Sitio de Mazalquivir

De Caballipedia
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1563

En 1563 hay en Argel 8.000 cautivos españoles, la mayoría procedente del desastre de Mostaganem. Martín de Córdoba intenta convencer a Hasan Pasha para que se aleje de la órbita turca y rinda vasallaje al rey Felipe. Este lo rechaza y le ofrece su libertad a cambio de 23.000 escudos, pero Solimán comienza a sospechar de la fidelidad del hijo de Barbarroja.

Un morabito convence a Solimán para que tome la ciudad de Orán a fin de liberar a los musulmanes que allí residen de la opresión española, y este delega la empresa en Hasan Pasha para que demuestre su fidelidad. Como apoyo envía a Pialí con 10 galeras de las ganadas en Gelves, lo que se considera suficiente al haberse perdido 25 españolas en La Herradura el año anterior.

El 2 de enero de 1563 un cautivo huido de Argel avisa al gobernador de Orán de los planes de Hasan, pero este no le presta crédito. El 26 de febrero llegan otros cinco cautivos que confirman la noticia y advierten que la vanguardia otomana se encuentra ya a 16 leguas de Argel. El conde de Alcaudete envía exploradores moros a Mostaganem y a su hermano Martín a Mazalquivir para fortificar el puerto y emplearlo como base logística en previsión de posibles socorros marítimos. El conde pasa muestra en Orán y encuentra 1.500 soldados, 200 aventureros y 90 piezas de artillería.

El 5 de abril, Domingo de Ramos Hasan llega a Orán pero decide capturar primero Mazalquivir. Alcaudete envía a las compañías de Gil Hernández y Baltasar de Morales con 300 arcabuceros, que causan gran mortandad entre las vanguardias otomanas.

A fin de privar a la guarnición de agua, Hasan decide tomar la torre de Todos los Santos. El 23 de abril se rinde su guarnición al haberse quedado sin municiones, pero los otomanos no respetan el pacto y son convertidos en esclavos. Alcaudete envía nueva petición de socorro al rey, pero la pérdida de la flota lo hace harto difícil. No obstante, ordena al nuevo capitán general de la armada, Francisco de Mendoza, que saque de Barcelona las galeras que ya estén aprestadas y hace una leva en Andalucía.

Entra por mar en Mazalquivir Gil Fernández de Sotomayor con su compañía de arcabuceros y 24 escuderos. Está allí también Francisco de Rivero con 200 soldados y 80 gastadores encargados de reparar la fortaleza. Hasan les conmina a rendirse y, ante su rechazo, ordena cubrir el foso con ramas y trepar a escala. Los defensores los rechazan con la artillería y la arcabucería, causándoles 400 de muertos a costa de 20 españoles. Los atacantes, temerosos de sufrir nuevas bajas, deciden esperar a su armada.

Martín envía unos soldados a envenenar el agua de la alberca en la que bebían los otomanos, causándoles muchas bajas hasta que un renegado les avisa de cuál es la causa. Hasan se indigna y jura combatir la plaza hasta tomarla. El 19 de abril salen todas las fuerzas de Orán a cortar fajina a las huertas que están a la puerta de Tremecén. Los otomanos les atacan, pero son repelidos por las compañías de Pedro Mendoza y Baltasar de Morales. En otra escaramuza sale la caballería de Juan de Navarrete para atacar a los vivanderos otomanos y robarles el ganado. Alcaudete envía a Mendoza a capturar algunos enemigos que puedan facilitarle información. Durante su retirada es acometido por 800 moros que le infieren tres heridas. Los defensores salen en su ayuda y consiguen rescatarle antes de que le den muerte.

El 30 de abril llega una nave con bastimentos enviados por el proveedor de Málaga, Verdugo, pero viene con tanto temor que confunde unas barranqueras con naves de turcos y decide retirarse. Al verlo el conde, envía tras él a Gaspar Hernández con su fragata, quien consigue darle alcance e introducirlo en Mazalquivir, donde son ahorcados el piloto y algunos marinos por cobardía. Pocas horas después aparecen en el horizonte la flota de Argel y otra francesa. Por la noche entran en la ciudad otras cuatro fragatas cargadas de víveres y 30 soldados.

