Diferencia entre revisiones de «Campaña de Luis de Requesens»

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Requesens ordena a Glimes que apreste una armada de 62 navíos en la que embarca el tercio de Julián Romero y algunas banderas valonas, además de numerosas barcazas fluviales con las provisiones. Simultáneamente, Sancho Dávila parte de Amberes con una segunda armada en la que embarca el coronel López Gallo y sus banderas alemanas. Ambas flotas sufren algunos accidentes de navegación antes de ser abordadas por los mendigos del mar frente a Bergen-op-Zoom. El propio Glimes muere al negarse a abandonar su nave, pero Romero consigue salvarse. Requesens ordena abortar la operación cuando ya se habían perdido 9 navíos y 700 soldados. Entre los heridos se encuentran el capitán Osorio de Angulo. Las bajas holandesas son más numerosas, pues los españoles venden caras sus vidas. Ante la imposibilidad de socorrerle, Requesens ordena a Mondragón que se rinda con las condiciones más ventajosas posibles. La capitulación se firma el 18 de febrero de 1574, y supone dejar a los holandeses señores del mar del Norte y de toda Zelanda, a excepción de Targoes.
 
Requesens ordena a Glimes que apreste una armada de 62 navíos en la que embarca el tercio de Julián Romero y algunas banderas valonas, además de numerosas barcazas fluviales con las provisiones. Simultáneamente, Sancho Dávila parte de Amberes con una segunda armada en la que embarca el coronel López Gallo y sus banderas alemanas. Ambas flotas sufren algunos accidentes de navegación antes de ser abordadas por los mendigos del mar frente a Bergen-op-Zoom. El propio Glimes muere al negarse a abandonar su nave, pero Romero consigue salvarse. Requesens ordena abortar la operación cuando ya se habían perdido 9 navíos y 700 soldados. Entre los heridos se encuentran el capitán Osorio de Angulo. Las bajas holandesas son más numerosas, pues los españoles venden caras sus vidas. Ante la imposibilidad de socorrerle, Requesens ordena a Mondragón que se rinda con las condiciones más ventajosas posibles. La capitulación se firma el 18 de febrero de 1574, y supone dejar a los holandeses señores del mar del Norte y de toda Zelanda, a excepción de Targoes.
  
El dinero obtenido de la venta de las mercaderías es enviado a Luis de Nassau para que levante tropas alemanas e intente liberar Leiden, sitiada desde el octubre anterior. Este contrata 3.000 caballos y 6.000 infantes alemanes y, acompañado por el duque Palatino, se presenta ante Maastricht, defendida por el capitán Francisco Montesdeoca. Requesens acude en su auxilio con las 6 compañías de jinetes de Bernardino Mendoza y ordena al conde de Galara que levante un regimiento alemán, además de otros 8.000 herreruelos, 4.000 suizos y 42 banderas valonas. Mientras esperan su llegada, Sancho Dávila recorre la comarca con sus jinetes españolas, dando golpes de mano y destruyendo todos los puentes por donde pudieran cruzar los rebeldes, que se ven obligados a desviarse hacia el norte en dirección a Roermunda. Tampoco aquí lo consigue, ya queel 3 de abril Bracamonte refuerza la guarnición alemana con tres banderas españolas. Frustrado continúa caminando por la ribera este del Mosa en dirección a Nimega, donde solo se encuentran solo 300 arcabuceros del tercio de Sicilia, en cuyo auxilio Dávila envía a los borgoñones de Chevreaux.
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El dinero obtenido de la venta de las mercaderías es enviado a Luis de Nassau para que levante tropas alemanas e intente liberar Leiden, sitiada desde el octubre anterior. Este contrata 3.000 caballos y 6.000 infantes alemanes y, acompañado por el duque Palatino, se presenta ante Maastricht, defendida por el capitán Francisco Montes de Oca. Requesens acude en su auxilio con las 6 compañías de jinetes de Bernardino Mendoza y ordena al conde de Galara que levante un regimiento alemán, además de otros 8.000 herreruelos, 4.000 suizos y 42 banderas valonas. Mientras esperan su llegada, Sancho Dávila recorre la comarca con sus jinetes españolas, dando golpes de mano y destruyendo todos los puentes por donde pudieran cruzar los rebeldes, que se ven obligados a desviarse hacia el norte en dirección a Roermunda. Tampoco aquí lo consigue, ya queel 3 de abril Bracamonte refuerza la guarnición alemana con tres banderas españolas. Frustrado continúa caminando por la ribera este del Mosa en dirección a Nimega, donde solo se encuentran solo 300 arcabuceros del tercio de Sicilia, en cuyo auxilio Dávila envía a los borgoñones de Chevreaux.
  
