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Rebelión de las Alpujarras

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Texto reemplazado: «Guerras Civiles» por «Operaciones contra el Islam»
Aunque el ataque debía ser simultáneo, Padilla llega primero y sus veteranos se lanzan al asalto del fuerte sin esperar al resto. Al principio los moriscos resisten, pero cuando llega el resto de las tropas se ven rodeados y se dan a la fuga. Muchos son alcanzados por la caballería de Zuazo y solo algunos heridos consiguen llegar a las Alpujarras. Las moras pelean como amazonas y algunas prefieren despeñarse a ser cautivadas. Se hacen 3.000 prisioneros y un gran despojo de oro, plata, seda, ganado y trigo. Mueren 200 cristianos, entre ellos, Pedro de Sandoval. Casi todos los capitanes resultan heridos. Al día siguiente, se desbarata el fuerte y se emprende el regreso a Málaga. Los milicianos de Loja, Alhama, Alcalá la Real y Archidona llegan tarde a la empresa, por lo que durante la vuelta se dedican a asaltar granjas para resarcirse.
PÁGDon Juan refuerza el campo del marqués de los Vélez, que se había desplazado a Adra tras su victoria en Berja, permaneciendo allí ocioso entre el 10 de junio y el 20 de julio. Para ello le envía 1.500 catalanes conocidos como "delados" (fugitivos), mandados por Antic Ça Riera. Esta unidad se levó en Cataluña entre bandidos y perseguidos de la justicia a quienes se prometió el perdón a cambio de servir en la guerra sin sueldo, que solo cobraban sus capitanes. En el conflicto intervienen el tercio de Francia (10), mandado por Juan de Solís; y el tercio de Nápoles (10 + 2 de Lombardía), al mando de Pedro Padilla. Antonio de Luna gobierna 1.200 caballos. 17  Entre 1569 y 1570 la corona levanta ocho nuevos tercios para sofocar la rebelión:
* Antonio de Tejeda: 12 compañías;
* Hernando de Zúñiga: 12;
* Diego Venegas (SGM): 22;
* Bartolomé Pérez Zumelzo: 10;
* Rodrigo Benavides: 2.000 hombres;* Marqués Lorenzo Téllez de Silva, marqués de la Favara: 700 hombres<ref>Aunque el maestre es portugués, sus soldados son levados en Granada.</ref>;
* Lope de Figueroa.
Aunque Clonard adelanta la fecha de creación del último a 1566, en esa época Figueroa era capitán del tercio de Sicilia, con el que combatiría dos años después en Jemmingen. Hasta que llegó a la corte para dar cuenta de esta victoria, no pudo Felipe II concederle el mando de un nuevo tercio. En el conflicto intervienen, además, el Tercio de Francia (10), mandado por Juan de Solís; y el Tercio de Nápoles IV (10 + 2 de Lombardía), al mando de Pedro Padilla. Caso especial fue el Tercio de los Delados (fugitivos) mandado por Antic Ça Riera, que se levó en Cataluña entre bandidos y perseguidos de la justicia a quienes se prometió el perdón a cambio de servir en la guerra sin sueldo, que solo cobraban sus capitanes. Otros tercios fueron levantados y pagados a expensas de las ciudades y concejos. Así, por ejemplo<ref>Uno de ellos está mandado por Francisco de Molina, con 5 compañías.</ref>:* Granada (: Alonso Portocarrero);* Guadix: Antonio Moreno;
* Úbeda;
* Baeza;
* Lorca (Pardillos).
