Campaña de Luis de Requesens

De Caballipedia
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1574

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Según Alba, cada vandera española contaba con 100 hombres, por lo que la fuerza teórica ascendía a 7.900 efectivos. La realidad era bien distinta, como se desprende de una carta que mandó a Felipe II, Luis de Requeséns el 2 de julio de 1574:

Las compañías están con tan poco número de gente, que en algunas dellas no hay 8 soldados, y en muchas no pasan de 20, y casi ninguna pasa de ciento, digo en los cuatro tercios viejos, que en las que vinieron de Italia todavía hay más número.

En consecuencia, el nuevo gobernador emprende la primera reforma del Ejército de los Países Bajos que consiste, básicamente, en reformar las 78 compañías (sic) que encuentra en 36 y repartirlas en solo 3 tercios:

  • Lombardía: Fernando de Toledo;
  • Sicilia: Julián Romero;
  • Italia: Francisco Valdés.

De esta forma, y debido a las graves heridas sufridas por su maestre de campo, queda interrumpido el historial del Nápoles.

A finales de noviembre de 1573 se produjo el relevo y la primera medida de Requeséns fue ofrecer un perdón general a los rebeldes que quisieran volver al servicio del rey. Como no tuvo éxito, se lanzó a socorrer los puertos de Zelanda, que llevaban varios meses sitiados. En su ayuda acudió Julián Romero con 62 navíos de guerra y numerosas barcazas fluviales con las provisiones, pero fue derrotado frente a Bergen-op-Zoom por una flota mucho mejor armada y mandada por marinos, no por infantes. Como consecuencia, toda Zelanda pasó a manos rebeldes, excepto la isla de Ter-Gves.

Luis de Nassau aprovechó la situación para atacar Brabante con 6.000 infantes y 3.000 jinetes. Comenzó poniendo sitio a Maastricht, guarnecida solo por 300 alemanes. La compañía de caballería de Bernardino de Mendoza fue la primera en acudir en su socorro, hostigando continuamente a los sitiadores hasta la llegada de refuerzos, 25 banderas de los tercios viejos mandadas por Bracamonte. Simultáneamente, Guillermo avanzó con otro ejército para socorrer a su hermano. El choque se produjo el 14 de abril de 1574 en Mock, resultando muertos 3.000 rebeldes frente a los escasos 30 infantes y 20 jinetes españoles y valones, lo que da idea de la diferencia de preparación militar de ambos bandos. Como era habitual, los tercios volvieron a amotinarse tras ganar la batalla y se dirigieron a Amberes para exigir sus pagas al gobernador. Esta vez, fueron los ciudadanos los que reunieron el dinero para evitar el saqueo.

En octubre, el grueso del ejército se dirigió de vuelta a Holanda, liberando de paso La Haya, cuya población era mayoritariamente católica. Para poder tomar Leiden se comenzó asaltando tres fortalezas que defendían sus alrededores y pasando a cuchillo a sus defensores, todos ingleses, pese a que Isabel I negaba su apoyo a los rebeldes. Para facilitar la llegada de refuerzos por mar, los sitiados rompieron los diques y anegaron toda la comarca. De esta forma consiguieron levantar el cerco, pero a costa de sufrir una prolongada hambruna, al perder todas las cosechas. La derrota se saldó con 1.500 bajas españolas, pero nuestras tropas consiguieron su revancha en Buren, Scoonhoven y Oudewater, siendo tomada esta última al asalto por los propios soldados, sin esperar órdenes de sus jefes.

Requeséns decidió entonces conquistar algún puerto de Zelanda para permitir la llegada de una armada española, eligiéndose los de la isla de Zierickzee. El asalto tuvo que ser realizado bajo el fuego los barcos holandeses y con el agua hasta la cintura, pese a lo que los escasos supervivientes, dirigidos de nuevo por Sancho Dávila, consiguieron tomar el fuerte de Bommenze. Cuando el ejército llegó a la capital los holandeses volvieron a inundar los campos, permitiendo la entrada de la flota holandesa con refuerzos. Sin embargo, los españoles consiguieron bloquear el acceso al puerto y finalmente la ciudad hubo de rendirse. Aunque los sitiados ofrecieron 200.000 florines a cambio de su libertad, los tercios volvieron a amotinarse y se encaminaron hacia Bruselas, haciéndose fuertes en la plaza de Alost.

1575

El 5 de marzo de 1575, Luis de Requeséns moría de peste en Bruselas. Como no tenía previsto relevo, el gobierno recayó en el Consejo de Estado y el mando militar en el conde de Mansfeld. Felipe II confirmó al primero, confiando en que al estar compuesto por naturales, supieran acabar pronto el conflicto, pero no contaba con la presencia de traidores y otros miembros guiados solo por su propio interés. Orange aprovechó para ordenar un nuevo levantamiento, pero sus despachos fueron interceptados por los arcabuceros a caballo de Juan de Alconeta, descubriéndose sus contactos con los traidores en el consejo, Heese y Climes, así como con el duque de Alençon, hermano del rey de Francia y con la reina Isabel.

El cambio de bando de los nobles neerlandeses fue generalizado y solo la provincia de Luxemburgo, de las 17 que componían los Países Bajos, permaneció fiel a la corona. Los 6.000 soldados españoles se encontraban desperdigados por toda la geografía de la región y solo permanecían en su poder las fortalezas de Amberes, Liere, Maastricht, Utrecht, Viennen, Gante y Valenciennes. Pese a todo, los españoles no les ponían las cosas fáciles a los rebeldes y una compañía de caballería mandada por Bernardino de Mendoza, se bastó para desbaratar el saqueo de Lovaina. En Maastricht, los insurrectos consiguieron comprar a las tropas alemanas, pero las españolas se hicieron fuertes en dos torreones del castillo y lo mantuvieron hasta la llegada de D. Fernando de Toledo, quien pudo así recuperar la plaza. En otro encuentro en uno de los caminos que conducían a Brabante, una compañía de bisoños al mando de Hurtado de Mendoza consiguió frenar a un enemigo muy superior, pese a que era la primera vez que entraban en combate.

El 3 de octubre las tropas rebeldes entraron en Amberes y asediaron su castillo, defendido por apenas 400 españoles al mando del propio Sancho Dávila. Al percatarse de su delicada situación por el incesante cañoneo, los amotinados de Alost, que no habían conseguido sus reclamaciones, se lanzaron a socorrerles sin pensar, uniéndoseles un contingente de 600 compatriotas mandados por Julián Romero. Juntos consiguieron entrar en el castillo, desde donde se lanzaron sin descanso, con 500 jinetes a la cabeza, contra los 20.000 sitiadores, que pusieron pies en polvorosa. El ayuntamiento, desde donde fueron hostigados por los rebeldes, fue pasto de las llamas, cayendo 2.500 de éstos por solo 14 de los nuestros, gracias a su combatividad y disciplina.

La doble campaña contra flamencos y otomanos había dejado las arcas exhaustas, por lo que en 1575 la corona se declaraba en bancarrota, al adeudar las rentas de 7 años. El rey de Francia en cambio no dudaba en entablar conversaciones con el sultán, proponiéndole el envío a Orange de 100.000 coronas mensuales durante año y medio.

Referencias

Notas

Bibliografía

  • Giménez Martín, Juan. Tercios de Flandes. 1999.
  • Strada, Famiano: Guerras de Flandes. Colonia. 1632/1681.