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Cambios

Campaña del duque de Alba

1 byte eliminado, 13:29 12 oct 2018
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Texto reemplazado: «Liere» por «Lier»
Visto que el socorro es imposible por aquella parte, Orange decide retirarse y al día siguiente lo plantea por San Simphorien, plaza guarnecida por el regimiento alemán de Polwiller. Alba lo refuerza con 4 compañías de lanzas, otra de arcabuceros a caballo y 5 de infantería española. Esa noche organiza una encamisada con los arcabuceros de Julián Romero y Noircarmes al mando de Fadrique. Los regimientos de Caprés y Licques cubren sus espaldas. A la hora prevista, degüellan los centinelas y entran en el campo protestante poniendo fuego a las barracas, desjarretando caballos y matando 300 rebeldes durante una hora, con pérdida de 30 encamisados por desobedecer la orden de retirarse por donde habían entrado.
Comprendiendo que nunca superaría a Alba, Guillermo opta por retirarse a Malinas y abandonar a su suerte a su hermano Luis. La caballería española le persiguió, causándole medio millar de bajas y estando a punto de capturarle. Al conocer la retirada de Orange, Nassau entregó Mons tras tres meses de cerco y se retiró a Alemania. Alba envió al conde de Roeulx a Oudenaarde y Mondragon a Ruremunda, rindiéndose ambas plazas sin resistencia. El resto del campo se traslada a Bruselas, de donde saca las 4 banderas del tercio de Sicilia. Como no podía emplear la caballería contra Malinas, envía a los herreruelos a Lovaina y los jinetes a LiereLier. Llegados a Malinas, los protestantes salen huyendo y los españoles la saquean a placer para compensar las muchas pagas que se le debían. Desde allí, Alba envió a Fadrique a tomar Naerden, que sufrió la furia española por el asesinato de los embajadores que les enviaron con la propuesta de rendición. El impacto de ambos sacos empujó a Groninga, Overijssel y Utrecht a rendirse sin lucha.
La plaza de Targoes, defendida por 400 españoles y valones al mando de Isidro Pacheco, llevaba sitiada desde el 26 de agosto por un contingente 20 veces superior de holandeses e ingleses que, pese a su superioridad numérica y artillera, no conseguía doblegarla. Sancho Dávila y Cristóbal de Mondragón recibieron la orden de socorrerla, lo que realizaron tras vadear el canal con el agua al pecho durante la marea baja. Sorprendidos al verlos llegar por el mar, los protestantes huyeron el 21 de octubre, lo que Pacheco aprovechó para salir en su persecución y hacerles 700 bajas.