 
El propio Dávila cruza el Mosa por Grave con el resto del ejército, situándose a apenas una legua de los protestantes. El choque se produce el 14 de abril de 1574 en Mook. Las 25 banderas españolas forman 4 escuadrones de picas al mando de Hernando de Toledo y Gonzalo Bracamonte, con la derecha apoyada en el dique. Más allá de este, las 16 banderas valonas del coronel Mondragón forman otro escuadrón. A la izquierda de los españoles despliega la caballería ligera en 4 escuadrones y las lanzas en 3, formando una media luna, al mando de Bernardino Mendoza. Las deserciones han reducido la caballería protestante a 1.200 herreruelos, tras los cuales se sitúa un gran escuadrón de 6.000 infantes en 25 banderas.
 
El propio Dávila cruza el Mosa por Grave con el resto del ejército, situándose a apenas una legua de los protestantes. El choque se produce el 14 de abril de 1574 en Mook. Las 25 banderas españolas forman 4 escuadrones de picas al mando de Hernando de Toledo y Gonzalo Bracamonte, con la derecha apoyada en el dique. Más allá de este, las 16 banderas valonas del coronel Mondragón forman otro escuadrón. A la izquierda de los españoles despliega la caballería ligera en 4 escuadrones y las lanzas en 3, formando una media luna, al mando de Bernardino Mendoza. Las deserciones han reducido la caballería protestante a 1.200 herreruelos, tras los cuales se sitúa un gran escuadrón de 6.000 infantes en 25 banderas.
  
Justo antes del combate llegan al campo español Hierges, Chevreaux con las compañías de Nimega y Hernando de Toledo con 4 de Lombardía que venían amotinadas. El primero informa a Dávila de que al día siguiente llegaría también procedente de Holanda Francisco Valdés con los 2.500 españoles de los tercios de San Felipe y Santiago, 3 compañías de caballos y 10 banderas alemanas. Pero Dávila decide presentar batalla para evitar que Nassau consiga reunirse con Orange. Comienza esta con una cerrada descarga de los arcabuceros de Montesdeoca, que sufre dos heridas y quince su alférez Benítez, a las cuales sobrevivió.
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Justo antes del combate llegan al campo español Hierges, Chevreaux con las compañías de Nimega y Hernando de Toledo con 4 de Lombardía que venían amotinadas. El primero informa a Dávila de que al día siguiente llegaría también procedente de Holanda Francisco Valdés con los 2.500 españoles de los tercios de San Felipe y Santiago, 3 compañías de caballos y 10 banderas alemanas. Pero Dávila decide presentar batalla para evitar que Nassau consiga reunirse con Orange. Comienza esta con una cerrada descarga de los arcabuceros de Montes de Oca, que sufre dos heridas y quince su alférez Benítez, a las cuales sobrevivió.
  
 
La infantería protestante se da a la fuga pero su caballería carga reconociéndose superior en número. Sin embargo, es frenada y contraatacada por la española, en la que destacan Juan de Alconeta y Olivera. Mueren 2.500 infantes y 500 jinetes protestantes, además de los muchos que se ahogaron en su huida. Entre los muertos se encuentran Luis de Nassau y su hermano Enrique. Se capturan 30 banderas, todo el bagaje y mucha moneda francesa. Del bando español mueren 30 infantes y apenas hay un centena de heridos. Lamentablemente, no pudo aprovecharse la victoria porque, al día siguiente, se amotinaron los españoles, encerrándose en Amberes para exigir sus 35 pagas atrasadas al gobernador.
 
La infantería protestante se da a la fuga pero su caballería carga reconociéndose superior en número. Sin embargo, es frenada y contraatacada por la española, en la que destacan Juan de Alconeta y Olivera. Mueren 2.500 infantes y 500 jinetes protestantes, además de los muchos que se ahogaron en su huida. Entre los muertos se encuentran Luis de Nassau y su hermano Enrique. Se capturan 30 banderas, todo el bagaje y mucha moneda francesa. Del bando español mueren 30 infantes y apenas hay un centena de heridos. Lamentablemente, no pudo aprovecharse la victoria porque, al día siguiente, se amotinaron los españoles, encerrándose en Amberes para exigir sus 35 pagas atrasadas al gobernador.
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El campo se traslada a Schoonhoven, defendida por 700 franceses, holandeses e ingleses. Para cubrir su maniobra, envía 1.000 españoles y alemanes a Utrecht, desde donde sale el conde de Meghen a navegar el Rin con algunos barcos para evitar que reciban socorro. La artillería bate la muralla durante todo un día, tras lo cual se rinde la villa.
 
