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Caballería

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Resulta interesante comprobar que el nacimiento de la caballería es independiente del empleo del [[caballo]] y responde a la necesidad del hombre de dotarse de una velocidad y de una potencia de choque muy superiores a aquellas con las que había sido dotado por la naturaleza. Como ocurre con el resto de las [[arma]]s, aunque las misiones que se le asignaron son básicamente las mismas desde su fundación, los medios empleados han ido evolucionando con el tiempo y adaptándose a las innovaciones doctrinales, orgánicas y materiales que se han venido en llamar ''revoluciones de los asuntos militares''.<br />
De igual forma, el término [[jinete]] abarca desde la antigüedad a todo hombre, [[militar]] o civil que monta a [[caballo]] y en su acepción más extensa a cualquier cuadrúpedo (asnos, mulos, dromedarios e incluso elefantes), siendo su femenino la [[amazona]]. Como el [[caballo]] en sus inicios militares se empleó asociado a un [[carro de guerra]] de guerra, el primer [[soldado]] de caballería fue, en justicia, un [[auriga]].<br />
Hacia 1800 AC las caravanas mesopotámicas alcanzaron la estepa euroasiática, donde trabaron contacto con las tribus indoeuropeas. Estas habían domesticado a los únicos caballos supervivientes a la última glaciación, y con ellos sustituyeron a los onagros en sus carros, que perfeccionaron al aligerar el peso de la caja, reduciendo el número de ruedas a dos, y haciéndolas radiales e independientes de los ejes para aumentar su estabilidad. La potencia de choque de estas bigas y su nueva metalurgia del hierro les permitió extenderse desde Extremo Oriente hasta las islas Británicas y desde el Báltico al Egeo en una violenta cabalgada que duró ocho siglos: tocarios en China, arios en la India, persas en Irán, mitanios en Mesopotamia, hititas en Anatolia, aqueos en Grecia, escitas en Rusia, eslavos en Centroeuropa, germanos en Escandinavia y celtas en la fachada atlántica.
===Medievo===
Durante el siguiente milenio el caballo se convertiría en el rey de todos los campos de batalla. La única opción que le quedó a la infantería para defenderse de sus cargas, fue la de constituir formaciones compactas erizadas de [[lanza|lanzas]], [[pica|picas]] o [[bayoneta|bayonetas]]. La [[legión]] romana, el [[tercio]] español y el [[regimiento]] napoleónico son tres ejemplos del mismo paradigma defensivo. No obstante, unos y otros eran presa fácil de los [[jinetes]] si perdían su rígida organización.<br />
A lo largo del Medievo la ''lanza fornida'' constituía el núcleo profesional de todas las mesnadas feudales. Cada lanza estaba compuesta por un hombre de armas (''gen d'armes''), un escudero, varios arqueros o ballesteros y un paje responsable del ''caballo de dobladura''. El primero vestía armadura de punta en blanco; se armaba con una amplia panoplia que incluía un lanzón de ristre, mandoble, hacha y mangual; y montaba ''a la brida'', con las piernas estiradas y bien apoyadas en una silla de altos borrenes y largos estribos. La infantería, por su parte, se vio reducida a peones campesinos y villanos, mal armados y peor protegidos, que eran reclutados para cada campaña y desmovilizados a su término. No obstante, el aumento progresivo del peso de las armaduras de jinetes y caballos propició el declive de la caballería, al olvidar que su misma esencia radicaba en su velocidad y movilidad, y no tanto en su protección. Esto no ocurrió en la Península Ibérica debido a que, por influencia árabe, los hombres de armas convivían con otro tipo de caballería ligera que montaba ''a la jineta'', esto es, con estribos cortos y rodillas flexionadas, sobre veloces corceles andaluces. Su armamento se reducía a lanza y espada bastarda; protegiéndose por cota de malla y adarga.
