Campaña de María de Hungría
En el marco de las guerras contra Francisco I, Dª. María de Austria, hermana de Carlos V y gobernadora de los Países Bajos, consiguió que los Estados Generales aprobaran una importante ayuda para hacer frente a la proyectada invasión de Francia de 1537. La ciudad de Gante se negó a contribuir alegando antiguos privilegios, pese a que tanto los Estados Generales como el tribunal de Malinas se pusieron de parte del emperador. En respuesta, los ganteses se levantaron en armas, destituyeron a las autoridades reales y enviaron emisarios al rey de Francia, ofreciéndole la corona de Flandes a cambio de su apoyo.
Este, sin embargo, no dudó en enviar las cartas al propio emperador, que había nacido precisamente en dicha ciudad. Inmediatamente decidió aplastar personalmente a los rebeldes, para lo que pidió permiso a su enconado enemigo para atravesar Francia a fin de llegar más rápido, rechazando los rehenes reales que este le ofreció pues le bastaba con su palabra. Tras ser agasajado durante una semana en París, entró en Gante espada en mano, ejecutó a 26 de los cabecillas rebeldes, hizo humillarse a sus pies a los nobles a los que confiscó sus haciendas, prohibió las asociaciones e instauró un nuevo impuesto para que fueran los propios ganteses quienes costearan a la guarnición de una nueva fortaleza que ordenó levantar.
Invirtiendo tan solo un mes y no demasiado dinero, pues se hizo acompañar de un ejército poco numeroso, el César se aseguró de esta forma la paz en los Países Bajos durante el resto de su reinado y la supresión de molestos privilegios de esos territorios, al igual que años antes había hecho en Castilla con las comunidades. Desgraciadamente para los intereses españoles, Felipe II y sus sucesores no supieron actuar con la misma energía ni aún personarse en aquellos territorios.
