Reconquista y pérdida de Túnez

De Caballipedia
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1572

Don Juan llega a Mesina a comienzos de abril con órdenes reales de reunir de nuevo la flota de la Liga en Corfú para emprender la conquista de Morea. Cuando acuden sus aliados, la muestra arroja 140 galeras, 6 galeazas y 20 naves auxiliares. De nuevo surgen disensiones porque los venecianos no se deciden a actuar y Marco Antonio Colonna quiere destacarse capturando Cefalonia. El 15 de julio un espía le informa que Uluch está en Epidauro con 220 galeras y 25 galeotas. Colonna despliega su flota y se entabla un combate artillero que se prolonga todo el día, hasta que llegando la noche los turcos aprovechan la espesa humareda para huir. El cristiano envía aviso a Juan de Austria para que acuda desde Corfú y obtener así una segunda victoria decisiva, pero este prefiere no acudir al considerar que ya no existe el riesgo del año anterior.

Tras otro breve encuentro con la flota turca, Colonna se repliega a Corfú donde don Juan le traspasa la infantería española y aquel envía la suya a las galeras venecianas. Mientras tanto, Uluch ha informado al sultán de esta segunda incursión cristiana, y este ordena que se le envíen refuerzos de infantería desde todos los rincones de Grecia. Debido a lo agreste del terreno, algunos tardan un mes en llegar a Morea. Cuando se percata de la situación, su general reprende a Uluch por haber arriesgado una segunda flota en tan poco tiempo y con tan poco provecho. Al principio don Juan intenta sitiar Modon, pero esta es socorrida por Uluch y decide pasar a Navarino. El 7 de octubre tiene que levantar el cerco por falta de comida y regresa a Italia a invernar, con gran enfado de los venecianos por no haber obtenido rédito de esta costosa empresa. En cambio, Uluch es recibido con honores en Constantinopla por haber defendido Morea con tan escasas fuerzas.

1573

El rey Felipe quiere obtener algún fruto de esta campaña, por lo que arma otras 150 galeras, alcanzando la flota de la liga las 300. Debían encontrarse en Corfú el 15 de abril de 1573, pero los venecianos deciden firmar la paz por separado con Selim. El pontífice entra en cólera y se niega a recibir a su embajador. La liga se da por disuelta y se sustituye su estandarte por el de España, pese a que las galeras romanas y maltesas continúan en servicio. Gian Andrea convence al resto de generales de que hacer campaña en Grecia redundaría en beneficio de Venecia, por lo que se decide recuperar Túnez.

Don Juan deja en Sicilia a Gian Andrea Doria con 48 galeras por si tuviera que acudir a Génova, que sufre en estos días una revuelta civil. Con las otras 144, 25 fragatas, 22 falúas y 20.000 infantes parte el 1 de octubre hacia la Goleta, a pesar del mal tiempo. Allí se les unen los 2.500 soldados de Alonso Pimentel, que son relevados por otros tantos bisoños. Cuando don Juan llega a la plaza, su alcaide le abre las puertas y le informa que está a favor del rey Muley Hamida y no de los otomanos. Aunque el rey le había ordenado arrasar la ciudad para evitar que siguiera hostigando a la Goleta y a Sicilia, sus consejeros le convencen de mantenerla intacta y convertirla en capital de su propio reino de Berbería. Mientras tanto, la tropa ha saqueado la ciudad, donde se confiscan 44 cañones, mucha pólvora y víveres. En cambio, don Juan no consiente en que se hagan esclavos.

Para asegurar la plaza, ordena que se levante un segundo fuerte en el Estaño capaz para 8.000 hombres, mirando a la ciudad y complementario del de la Goleta. Encarga su construcción a Gabrio Cerbellón, que queda allí como capitán general. Como guarnición, queda el maestre de campo Andrés de Salazar con 22 compañías, Pagan Doria con otros tantos italianos, y Juan Hurtado de Mendoza con sus arcabuceros a caballo, totalizando 8.000 hombres. Pedro de Sanoguera queda con una compañía en otro fuerte que se levanta en la isla. Al tener noticia de que es el próximo objetivo militar de don Juan, los ciudadanos de Bizerta matan a la guarnición otomana, liberan a los 135 cautivos cristianos y juran lealtad a España. Allí es enviado Francisco de Ávila con 300 soldados. En la Goleta deja como alcaide a Pedro Portocarrero. Hecho esto, parte don Juan con la flota a Nápoles a finales de octubre.