Finalmente, tomó parte en el conflicto un gran número de compañías sueltas costeadas por villas, pueblos y lugares. Con la excepción de las tropas veteranas de Italia, el desempeño del resto era muy escaso, pues las milicias concejiles se deshacían al primer choque, carecían de instrucción militar, de capacidad de sacrificio, eran indisciplinadas y codiciosas. A ello se suma la rivalidad entre los marqueses de Vélez y Mondéjar, molesto este último por haber sido privado del mando a pesar del éxito de su primera campaña. El 20 de julio sale Vélez de Adra con 2.000 peones, 200 caballos y vituallas para 8 días. En Berja encuentra a Humeya con 6.000 moros, la mitad arcabuceros y ballesteros, pero en lugar de plantear batalla inmediatamente, les concede dos días de descanso a sus hombres, que aprovechan los moriscos para poner a salvo familias y bagajes. Al tercer día, Humeya ataca a los veteranos de Pedro Padilla y los aventureros de Favara, quienes sostienen sus posiciones hasta poner en fuga a los moriscos. El marqués no consiente en la persecución y mueve el campo a la Calahorra para avituallarse. Allí se repiten las deserciones, hiriendo algunos fugitivos a Diego Fajardo cuando intenta detenerlos. Antonio Enríquez es enviado a socorrer el castillo de Seron con 500 arcabuceros y 60 caballos. Es atacado por el Mocebé, quien le hace 200 bajas. Al ver el desastre, Diego de Mirones, alcaide del castillo, sale a buscar socorro con 30 soldados, de los que le matan 14. Mirones es capturado y rinde el castillo para liberar a su familia, pero todos son asesinados cumpliendo órdenes de Humeya. Este pretende tomar Almería para convertirla en la capital de su reino, por lo que infiltra 1.000 moriscos a reconocerla. La encuentran guarnecida por la compañía de escuderos de García Villarroel y otra de infantería. Alertado este, sale el 23 de julio con 200 arcabuceros y 30 caballos y ataca a las hordas de Humeya, que huyen sorprendidas. Cuando se repliegan a Almería, este contraataca pero no consigue estorbarles el paso. Desde entonces, García descuartiza a todos los moriscos que llegan a la ciudad para disuadir a los posibles espías. El Malech intenta tomar Oria con 3.000 moriscos el 25 de julio, pero hallándola bien reforzada por Diego Ramírez, decide levantar el sitio. En Argel, Hernando Abaquí consigue que el bey les socorra con 400 escopeteros y 8 fustas cargadas de suministros. El 22 de agosto, 2.000 moriscos del valle de Lecrín y las Guajaras se dirigen al Padul, defendida por la compañía de caballos de Alonso de Valdolomar. El marqués de los Vélez ha consumido 12.000 peones y 700 caballos sin efecto alguno, y se mantiene ocioso con los 1.500 y 200 restantes en Granada, quejándose a don Juan de Mondéjar, Sessa y Quijada. El 12 de septiembre el rey manda llamar a Mondéjar a la corte para que explique su versión. Mientras tanto, Vélez decide salir en campaña contra el Xargal en la zona de Baza. Reúne 5.000 peones y 200 caballos con los que refuerza al tercio de Padilla. Cuando alcanzan al enemigo, este huye dejando el bagaje y las familias para que se ceben los soldados. Estando estos dedicados al saco, el Xargal los ataca y les causa muchas bajas. Humeya ataca Adra con 2.000 hombres pero, encontrándola bien defendida, pasa a Vera. El alcaide de su castillo emplea las atalayas para avisar al de Lorca. Este junta 970 peones y 80 caballos y expulsa a los moriscos de Vera. Los berberiscos enviados desde Argel conspiran para derrocar a Humeya y entregar las Alpujarras a su bey. Aunque aquel tiene 400 guardias y 1.600 soldados, ninguno impide su arresto. Eligen como rey títere a Abdallah Aben Aboo, tintorero granadino, quien comienza por enviar presentes a Argel y Constantinopla en