El campo se traslada a Schoonhoven, defendida por 700 franceses, holandeses e ingleses. Para cubrir su maniobra, envía 1.000 españoles y alemanes a Utrecht, desde donde sale el conde de Meghen a navegar el Rin con algunos barcos para evitar que reciban socorro. La artillería bate la muralla durante todo un día, tras lo cual se rinde la villa.
  
A continuación Requesens emprende la conquista de la isla de Zierikzee, en busca de un puerto logístico. Le acompañan Vitelli, Dávila, Mondragón y Osorio de Ulloa. Los exploradores advierten de que el vado es peligroso debido a que el canal había sido inundado pero Osorio, deseoso de destacarse, se presenta voluntario para intentarlo. Llegan 6 banderas españolas de Romero y 5 de Valdés; la compañía de Isidro Pacheco; 100 soldados de Amberes; algunas compañías valonas de Roeulx, Mondragón, Verdugo; las alemanas de Montesdeoca y Altemps y 4 compañías de jinetes de Tolen. El 28 de septiembre se eligen 1.500 voluntarios, a los que se provee dé alforjas cargadas de pólvora, queso y bizcocho para tres días. Dávila asume el mando naval, Mondragón el terrestre y Osorio el de los españoles. Cuando son descubiertos, los holandeses comienzan a dispararles con arcabuces y artillería, muriendo Pacheco y la mayoría de los que van en retaguardia al sorprenderles la pleamar a medio cruzar. La vanguardia consigue hacerlo y asalta el dique, medio desnudos y vociferantes, lo que siembra el pavor entre sus defensores, 10 banderas de ingleses y franceses gobernados por Boifort, que huyen despavoridos.
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A continuación Requesens emprende la conquista de la isla de Zierikzee, en busca de un puerto logístico. Le acompañan Vitelli, Dávila, Mondragón y Osorio de Ulloa. Los exploradores advierten de que el vado es peligroso debido a que el canal había sido inundado pero Osorio, deseoso de destacarse, se presenta voluntario para intentarlo. Llegan 6 banderas españolas de Romero y 5 de Valdés; la compañía de Isidro Pacheco; 100 soldados de Amberes; algunas compañías valonas de Roeulx, Mondragón, Verdugo; las alemanas de Montes de Oca y Altemps y 4 compañías de jinetes de Tolen. El 28 de septiembre se eligen 1.500 voluntarios, a los que se provee dé alforjas cargadas de pólvora, queso y bizcocho para tres días. Dávila asume el mando naval, Mondragón el terrestre y Osorio el de los españoles. Cuando son descubiertos, los holandeses comienzan a dispararles con arcabuces y artillería, muriendo Pacheco y la mayoría de los que van en retaguardia al sorprenderles la pleamar a medio cruzar. La vanguardia consigue hacerlo y asalta el dique, medio desnudos y vociferantes, lo que siembra el pavor entre sus defensores, 10 banderas de ingleses y franceses gobernados por Boifort, que huyen despavoridos.
  
 
El 25 de octubre toman el fuerte de Bommene, tras lo cual Requesens escribe al rey pidiéndole una flota para poder conquistar la isla Walkeren. Mientras tanto, los holandeses arrebatan el puerto de Crimpen al tercio de Hernando de Toledo.
 
El 25 de octubre toman el fuerte de Bommene, tras lo cual Requesens escribe al rey pidiéndole una flota para poder conquistar la isla Walkeren. Mientras tanto, los holandeses arrebatan el puerto de Crimpen al tercio de Hernando de Toledo.
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Orange aprovechó para ordenar un nuevo levantamiento, pero sus despachos fueron interceptados por los arcabuceros a caballo de Juan de Alconeta, descubriéndose sus contactos con los traidores en el consejo, Heese y Climes, así como con el duque de Alençon, hermano del rey de Francia y con la reina Isabel. El cambio de bando de los nobles neerlandeses fue generalizado y solo la provincia de Luxemburgo, de las 17 que componían los Países Bajos, permaneció fiel a la corona. Los 6.000 soldados españoles se encontraban desperdigados por toda la geografía de la región y solo permanecían en su poder las fortalezas de Amberes, Lieren, Maastricht, Utrecht, Gante y Valenciennes. Pese a todo, los españoles no les ponían las cosas fáciles a los rebeldes y una compañía de caballería mandada por Bernardino de Mendoza, se bastó para desbaratar el saqueo de Lovaina. En Maastricht, los insurrectos consiguieron comprar a las tropas alemanas, pero las españolas se hicieron fuertes en dos torreones del castillo y lo mantuvieron hasta la llegada de Hernando de Toledo, quien pudo así recuperar la plaza. En otro encuentro en uno de los caminos que conducían a Brabante, una compañía de bisoños al mando de Hurtado de Mendoza consiguió frenar a un enemigo muy superior, pese a que era la primera vez que entraban en combate.
 
