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Caballipedia β

Si el paciente lector ha recorrido secuencialmente este trabajo, podrá dar por contestadas seis de las siete preguntas que se planteaban al principio:

  • QUÉ es la caballería;
  • CUÁNDO nació;
  • DÓNDE murió;
  • QUIÉNES ejecutaron sus cargas;
  • CÓMO se organizaron sus unidades;
  • CUÁLES fueron los medios con los que combatió.

Queda por contestar una última pregunta: ¿POR QUÉ en los últimos cincuenta años ha pasado de ser el arma decisiva en el combate a la única especialidad cuya misma existencia resulta cuestionable? ¿Acaso tendría que haber desaparecido la caballería junto al noble bruto que le da nombre?

Personalmente, creo que las misiones que la doctrina asignaba a la caballería siguen ahora igual de vigentes que hace cinco siglos, si bien la mayoría son ahora desempeñadas por otras especialidades que, o bien nacieron para desarrollar otros cometidos completamente diferentes, o bien resultan redundantes. Así, por ejemplo, los batallones de carros emulan a los coraceros, los batallones de infantería mecanizada a los dragones y las unidades de inteligencia a los húsares. No es que la caballería no sea necesaria, sino que en el Ejército español hay muchos jinetes que lucen los emblemas equivocados.

Dejando aparte a los dragones, que siempre fueron mitad infantes mitad jinetes, resulta evidente que en el Ejército del siglo XXI no deberían tener cabida unos coraceros de infantería ni unos húsares de artillería. Más tarde o más temprano, la historia juzgará este despropósito como ya juzgó algunas reorganizaciones de dudosa eficacia que en su día parecían insuperables.

La caballería no ha muerto, solo espera de resucitar cuan ave fénix numantina porque...

El espíritu de la caballería, hecho de audacia y abnegación, de sacrificio y disciplina, no cambiará jamás, porque es el alma misma de los jinetes y el alma es inmortal.