==Misiones y capacidades==
Ya en el siglo II Flavio Arriano (Guischardt 1740) decía que "la caballería se sirve de caballos o de elefantes… su nombre comprende no solamente a quienes combaten a caballo sino también a aquellos que lo hacen montados en carros". Esta definición es tan actual que en Alemania se llamó "caballeros" en su sentido medieval de [[hombre de armas]] a las tripulaciones de los [[carro|carros]]. Desde sus remotos orígenes, la característica fundamental de la caballería es la de combatir a lomo de animales o vehículos más o menos armados y protegidos. Es el arma ofensiva por naturaleza, hasta el punto de que la sola idea de defensa está proscrita del vocabulario [[jinete]]. En caso de necesidad, se emplea una maniobra retrógrada durante la cual se continúa cargando contra el [[enemigo]], retardándolo y desgastándolo, hasta alcanzar la seguridad de las líneas propias con las menores bajas propias y máximas enemigas posibles. De ahí la extendida sentencia "la caballería nunca retrocede, da media vuelta y sigue avanzando".<br />
Otras de sus características son la flexibilidad y fluidez, de las que son consecuencia su rapidez de maniobra, que emplea como base de su actuación, facilitando al mando libertad de acción, conservando la iniciativa o recuperándola cuando se pierda; para buscar y conservar el contacto, obligando al enemigo a combatir en los lugares y momentos que sean más favorables; precipitar la desmoralización del enemigo para anular su voluntad de resistencia y constituir una excelente y ágil [[reserva]].<br />
La caballería combate más aterrorizando y dispersando al enemigo que con la efusión de su sangre, aunque en caso necesario no duda en verter hasta la última gota. Su ventaja consiste en la velocidad de su movimiento, con lo que aumenta la fuerza de su choque y porque yendo de un lugar a otro con rapidez, hace cambiar las circunstancias de la batalla y mudar la fortuna.<br />
Para llegar al choque con la máxima fuerza es preciso que durante el movimiento no se descomponga la unión de la formación, por lo que el aumento de la velocidad será gradual y progresivo hasta alcanzar la impetuosidad que arrebatará a la tropa sobre el enemigo. La formación debe de llegar al choque lo más alineada posible y los escuadrones manteniendo los intervalos iniciales. Y esto es tan válido tanto para la caballería a caballo como para la acorazada.<br />
La audacia, acometividad y valor impulsivo de sus tropas, la iniciativa de sus mandos y el espíritu de sacrificio de toda el [[arma]], que tiene su máximo exponente en las situaciones críticas, han orientado siempre su tradicional actuación sobre el campo de [[batalla]]. Tradicionalmente se le han asignado las misiones de explorar y reconocer, proporcionar seguridad, constituir una poderosa [[reserva]], explotar el éxito, perseguir al enemigo y proteger la [[retirada]] propia. A lomos de [[caballo]] o de vehículos acorazados, a pecho petral o incluso pie a tierra, sus fundamentales valores morales, militares, personales y tácticos no han variado peses a que lo hayan hecho la táctica y la técnica.<br />
De hecho, todas estas características se encontraban ya presentes en la caballería de la Antigüedad, desde la [[batalla de Kadesh]] (1274 AC) hasta la de los [[Batalla de los Campos Cataláunicos|Campos Cataláunicos]] (451 DC) y conforman lo que hoy en día se ha venido en denominar el "espíritu jinete";. A él y no a la improvisación se debieron gestas como la del [[Regimiento de Caballería Alcántara]], que se sacrificó para proteger la desbandada del [[Ejército de África]], tras el [[desastre de Annual]] en el verano de [[1921]]. Tras tres jornadas de entrega absoluta, sus últimos efectivos tuvieron que cargar al paso por el agotamiento de sus caballos, sin desfallecer ni volver nunca la cara al enemigo.<br />
Según la PD-001 '''"Empleo de las fuerzas terrestres"''', ''la caballería es por excelencia el arma del reconocimiento, de la seguridad y del contacto. Sus características principales son la velocidad, la movilidad de sus unidades, la flexibilidad y la fluidez, de las que son consecuencia su rapidez de maniobra y gran radio de acción. La audacia, la acometividad, la iniciativa y el espíritu de sacrificio son virtudes sobresalientes del arma, que compendian y caracterizan el tradicional espíritu jinete del soldado de caballería''.