Orange aprovechó para ordenar un nuevo levantamiento, pero sus despachos fueron interceptados por los arcabuceros a caballo de Juan de Alconeta, descubriéndose sus contactos con los traidores en el consejo, Heese y Climes, así como con el duque de Alençon, hermano del rey de Francia y con la reina Isabel. El cambio de bando de los nobles neerlandeses fue generalizado y solo la provincia de Luxemburgo, de las 17 que componían los Países Bajos, permaneció fiel a la corona. Los 6.000 soldados españoles se encontraban desperdigados por toda la geografía de la región y solo permanecían en su poder las fortalezas de Amberes, Lieren, Maastricht, Utrecht, Gante y Valenciennes. Pese a todo, los españoles no les ponían las cosas fáciles a los rebeldes y una compañía de caballería mandada por Bernardino de Mendoza, se bastó para desbaratar el saqueo de Lovaina. En Maastricht, los insurrectos consiguieron comprar a las tropas alemanas, pero las españolas se hicieron fuertes en dos torreones del castillo y lo mantuvieron hasta la llegada de Hernando de Toledo, quien pudo así recuperar la plaza. En otro encuentro en uno de los caminos que conducían a Brabante, una compañía de bisoños al mando de Hurtado de Mendoza consiguió frenar a un enemigo muy superior, pese a que era la primera vez que entraban en combate.
  
Dávila ordena que se recojan en Amberes las coronelías de Frundsberg, Polwiller y Fugger. La caballería aún estaba más alejada y dispersa, por lo que resultaba una presa fácil. De hecho, cuando la compañía de Juan de Alconeta intenta refugiarse en Amberes es atacada por 3.000 flamencos. También Hernando de Toledo repliega su tercio de Holanda a Brabante, en previsión de verse aislado. El propio consejo de Estado es apresado en Bruselas, así como todos los funcionarios de la monarquía. Los rebeldes pactan con el rey de Francia, la reina de Inglaterra y al archiduque Matías de Austria, ofreciéndoles la corona de los Países Bajos a cambio de la expulsión de los españoles. Mondragón es apresado por sus propios capitanes, que desertan al bando protestante. Dávila mete a toda prisa en Amberes cuantos bastimentos consigue de unos mercaderes españoles, y la guarnece con 400 soldados no amotinados de Francisco de Valdés. Permanecen leales al rey las coronelías de Billy en Groninga, Gallo en Colemburg, Verdugo en Holanda y los alemanes de Bolduque. El duque de Arschot y Philippe de Lalaing arman a su gente para impedir la unión de los realistas<ref>Esto debe ser un error de Cabrera, pues ambos sirvieron al rey.</ref>. No fiándose de la guarnición alemana de Maastricht, Montesdeoca la reforzó con varias compañías de españoles.
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Dávila ordena que se recojan en Amberes las coronelías de Frundsberg, Polwiller y Fugger. La caballería aún estaba más alejada y dispersa, por lo que resultaba una presa fácil. De hecho, cuando la compañía de Juan de Alconeta intenta refugiarse en Amberes es atacada por 3.000 flamencos. También Hernando de Toledo repliega su tercio de Holanda a Brabante, en previsión de verse aislado. El propio consejo de Estado es apresado en Bruselas, así como todos los funcionarios de la monarquía. Los rebeldes pactan con el rey de Francia, la reina de Inglaterra y al archiduque Matías de Austria, ofreciéndoles la corona de los Países Bajos a cambio de la expulsión de los españoles. Mondragón es apresado por sus propios capitanes, que desertan al bando protestante. Dávila mete a toda prisa en Amberes cuantos bastimentos consigue de unos mercaderes españoles, y la guarnece con 400 soldados no amotinados de Francisco de Valdés. Permanecen leales al rey las coronelías de Billy en Groninga, Gallo en Colemburg, Verdugo en Holanda y los alemanes de Bolduque. El duque de Arschot y Philippe de Lalaing arman a su gente para impedir la unión de los realistas<ref>Esto debe ser un error de Cabrera, pues ambos sirvieron al rey.</ref>. No fiándose de la guarnición alemana de Maastricht, Montes de Oca la reforzó con varias compañías de españoles.
  
