''Filipe Segundo, rey de España''. Aribau. 1619/1876.
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