Diferencia entre revisiones de «Campaña de Luis de Requesens»

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Justo antes del combate llegan al campo español Hierges, Chevreaux con las compañías de Nimega y Hernando de Toledo con 4 de Lombardía que venían amotinadas. El primero informa a Dávila de que al día siguiente llegaría también procedente de Holanda Francisco Valdés con los 2.500 españoles de los tercios de San Felipe y Santiago, 3 compañías de caballos y 10 banderas alemanas. Pero Dávila decide presentar batalla para evitar que Nassau consiga reunirse con Orange. Comienza esta con una cerrada descarga de los arcabuceros de Montesdeoca, que sufre dos heridas y quince su alférez Benítez, a las cuales sobrevivió.
 
Justo antes del combate llegan al campo español Hierges, Chevreaux con las compañías de Nimega y Hernando de Toledo con 4 de Lombardía que venían amotinadas. El primero informa a Dávila de que al día siguiente llegaría también procedente de Holanda Francisco Valdés con los 2.500 españoles de los tercios de San Felipe y Santiago, 3 compañías de caballos y 10 banderas alemanas. Pero Dávila decide presentar batalla para evitar que Nassau consiga reunirse con Orange. Comienza esta con una cerrada descarga de los arcabuceros de Montesdeoca, que sufre dos heridas y quince su alférez Benítez, a las cuales sobrevivió.
  
La infantería protestante se da a la fuga pero su caballería carga reconociéndose superior en número. Sin embargo, es frenada y contraatacada por la española, en la que destacan Juan de Alconeta y Olivera. Mueren 2.500 infantes y 500 jinetes protestantes, además de los muchos que se ahogaron en su huida. Entre los muertos se encuentran Luis de Nassau y su hermano Enrique. Se capturan 30 banderas, todo el bagaje y mucha moneda francesa. Del bando español mueren 30 infantes y apenas hay un centena de heridos.
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La infantería protestante se da a la fuga pero su caballería carga reconociéndose superior en número. Sin embargo, es frenada y contraatacada por la española, en la que destacan Juan de Alconeta y Olivera. Mueren 2.500 infantes y 500 jinetes protestantes, además de los muchos que se ahogaron en su huida. Entre los muertos se encuentran Luis de Nassau y su hermano Enrique. Se capturan 30 banderas, todo el bagaje y mucha moneda francesa. Del bando español mueren 30 infantes y apenas hay un centena de heridos. Lamentablemente, no pudo aprovecharse la victoria porque, al día siguiente, se amotinaron los españoles, encerrándose en Amberes para exigir sus 35 pagas atrasadas al gobernador.
 
 
Lamentablemente, no pudo aprovecharse la victoria porque, al día siguiente, los tercios volvieron a amotinarse y se encerraron en Grave para exigir sus 35 pagas atrasadas al gobernador. Esta vez, fueron los ciudadanos los que reunieron el dinero para evitar el saqueo.
 
  
 
Aunque, según el informe de Alba, cada ''vandera'' española contaba con 100 hombres y la fuerza teórica ascendía a 7.900 efectivos, la realidad era bien distinta, como se desprende de una carta que mandó a Felipe II, Luis de Requeséns el 2 de julio de 1574:
 
Aunque, según el informe de Alba, cada ''vandera'' española contaba con 100 hombres y la fuerza teórica ascendía a 7.900 efectivos, la realidad era bien distinta, como se desprende de una carta que mandó a Felipe II, Luis de Requeséns el 2 de julio de 1574:
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* Italia: Francisco Valdés.
 
* Italia: Francisco Valdés.
  
De esta forma, y debido tanto a las graves heridas sufridas por su maestre de campo como al motín de la tropa, queda interrumpido el historial del tercio de Nápoles.
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En octubre, Requesens consigue el dinero suficiente para pagar a las tropas, que deponen el motín. Envía a Valdés a Leiderdorp con 25 banderas españolas, 7 valonas, 7 alemanas y 4 compañías de jinetes. Una vez tomada, aquel se dirige a La Haya, guarnecida por una única compañía protestante a la que pone en fuga con gran contento de sus habitantes, que le facilitan comida y municiones. Desde allí se reúne con Licques en el sitio de Valkenburg, donde captura a muchos ingleses a los que permite regresar a su isla para no provocar a la reina. A continuación toma Alphen, también guarnecida por ingleses, tras lo cual regresa a La Haya.
  