 
Conforme a lo acordado en la junta de Gante, el conde de Roeulx, gobernador de Flandes por los Estados, junta 16 banderas de infantería bisoña y 6 veteranas y rodea Aalst, esperando cualquier salida de los amotinados para masacrarlos. Dávila los pone sobre aviso y les ruega que depongan su actitud y se unan al ejército, pero aquellos se niegan. También fracasa la embajada de Alonso de Vargas, capitán de caballos, quien pasa después a Deremunda a solicitar a sus alemanes que socorran Gante, pero estos lo rechazan. Glimes sale de Bruselas con 2.000 infantes y 800 caballos de las bandas viejas para degollar a la compañía de Vargas en los alrededores de Lovaina. Pero, esta es puesta sobre aviso por Bernardino Mendoza y recibe a los holandeses a arcabuzazos. Según los testigos, matan a 2.000 protestantes con un solo herido, de ahí que los Estados bautizasen esta acción como desgracia de Tilemont.
 
Conforme a lo acordado en la junta de Gante, el conde de Roeulx, gobernador de Flandes por los Estados, junta 16 banderas de infantería bisoña y 6 veteranas y rodea Aalst, esperando cualquier salida de los amotinados para masacrarlos. Dávila los pone sobre aviso y les ruega que depongan su actitud y se unan al ejército, pero aquellos se niegan. También fracasa la embajada de Alonso de Vargas, capitán de caballos, quien pasa después a Deremunda a solicitar a sus alemanes que socorran Gante, pero estos lo rechazan. Glimes sale de Bruselas con 2.000 infantes y 800 caballos de las bandas viejas para degollar a la compañía de Vargas en los alrededores de Lovaina. Pero, esta es puesta sobre aviso por Bernardino Mendoza y recibe a los holandeses a arcabuzazos. Según los testigos, matan a 2.000 protestantes con un solo herido, de ahí que los Estados bautizasen esta acción como desgracia de Tilemont.

Revisión del 23:22 5 oct 2018

1573

A finales de noviembre de 1573 llega a los Países Bajos su nuevo gobernador, Luis de Requesens. Una de sus primeras medidas fue suprimir el tribunal de los tumultos y ofrecer un perdón general a los rebeldes que quisieran volver al servicio del rey, sin éxito.

1574

Como no tuvo éxito, intentó socorrer el puerto de Middelburg en Zelanda, que llevaba dos años sitiado. Sus defensores se encuentran ya en una situación desesperada, completamente rodeados por las tropas holandesas e inglesas, y faltos de víveres y municiones. A cambio, la ciudad está llena de valiosas mercaderías procedente de los barcos anclados en su puerto, que Orange pretende capturar para poder pagar así a sus mercenarios. Mondragón es consciente de eso, y le amenaza con incendiar la ciudad si no levantan el sitio.

Requesens ordena a Glimes que apreste una armada de 62 navíos en la que embarca el tercio de Julián Romero y algunas banderas valonas, además de numerosas barcazas fluviales con las provisiones. Simultáneamente, Sancho Dávila parte de Amberes con una segunda armada en la que embarca el coronel López Gallo y sus banderas alemanas. Ambas flotas sufren algunos accidentes de navegación antes de ser abordadas por los mendigos del mar frente a Bergen-op-Zoom. El propio Glimes muere al negarse a abandonar su nave, pero Romero consigue salvarse. Requesens ordena abortar la operación cuando ya se habían perdido 9 navíos y 700 soldados. Entre los heridos se encuentran el capitán Osorio de Angulo. Las bajas holandesas son más numerosas, pues los españoles venden caras sus vidas. Ante la imposibilidad de socorrerle, Requesens ordena a Mondragón que se rinda con las condiciones más ventajosas posibles. La capitulación se firma el 18 de febrero de 1574, y supone dejar a los holandeses señores del mar del Norte y de toda Zelanda, a excepción de Targoes.

El dinero obtenido de la venta de las mercaderías es enviado a Luis de Nassau para que levante tropas alemanas e intente liberar Leiden, sitiada desde el octubre anterior. Este contrata 3.000 caballos y 6.000 infantes alemanes y, acompañado por el duque Palatino, se presenta ante Maastricht, defendida por el capitán Francisco Montes de Oca. Requesens acude en su auxilio con las 6 compañías de jinetes de Bernardino Mendoza y ordena al conde de Galara que levante un regimiento alemán, además de otros 8.000 herreruelos, 4.000 suizos y 42 banderas valonas. Mientras esperan su llegada, Sancho Dávila recorre la comarca con sus jinetes españolas, dando golpes de mano y destruyendo todos los puentes por donde pudieran cruzar los rebeldes, que se ven obligados a desviarse hacia el norte en dirección a Roermunda. Tampoco aquí lo consigue, ya queel 3 de abril Bracamonte refuerza la guarnición alemana con tres banderas españolas. Frustrado continúa caminando por la ribera este del Mosa en dirección a Nimega, donde solo se encuentran solo 300 arcabuceros del tercio de Sicilia, en cuyo auxilio Dávila envía a los borgoñones de Chevreaux.

