Tercera guerra Carlista

De Caballipedia
Saltar a: navegación, buscar

Introducción

La revolución de 1868 había traído como consecuencia que el, hasta entonces, ilegal partido carlista fuera reconocido como tantos otros. Por entonces, el jefe de la dinastía carlista era D. Carlos María de Borbón y Austria. Ante la nueva situación política de España creyó llegado el momento de hacer valer sus derechos y ocupar la vacante que dejaba Isabel II.

Para ello había de proceder a reorganizar sus dispersas fuerzas, tanto militares como políticas. En el primer caso, los mandos superiores, supervivientes del primer conflicto, tenían ya edad avanzada y por tanto eran de dudosa operatividad. Pese a ello concedió empleos a todos los que se hubiesen mantenido fieles a la causa desde 1840.

La elección de Amadeo I como rey de España no solo no desanimó a D. Carlos, sino que durante sus dos años de reinado aprovechó para reorganizar sus fuerzas y organizar una intervención militar que se preparó para el 21 de abril de 1872. Sin embargo, el Convenio de Amorebieta hizo suspender las operaciones en Álava y Vizcaya, desde el 24 de mayo hasta diciembre. Entre tanto, D. Carlos había creado una Junta militar para extender el alzamiento a Navarra y Guipúzcoa. Su labor dio resultado ya que a finales de año comienza un trasiego de oficiales y tropa desde el ejército nacional al carlista.

Fracasada la opción monárquica tras la abdicación de Amadeo de Saboya, se proclama una república que poco a poco degenera en un caos federalista que a punto está de dar por tierra con la unidad nacional que tanta sangre había costado conseguir.

Las filas carlistas cobran nuevo impulso y se extienden desde Vascongadas y Navarra a Cataluña, Aragón y Levante. D. Carlos ofreció el mando supremo de las tropas al Tigre del Maestrazgo, el general Cabrera, pero los tiempos habían cambiado y tras la segunda guerra, este había rehecho su vida en Inglaterra, casándose con una dama de buena posición y rechazó la oferta. D. Carlos, indignado, anuló todos los honores que le habían sido concedidos, pero el daño ya estaba hecho. A falta de un general de prestigio, no consiguió tener un mando único y cada zona quedó en manos de un jefe distinto:

  • Cataluña: el infante Alfonso Carlos
  • Aragón: mariscal Marco Rodrigo
  • Castilla la Vieja: mariscal Salvador y Palacios
  • Navarra y Vascongadas: mariscal Dorregaray

El 16 de julio de 1873 D. Carlos entró en España y el 24 de agosto se ocupó la ciudad de Estella, donde quedó establecida la corte a lo largo de toda la guerra. Al contrario que en la primera guerra, ahora se forma un verdadero estado con una capital, desde la que emanan las normas, tanto civiles como militares.

El 29 de diciembre de 1874 el general Martínez Campos proclamaba en Sagunto a Alfonso XII como rey de España y el 14 de enero de 1875 el monarca hacía su entrada triunfal en Madrid. La guerra continuó durante todo el año de 1875, pero el 28 de febrero de 1876 D. Carlos abandonaba España y se daba por concluida la guerra.

Carga de Oteiza

El 11 de agosto de 1874, las tropas del mariscal de campo Moriones avanzaron sobre los carlistas que guarnecían Montesquinza y Oteiza, localidad que se encuentra sobre el camino trasversal de Estella a Tafalla y que cerraba el camino hacia el norte en dirección a Pamplona. A las 13:00 (las 11:00 actuales) los atrincheramientos carlistas aún no estaban terminados por lo que su infantería no encontró modo de aferrarse al terreno para soportar la carga de la caballería, entre ellas la del regimiento de Talavera. Tras la derrota de Estella (el 27 de junio de ese año) esta victoria supuso un golpe de efecto que permitió levantar la moral de los liberales y permitió llevar a cabo el abastecimiento y refuerzo a la guarnición de Vitoria.

Batalla de Treviño

El 7 de julio de 1875, el mariscal de campo Quesada decidió abrirse paso hasta Vitoria y asegurar las comunicaciones desde Miranda de Ebro. Para ello concentró sobre las carreteras todas las fuerzas de que disponía mientras se aprestaba a envolver Treviño por el oeste. Después de varias horas de ataque general, los esfuerzos alfonsinos por abrirse camino resultaban inútiles ante la continua llegada de refuerzos carlistas. En tal trance, escaseando las municiones y cuando la audacia de los defensores crecía ante un triunfo que ya creían inmediato, se ordenó una carga al regimiento de Lanceros del Rey, que la dio hasta tres veces galopando cuesta arriba. Una vez rehecha la infantería, pudo romper el frente y se encomendó la explotación del éxito a los Húsares de Pavía, que hacia las 17:00 horas (15:00 actuales) y a todo galope, despejaron el puerto de Doroño y abrieron el camino hacia Vitoria, adonde se llegó una hora después.

Acción de Aoiz

El 3 de septiembre de 1875 las tropas alfonsinas avanzan decididamente hacia el norte. Aoiz y su puente sobre el Irati cerraban el camino a Roncesvalles y a Francia, constituyendo un objetivo propio para encomendárselo a la caballería. Los Lanceros de España envolvieron al galope por el oeste  mientras que los de Lusitania forzaron el puente y rodearon por el este sin encontrar ya una oposición seria.

Referencias