Guerra de la Liga de Cognac

De Caballipedia
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1526

El 15 de enero de 1526 Carlos I y Francisco I firman el tratado de Madrid, cuyo cumplimiento jura el francés sobre los Evangelios. El 19 de marzo el rey de Francia fue puesto en libertad en Irún, a cambio de la entrega de sus dos hijos como rehenes.

En cuanto Francisco se vio libre en Francia, rompió su juramento y se alió con el Papa, Inglaterra, Milán, Florencia y Venecia en la Liga de Cognac.

En Milán habían quedado 4.000 españoles (Leiva), 4.000 alemanes (Frundsberg), 1.000 italianos, 800 lanzas y 1.000 jinetes (al mando del milanés Galeazzo Sanseverina). Leiva y Vasto someten un tumulto de los ciudadanos de Milán contra los soldados imperiales. El 8 de junio la Liga responde enviando un gran ejército contra Lodi. Vasto, Leiva y 3.000 españoles intentan recuperar la plaza, pero son rechazados. La Liga pone sitio a Milán, pero no consigue entrar y se retira.

Llega el duque de Borbón a Milán, donde su duque está siendo cercado en su castillo por los españoles. Al mismo tiempo, se unen a la Liga Ottaviano Sforza con 14.000 suizos y el marqués de Saluzzo con 4.000 gascones, 500 lanzas y 500 jinetes franceses. El día de Santiago Borbón acepta la rendición de Francisco Sforza que entrega el castillo de Milán y se refugia en Como.

En agosto el duque de Sessa, embajador en Roma, intenta disuadir al papa para que abandone la Liga. Ante su negativa, llama al cardenal Pompeo Colonna y Hugo de Moncada, que aportan un contingente de 2.000 aventureros españoles que habían quedado en Nápoles. Casi inmediatamente muere Sessa de enfermedad. Los otros dos ponen sitio al Vaticano, debiendo el papa refugiarse en el castillo de Sant Ángelo mientras las tropas saquean el burgo. Finalmente, acepta las condiciones, entre ellas, retirar a su ejército de Lombardía. Moncada saca a sus tropas de Roma y las acampa en Frosolon hasta que llegase el virrey desde España. Para impedir nuevos ataques, el papa trae a Roma 2.000 suizos, las 7 banderas italianas que habían tenido su sobrino Giovanni de Médici y levanta otros 4.000. Con este ejército toma represalia contra las tierras de los Colonna, excomulgando a Pompeo.

También en agosto, envían al general veneciano Malatesta Vallon a tomar Cremona, defendida por el comendador Urrías con 1.500 alemanes, 800 españoles, 200 jinetes y 150 lanzas. Un primer asalto resulta infructuoso, muriendo muchos asaltantes. El duque de Urbino lleva allí todo su ejército y, una vez derribadas las murallas, la guarnición se rinde el 23 de septiembre. Se pacta que los españoles deben pasar a Nápoles, pero como la Liga incumple su promesa de proporcionarles una escolta, se encaminan a Milán.

En septiembre el rey de Francia envía al arzobispo de Burdeos a la corte del emperador para exponerle que no piensa entregarle Borgoña y que da por inválido su juramento al habérsele exigido cuando era prisionero de guerra. Reclama que le devuelva a sus hijos, a lo que el emperador se niega, reclamándole que regrese a prisión como había prometido. Viendo que la paz es imposible, Carlos ordena que los príncipes sean encerrados en la fortaleza de Pedraza (Segovia).

El 22 de septiembre se levanta el asedio de Milán, donde los españoles andan disgustados por la falta de pagas. Lannoy parte de España con 5.000 españoles al mando del capitán Charles de Esparza. Les acompañan 4.000 alemanes al mando de Juan Baptista Lodron. Todos ellos venían de someter una rebelión a los moriscos en la sierra de Espadán. Tras sostener una batalla naval contra la flota de Andrea Doria, una tempestad les impide desembarcar en Génova, por lo que lo hacen en Gaeta. El virrey Lannoy y Moncada forman un campo de 20.000 hombres, con los que deciden hacerle la guerra al papa en desagravio de los Colonna.

En primer lugar pone sitio a Fronsobona pero cuando llega el ejército papal decide retirarse a Esperano, en la frontera entre Roma y Nápoles. Llegado el invierno, ambos ejércitos se acuartelan.

