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Rebelión de las Alpujarras

1254 bytes añadidos, 18:29 24 sep 2018
1570
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El bando rebelde ha crecido desde que lo gobierna Aben Aboo, gracias al apoyo berberisco. Don Juan decide tomar el mando de uno de los dos ejércitos cristianos y deponer al marqués de los Vélez, que le entrega sus fuerzas y regresa a Murcia. Las ciudades reclutan nuevas compañías de milicias y el comendador trae de Cartagena a Baza artillería gruesa y municiones. Se reúne así un campo de 12.000 infantes, además de las 4.000 que habían quedado en Granada con Sessa. Otras 10 compañías son enviadas a Castilleja, para que Molina impida el socorro a Galera. Llega a esta plaza don Juan y, tras reconocerla con la caballería de Quijada, planta tres baterías.
Dado el primer asalto, Padilla, Favara y Luzón consiguen entrar en la iglesia y matan a muchos moros. Desde allí se cavan unas trincheras para que pueda accederse al castillo a cubierto de su fuego. En este segundo asalto, que fracasa muere Juan Pacheco, que había llegado de Talavera solo dos horas antes. Se comienza a minar una casa sobre la muralla y, una vez volada, mueren sus 700 defensores. No obstante, los escombros acaban reforzando la muralla. El alférez del capitán Zapata planta su bandera sobre el muro pero, por ser estrecha la entrada, no es socorrido y es derribado junto a aquella. El tercer asalto se salda con otros 400 muertos y 500 heridos, entre ellos, Padilla, Favara y varios capitanes.
Esa noche don Juan ordena hacer otras dos minas, pero los defensores dan una encamisada y matan a los gastadores. Cuando están terminadas, falla la primera pero cumple su cometido la segunda, abriendo una brecha por la que penetran los soldados de Padilla. Mueren 2.400 moros y 400 mujeres, entregándose otras 4.000 a los soldados junto al abundante botín. Hecho esto, don Juan ordena arrasar Galera para que no pueda volver a utilizarse como refugio.
Entretanto, Aben Aboo ataca Almuñécar y Salobreña, pero es rechazado por Lope de Valenzuela y Diego Ramírez de Haro, pese a contar con pocos defensores. Sessa sale de Granada con un segundo ejército para coger en una tenaza a los moriscos. Camina a Órgiva con 8.000 infantes y 350 caballos, entre los que se halla mucha nobleza andaluza. En Jubiles tropieza con Aben Aboo, quien lleva 6.000 peones, pero Sessa prefiere no arriesgar y realizar una campaña de desgaste. Desde allí, envía a Luis de Córdoba y a Cardona con 1.000 infantes y 150 caballos cada uno a recorrer la sierra, pero solo encuentran mujeres y niños.
Otra columna enviada por Favara a la Calahorra a por suministros, es emboscada por los moriscos, que matan a 1.000 soldados, incluidos los enfermos, y liberan 70 esclavas sin perder un solo hombre. El 16 de abril llega Favara a Calahorra con los restos de su tercio y, tras reforzarse con gente de Guadix, se reúne en Adra con Sessa, cuya tropa también está muy mermada por las deserciones, sumando apenas 1.500. Como tienen aviso de la llegada de 14 fustas berberiscas a Casteldeferro, toman la plaza y matan a todos los defensores que no consiguen embarcarse.
Don Juan envía a Jerónimo Manrique y Tello González de Aguilar a reconocer Serón con 160 lanzas y 50 arcabuceros a caballo. Les sigue la infantería, gobernada por Lope de Figueroa, Miguel de Moncada y Juan de Espuche, y tres compañías de caballos de Francisco Mendoza, García Manrique y Martín de Ávila. Los hombres de Figueroa son los primeros en entrar en el pueblo y se dedican a capturar mujeres y robar en las casas. Bajan de la sierra 6.000 rebeldes con el Malech y dan sobre los ladrones, debiendo ser socorridos por Moncada cuando ya huían desbandados. Figueroa es herido en un muslo, pero es socorrido por los escuderos de Écija. También Quijada es herido de muerte por lo que don Juan ordena la retirada a Caniles. Algunos soldados que seguían saqueando se ven obligados a refugiarse en esas mismas casas y en la iglesia y acaban muriendo calcinados cuando los moriscos les prenden fuego. Al enterarse de esta derrota provocada por la codicia de algunos, el rey envía 2.000 infantes de Toledo al mando de Juan Niño de Guevara.
Regresa don Juan a Serón, esta vez llevando en vanguardia el tercio de Antonio Moreno y la caballería. Los moros prenden fuego al castillo y suben a la montaña. Tello ocupa los pasos y García Manrique con 1.500 arcabuceros toma los altos sobre la villa para impedir el socorro desde Tijola. A los moros de Serón se les unen otros 7.000 de Purchena, pero don Juan organiza una maniobra envolvente y consigue ponerlos en fuga. Marcha Juan a Tíjola con Pedro Padilla y Lope de Figueroa, subiendo la artillería al cerro mediante un complejo sistema de garruchas. Cuando comienza el bombardeo los moriscos se retiran, dejando atrás sus familias y bagajes. Juan ordena proteger las rutas de huida, pero no de los moriscos, sino de aquellos desertores que intentasen marcharse con el botín. Tíjola queda completamente destruida, mueren 400 moriscos y queda en la fortaleza el capitán Hernán Vázquez de Loaisa. Juan redacta un bando por el cual concede la vida y la libertad a cualquier morisco que le entregue la cabeza de uno de sus líderes o de un berberisco. Tras mover el campo a Terque, envía a Tello de Aguilar con 100 lanzas y a Jordán de Valdés con 2.000 peones contra los turcos y berberiscos que se han refugiado en la sierra de Filabres. Tras un breve combate, les hacen 100 bajas y capturan 400 mujeres y 1.000 cabezas de ganado. Por su parte, Padilla con 1.200 de su tercio y Diego de Argote con 70 lanzas de Córdoba y 30 de Écija corren la campiña matando 400 moriscos y capturando 5.000 mujeres, niños y ancianos, a costa de 12 jinetes y muchos soldados. El 30 de abril Aben Aboo escribe a don Juan para que se celebre una reunión en el Fondón, villa distante una legua del Padul.
==Referencias==

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