Capas del caballo

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Morfología

Las capas

La capa del caballo se define atendiendo a la combinación de los colores de los pelos del cuerpo por un lado y de crines, cola y extremidades por otro. El caballo salvaje tenía un pelaje mezclado de pelos rojizos y negros, con algunas zonas blancas donde faltaba la pigmentación. La domesticación aisló sus cromosomas produciendo las 21 variantes que se reflejan en la tabla siguiente:

El código de colores es el siguiente:

  • Rojo: las tres capas básicas de caballo salvaje: negro zaíno, rojo alazán y blanco albino.
  • Azul: las seis variaciones primarias producidas al combinarse estos tres colores en crines y cabos.
  • Negro: las nueve variantes secundarias tras aplicar uno o dos alelos diluyentes (marrón, crema y gris).
  • Verde: patrones caracterizados por manchas sólidas generados en América al cruzarse los potros españoles en libertad.

La proporción de los colores de las capas que se dan con más frecuencia en España, han sido y son las siguientes:

  • Tordo: 50%
  • Castaño: 30 %
  • Negro: 10%
  • Alazán: 5%
  • Bayo e Isabelo: 4%
  • Resto: 1%

Dada la importancia de los trompetas y tambores como medio de transmisión de órdenes, solían montar caballos tordos, en contraposición con los de capa castaña que eran predominantes en el resto de la unidad, excepto en la Guardia Real, donde se apelaban por secciones. Para los batidores se reservaban los caballos negros y los oficiales, por su parte, al montar caballos particulares, mostraban una mayor variedad de capas.

Las crines

Durante la Tercera Guerra Carlista se adoptó la costumbre de recortar la cola a 4 cm del corvejón, para mejorar su higiene. Esta práctica se demostró bastante dañina, pues a algunos animales se les llegaba a cortar algunas vértebras, por tener el maslo más largo de lo prevenido, mientras que al resto se les privaba gratuitamente de la forma natural de librarse de los insectos.
Las crines debían dejar los ojos despejados y se peinaban siempre hacia el lado de montar, comenzando por 10 cm de largo en las orejas y acabando con 20 cm en la cruz. Una nueva norma de 1877 modificó lo anterior, ordenándose que se dividiesen las crines por igual a ambos lados del cuello, para evitar la caída de la cerviz. Asimismo se ordenó que la cola se dejase crecer hasta dos dedos (35 mm) por debajo de los espejuelos.

Las marcas

A todos los caballos del Ejército se les cortaba el extremo de su oreja derecha, para poder identificarlos en caso que fuesen robados o simplemente capturados tras un combate. Por esta señal se conocían como "reyunos". Esta práctica cayó en desuso tras la Revolución de 1868, más por la pretensión del gobierno de desvincularse de la realeza que por alivio del ganado.

Los cascos

El casco es una protuberancia de naturaleza córnea, situada en la terminación de las extremidades del caballo, que le sirve para apoyarse sobre el terreno, evitando daños a los tejidos vivos. Consta externamente de tres partes:

  • Tapa: es la parte del casco que se ve cuando está apoyado en el suelo
  • Palma: es la parte que apoya en el suelo y se divide a su vez, de delante atrás en lumbres, hombros, cuartas partes y talones.
  • Ranilla: es un cono córneo situado en la escotadura de la palma.

Para proteger los cascos de un excesivo y desigual desgaste motivado por el aumento antinatural del peso correspondiente al jinete o a la carga, desde la alta edad media se acostumbra a aplicarles herraduras. Estas son unas láminas de hierro de forma análoga a la del casco, del que toman los nombres de sus partes. Van atravesadas de unas estampas para dar paso a los clavos, normalmente siete, cuatro por fuera y tres por dentro, por lo que resultan simétricas a pares. Las de las manos son más redondeadas y las de los pies más ovaladas. Unas y otras presentan dos salientes:

  • Pestañas: láminas que se sacan por el borde exterior
  • Ramplones: relieves que van en la parte posterior de su cara inferior.

La técnica del herraje tiene los siguientes principios:

  • Que el casco conserve su elasticidad
  • Que el trabajo no produzca dolor
  • Que se conserven los aplomos

El reglamento prescribía que el caballo se herrase de 9 a 12 de la mañana, aunque podía ser antes en verano. Debían estar presentes tres personas:

  • El jinete, que lo sujetaba por la cabezada de pesebre, le habla, le acaricia y le tranquiliza durante toda la faena
  • Un segundo herrador que sujeta el caso apoyándolo contra su muslo
  • El herrador preferente

Las herramientas para herrar eran:

  • Un martillo
  • Un martillejo de menor tamaño
  • Una cuchilla para cortar las excrecencias del caso
  • Unas tenazas de cortar para separar las dos partes del clavo según su acodo
  • Unas tenazas para sacar cada una de las partes
  • Una escofina, lima de dientes gruesos y triangulares, para desbastar
  • Un puntero, especie de punzón de acero con punta cuadrangular, que sirve para abrir las claveras en las herraduras, a golpe de martillo
  • Un banquillo de madera mara escofinar

Referencias