demanda de auxilio. Los espías informan a Don Juan del derrocamiento y muerte de Humeya. Simultáneamente, las compañías de Órgiva se amotinan aprovechando la enfermedad de Francisco de Molina. La compañía de Antonio Moreno cae en una emboscada por culpa de un traidor, escapando solo tres soldados. Aprovechando ambas coyunturas, Aben Aboo ataca Órgiva el 26 de octubre con 10.000 hombres. Acude en su ayuda el duque de Sessa, llevando a Pedro de Vargas con 6.000 infantes y a Miguel de León con 300 caballos, todos ellos milicianos. Por el camino son emboscados y sufren muchas bajas. Imposibilitado de prestarle auxilio por la superioridad numérica de los moriscos, el duque avisa a Molina de que abandone Órgiva y se refugie en Motril. Los moriscos celebran una gran victoria por ser Órgiva la primera plaza importante que capturan por la fuerza. Su siguiente objetivo es Galera, importante plaza en el camino hacia Murcia y Valencia, guarnecida por apenas 60 soldados de Enrique Enríquez. Llegan allí 3.000 moros y berberiscos pero el alcaide consigue avisar a las vecinas Huéscar y Baza, cuya caballería pone en fuga a los rebeldes. Desde allí marchan a Oria, donde se les unen moriscos de Murcia. La caballería de Lorca les da una carga en la que matan a 450 moriscos a costa de solo 5 cristianos. Se alza también Orce, pero los propios villanos ponen en fuga a los moriscos y berberiscos, que se trasladan a Güejar para saquearla. Marcha contra ellos el propio don Juan, llevando en vanguardia a Luis Quijada con 3.000 peones y a Francisco Solís con la artillería y bagajes. Sessa marcha por otro camino con 4.000 infantes y 300 caballos y, como llega antes, pone en fuga a los moros para evitarle peligro al de Austria. ==1570==El bando rebelde ha crecido desde que lo gobierna Aben Aboo, gracias al apoyo berberisco. Juan decide tomar el mando de uno de los dos ejércitos cristianos y deponer al marqués de los Vélez, que le entrega sus fuerzas y regresa a Murcia. Las ciudades reclutan nuevas compañías de milicias y el comendador trae de Cartagena a Baza artillería gruesa y municiones. Se reúne así un campo de 12.000 infantes, además de las 4.000 que habían quedado en Granada con Sessa. Otras 10 compañías son enviadas a Castilleja, para que Molina impida el socorro a Galera. Llega a esta plaza Juan y, tras reconocerla con la caballería de Quijada, planta tres baterías. Dado el primer asalto, Padilla, Favara y Luzón consiguen entrar en la iglesia y matan a muchos moros. Desde allí se cavan unas trincheras para que pueda accederse al castillo a cubierto de su fuego. En este segundo asalto, que fracasa muere Juan Pacheco, que había llegado de Talavera solo dos horas antes. Se comienza a minar una casa sobre la muralla y, una vez volada, mueren sus 700 defensores. No obstante, los escombros acaban reforzando la muralla. El alférez del capitán Zapata planta su bandera sobre el muro pero, por ser estrecha la entrada, no es socorrido y es derribado junto a aquella. El tercer asalto se salda con otros 400 muertos y 500 heridos, entre ellos, Padilla, Favara y varios capitanes. Esa noche Juan ordena hacer otras dos minas, pero los defensores dan una encamisada y matan a los gastadores. Cuando están terminadas, falla la primera pero cumple su cometido la segunda, abriendo una brecha por la que penetran los soldados de Padilla. Mueren 2.400 moros y 400 mujeres, entregándose otras 4.000 a los soldados junto al abundante botín. Hecho esto, Juan ordena arrasar Galera para que no pueda volver a utilizarse como refugio. Entretanto, Aben Aboo ataca Almuñécar y Salobreña, pero es rechazado por Lope de Valenzuela y Diego Ramírez de Haro, pese a contar con pocos defensores. Sessa sale de Granada con un segundo