En noviembre, el archiduque Fernando ha reunido 12.000 infantes y 500 jinetes alemanes, y los envía con el veterano Jorge Frundsberg a Milán. Salen a su encuentro el duque de Urbino con la infantería veneciana y Giovanni de Médici con su caballería. Jorge toma el camino de Mantua, donde Médici muere de un arcabuzazo, y de allí se dirige a invernar en Parma. Borbón reúne así otro campo de 15.000 hombres en Milán y amenaza con saquear Florencia si no se le paga un millón de ducados.

1527

Borbón deja Milán y se traslada a Plasencia, donde espera a Frundsberg. Simultáneamente, Horacio Ballón lleva el ejército papal hasta Salerno, que saquea. Cuando se dirige a Nápoles es interceptado por Hugo de Moncada pero tras una escaramuza, este decide retirarse a la capital por encontrarse en desventaja numérica.

Enterado Borbón de lo que sucedía, decide marchar contra Roma para socorrer Nápoles. Temeroso de verse rodeado, el papa propone a Lannoy una tregua de ocho meses, que este acepta a cambio de que los florentinos acepten pagar medio millón de ducados a su necesitado ejército, como castigo por haberse enfrentado al emperador.

Pero Borbón rechazó el tratado y sigue adelante con su plan. Deja a Leiva 1.500 españoles, 4.000 alemanes, 2.000 italianos, 200 lanzas y 200 jinetes, repartidos por todo el Milanesado; y se lleva 6.000 españoles, 13.000 alemanes, 3.000 italianos, 600 lanzas y 1.000 jinetes, estos al mando del príncipe de Orange.

Por el camino topa con el conde Galeazzo, que le cierra el paso. Juan de Urbina sale a su encuentro con 200 arcabuceros y lo desaloja de sus posiciones. Después sale hacia Bolonia con 12 banderas españolas, otras tantas alemanas y 6 cañones para tomar Colonola.

Urbino consigue reunir 50.000 hombres de la Liga y los intercepta a 12 millas de Bolonia. Allí Borbón recibe a Cesáreo Fieramosca, embajador del papa que les conmina a regresar a Lombardía, donde se les habrían de pagar las deudas a la tropa, que andaba inquieta y no lo acepta. Borbón se pone de su parte pero Vasto, que andaba enfermo, se opone y se retira con algunos capitanes a Nápoles. Incapaz de contener a su aliado, el virrey decide marchar a Génova.

Urbino llega a Florencia y Borbón a Siena, donde engaña al otro para que se fortifique mientras que él sigue adelante sacándole tres jornadas de ventaja. El papa conmina a Renzo de Chieri a que se encierre en Roma con toda su gente, casi 6.000 hombres y mucha artillería. Borbón llega al Vaticano el 5 de mayo y sus hombres emplean toda la noche en construir escalas. Al día siguiente comienza el asalto a las murallas, durante el cual fallece Borbón de un disparo en el vientre. La tropa enardecida saquea el burgo y desde allí cruzan el Tíber para entrar en Roma, aprovechando que la guarnición del puente Sixto se da a la fuga.

Saqueada la ciudad durante siete días, se pone sitio al castillo Sant Ángelo, donde estaba refugiado el papa. Este no quiso negociar esperando la llegada de Urbino quien, acampado a unas leguas de Roma, no se atrevió a intervenir y acabó replegándose a Lombardía con su ejército. Al conocerse la noticia, Moncada, Alarcón y Vasto marchan desde Nápoles y consiguen poner freno a la matanza.

Cuando revisaba las fortificaciones, Orange es herido en el rostro y debe ser evacuado a Siena. El 4 de junio el papa rinde el castillo a Hernando de Alarcón y acepta pagar medio millón de ducados. Queda de guardia la compañía española de Felipe Cerbellón. Alonso de Córdoba es designado alcaide de Civita Vechia y Ripalda del castillo de Ostia.

A principio de junio recibe el emperador la noticia en Valladolid, contento por la victoria pero apesadumbrado por la muerte de Borbón, cuyo cadáver es trasladado a Gaeta. Ordena liberar al papa y escribe a todos los príncipes cristianos justificando lo sucedido.

A finales de junio el ejército abandona Roma, donde se había declarado la peste, y saquea Terni y Narni, dos villas del papa. Orange asume el mando una vez restablecido de sus heridas. El papa también evacua la ciudad pero es llevado preso a Gaeta hasta que el 8 de noviembre acepta pagar lo convenido y es liberado. Dos días antes muere Carlos de Lannoy de peste, siendo relevado por Hugo de Moncada para desconsuelo del papa por la inquina que ambos se tienen.