El 2 de mayo desembarcan los otomanos gran cantidad de hombres, cañones y municiones. Hasan pone sitio a Mazalquivir por mar y tierra, impidiendo el contacto con Orán. Dos días después comienza la batería, que dura un día completo y consigue derribar un muro, tras lo que se lanza el asalto. Los capitanes Galarreta, Francisco de Viveros y Baltasar de Morales consiguen rechazarlos pese a contar solo con 5 cañones y 2 sacres.

Hasan ordena repetir el asalto a base de latigazos y amenazas, pero sus hombres temen la eficacia española, que ha dejado los terraplenes y los fosos llenos de cadáveres. Aprovechando un alto en las hostilidades, el conde envía desde Orán 100 soldados con mucha munición. Al día siguiente los otomanos realizan otro asalto y consiguen subir al fuerte y plantar tres estandartes a costa de 30 bajas. Aunque se resguardan de la arcabucería, mueren todos cuando les lanzan un barril de pólvora. Viendo esto, los asaltantes vuelven a darse a la fuga, pese a que Hasan acuchilla con su alfanje a cuantos pasan por su lado.

Los españoles se quedan sin munición, porque descubren que los nuevos barriles venían desfondados y mojados. La artillería otomana derriba la puerta, pero llega la noche y Hasan ordena retirada. Los defensores acuerdan retirarse y envían cinco enlaces a los de Orán para avisarles de que les cubran. Cuatro son capturados pero el quinto consigue llegar a nado.

Creyendo que no lo habían conseguido, los cercados deciden abandonar el castillo peleando y a punto están de ser todos muertos cuando llega el maestre de campo Hernando de Cárcamo con 100 arcabuceros tras haber matado a 500 otomanos por el camino. Martín agradece su esfuerzo y aprovecha esta nueva pausa para enviar los heridos a Orán en una fusta. El 8 de mayor abandonan el fuerte de San Miguel y se retiran a Mazalquivir, tras 22 días de asedio. La plaza solo cuenta con 27 piezas de artillería y 470 defensores, incluyendo a Martín de Córdoba, al maestre Cárcamo y a los capitanes Mendoza, Viveros, Morales, Juan de Alor, Juan de Cárcamo y Hernando Álvarez de Sotomayor, alcaide de la plaza. Inmediatamente ordena fortificar la plaza, a lo que se niegan algunos capitanes por considerarlo ineficaz. Para dar ejemplo de disciplina, Martín ordena ahorcarlos, aunque finalmente les conmuta la pena ante las súplicas del resto, que quedan así dóciles y obedientes.

Felipe II advierte a los virreyes de Italia del cerco de Orán. El de Nápoles, duque de Alcalá, ordena que la flota se reúna en Nápoles, pero Gian Andrea Doria, que había heredado de su tío 12 galeras, prefiere partir directamente desde Génova a Barcelona. Allí encuentra a Francisco de Mendoza con cargo de capitán general, quien para evitar disputas le ofrece que se ponga a su servicio por ser esta una empresa emprendida desde España y que él haría lo mismo en cualquier otra salida de Italia. Al mismo tiempo, envían sus naves el gran maestre de Malta, el duque de Saboya y el cardenal Borromeo.

Hasan planta dos cañones y una culebrina en lo alto de la sierra y otras tres en el llano y ordena comenzar a batir Mazalquivir durante tres días. Los soldados meten a las mujeres y los niños en las bóvedas. La artillería española descabalga dos piezas turcas y mata muchos servidores. Hasan ordena un asalto el 20 de mayo. Martín ocupa el bastión del contrafoso con 60 soldados y pone a Mendoza en el revellín de la puerta con 80; en el contrafoso a Morales y a Álvarez con 100 cada uno; a los escopeteros de Orán en uno de los bastiones; a Hernando de Cárcamo en un tramo de la muralla con 50 y a Aler en otro con 40. Juan de Itero es alcaide del fuerte de san Gregorio.

Hasan envía delante a 12.000 bereberes, detrás los jenízaros y en retaguardia su guardia personal. La artillería y la arcabucería española hace una gran matanza, impidiendo que los asaltantes se aproximen a las murallas. Solo unos pocos consiguen escalarlas pero causan baja rápidamente. Cuatro horas después de comenzada la batalla, un temporal de agua y viento disuade a los asaltantes de seguir intentándolo. Han muerto 500 jenízaros y 1.500 bereberes frente a solo 10 cristianos.