ejército para coger en una tenaza a los moriscos. Camina a Órgiva con 8.000 infantes y 350 caballos, entre los que se halla mucha nobleza andaluza. En Jubiles tropieza con Aben Aboo, quien lleva 6.000 peones, pero Sessa prefiere no arriesgar y realizar una campaña de desgaste. Desde allí, envía a Luis de Córdoba y a Cardona con 1.000 infantes y 150 caballos cada uno a recorrer la sierra, pero solo encuentran mujeres y niños. Otra columna enviada por Favara a la Calahorra a por suministros, es emboscada por los moriscos, que matan a 1.000 soldados, incluidos los enfermos, y liberan 70 esclavas sin perder un solo hombre. El 16 de abril llega Favara a Calahorra con los restos de su tercio y, tras reforzarse con gente de Guadix, se reúne en Adra con Sessa, cuya tropa también está muy mermada por las deserciones, sumando apenas 1.500. Como tienen aviso de la llegada de 14 fustas berberiscas a Casteldeferro, toman la plaza y matan a todos los defensores que no consiguen embarcarse. Juan envía a Jerónimo Manrique y Tello González de Aguilar a reconocer Serón con 160 lanzas y 50 arcabuceros a caballo. Les sigue la infantería, gobernada por Lope de Figueroa, Miguel de Moncada y Juan de Espuche, y tres compañías de caballos de Francisco Mendoza, García Manrique y Martín de Ávila. Los hombres de Figueroa son los primeros en entrar en el pueblo y se dedican a capturar mujeres y robar en las casas. Bajan de la sierra 6.000 rebeldes con el Malech y dan sobre los ladrones, debiendo ser socorridos por Moncada cuando ya huían desbandados. Figueroa es herido en un muslo, pero es socorrido por los escuderos de Écija. También Quijada es herido de muerte por lo que Juan ordena la retirada a Caniles. Algunos soldados que seguían saqueando se ven obligados a refugiarse en esas mismas casas y en la iglesia y acaban muriendo calcinados cuando los moriscos les prenden fuego. Al enterarse de esta derrota provocada por la codicia de algunos, el rey envía 2.000 infantes de Toledo al mando de Juan Niño de Guevara. Regresa Juan a Serón, esta vez llevando en vanguardia el tercio de Antonio Moreno y la caballería. Los moros prenden fuego al castillo y suben a la montaña. Tello ocupa los pasos y García Manrique con 1.500 arcabuceros toma los altos sobre la villa para impedir el socorro desde Tijola. A los moros de Serón se les unen otros 7.000 de Purchena, pero Juan organiza una maniobra envolvente y consigue ponerlos en fuga. Marcha Juan a Tíjola con Pedro Padilla y Lope de Figueroa, subiendo la artillería al cerro mediante un complejo sistema de garruchas. Cuando comienza el bombardeo los moriscos se retiran, dejando atrás sus familias y bagajes. Juan ordena proteger las rutas de huida, pero no de los moriscos, sino de aquellos desertores que intentasen marcharse con el botín. Tíjola queda completamente destruida, mueren 400 moriscos y queda en la fortaleza el capitán Hernán Vázquez de Loaisa. Juan redacta un bando por el cual concede la vida y la libertad a cualquier morisco que le entregue la cabeza de uno de sus líderes o de un berberisco. Tras mover el campo a Terque, envía a Tello de Aguilar con 100 lanzas y a Jordán de Valdés con 2.000 peones contra los turcos y berberiscos que se han refugiado en la sierra de Filabres. Tras un breve combate, les hacen 100 bajas y capturan 400 mujeres y 1.000 cabezas de ganado. Por su parte, Padilla con 1.200 de su tercio y Diego de Argote con 70 lanzas de Córdoba y 30 de Écija corren la campiña matando 400 moriscos y capturando 5.000 mujeres, niños y ancianos, a costa de 12 jinetes y muchos soldados. El 30 de abril Aben Aboo escribe a don Juan para que se celebre una reunión en el Fondón, villa distante una legua del Padul. Este envía a Alonso de Granada