Entretanto, el duque de Urbino había regresado a Lombardía, donde se une a Sforza y los venecianos e intentan plantar batalla a Leiva en Marignano. Lejos de amilanarse, Leiva saca el ejército de Milán y plantea batalla, que el otro rehúye pese a su superioridad numérica. En vista de lo cual, Leiva saquea Carate, defendida por Jacobo de Médici y de allí regresa a Milán.

En esto llega de Francia Lautrec con un nuevo ejército, incluyendo al señor de Valdemote que venía como virrey francés de Nápoles. En el Piamonte se reúnen con el ejército de la Liga.

El 10 de junio cuatro banderas alemanas salen de Castelazo para reforzar Alessandria. En el camino traban escaramuza con la caballería francesa, de donde salen mal paradas. Se refugian en Castelazo, que es cercado por el ejército de Lautrec. Tras el derribo de las murallas se rinden incondicionalmente. A continuación Lautrec pone sitio a Génova, guarnecida por Martinengo con seis banderas españolas y donde se pasaba mucha necesidad.

Tres de ellas se embarcan al mando del alférez Zurita y capturan una flota que iba de Sicilia a Córcega con trigo. A la vuelta las embosca Andrea Doria con 22 galeras propias y francesas, debiendo refugiarse en Porto Fino. Doria desembarca en Santa Margarita y desde allí envía sus tropas a cercar a los españoles. Avisado Martinengo, sale de Génova y socorre a sus hombres. A su regreso, encuentra Génova tomada por la vanguardia de Lautrec, por lo que decide pasar a Milán, pero en el camino es capturado.

Leiva envía entonces al conde Belgioioso con 500 italianos a reforzar Alessandría, pero llega tarde porque Lodron y Balbiano tuvieron que rendirla tras sufrir tres días de batería continua. Los alemanes regresan a su tierra pero los italianos son enviados por Leiva a Pavía. Ante la amenaza de un motín de los alemanes que guarnecen Milán, Leiva ordena que todos los capitanes españoles entreguen el mando de sus plazas a otros italianos y se reuniesen en Milán: Pedrarias desde Como, Villaturiel desde Lecco y Diego López de Sora desde Trezo. Llegados a Milán, los alemanes deponen su actitud.

A continuación Lautrec cerca Vigevano, donde ahorca a su castellano por intentar ganar tiempo con argucias, y desde allí marcha a Abbiategrasso, que se le rinde sin oposición. Pedro Navarro llega con su vanguardia a Milán el 26 de septiembre, en tanto Lautrec cerca Pavía con el grueso. Leiva socorre la plaza con la mitad de sus fuerzas. El capitán Alonso de Valdelomar realiza un raid en el campo francés con la caballería ligera, matando a muchos y obteniendo gran botín. No obstante, los franceses cuentan con 50.000 hombres, por lo que Pavía es finalmente tomada y arrasada, en venganza por la derrota y prisión del rey.

En esto llega el legado del papa reclamándoles que le liberen de las tropas imperiales. Lautrec accede, despide a lo suizos que se niegan a ir hasta Roma, y ordena al duque de Milán y a Pedro Navarro que tomen varias plazas fuertes en el Milanesado. Enterado Leiva, se toma y saquea Abbiategrassso, que tiene que ser recuperada por Navarro.

Lecco es cercada por los venecianos y socorrida por Leiva, que envía a los capitanes Valdelomar, Parreño y Villaturiel con caballos y arcabuceros[1].

1528

Lautrec llega a la marca de Ancona con su ejército. El 17 de febrero el papa accede a pagar por fin a los españoles, que salen de Roma y pasan muestra: apenas 12.000 infantes y 500 caballos, pues el resto había muerto de peste o huido con el botín. Orange envía a Vasto con 1.500 españoles y 4 cañones a cortarle el paso. En Valmontone, cercan a Jacobo Ursino quien, pese a su rendición, es asesinado junto al resto de su guarnición, por haber matado al capitán Galindo y 50 españoles.

Juan de Urbina queda en la retaguardia con 4.000 españoles, llega a San Germán y pretende ocupar el paso de la montaña Capriola, pero lo encuentra ya tomado por los franceses. Cuando llegan a Teramo, ya estaba siendo sitiada por Lautrec. Allí se les reúne Orange con el resto del ejército. Envían 7 banderas españolas y 300 jinetes a defender Susa, donde estaba la aduana, pero llegan tarde.

