Conquista de Portugal

De Caballipedia
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1579

Tras la muerte de Sebastián I de Portugal en Alcazarquivir, es elegido el anciano cardenal Enrique, quien debe solicitar la dispensa papal para poder contraer matrimonio a fin de garantizarse la sucesión. Felipe II se opone, pues ya le había sido negada a los sacerdotes alemanes y había sido uno de los motivo por los que estalló la rebelión luterana. En su lugar, alega sus propios derechos como hijo de la emperatriz Isabel.

1580

Cuando fallece Enrique, el prior Antonio de Prato, bastardo del infante Luis, es proclamado rey por el pueblo luso pese a la oposición de la nobleza. Ante el riesgo de injerencias inglesas o francesas que pudieran contaminar la uniformidad religiosa peninsular, Felipe decide conquistar el reino por la fuerza.

Para ello, reúne un formidable ejército de 40.000 hombres, al que pasa muestra en Cantillana, el 13 de junio:

  • Capitán general: Fernando Álvarez de Toledo, III duque de Alba.
  • Caballería: Fernando de Toledo, 12 compañías de las Guardas, 1.407[1].
    • 12 compañías de hombres de armas: 753;
    • Compañía de Continos de Álvaro de Luna: 93;
    • 5 compañías ligeras: 158 jinetes y 350 arcabuceros;
    • 4 compañías ligeras de la costa de Granada: 327 jinetes.
  • Infantería española: Sancho Dávila;
    • Tercio de Pedro González de Mendoza (Nápoles): 12 banderas, 1.844;
    • Tercio de Pedro Sotomayor (Lombardía): 7, 1.330;
    • Tercio de Luis Enríquez: 13, 2.035;
    • Tercio de Gabriel Niño: 11, 1.940;
    • Tercio de Antonio Moreno: 13, 2.540;
    • Tercio de Pedro de Ayala: ¿?, 3.500;
  • Infantería de naciones: Piero de Médici;
    • Tercio toscano de Próspero Colonna: 13, 1.940;
    • Tercio napolitano de Carlo Spinello: 15, 1.260;
    • Tercio napolitano de Carlo Carrafa: 1.000;
    • Regimiento alemán del conde de Lodrone: 3.500[2];
  • Infantería embarcada:
    • Tercio de Argote;
    • Tercio de Molina;
  • Artillería: Francés de Álava, 1.300 gastadores, 25 piezas.

Además, los señores de la frontera han desplegado a sus milicias para impedir el comercio y la huida de los portugueses:

  • Condes de Lemos y Monterrey en Galicia;
  • Condes de Benavente y Alba de Liste en Zamora;
  • Duque de Alburquerque y marqués de Villanueva en Extremadura;
  • Duques de Medina Sidonia y Béjar, y marqués de Cerralbo en Andalucía.

Los generales no permiten que el rey participe en la campaña, debido a una epidemia de peste que asola las principales ciudades lusas, por lo que permanece en Badajoz escoltado por Pedro Manrique, el tercio de Ayala y 2 compañías de caballos. Al mismo tiempo en Cádiz se forma una flota de 64 galeras, 21 naos y 9 fragatas, además de 63 chalupas, cuyo mando se encomienda a Álvaro de Bazán.

El ejército ocupa sucesivamente Elva, Villaviciosa, Estremoz, Évora y Setúbal. Desde allí, Alba amaga con encaminarse a Santarém para cruzar el Tajo. Simultáneamente, la flota desembarcan su tropa en Cascais, defendida por el duque Diego de Meneses. Alba le envía un trompeta a conminarle que se rinda, pero aquel es arcabuceado desde la muralla pese a estar protegido por los usos de la guerra, lo que enardece a los sitiadores. En consecuencia, se planta batería y cuando cae uno de los muros del castillo arrían la bandera, pero Alba no acepta la rendición hasta que le franquean las puertas incondicionalmente. Una vez dentro, ordena prender a Meneses y ejecutarlo, para que sirva de escarmiento a otras guarniciones y evitar el derramamiento de sangre.

Por su parte, Antonio de Crato solo consigue reunir 1.000 peones y 500 jinetes, que se retiran cobardemente a la vista del campo español. Se refugia aquel en Alcântara, plaza fortificada en la que espera resistir el invierno a la espera de los prometidos refuerzos franceses e ingleses, ya que podía ser abastecida por mar. Alba acampa al otro lado del río y ordena a Dávila reconocer la mejor forma de tomar la torre de Belén. Ocho días después esta es tomada y la flota ancla en su puerto. Crato cuenta con 25.000 soldados de infantería y 2.500 de caballería, la mayoría de los cuales habían sido reclutados con prisa entre los campesinos y milicianos voluntarios. Francisco de Portugal, conde de Bimioso, era general de estas fuerzas junto con su tío Juan de Portugal, obispo de la Guarda. Diego López de Sequeira era general de las galeras; de las naos y galeones lo era Gaspar Brito.