Venegas a tratar la reducción de los rebeldes con el Abaqui. Concluidas las condiciones, este se arrodilla a los pies de Juan, entregándole su cimitarra y la bandera de Aben Aboo mientras pide clemencia para ambos y todos los suyos. En nombre del rey les perdona la vida pero destierra a todos los moriscos de sus hogares al interior del reino. Sin embargo, los de la serranía de Ronda se niegan a abandonarla. Antonio de Luna parte de Antequera con 4.000 infantes y 60 caballos, y en Ronda se le juntan otros 150 peones de la guardia y 50 caballos del rey a cargo de Pedro Bermúdez. Cuando intentan forzar a los moriscos a que abandonen sus hogares, algunos soldados se dedican al saqueo, lo que empuja a los moros a matarlos. El resto abandona sus banderas y regresa a sus casas con el botín. En vista del desorden Luna decide retirarse e informar al rey. Incumpliendo lo pactado, el Abaquí se embarca en Casteldeferro con algunos cautivos cristianos, pero es divisado desde el castillo y las galeras cristianas prenden la fusta berberisca. Los moros de la Axarquía atacan Alozaina, defendida por solo 10 escuderos de Ginés Martín. Este consigue introducir a todas las doncellas del pueblo en la torre y juntos la defienden hasta que los moriscos se retiran con 3.000 reses y 4 cautivas. Llegan a Istán desde Cádiz Luis Cristóbal Ponce de León, duque de Arcos con 4.000 peones y 150 caballos, y desde Málaga Arévalo de Zuazo con 2.000 peones y 100 caballos. Envían a Pedro Bermúdez y a Pedro de Mendoza con 150 infantes cada uno a reconocer las cotas donde se refugian los moriscos. Los moros arremeten contra Mendoza y ponen en fuga a sus tropas bisoñas. Mendoza consigue reunirlos y lanza otro ataque, siendo ahora los moriscos los que optan por retirarse al amparo de la noche. Aunque el duque autoriza la persecución, esta no consigue alcanzarlos debido a lo agreste del terreno si bien captura 400 mujeres y niños. En cambio, la compañía de Murillo es exterminada a la altura de Monda. El duque ordena a Sancho de Leiva que le envíe 800 galeotes, los cuales llegan al mando del hijo de aquel, Alonso de Leiva. Se hacen tres escuadrones y se bate la zona, sin efecto por haberse dispersado los moriscos. Zuazo regresa a Málaga, Alonso a las galeras, y el duque a Marbella. Viendo Juan de Austria que Aben Aboo ha incumplido su palabra y tiene tratos con los berberiscos, regresa a la Calahorra con 5.000 hombres. Allí se reúne con Pedro Padilla y Juan de Soto, maestre de campo del tercio que llamaron de Frncia, con 3.200 peones y 1.500 mulos cargados de bastimentos. En Valor está Lope de Figueroa con otros 800 peones y 40 caballos. El de Austria autoriza a la gente a que recorra la tierra, haga prisioneros, saquee las viviendas y se apropie del ganado, entregando el quinto real al gobernador de día. En Mecina capturan a la familia de Aben Aboo. Este intenta huir pero es muerto por el Seniz, quien entrega el cadáver en Granada para cobrar la recompensa.
==1571==Acabado Finalizada definitivamente la campaña, el conflicto, los tercios 1 de Figueroa y Moncada pasan noviembre Felipe II ordena el traslado a la flota Castilla de los moriscos supervivientes, que marchan acompañados de la Liga Santa comisarios reales para evitar que venció en Lepanto a los otomanossean desvalijados. Los tercios de las ciudades regresaron Muchos prefieren huir a Berbería y solo algunos permanecen en las mismassierras, donde fueron disueltosson perseguidos por las cuadrillas y exterminados. Juan de Austria despide a su ejército y parte hacia Madrid para disponer su viaje a Italia.
==Referencias==
* Cabrera de Córdoba, Luis. ''Filipe Segundo, rey de España''. Aribau. 1619/1876.
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