Vasto y Orange quieren dar batalla a Lautrec, pero Alarcón se niega a aventurar el ejército en desventaja numérica: 18.000 imperiales frente a 60.000 franceses. Se cruzan ambos ejércitos y Hernando Gonzaga general de la caballería ligera sale a hostigar la retaguardia francesa. Al día siguiente ambos ejércitos despliegan frente a frente, pero se limitan a maniobrar sin combatirse, si bien Alonso de Córdoba y su compañía de arcabuceros mataron a muchos franceses y prendieron a otros.

El virrey Moncada reúne 400 lanzas, (príncipes de Lusignano y Salerno, duque de Malta), 3.000 españoles recién llegados, 3.000 alemanes y 4.000 italianos (Fabrizio Marramaldo). En Lariano son interceptados por su duque que, aunque afín al emperador, les hace creer que el ejército de Orange había sido destruido, por lo que vuelven a Nápoles dejando a aquel sin refuerzos.

Horacio Vallon y el abad de Falfa llegan con 8.000 hombres de las banderas negras del papa, por lo que el 21 de marzo Orange se retira a Nápoles y envía a Pompeo Colonna a Gaeta con algunas banderas españolas. Avisado el emperador de cuanto sucede, ordena que el duque Enrique de Brunswick reclute un contingente alemán con el que entra en Italia, sin que los venecianos se atrevan a oponérsele.

Lautrec envía a Pedro Navarro sobre Canosa, donde resisten cuatro banderas españolas, que deciden rendirse para poder así engrosar las fuerzas de Nápoles. Lautrec pone entonces sitio a Melfi, cuyo príncipe la defendía con dos banderas de italianos cedidas por Orange. Como se niega a rendirse, Lautrec consigue tomar la plaza mediante una traición y pasa a cuchillo a sus habitantes. El príncipe de Melfi pide socorro a Orange, quien le conmina a aceptar los términos. Este se rinde y presta vasallaje a Francia, por lo que después perdería lo que tan honrosamente había defendido.

El 17 de abril Lautrec llega ante las murallas de Nápoles. Desde allí envía a Enrique de Tralto, al duque de Boyano y al aduanero de Apulia a sitiar Gaeta, defendida por el cardenal Colonna. A Simón Romano lo envía contra Monopoli y otras plazas calabresas que estaban sin guarnición. El virrey de Sicilia, Héctor Pignatelli, envía a su hijo, el conde de Burrelo con algunas compañías de la isla y a Álvaro de Grado al mando de 2.000 bisoños recién llegados de España. Tras una sangrienta campaña, consiguen expulsar a los franceses de Calabria

Reunido el ejército imperial en Nápoles eran sus capitanes: Hugo de Moncada, virrey; príncipe de Orange, capitán general; el marqués del Vasto, coronel de la infantería española; Hernando de Alarcón, maestre de campo general; García Manrique, general de la caballería pesada; Juan de Urbina, maestre de campo de la infantería española, Jerónimo Morón, comisario general; Lodrón, coronel de los alemanes, Fabrizio maramaldo, coronel de la infantería italiana; Ascanio Colonna, príncipe de Salerno, etc. Orange y Moncada discutieron a quién correspondía el mando supremo.

El capitán Salcedo se descompuso delante de Juan de Urbina, partidario de Orange, que se vengó dándole una cuchillada en el brazo delante del marqués del Vasto, partidario de Moncada. Vasto retó a Urbina, pero este se negó a batirse con el sobrino de su viejo general Pescara.

Moncada, Vasto y Ascanio Colonna salen de Nápoles con 7 galeras y gente de guerra para dar la batalla a otras 10 francesas que estaban en el puerto de Salerno. Cuando había tomado tres y hecho una gran mortandad, aparece el conde Felipín con la flota de Andrea Doria. Cogida entre dos fuegos, la flota española es derrotada, Moncada muerto, Vasto y Colonna capturados y llevados a Lerizi, donde son recibidos por Andrea Doria con todo respeto.

Francisco I le exige a Doria que los entregue, pero este los libera tras cobrar el rescate, granjeándose la enemistad del rey. Como este le debía al genovés una gran suma y algún desaire, Doria emprende el regreso a Génova y sitia el castillo, defendido por Teodoro Tribulzi. El conde Saint Pol acude en su ayuda con 3.000 infantes, pero fracasa y Tribulzi tiene que rendirse. Doria toma entonces Saona, a lo que el rey responde enviando al señor de Montejean para que lo embosque y capture, pero también fracasa.