En octubre, el grueso del ejército se dirigió de vuelta a Holanda, liberando de paso La Haya, cuya población era mayoritariamente católica. Para poder tomar Leiden se comenzó asaltando tres fortalezas que defendían sus alrededores y pasando a cuchillo a sus defensores, todos ingleses, pese a que Isabel I negaba su apoyo a los rebeldes. Para facilitar la llegada de refuerzos por mar, los sitiados rompieron los diques y anegaron toda la comarca. De esta forma consiguieron levantar el cerco, pero a costa de sufrir una prolongada hambruna, al perder todas las cosechas. La derrota se saldó con 1.500 bajas españolas, pero nuestras tropas consiguieron su revancha en Buren, Scoonhoven y Oudewater, siendo tomada esta última al asalto por los propios soldados, sin esperar órdenes de sus jefes.
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Para poder tomar Leiden se comenzó asaltando tres fortalezas que defendían sus alrededores y pasando a cuchillo a sus defensores, todos ingleses, pese a que Isabel I negaba su apoyo a los rebeldes. Para facilitar la llegada de refuerzos por mar, los sitiados rompieron los diques y anegaron toda la comarca. De esta forma consiguieron levantar el cerco, pero a costa de sufrir una prolongada hambruna, al perder todas las cosechas. La derrota se saldó con 1.500 bajas españolas, pero consiguieron su revancha en Buren, Scoonhoven y Oudewater, siendo tomada esta última al asalto por los propios soldados, sin esperar órdenes de sus jefes.
  
Requeséns decidió entonces conquistar algún puerto de Zelanda para permitir la llegada de una armada española, eligiéndose los de la isla de Zierickzee. El asalto tuvo que ser realizado bajo el fuego los barcos holandeses y con el agua hasta la cintura, pese a lo que los escasos supervivientes, dirigidos de nuevo por Sancho Dávila, consiguieron tomar el fuerte de Bommenze. Cuando el ejército llegó a la capital los holandeses volvieron a inundar los campos, permitiendo la entrada de la flota holandesa con refuerzos. Sin embargo, los españoles consiguieron bloquear el acceso al puerto y finalmente la ciudad hubo de rendirse. Aunque los sitiados ofrecieron 200.000 florines a cambio de su libertad, los tercios volvieron a amotinarse y se encaminaron hacia Bruselas, haciéndose fuertes en la plaza de Alost.
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El asalto a Leiden tuvo que ser realizado bajo el fuego de los barcos holandeses y con el agua hasta la cintura, pese a lo que los escasos supervivientes, dirigidos de nuevo por Sancho Dávila, consiguieron tomar el fuerte de Bommenze. Cuando el ejército llegó a la capital los holandeses volvieron a inundar los campos, permitiendo la entrada de la flota holandesa con refuerzos. Sin embargo, los españoles consiguieron bloquear el acceso al puerto y finalmente la ciudad hubo de rendirse. Aunque los sitiados ofrecieron 200.000 florines a cambio de su libertad, los tercios volvieron a amotinarse y se encaminaron hacia Bruselas, haciéndose fuertes en la plaza de Alost.
  
 
==1575==
 
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Revisión del 19:24 4 oct 2018

A finales de noviembre de 1573 llega Requesens, una de cuyas primeras medidas fue suprimir el tribunal de los tumultos y ofrecer un perdón general a los rebeldes que quisieran volver al servicio del rey, sin éxito.

1574

Como no tuvo éxito, intentó socorrer el puerto de Middelburg en Zelanda, que llevaba dos años sitiado. Sus defensores se encuentran ya en una situación desesperada, completamente rodeados por las tropas holandesas e inglesas, y faltos de víveres y municiones. A cambio, la ciudad está llena de valiosas mercaderías procedente de los barcos anclados en su puerto, que Orange pretende capturar para poder pagar así a sus mercenarios. Mondragón es consciente de eso, y le amenaza con incendiar la ciudad si no levantan el sitio.

Requesens ordena a Glimes que apreste una armada de 62 navíos en la que embarca el tercio de Julián Romero y algunas banderas valonas, además de numerosas barcazas fluviales con las provisiones. Simultáneamente, Sancho Dávila parte de Amberes con una segunda armada en la que embarca el coronel López Gallo y sus banderas alemanas. Ambas flotas sufren algunos accidentes de navegación antes de ser abordadas por los mendigos del mar frente a Bergen-op-Zoom. El propio Glimes muere al negarse a abandonar su nave, pero Romero consigue salvarse. Requesens ordena abortar la operación cuando ya se habían perdido 9 navíos y 700 soldados. Entre los heridos se encuentran el capitán Osorio de Angulo. Las bajas holandesas son más numerosas, pues los españoles venden caras sus vidas. Ante la imposibilidad de socorrerle, Requesens ordena a Mondragón que se rinda con las condiciones más ventajosas posibles. La capitulación se firma el 18 de febrero de 1574, y supone dejar a los holandeses señores del mar del Norte y de toda Zelanda, a excepción de Targoes.