El propio Dávila cruza el Mosa por Grave con el resto del ejército, situándose a apenas una legua de los protestantes. El choque se produce el 14 de abril de 1574 en Mook. Las 25 banderas españolas forman 4 escuadrones de picas al mando de Hernando de Toledo y Gonzalo Bracamonte, con la derecha apoyada en el dique. Más allá de este, las 16 banderas valonas del coronel Mondragón forman otro escuadrón. A la izquierda de los españoles despliega la caballería ligera en 4 escuadrones y las lanzas en 3, formando una media luna, al mando de Bernardino Mendoza. Las deserciones han reducido la caballería protestante a 1.200 herreruelos, tras los cuales se sitúa un gran escuadrón de 6.000 infantes en 25 banderas.

Justo antes del combate llegan al campo español Hierges, Chevreaux con las compañías de Nimega y Hernando de Toledo con 4 de Lombardía que venían amotinadas. El primero informa a Dávila de que al día siguiente llegaría también procedente de Holanda Francisco Valdés con los 2.500 españoles de los tercios de San Felipe y Santiago, 3 compañías de caballos y 10 banderas alemanas. Pero Dávila decide presentar batalla para evitar que Nassau consiga reunirse con Orange. Comienza esta con una cerrada descarga de los arcabuceros de Montes de Oca, que sufre dos heridas y quince su alférez Benítez, a las cuales sobrevivió.

La infantería protestante se da a la fuga pero su caballería carga reconociéndose superior en número. Sin embargo, es frenada y contraatacada por la española, en la que destacan Juan de Alconeta y Olivera. Mueren 2.500 infantes y 500 jinetes protestantes, además de los muchos que se ahogaron en su huida. Entre los muertos se encuentran Luis de Nassau y su hermano Enrique. Se capturan 30 banderas, todo el bagaje y mucha moneda francesa. Del bando español mueren 30 infantes y apenas hay un centena de heridos. Lamentablemente, no pudo aprovecharse la victoria porque, al día siguiente, se amotinaron los españoles, encerrándose en Amberes para exigir sus 35 pagas atrasadas al gobernador.

Aunque, según el informe de Alba, cada vandera española contaba con 100 hombres y la fuerza teórica ascendía a 7.900 efectivos, la realidad era bien distinta, como se desprende de una carta que mandó a Felipe II, Luis de Requeséns el 2 de julio de 1574:

Las compañías están con tan poco número de gente, que en algunas dellas no hay 8 soldados, y en muchas no pasan de 20, y casi ninguna pasa de ciento, digo en los cuatro tercios viejos, que en las que vinieron de Italia todavía hay más número.

En consecuencia, el nuevo gobernador emprende la primera reforma del Ejército de los Países Bajos que consiste, básicamente, en reformar las 78 compañías en 36 y repartirlas en solo 3 tercios:

  • Lombardía: Hernando de Toledo;
  • Sicilia: Julián Romero;
  • Italia: Francisco Valdés.

1575

En marzo Requesens consigue el dinero suficiente para pagar a las tropas, que deponen el motín y son enviados a Worden junto a Chiappino Vitelli y 15 banderas de suizos de Walter Rolde, contratados en Borgoña el 27 de marzo. Valdés marcha a Leiderdorp con 25 banderas españolas, 7 valonas, 7 alemanas y 4 compañías de jinetes. Una vez tomada, aquel se dirige a La Haya, guarnecida por una única compañía protestante a la que pone en fuga con gran contento de sus habitantes, que le facilitan comida y municiones. Desde allí se reúne con Licques en el sitio de Valkenburg, donde captura a muchos ingleses a los que permite regresar a su isla para no provocar a la reina. A continuación toma Alphen, también guarnecida por ingleses, tras lo cual regresa a La Haya.

Enterado de que Juan Duse ha expulsado de Leiden a los extranjeros, mujeres y niños por falta de vituallas, Valdés envía 9 banderas españolas para reforzar a los sitiadores. Antes de llegar a la plaza tienen que tomar algunos fuertes sobre los diques, muriendo uno de sus capitanes, Luis Gaitán, en una escaramuza. Fracasadas las nuevas conversaciones de paz, Requesens autoriza a Valdés para que ponga sitio a Leiden, enviando como refuerzo a Julián Romero.

A fin de socorrer Leiden, los protestantes rompen 16 diques del Mosa y del Issel entre Rotterdam y Delft, anegando toda la comarca. Su almirante Luis de Boisot consigue llegar a la plaza con 160 bajeles de remo sin quilla, cargados de tropas y vituallas. Los españoles se ven obligados a retirarse con el agua por la cintura, siendo perseguidos desde unas barcazas artilladas. Valdés se retira a La Haya, Gallo a Voerschoten y Borja a Soeterwoude. De esta forma los rebeldes consiguieron levantar el cerco, pero a costa de sufrir una prolongada hambruna, al perder todas las cosechas. La derrota se saldó con 1.500 bajas españolas.