En Nápoles se desata una epidemia de peste lo que, unido al hambre y otras calamidades, empuja a los alemanes a amotinarse contra Alarcón, a quien matan siete criados. Al final Urbina y otros capitanes consiguen calmarles.

El 12 de mayo atracan unas galeras en Magdalena con municiones y soldadas para Lautrec. Enterado Orange, envía a Juan de Urbina a capturarlas, apresando al coronel alemán conde Diego de Pere. En junio, habiéndose consumido las vituallas de la ciudad, Orange ordena a Gonzaga que haga una salida a Valdepecoras con 500 caballos ligeros, 200 hombres de armas, 4.000 alemanes y 1.000 españoles. Cuando los franceses tienen noticia, les salen al encuentro y frustran la operación, causándoles muchas bajas.

El 5 de agosto fallece Lautrec, pasando el mando al marqués de Saluzzo, quien también enfermó en Aversa. Orange decide plantear batalla, y envía a los alemanes entre Campo Viejo y Pozo Real con 15 banderas españolas el 28 de agosto. Allí estaba el señor de Boria con 7 cañones, pero tras un día de combate se rinden a Urbina. Navarro, viejo y enfermo, decide retirarse, pero el resto de la guarnición de Nápoles sale a su encuentro y le obliga a refugiarse en Aversa, donde al final se rinde. Es trasladado a Castilnovo, donde pocos días después es hallado muerto en su celda. Según Sandoval, el alcaide Icart quiso ahorrarle la ejecución decretada por el emperador a quien había conquistado ese mismo castillo.

En Gaeta, Alonso Manrique captura a muchos oficiales franceses cuando intentan evadirse, incluido el duque de Saboya, siendo decapitados en Nápoles. El emperador nombra a Orange nuevo virrey quien, inmediatamente, encomienda a Gonzaga y Vasto la reconquista de los territorios napolitanos. Resulta especialmente dificultosa la empresa en la costa adriática, debido a los refuerzos que les envían los venecianos. Los soldados españoles reclaman veinte pagas, pero solo reciben diez.

Mientras tanto, Leiva, envía a los condes Belgioioso y Tornielli en socorro de Lecco con 3.000 hombres y artillería. Estos derrotan a Pietro Maria de Médici, que fue decapitado por Villaturiel en venganza por haberle ahorcado a su hermano y a 12 soldados. Después, los condes envían al maestre de campo Pedro Vélez de Guevara a levantar el cerco de Lecco, lo que consigue el 19 de marzo. De allí parte a Bellagio, entre los lagos de Como y Lecco, donde se reúnen ambas guarniciones para tomar el castillo de Mus. El castellano envía a su hermano Juan Baptista Médici a Milán para ofrecerle a Leiva el cambio de bando. Leiva acepta y le nombra marqués de Mus y conde de Lecco el 13 de abril.

Aprovechando el desconcierto francés, Andrea Doria ataca Génova, de donde expulsa a los franceses. El emperador envía al maestre Diego Sarmiento y los capitanes Juan de Mendoza, Beltrán de la Cueva y Machuca con 2.000 españoles a reforzar Génova. Como allí ya no quedan franceses, se encaminan a Milán pero en el camino les espera el conde Gayazo con 500 caballos y muchos arcabuces. Alertados por el conde Ludovico de Beljoioso[2], se desvían por los Apeninos y llegan a Plasencia. Enterado Leiva, les ordena encaminarse a Pavía, donde Pedro Vélez de Guevara y sus 7 banderas se reúnen con ellos y de allí expulsan al duque de Urbino. El 18 de mayo Leiva rinde también Abbiategrasso y se encamina a Bérgamo, donde espera la llegada del duque de Brunswick con 12.000 infantes, 800 lanzas, 1.000 jinetes y mucha artillería.

Desde allí acuerdan arrebatar Lodi a los milaneses, pero Sforza la había fortificado a conciencia. El cerco se prolongó más de lo deseado y muchos alemanes se fueron al no poder ser pagados. El resto cayó víctima de la peste. El rey Francisco envía a Francisco de Borbón, conde de San Pol con 1.000 gendarmes y 10.000 suizos, por lo que Leiva decide volverse a Milán. Esto deja vía libre a San Pol para recuperar Pavía, Abbiategrasso, Vigevano y Mortara, invernando en Alessandria. Según el propio Leiva, le quedan 6.500 alemanes, la mayor parte enfermos; 3.000 españoles, 1.200 italianos y 300 jinetes.