Un renegado salido de Orán confiesa a Hasan el método por el que los defensores reciben auxilio de Orán, y este decide establecer una guarnición entre ambas plazas para interceptarlo. Montan algunos cañones pero un artillero incendia involuntariamente la pólvora y mata a muchos de sus compañeros, por lo que se interrumpe la batería durante varios días hasta recomponer la situación. Por una desafortunada coincidencia, en esas fechas llega el marqués de Santa Cruz con cuatro galeras de refuerzo pero, al no escuchar el bombardeo, cree que la plaza ya ha sido tomada y emprende el regreso ante el miedo a que la flota enemiga las capture.

El conde de Alcaudete no comprende cómo en dos meses de asedio no ha recibido socorro alguno pese a haber enviado muchos mensajeros. Finalmente, el 31 de mayo llegan una fragata de Málaga y otra de Cartagena amparándose en un temporal que retenía en puerto a la otomana. Nicolo de Rocaful y Nuño García, secretario del propio conde, le cuentan que en Cartagena se ha reunido una flota con mucho soldados capitaneados por Diego de Leiva, Bernardino de Avellaneda y Francisco de Córdoba. Alcaudete intenta enviar estas buenas nuevas a su hermano, pero los sitiados lo impiden, por lo que opta por realizar una salva de artillería y repicar las campanas.

A Hasan le llegan las mismas noticias por parte de una fusta berberisca por lo que reúne al consejo para decidir la retirada, pero este decide dar un último asalto el 10 de junio. Comienza batiendo la fortaleza desde el mar para alejar a los defensores de las murallas, pero estos han colocado varias piezas hacia el mar y causan gran daño a las galeras. Los asaltantes consiguen plantar dos banderas en un muro, pero sus alféreces son rápidamente masacrados. A los que se aproximan al resto, les lanzan botijas inflamables. Tras cinco horas y media, Hasan ordena la retirada, dejando en el campo 1.500 muertos por 10 de los cristianos entre los que se encuentra Hernando de Cárcamo.

El 15 de junio se organiza un nuevo asalto no menos sangriento pero esta vez el conde hace una salida para pillar a los atacantes entre dos fuegos. Hasan combate ese día enfundado en la armadura del viejo conde, lo que enardece aún más a los defensores. Esta vez los otomanos pierden 300 hombres, incluyendo a los alcaides de Mostaganem y Tremecén. Esa noche entran en la plaza dos barcos cargados de víveres y municiones procedentes de Cartagena, pero otro de Málaga es capturado. En un último intento, Hasan intenta que Martín se rinda prometiéndole su vida, pero este le espeta que los musulmanes nunca cumplen sus tratos y que prefiere luchar hasta la muerte.

Finalmente, Francisco de Mendoza parte de Cartagena con 34 galeras. A la vista del peñón de Orán, ordena desarbolar las velas para no ser descubierto. Al hacerse de noche vuelve a largar velas de forma que al salir el sol se encuentra en la bahía. La flota enemiga huye al instante y en tierra hacen lo propio. Martín pide a Mendoza hombres para salir en su persecución, pero este le disuade porque tras haberles causado tantas bajas, poco sentido tendría arriesgar a la tropa para conseguir un millar más.

Hasan regresa a Argel el 24 de junio, llorando la ciudad la pérdida de tantos soldados. La guarnición de Orán obtiene tanta reputación que durante muchos años no vuelve a ser asediada. En la flota cristiana viaja el ingeniero Antonelli, encargado por el rey de reconstruir la fortaleza de Mazalquivir para hacerla inexpugnable. Además incorpora varios baluartes para defender las comunicaciones con Orán y evitar que vuelvan a verse interrumpidas durante otro asedio.

El conde de Alcaudete es recompensado con el virreinato de Navarra, es relevado por Alonso de la Cueva, gobernador de La Goleta, pero fallece en Nápoles antes de tomar posesión del cargo y es sustituido por Pedro Ponce de León. La vacante de aquel en Túnez la ocupa Alonso Pimentel, alcaide de Milán. Martín de Córdoba recibe la encomienda de Hornachos y una ayuda de costa de 6.000 ducados. Todos los capitanes reciben una renta vitalicia o alguna ayuda de costa y las viudas su pensión correspondiente. La tropa recibe todos sus atrasos y dos pagas extras.

Referencias

Notas

Bibliografía

  • Cabrera de Córdoba, Luis. Filipe Segundo Rey de España. Aribau. 1619/1876.
  • Sánchez Doncel, Gregorio. ''Presencia de España en Orán (1509-1792). Estudio Teológico de San Ildefonso. 1991.