Requesens ordena a Hierges, gobernador de Holanda, que las 9 banderas de Hernando de Toledo y otras tantas de Valdés, con algunos alemanes y valones, refuercen Utrecht, Ámsterdam y Haarlem. De camino hacia la primera plaza, Hierges toma Buren, donde se obtienen 24 cañones, muchas municiones y un gran botín. Desde allí marcha a Oudewater al mando de un gran ejército compuesto por las unidades de Romero, Valdés, Toledo, Fugger, Verdugo, Gallo, Hierges, Meghen y Floyon (¿Floris de Berlaymont?). El 8 de agosto los españoles se lanzan al asalto sin esperar las órdenes de sus superiores, superan a los defensores, saquean la villa y la incendian, salvándose solo la iglesia.

El campo se traslada a Schoonhoven, defendida por 700 franceses, holandeses e ingleses. Para cubrir su maniobra, envía 1.000 españoles y alemanes a Utrecht, desde donde sale el conde de Meghen a navegar el Rin con algunos barcos para evitar que reciban socorro. La artillería bate la muralla durante todo un día, tras lo cual se rinde la villa.

A continuación Requesens emprende la conquista de la isla de Zierikzee, en busca de un puerto logístico. Le acompañan Vitelli, Dávila, Mondragón y Osorio de Ulloa. Los exploradores advierten de que el vado es peligroso debido a que el canal había sido inundado pero Osorio, deseoso de destacarse, se presenta voluntario para intentarlo. Llegan 6 banderas españolas de Romero y 5 de Valdés; la compañía de Isidro Pacheco; 100 soldados de Amberes; algunas compañías valonas de Roeulx, Mondragón, Verdugo; las alemanas de Montes de Oca y Altemps y 4 compañías de jinetes de Tolen. El 28 de septiembre se eligen 1.500 voluntarios, a los que se provee dé alforjas cargadas de pólvora, queso y bizcocho para tres días. Dávila asume el mando naval, Mondragón el terrestre y Osorio el de los españoles. Cuando son descubiertos, los holandeses comienzan a dispararles con arcabuces y artillería, muriendo Pacheco y la mayoría de los que van en retaguardia al sorprenderles la pleamar a medio cruzar. La vanguardia consigue hacerlo y asalta el dique, medio desnudos y vociferantes, lo que siembra el pavor entre sus defensores, 10 banderas de ingleses y franceses gobernados por Boifort, que huyen despavoridos.

El 25 de octubre toman el fuerte de Bommene, tras lo cual Requesens escribe al rey pidiéndole una flota para poder conquistar la isla Walkeren. Mientras tanto, los holandeses arrebatan el puerto de Crimpen al tercio de Hernando de Toledo.

1576

El 5 de marzo la caballería ligera de Brabante se amotina, coincidiendo con el fallecimiento de Luis de Requeséns en Bruselas. Como no tenía previsto relevo, el gobierno recayó en el Consejo de Estado y el mando militar en el conde de Mansfeld. Felipe II confirmó al primero, confiando en que al estar compuesto por naturales, supieran acabar pronto el conflicto, pero no contaba con la presencia de traidores y otros miembros guiados solo por su propio interés.

Los tercios llevan ya varios meses sin cobrar, por lo que los flamencos urden un plan para provocar su motín, a fin de que las provincias meridionales, que serían a buen seguro saqueadas, se uniesen a la rebelión. En primer lugar, convencen a Sancho Dávila que pague y licencie la coronelía alemana de Altemps, que guarnece Amberes. La estratagema tiene éxito y, nada más enterarse, el tercio de Valdés se amotina. Las negociaciones emprendidas por Julián Romero fracasan y los soldados se hacen fuertes en Aalst. Los protestantes aprovechan para proclamar una revuelta generalizada, poniendo precio a la cabeza de cualquier español que sea encontrado aislado en cualquiera de las provincias.