En una escaramuza, la caballería de Leiva consigue hacerse con un convoy francés de suministros, pero a costa de grandes pérdidas entre las que se encuentra su hermano Juan de Leiva, alcaide del castillo de Milán. Cuando los suministros vuelve a escasear, debido a que con tantas campañas no se habían sembrado los campos, Leiva establece un monopolio sobre el pan en Milán, de forma que los propios soldados le proveen de los mismos fondos que reciben luego como soldada.

1529

A comienzos de marzo el príncipe de Orange emprende la marcha hacia Monopoli, fortaleza veneciana en la costa de Calabria. Lleva con él 6.000 españoles, 6.000 alemanes, 5.000 italianos, 500 lanzas, 500 jinetes. La empresa fracasa por la mucha artillería que guarnece la plaza, levantándose el cerco el 18 de mayo.

En Lombardía, el duque de Milán, Urbino, Saint Pol y 30.000 soldados cercan Pavía, defendida por Pedro Virago con 800 italianos y 200 alemanes. Leiva intenta socorrerle pero desiste. San Pol deja a los venecianos en Marignano y a los milaneses en Pavía y Vigevano, y él decide llevarse los franceses a recuperar Génova, lo que conoce Leiva por sus espías. Sabiendo que el emperador necesita este puerto para dirigirse a ser coronado en Bolonia, decide atacarles, pero como estaba enfermo de gota se hizo llevar en una silla.

Organiza tres escuadrones según nacionalidades, encomendando la artillería a los italianos, todos ellos con las camisas por sobrevesta para poder distinguirse. Al amanecer del 21 de junio atacan el campamento francés, que estaba desprevenido intentando recuperar del río Lambarete unos cañones enfangados, causando un gran desorden. Durante la huida, el conde San Pol es apresado por la caballería del capitán Valdelomar, pero luego paga su rescate y regresa a Francia.

A primeros de julio Leiva ataca a los venecianos en Casal de Adda. Allí recibe 2.500 soldados recién llegados de España a las órdenes de Félix Cerbellón[3] y Álvaro Madrigal.

Paz de Cambrai

El 5 de julio se reúnen en Cambrai Margarita de Habsburgo, gobernadora de los Países Bajos, la reina madre Luisa de Francia, el duque de Suffolk y el legado papal Salviati. Allí pactan lo siguiente:

  1. Fin de la guerra de la Liga y la paz eterna entre España y Francia.
  2. Restablecimiento de lo acordado en el tratado de Madrid con algunas salvedades.
  3. Suspensión de la entrega del ducado de Borgoña al emperador, pero este no renuncia a ejercer sus derechos por vía pacífica. En consecuencia, se suspende el pago de los feudos al rey de Francia.
  4. Liberación de los príncipes de Francia, previo pago de dos millones de escudos en oro. De estos, un millón doscientos mil en efectivo; doscientos mil, asumiendo el francés la deuda que tenía el emperador con el rey de Inglaterra; y el resto, por la renuncia francesa a diversas rentas de plazas que posee en los Países Bajos, como Artois, Henao, etc.
  5. Restitución de la plaza de Hesdin al condado imperial de Artois.
  6. Renuncia de vasallaje a Francia de los condados de Flandes y Artois.
  7. Retirada del ejército francés de Italia.
  8. Exigencia por parte del rey de Francia a sus aliados que devuelvan las plazas tomadas en Italia.
  9. Renuncia francesa a intervenir en la política italiana y alemana.
  10. Consumación del matrimonio entre Francisco I y Leonor de Habsburgo.
  11. Liberación de los prisioneros de guerra, previo pago de rescate aquellos que ya lo tuviesen fijado.
  12. Restitución del título y bienes a los herederos del duque de Borbón y del príncipe de Orange.

Referencias

Notas

  1. Entre ellos, Cereceda.
  2. Barbiano según Sandoval.
  3. Puede ser el Felipe anterior.

Bibliografía

  • García Cereceda, Martín: Tratado de las campañas y otros acontecimientos del emperador Carlos V. Sociedad de Bibliófilos Españoles. 1546/1873.
  • Sandoval, Prudencio: Historia de la vida y hechos del emperador Carlos V. Geronymo Verdussen. 1614/1681.