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La caballería en la Hispania antigua

93 bytes añadidos, 12:47 4 mar 2017
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==El sustrato turdetano==
La expansión del [[caballo]] iniciada hacia el año [[2000 AC]] en las estepas euroasiáticas vino a concluir precisamente en la península Ibérica, donde se mezclaron dos corrientes y dos [[caballo]]s contrapuestos. Curiosamente, no fueron [[caballo]]s indoeuropeos los primeros que llegaron a Hispania desde los Pirineos, sino [[caballo]]s bereberes.
Durante el Calcolítico y el Bronce Inicial Hispano (2500-1300 AC) no existe indicio alguno de [[caballo]]s pese a que sus principales culturas, Los Millares y El Argar (ambas en Almería), han sido bien estudiadas. Atendiendo al ajuar hallado en sus tumbas colectivas, los [[guerrero]]s calcolíticos empleaban [[hacha]]s, [[cuchillo]]s y [[flecha]]s, todas ellas de cobre, pero ni [[espada]]s ni [[lanza]]s. En el Bronce, los enterramientos comienzan a hacerse individuales, apareciendo en sus ajuares las primeras [[alabarda]]s y unas [[daga]]s de tamaño intermedio entre la [[espada]] y el [[puñal]], con escotaduras en la hoja y empuñadura de madera.
En el siglo XIII AC varias tribus bereberes arribaron al sur de la península, llevando con ellos [[caballo]]s libios, es decir un cruce entre el gran [[caballo]] ario y el resistente [[mongol]] y que, por tanto, conservaba los caracteres predominantes del último. Todos los autores clásicos (Mela, Plinio, Silio, etc.) coinciden en su descripción: ''gran alzada (1,55 m), cuerpo proporcionado, bella cabeza subconvexa y feas ancas (debido a su grupa caída, desconocida por entonces en Europa), resistente y muy valiente'', cualidades muy valoradas por los romanos, que lo prefirieron al itálico.
Su aparición coincidió con el apogeo de la pintura levantina, que muestra innumerables escenas de [[arquero]]s y [[caballo]]s, hasta el punto de que muchos historiadores, creyéndolas contemporáneas de las de Altamira considerasen a la península Ibérica como la cuna de ambos. Destacan las del abrigo de Sautuola en Nerpio, por representar con gran detalle lo que según Brodrick (1958) es la ocupación típica española: la guerra civil. Entre las ecuestres, destaca el [[jinete]] con [[casco]] griego de Gasulla (Castellón) que, probablemente, no fuese sino la representación de un [[guerrero]] foráneo realizada por un asombrado indígena (Almagro , 1960), de forma similar a las realizadas por los patagones prehispánicos.
Los primitivos pobladores del Suroeste peninsular desarrollaron una rica cultura conocida únicamente por el nombre de su capital, Tartessos. Su explotación de los yacimientos minerales de Huelva y su riqueza materializada en espléndidas joyas de oro atrajo a comerciantes fenicios que fundaron la colonia de Gades (Cádiz) hacia el año [[1000 AC]]. Posteriormente fundarían otras factorías en Malaca (Málaga), Sexi (Adra), Ebussus (Ibiza) y Kart Hadash (Cartagena).
Gracias a las buenas condiciones climatológicas del Levante y Sur peninsular, los [[caballo]]s prosperaron con rapidez, incrementándose notablemente su número gracias a las aportaciones de ejemplares númidas con ocasión de las guerras Púnicas. Aunque compartían origen y, por tanto, rasgos genéticos, al haberse desarrollado durante un milenio en hábitats diferentes, el ibérico tenía más clase, mayor volumen, más fuerza, más agilidad y mejor estética. Tras cruzarse con los ejemplares convexos traídos por los vándalos, y con ejemplares daneses hipermétricos importados en el siglo XVI, dio origen a un [[caballo]] de 1,60 cuyo perfil ultraconvexo fue afortunada y sistemáticamente modificado mediante cruces con el árabe rectilíneo hasta conseguir el [[caballo]] andaluz actual.
==Los celtas==
La primera cultura europea que entró en la península Ibérica fue la de los Campos de Urnas, que se extendió por Cataluña hacia [[1250 AC]], procedente, al parecer de Lausacia (Polonia). No hay ajuares funerarios porque se impuso el rito de la incineración, pero en algunos depósitos de [[arma]]s hallados en ríos aparecen [[espada]]s cortas de bronce con nervio central y empuñadura de lengüeta, así como [[casco]]s y [[escudo]]s que combinaban el bronce con la madera. Curiosamente, los asentamientos de esta cultura se producían mayoritariamente en valles y carecen de murallas, lo que da idea de una sociedad agrícola más o menos pacífica.
Hacia [[1050 AC]] comenzaron a llegar las primeras tribus de la cultura de Hallstatt, extendiéndose por toda la fachada atlántica hasta la desembocadura del Guadiana, donde contactaron con los tartesios. A partir de entonces se asentaron en castros situados en lugares de fácil defensa y con murallas desproporcionadas al número de viviendas. Para protegerse de la [[caballería]] enemiga contaban con un foso y una superficie de piedras hincadas. Todo esto da idea de que su asentamiento no fue pacífico o de que sus tribus lucharon unas contra otras por la posesión de las tierras. Estrabón los definía como
''montañeses habituados al bandidaje, sobrios, de cabellos largos que se ciñen con diademas para combatir, se bañan en el agua fría de ríos y lagos que navegan con sus esquifes de cuero, beben cerveza y se alimentan de carne de cabrito''.
