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Academia de Caballería

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Corría el año 1843 y en Valladolid se habían iniciado unas obras que tenían como objetivo el construir un edificio que iba a ser destinado a Prisión Modelo, en los terrenos conocidos como Campo de la Feria.
Cuando en el año 1850 iban a concluir las obras, se nombró una comisión para reconocerlas antes de su entrega al Estado. Uno de los miembros de la misma, el Coronel de Caballería D. Manuel Montesinos y Molina, que ostentaba el cargo de Visitador de Prisiones del Reino, de prestigio universal por sus estudios sobre sistemas penitenciarios, redactó el informe de la comisión determinando el rechazo del edificio "....por su mal entendida construcción, su mala distribución interior, falta de luces y ventilación".
Se solicitó además la cesión del Convento de los Jerónimos del Prado, para adaptarlo a prisión, con un coste de 80.000 reales, edificio que fue cedido con prontitud. Aprobada la cesión, el "octógono" recién construido quedó libre.
El mencionado Coronel, conocedor de la precariedad de las instalaciones del recién creado Colegio Militar de Caballería, ubicado en Alcalá de Henares, propuso al Teniente General D. Ricardo Shelly Comenfoso, Director General del Arma, el traslado del Colegio a Valladolid, que se autorizó por R.O. de 22 de mayo de 1852.
En ese año, treinta y nueve Alumnos recibían sus despachos de Oficial en Valladolid.
Así se inicia la relación de la Academia de Caballería con la capital vallisoletana. Una relación de permanente colaboración entre la ciudad y el arma que se puso especialmente de manifiesto en la madrugada del 26 de Octubre de 1915 cuando un incendio fortuito, que se inició en un almacén junto a la calle de San Ildefonso, destruyó totalmente, tras tres días de lucha contra las llamas, el viejo "octógono".
En este incendio se perdieron para siempre objetos de inestimable valor pata la [[Caballería]], además de diversos cuadros de firmas relevantes, así como un busto del Teniente General Shelly y una placa de plata con los nombres de todos los caídos en las campañas africanas. Sin embargo y gracias a la colaboración del personal de la Academia y de otras unidades que acudieron en su auxilio se pudieron rescatar gran cantidad de fondos que fueron depositados en un primer momento en el antiguo Teatro Pradera (próximo al edificio) hasta completarlo y posteriormente en la acera de Recoletos hasta que empezaron a llegar camiones que trasladaron dichos objetos a los acuartelamientos de la ciudad.

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