El 25 de agosto los españoles, llegando desde el oeste, ocupan la margen derecha del río que, a pesar de bajar seco por lo caluroso de la estación, supone un obstáculo por lo empinado de sus taludes. Alba dispone a su caballería a la izquierda, la flota a la derecha como batería móvil y toda la infantería en el centro, formada en tres escuadrones. La batalla se inicia con un intenso fuego de artillería por ambos bandos. Dan el primer asalto los italianos de Colonna, que avanzan por el flanco derecho, pero son detenidos por los portugueses. Sancho Dávila consigue cruzar río arriba y les sorprende por el costado, poniéndolos en fuga. Alba ordena avanzar a su armada, que captura rápidamente a la lusa. En el breve combate que sigue, las experimentadas tropas de Alba derrotan a las portuguesas, obligándolas a retirarse en dirección a Lisboa. La caballería les causa muchas bajas, y se dispersa por los arrabales, dándose al saco a pesar de las órdenes del rey, quien no quería indisponer a la población contra la corona. Los tercios embarcados toman el puerto de Lisboa y apresan muchas naves mercantes, a las que también despojan. La casa de la India consigue salvarse porque Alonso Martínez de Leiva, general de las galeras sicilianas, acude en su defensa. Los monasterios no son ofendidos, salvo el de los Apóstoles, cuyas cuantiosas riquezas desaparecen durante la noche.

El ejército portugués pierde 1.000 hombres, frente a los 100 españoles. Don Antonio intenta refugiarse en Santarém, pero su alcaide le niega la entrada y presta obediencia a Felipe II. Dos días después llega la flota de Indias a Cascais, por lo que su cargamento es capturado para regocijo general. Este se ve pronto cortado en seco cuando una epidemia de gripe se cobra muchas vidas de soldados y civiles. El propio rey se contagia, por lo que no puede entrar triunfante en Lisboa, debiendo ser sangrado durante el plenilunio por su médico Valles.

Crato y sus partidarios se hacen fuertes en Coímbra, impidiendo a Alba licenciar su ejército. Sus enemigos le reprocharán no haber enviado la caballería a perseguirlo nada más acabar la batalla, en lugar de emplearla en asegurar Lisboa. Sancho Dávila es enviado en su busca con 4.000 infantes de Sotomayor y 400 caballos, reforzados posteriormente con otros 1.500 de Diego de Córdoba. Cuando consiguen rendir la primera plaza, Crato se plantea embarcarse en Aveiro, pero su consejo le convence de retirarse hasta Oporto, ya que sus perseguidores tendrán muchos problemas para cruzar el Duero. Al final Dávila consigue mediante engaños una treintena de barcas y puede enviar un reducido contingente de infantería a la altura de Avintes. Con otro puñado de barcas, Rodrigo Zapata consigue cruzar por Piedrasalada. Ambos encuentran poca resistencia y se aproximan a Oporto, desde donde huye Crato a Viana do Castelo. La caballería sale en su persecución, pero cuando llega a la plaza, aquel ha conseguido cruzar el Miño e internarse en Galicia con un reducido grupo de leales. Desde allí marchará a Francia, llevando consigo las joyas de la corona portuguesa.

Felipe licencia a los tercios italianos pero reparte a los españoles y alemanes por diversas fortalezas para asegurarse la sumisión ante un hipotético regreso de Crato.

1581

Derrotado y huido el prior de Crato, prestan sumisión a Felipe II los gobernadores del Brasil y de las factorías africanas y asiáticas. Sin embargo, el de las Azores se niega a acatarlo como rey. Ambrosio de Aguiar es enviado a las Azores para obtener su sumisión, juzgándola importante por ser escala en la ruta de ambas Indias. Todas las islas aceptan a regañadientes salvo Terceira, que insiste en la rebeldía.

El 25 de marzo de 1581 el rey es proclamado por las cortes de Tomar, con el nombre de Felipe I. El duque de Alba es nombrado virrey, cargo que ejercerá hasta su fallecimiento en Lisboa en 1582.

Antonio de Crato llega a Francia y convence a su rey de que le preste su apoyo para recuperar el reino de Portugal, para lo cual, debe reunirse con sus partidarios en la isla Terceira. Simultáneamente, llega a Portugal el tercio de Lope de Figueroa, que había escoltado a la emperatriz María desde Génova al Escorial.

Referencias

Notas

  1. No cuadra la suma.
  2. Originalmente trajo de Alemania 6.000 hombres, pero el resto deserta al estar un año acuartelado en España.

Bibliografía

  • Cabrera de Córdoba, Luis. Filipe Segundo Rey de España. Aribau. 1619/1876.