==Los iberos==
El progresivo conocimiento de las invasiones indoeuropeas y de las colonizaciones minimizó el papel del sustrato mediterráneo en la civilización ibérica, pero hoy se sabe que esta no fue sino el resultado de un proceso de aculturación llevado a cabo por contactos continuados con comerciantes griegos. Comenzaron a llegar hacia [[575 AC]] a las costas de Levante procedentes de Masilia, fundando las colonias comerciales de Emporium (Ampurias), Akra Leuke (Alicante) y Hemeroskopeion (Denia), quedando el cabo La Nao como frontera natural con el área de influencia fenicio-cartaginesa.
Al igual que ocurre con los celtas, lo ibero no responde a un concepto étnico diferenciado, sino solo a un área geográfica ocupada por pueblos con una cultura común, diferenciada de la céltica del noroeste y de la turdetana del sur. De hecho, consumieron sus energías en combatirse los unos a los otros, de ahí que fuesen tan fácilmente conquistados por cartagineses y romanos pese al valor que mostraron después como [[mercenario]]s de ambos.
==Los celtíberos==
Como consecuencia de la mezcla entre ambos grupos humanos, en las regiones meseteñas se produjo la aparición de otro que mezclaba sus caracteres: el celtíbero. Paralelamente ocurrió lo mismo con el [[caballo]] libio y el céltico, produciendo otro denominado celdón o fieldón. De [[alzada]] intermedia (1,40 m), solía ser calzado y cordón corrido, de cabeza grande, perfil subconvexo, pecho estrecho, grandes cascos, muy resistente y apto para el tiro, especialmente por su tendencia al paso portante o de andadura (''trepidarii''). Desde la Meseta fue exportado a los circos italianos, desplazando a los [[caballo]]s cisalpinos en las carreras de [[cuadriga]]s (Cuadrado , 1968). Confundido a veces con el asturcón debido a que los romanos los creían procedentes de Astúrica, su más directo representante sería la [[jaca]] gallega (no confundir con el [[poni]] homónimo). También tuvo importancia el [[ganado]] [[asno|asnal]] y [[mulo|mular]] durante el periodo romano, destacando los burdéganos de Menorca por su calidad, talla y fuerza.
Estrabón cita a los montañeses celtas con el apelativo de bandidos, por actuar en bandas y dedicarse al bandolerismo, pero no serían sino guerrilleros en el sentido más actual de la palabra. No obstante, el primer [[ejército]] hispano organizado militarmente del que se tiene noticia es el ibero que se enfrentó a Amílcar en [[237 AC]], y lo hizo con tácticas inspiradas en las griegas. Diodoro, su único cronista, basado en textos perdidos de Polibio y Posidonio, dice que Indortes reunió 50.000 [[guerrero]]s.
En las [[legión|legiones]] formaron miles de [[jinete]]s hispanos, muchos de los cuales alcanzaron fama y fortuna aunque, en numerosas ocasiones, servían también de rehenes para evitar el levantamiento de sus pueblos de origen. Un centenar de cohortes y numerosas ''alae'' del [[ejército]] romano llevaban nombres étnicos de pueblos hispanos, muestra indudable de la gran aportación que hicieron al Imperio. En especial, los iberos de la Bética, que fueron quienes antes se romanizaron y llegaron a combatir en la [[caballería]] legionaria, obteniendo el rango de [[caballero]]. Aunque según Polibio eran especialmente valiosos en la [[guerrilla]] y en la escaramuza, cuando la [[legión]] se encontraba en dificultades no dudaban en echar pie a tierra y combatir junto a la [[infantería]], a modo de primitivos [[dragones]].
Resulta especialmente interesante un fragmento de la ''Táctica'' del griego Arriano sobre un ejercicio ecuestre que practicaban los [[jinete]]s cántabros y que era conocido en Roma como ''Cantabricus Impetus''. Mereció los elogios de Adriano en una arenga para elogiar a la ''Cohors II Hispaniorum Equitata'', acampada en Numidia. Arriano describe a dos [[escuadrón|escuadrones]] armados de [[jabalina]]s que avanzaban en hilera en direcciones contrarias hasta formar un círculo. A partir de ahí cada [[jinete]] debía lanzar su [[jabalina]] al centro del [[escudo]] contrario, sin herir ni al [[jinete]] ni al [[caballo]]. En este primer ejercicio conocido de "fuego real" se premiaba no solo la destreza en el lanzamiento, sino la serenidad de quien recibía el impacto.
En [[1908]] se descubrió en el Capitolio el acta de concesión de la ciudadanía a una turma de [[jinete]]s iberos por su valeroso comportamiento en la [[batalla de Asculum]] contra los marsos ([[89 AC]]). Otros contingentes hispanos sirvieron en Britania, Panonia, Noricum, Iliria, Dacia, Siria, Capadocia, Palestina, Egipto, Cirenaica y Mauretania, a razón de unos 7.000 [[recluta]]s anuales (Bellido , 1957). Más de un centenar de cohortes y numerosas ''alae'' llevaban nombres étnicos de pueblos celtas, mientras que los iberos, más romanizados, se encuadraban directamente en las legiones. Numerosas estelas funerarias dispersas por el Viejo Mundo recuerdan a estos [[soldado]]s hispanos desconocidos que regaron con su sangre lejanos campos de [[batalla]].
==Referencias==
** ''La caballería en la historia militar''. Academia de Caballería. 1979.
* Moure Romanillos, Alfonso ''et al''. "Prehistoria e Historia Antigua". ''Manual de Historia de España''. Historia 16, vol. 1. 1991.
 
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