==Clasificación==
La caballería ha estado dividida tradicionalmente en varias especialidades (ligera, de línea, pesada), si bien los distintos autores no se ponen de acuerdo a la hora de definirlas. Cada una de ellas engloba, a su vez, a una serie de [[instituto]]s responsables de desempeñar cada una de las misiones que la doctrina encomendaba al [[arma]]. A lo largo de la historia estos [[instituto]]s fueron evolucionando constantemente, adaptándose a las circunstancias. Así mientras que algunos simplemente desaparecían, otros mantenían su denominación aunque modernizando sus tácticas, medios y uniformes.<br />
Durante la primera mitad del [[siglo XIX]], de la Pierre dividía a la caballería en línea ([[lanceros]] y [[dragones]]), ligera ([[cazadores]] y [[húsares]]) y de reserva ([[coraceros]]). Rocquancourt y Ramonet la dividieron en pesada ([[coraceros]] y [[carabineros]]), ligera ([[lanceros]], [[húsares]] y [[cazadores]]) y mixta ([[dragones]]). De Presle era partidario de dividir el arma en unidades de línea, ligeras y mixtas, para evitar tener que emplear constantemente a la primera en apoyo de la segunda. Por su parte, el general Ferraz argumentaba que en España solo podían constituirse unidades ligeras, así llevasen carabinas, lanzas o sables.<br />
Ya en la segunda mitad de dicha centuria, Villamartín (1833) clasificaba el arma en gruesa, de línea, ligera e irregular. Cometió, no obstante, la equivocación de considerar la primera como una fuerza especial de la segunda, error que podemos considerar también de carácter histórico. Explicaba que la caballería de línea debía actuar reunida en grandes masas compactas, pero solo en movimientos decisivos y contra tropas ya perturbadas por el fuego o sorprendidas en movimiento, con lo que se olvidaba de la gran capacidad de maniobra del arma. Según él necesitaba "armas de choque antes que de pelea; caballos de alzada antes que veloces; y jinetes fuertes antes que ágiles", es decir, las cualidades de la caballería pesada. Las reservas debían estar compuestas por las mismas unidades que las de línea, pues si se empleasen a cada paso dejarían de ser escogidas y en caso contrario estarían menos fogueadas que el resto. A la caballería ligera le asignaba cometidos semejantes a los de los cazadores de [[infantería]] y recomendaba que se mezclasen en guerrillas mixtas. Se olvidaba, por tanto, de la necesidad de una caballería intermedia que apoyase a la ligera en sus acciones para no desgastar a la pesada.<br />
Vassallo (1879) clasificaba a los [[carabineros]] como caballería gruesa, a los [[lanceros]] como caballería de línea y a los [[húsares]] y [[cazadores]] como caballería ligera. A pesar de reconocer que en España era imposible tener caballos de alzada y hombres corpulentos que permitiesen mantener estos tres tipos de unidades, se acercó al resto de autores europeos de la época, siendo su clasificación muy acertada. Aunque opinaba también que la caballería era un [[arma]] auxiliar, sostenía que era indispensable en la [[guerra]] y la definía como el [[arma]] de los movimientos envolventes y las persecuciones.<br />
Como puede verse, no existe una clara diferenciación entre los distintos tipos de caballería, si bien la clasificación más extendida es esta:
* '''Descripción:''' ¡Santiago, y cierra España!
* '''Justificación:''' Tiene su origen en dos gritos de guerra (¡Santiago! ¡Hispania!) que, desde el [[Medievo]], proferían las unidades de caballería antes del combate contra los musulmanes, si bien no necesariamente combinados en la misma frase. Aparece por primera vez mencionado en su totalidad en la obra ''Don Qujote de la Mancha'' (segunda parte, capítulo IV, folio 15):
: ''- Yo así lo creo -respondió Sancho-, y querría que Vuesa Merced me dijese qué es la causa por la que dicen los españoles cuando quieren dar alguna batalla, invocando aquel san Diego Matamoros: "!Santiago y cierra España!" ¿Está por ventura España abierta, y de modo que, es menester cerrarla, o qué ceremonia es esta?''<br />'': ''- Simplicísimo eres, Sancho -respondió don Quijote-, y mira que este gran caballero de la cruz bermeja haselo dado Dios a España por patrón y amparo suyo, especialmente en los rigurosos trances que con los moros los españoles han tenido, y, así, lo invocan y llaman como a defensor suyo en todas las batallas que acometen...''<br />
===Emblema===