El dinero obtenido de la venta de las mercaderías es enviado a Luis de Nassau para que levante tropas alemanas e intente liberar Leiden, sitiada desde el octubre anterior. Este contrata 3.000 caballos y 6.000 infantes alemanes y, acompañado por el duque Palatino, se presenta ante Maastricht, defendida por el capitán Francisco Montesdeoca. Requesens acude en su auxilio con las 6 compañías de jinetes de Bernardino Mendoza y ordena al conde de Galara que levante un regimiento alemán, además de otros 8.000 herreruelos, 4.000 suizos y 42 banderas valonas. Mientras esperan su llegada, Sancho Dávila recorre la comarca con sus jinetes españolas, dando golpes de mano y destruyendo todos los puentes por donde pudieran cruzar los rebeldes, que se ven obligados a desviarse hacia el norte en dirección a Roermunda. Tampoco aquí lo consigue, ya queel 3 de abril Bracamonte refuerza la guarnición alemana con tres banderas españolas. Frustrado continúa caminando por la ribera este del Mosa en dirección a Nimega, donde solo se encuentran solo 300 arcabuceros del tercio de Sicilia, en cuyo auxilio Dávila envía a los borgoñones de Chevreaux.

El propio Dávila cruza el Mosa por Grave con el resto del ejército, situándose a apenas una legua de los protestantes. El choque se produce el 14 de abril de 1574 en Mook. Las 25 banderas españolas forman 4 escuadrones de picas al mando de Hernando de Toledo y Gonzalo Bracamonte, con la derecha apoyada en el dique. Más allá de este, las 16 banderas valonas del coronel Mondragón forman otro escuadrón. A la izquierda de los españoles despliega la caballería ligera en 4 escuadrones y las lanzas en 3, formando una media luna, al mando de Bernardino Mendoza. Las deserciones han reducido la caballería protestante a 1.200 herreruelos, tras los cuales se sitúa un gran escuadrón de 6.000 infantes en 25 banderas.

Justo antes del combate llegan al campo español Hierges, Chevreaux con las compañías de Nimega y Hernando de Toledo con 4 de Lombardía que venían amotinadas. El primero informa a Dávila de que al día siguiente llegaría también procedente de Holanda Francisco Valdés con los 2.500 españoles de los tercios de San Felipe y Santiago, 3 compañías de caballos y 10 banderas alemanas. Pero Dávila decide presentar batalla para evitar que Nassau consiga reunirse con Orange. Comienza esta con una cerrada descarga de los arcabuceros de Montesdeoca, que sufre dos heridas y quince su alférez Benítez, a las cuales sobrevivió.

La infantería protestante se da a la fuga pero su caballería carga reconociéndose superior en número. Sin embargo, es frenada y contraatacada por la española, en la que destacan Juan de Alconeta y Olivera. Mueren 2.500 infantes y 500 jinetes protestantes, además de los muchos que se ahogaron en su huida. Entre los muertos se encuentran Luis de Nassau y su hermano Enrique. Se capturan 30 banderas, todo el bagaje y mucha moneda francesa. Del bando español mueren 30 infantes y apenas hay un centena de heridos. Lamentablemente, no pudo aprovecharse la victoria porque, al día siguiente, se amotinaron los españoles, encerrándose en Amberes para exigir sus 35 pagas atrasadas al gobernador.

Aunque, según el informe de Alba, cada vandera española contaba con 100 hombres y la fuerza teórica ascendía a 7.900 efectivos, la realidad era bien distinta, como se desprende de una carta que mandó a Felipe II, Luis de Requeséns el 2 de julio de 1574:

Las compañías están con tan poco número de gente, que en algunas dellas no hay 8 soldados, y en muchas no pasan de 20, y casi ninguna pasa de ciento, digo en los cuatro tercios viejos, que en las que vinieron de Italia todavía hay más número.

En consecuencia, el nuevo gobernador emprende la primera reforma del Ejército de los Países Bajos que consiste, básicamente, en reformar las 78 compañías en 36 y repartirlas en solo 3 tercios:

  • Lombardía: Hernando de Toledo;
  • Sicilia: Julián Romero;
  • Italia: Francisco Valdés.

En octubre, Requesens consigue el dinero suficiente para pagar a las tropas, que deponen el motín. Envía a Valdés a Leiderdorp con 25 banderas españolas, 7 valonas, 7 alemanas y 4 compañías de jinetes. Una vez tomada, aquel se dirige a La Haya, guarnecida por una única compañía protestante a la que pone en fuga con gran contento de sus habitantes, que le facilitan comida y municiones. Desde allí se reúne con Licques en el sitio de Valkenburg, donde captura a muchos ingleses a los que permite regresar a su isla para no provocar a la reina. A continuación toma Alphen, también guarnecida por ingleses, tras lo cual regresa a La Haya.

