Los franceses asediaron nuevamente el castillo, y en 1642 consiguieron definitivamente el control de la fortaleza. Con el [[tratado de los Pirineos]] (1659), por el que se ponía fin a la guerra entre Francia y España, se alejó la frontera franco-española unos 50 km al sur, perdiendo gran parte de su importancia militar. Sin embargo, el mariscal Vauban, que inicialmente quería destruirlo por su posición al pie de la montaña, lo conservó y mejoró, sirviendo como prisión. Posteriormente, fue transformado en polvorín y, durante la Guerra Civil española, fue utilizado como refugio.