Orange aprovechó para ordenar un nuevo levantamiento, pero sus despachos fueron interceptados por los arcabuceros a caballo de Juan de Alconeta, descubriéndose sus contactos con los traidores en el consejo, Heese y Climes, así como con el duque de Alençon, hermano del rey de Francia y con la reina Isabel. El cambio de bando de los nobles neerlandeses fue generalizado y solo la provincia de Luxemburgo, de las 17 que componían los Países Bajos, permaneció fiel a la corona. Los 6.000 soldados españoles se encontraban desperdigados por toda la geografía de la región y solo permanecían en su poder las fortalezas de Amberes, Lieren, Maastricht, Utrecht, Gante y Valenciennes. Pese a todo, los españoles no les ponían las cosas fáciles a los rebeldes y una compañía de caballería mandada por Bernardino de Mendoza, se bastó para desbaratar el saqueo de Lovaina. En Maastricht, los insurrectos consiguieron comprar a las tropas alemanas, pero las españolas se hicieron fuertes en dos torreones del castillo y lo mantuvieron hasta la llegada de Hernando de Toledo, quien pudo así recuperar la plaza. En otro encuentro en uno de los caminos que conducían a Brabante, una compañía de bisoños al mando de Hurtado de Mendoza consiguió frenar a un enemigo muy superior, pese a que era la primera vez que entraban en combate.

Dávila ordena que se recojan en Amberes las coronelías de Frundsberg, Polwiller y Fugger. La caballería aún estaba más alejada y dispersa, por lo que resultaba una presa fácil. De hecho, cuando la compañía de Juan de Alconeta intenta refugiarse en Amberes es atacada por 3.000 flamencos. También Hernando de Toledo repliega su tercio de Holanda a Brabante, en previsión de verse aislado. El propio consejo de Estado es apresado en Bruselas, así como todos los funcionarios de la monarquía. Los rebeldes pactan con el rey de Francia, la reina de Inglaterra y al archiduque Matías de Austria, ofreciéndoles la corona de los Países Bajos a cambio de la expulsión de los españoles. Mondragón es apresado por sus propios capitanes, que desertan al bando protestante. Dávila mete a toda prisa en Amberes cuantos bastimentos consigue de unos mercaderes españoles, y la guarnece con 400 soldados no amotinados de Francisco de Valdés. Permanecen leales al rey las coronelías de Billy en Groninga, Gallo en Colemburg, Verdugo en Holanda y los alemanes de Bolduque. El duque de Arschot y Philippe de Lalaing arman a su gente para impedir la unión de los realistas[1]. No fiándose de la guarnición alemana de Maastricht, Montes de Oca la reforzó con varias compañías de españoles.

Conforme a lo acordado en la junta de Gante, el conde de Roeulx, gobernador de Flandes por los Estados, junta 16 banderas de infantería bisoña y 6 veteranas y rodea Aalst, esperando cualquier salida de los amotinados para masacrarlos. Dávila los pone sobre aviso y les ruega que depongan su actitud y se unan al ejército, pero aquellos se niegan. También fracasa la embajada de Alonso de Vargas, capitán de caballos, quien pasa después a Deremunda a solicitar a sus alemanes que socorran Gante, pero estos lo rechazan. Glimes sale de Bruselas con 2.000 infantes y 800 caballos de las bandas viejas para degollar a la compañía de Vargas en los alrededores de Lovaina. Pero, esta es puesta sobre aviso por Bernardino Mendoza y recibe a los holandeses a arcabuzazos. Según los testigos, matan a 2.000 protestantes con un solo herido, de ahí que los Estados bautizasen esta acción como desgracia de Tilemont.

El capitán Ferri, con 4 compañías de Mondragón, ocupa el puente de Wadenalde, para impedir la comunicación con Lieren y Maastricht. Romero sale a desalojarle con 500 arcabuceros, la compañía de Martín de Ortaez y la de lanzas de Mendoza.

El 3 de octubre las tropas rebeldes entraron en Amberes y asediaron su castillo, defendido por apenas 400 españoles al mando del propio Sancho Dávila. Al percatarse de su delicada situación por el incesante cañoneo, los amotinados de Aalst, que no habían conseguido sus reclamaciones, se lanzaron a socorrerles sin pensar, uniéndoseles un contingente de 600 compatriotas mandados por Julián Romero. Juntos consiguieron entrar en el castillo, desde donde se lanzaron sin descanso, con 500 jinetes a la cabeza, contra los 20.000 sitiadores, que pusieron pies en polvorosa. El ayuntamiento, desde donde fueron hostigados por los rebeldes, fue pasto de las llamas, cayendo 2.500 de éstos por solo 14 de los nuestros, gracias a su combatividad y disciplina.

La doble campaña contra flamencos y otomanos había dejado las arcas exhaustas, por lo que en 1575 la corona se declaraba en bancarrota, al adeudar las rentas de 7 años. El rey de Francia en cambio no dudaba en entablar conversaciones con el sultán, proponiéndole el envío a Orange de 100.000 coronas mensuales durante año y medio.

Referencias

Notas

  1. Esto debe ser un error de Cabrera, pues ambos sirvieron al rey.

Bibliografía

  • Giménez Martín, Juan. Tercios de Flandes. 1999.
  • Strada, Famiano: Guerras de Flandes. Colonia. 1632/1681.