Para poder tomar Leiden se comenzó asaltando tres fortalezas que defendían sus alrededores y pasando a cuchillo a sus defensores, todos ingleses, pese a que Isabel I negaba su apoyo a los rebeldes. Para facilitar la llegada de refuerzos por mar, los sitiados rompieron los diques y anegaron toda la comarca. De esta forma consiguieron levantar el cerco, pero a costa de sufrir una prolongada hambruna, al perder todas las cosechas. La derrota se saldó con 1.500 bajas españolas, pero consiguieron su revancha en Buren, Scoonhoven y Oudewater, siendo tomada esta última al asalto por los propios soldados, sin esperar órdenes de sus jefes.

El asalto a Leiden tuvo que ser realizado bajo el fuego de los barcos holandeses y con el agua hasta la cintura, pese a lo que los escasos supervivientes, dirigidos de nuevo por Sancho Dávila, consiguieron tomar el fuerte de Bommenze. Cuando el ejército llegó a la capital los holandeses volvieron a inundar los campos, permitiendo la entrada de la flota holandesa con refuerzos. Sin embargo, los españoles consiguieron bloquear el acceso al puerto y finalmente la ciudad hubo de rendirse. Aunque los sitiados ofrecieron 200.000 florines a cambio de su libertad, los tercios volvieron a amotinarse y se encaminaron hacia Bruselas, haciéndose fuertes en la plaza de Alost.

1575

El 5 de marzo de 1575, Luis de Requeséns moría de peste en Bruselas. Como no tenía previsto relevo, el gobierno recayó en el Consejo de Estado y el mando militar en el conde de Mansfeld. Felipe II confirmó al primero, confiando en que al estar compuesto por naturales, supieran acabar pronto el conflicto, pero no contaba con la presencia de traidores y otros miembros guiados solo por su propio interés. Orange aprovechó para ordenar un nuevo levantamiento, pero sus despachos fueron interceptados por los arcabuceros a caballo de Juan de Alconeta, descubriéndose sus contactos con los traidores en el consejo, Heese y Climes, así como con el duque de Alençon, hermano del rey de Francia y con la reina Isabel.

El cambio de bando de los nobles neerlandeses fue generalizado y solo la provincia de Luxemburgo, de las 17 que componían los Países Bajos, permaneció fiel a la corona. Los 6.000 soldados españoles se encontraban desperdigados por toda la geografía de la región y solo permanecían en su poder las fortalezas de Amberes, Liere, Maastricht, Utrecht, Viennen, Gante y Valenciennes. Pese a todo, los españoles no les ponían las cosas fáciles a los rebeldes y una compañía de caballería mandada por Bernardino de Mendoza, se bastó para desbaratar el saqueo de Lovaina. En Maastricht, los insurrectos consiguieron comprar a las tropas alemanas, pero las españolas se hicieron fuertes en dos torreones del castillo y lo mantuvieron hasta la llegada de D. Fernando de Toledo, quien pudo así recuperar la plaza. En otro encuentro en uno de los caminos que conducían a Brabante, una compañía de bisoños al mando de Hurtado de Mendoza consiguió frenar a un enemigo muy superior, pese a que era la primera vez que entraban en combate.

El 3 de octubre las tropas rebeldes entraron en Amberes y asediaron su castillo, defendido por apenas 400 españoles al mando del propio Sancho Dávila. Al percatarse de su delicada situación por el incesante cañoneo, los amotinados de Alost, que no habían conseguido sus reclamaciones, se lanzaron a socorrerles sin pensar, uniéndoseles un contingente de 600 compatriotas mandados por Julián Romero. Juntos consiguieron entrar en el castillo, desde donde se lanzaron sin descanso, con 500 jinetes a la cabeza, contra los 20.000 sitiadores, que pusieron pies en polvorosa. El ayuntamiento, desde donde fueron hostigados por los rebeldes, fue pasto de las llamas, cayendo 2.500 de éstos por solo 14 de los nuestros, gracias a su combatividad y disciplina.

La doble campaña contra flamencos y otomanos había dejado las arcas exhaustas, por lo que en 1575 la corona se declaraba en bancarrota, al adeudar las rentas de 7 años. El rey de Francia en cambio no dudaba en entablar conversaciones con el sultán, proponiéndole el envío a Orange de 100.000 coronas mensuales durante año y medio.

Referencias

Notas

Bibliografía

  • Giménez Martín, Juan. Tercios de Flandes. 1999.
  • Strada, Famiano: Guerras de Flandes. Colonia. 1632/1681.