1574

Uluch convence a Selim de la necesidad de tomar la Goleta para recuperar definitivamente Túnez, y este ordena a los sanjacos de Trípoli, Argel y Cairuán que apresten todo lo necesario para atacarla en verano. Al conocer la noticia, los defensores aceleran la construcción de los nuevos fuertes, pero la falta de materiales que ya había previsto Cerbellón les impide culminarlos a tiempo. Dicha falta se debe a la oposición de los virreyes de Sicilia y Nápoles a desperdiciar más hombres y dinero en África, contra el parecer de don Juan que ya había partido a Génova.

Alertados de la venida de Uluch, ambos envían tropas y suministros a la Goleta. Concretamente, desde Nápoles llega Tiberio Brancaccio con 4 compañías italianas y desde Bizerta Francisco de Ayala con 300 españoles. A la vista de la vanguardia otomana, las galeras regresan a Sicilia, y solo consienten en dejar allí 200 galeotes y algunas barquetas para servir en el Estaño.

El 11 de julio llega a Cartago la armada otomana, compuesta por 230 galeras, 30 galeotas y 40 bajeles de carga, con 7.000 jenízaros y 33.000 peones. Desobedeciendo las órdenes reales, Cerbellón se niega a abandonar el fuerte a medio construir y concentrar sus hombres en la Goleta, cuyas murallas también había encontrado defectuosas por falta de mantenimiento. Uluch decide sitiar ambas plazas al mismo tiempo. A pesar de que las salidas cristianas les causan muchas bajas, 7 días después llegan al foso, cavan sus trincheras y plantan la batería, causando graves daños en las murallas.

Enterado don Juan, parte de Génova el 7 de agosto acompañado por la infantería española que venía a cargo de García de Mendoza, el tercio de Lope de Figueroa, 8 compañías que sacó de Milán, las coronelías de Ottavio y Sigismundo Gonzaga. En Palermo halla a Alonso de Bazán con 40 galeras y Marcello Doria con 25. El duque de Terranova envía 2 reforzadas con 300 infantes escogidos. Intentan llegar a la Goleta, sin embargo, el mal tiempo las devuelve a Palermo. Don Juan las envía por segunda vez sin popas para que no sean descubiertas, pero las tormentas vuelven a cerrarles el paso. Envía entonces a Gil de Andrada en reconocimiento, pero las borrascas lo envían e Cerdeña.

Uluch ha desembarcado a la chusma para que se encargue de suministrarle fajina con la que rellenar los fosos. Los cercados intentan construir una mina que llegue hasta la tienda de Uluch, pero un traidor le pone sobre aviso. Puertocarrero pide a Cerbellón socorro, y este le envía 700 voluntarios italianos y españoles al mando de Pedro de Cabrera. Posteriormente le ordena que todos se replieguen a la ciudadela, pero Cerbellón no se atreve a abandonar su fuerte y se limita a enviar a Martín de Zúñiga y a Diego de Maldonado con 200 españoles y a Ercole di Pisa con otros tantos italianos. Para no ser descubiertos, estos se internan en el Estaño con el agua a la cintura aprovechando la oscuridad de la noche. El 22 de agosto salen otros 450 españoles e italianos pero Cerbellón se niega a acompañarlos, dividiendo así sus fuerzas.

Al día siguiente los turcos dan un asalto general a la Goleta por tierra mientras la flota bombardea desde el mar. Tras cinco horas de combate consiguen superar a los defensores, que son masacrados. El 25 Sinan traslada la ofensiva a Túnez pero, tras 6 horas de combate tienen que tomarse un descanso. Prosiguen otras cinco horas, con igual resultado, pese a haberse reducido su guarnición a 600 hombres. Finalmente, el tercer asalto consigue entrar en la plaza. Al conocer la noticia, Sanoguera rinde el fuerte de la isla y capitula su libertad junto a sus 50 hombres, con los que llega a Trápani en una nave francesa.

Sinan y Uluch pasan muestra y reconocen haber perdido 30.000 hombres, entre ellos muchos capitanes. Dejan en Túnez 4.000, vuelan la Goleta y regresan a Constantinopla. Puertocarrero muere durante la travesía, pero Cerbellón permanece en prisión hasta ser canjeado por Mahamet Bajá, capturado en Lepanto.

Don Juan regresa a Génova con esta mácula en su, hasta entonces, glorioso historial. En prevención de que los otomanos, envalentonados, se lanzasen contra Orán, el rey envía al virrey de Valencia, Vespasiano Gonzaga, a inspeccionar sus defensas.

Referencias

Notas

Bibliografía

  • Cabrera de Córdoba, Luis. Filipe Segundo, rey de España. Aribau. 1619/1876.
  • Aguilar, Pedro de. Memorias del cautivo en la Goleta de Túnez. Sociedad de Bibliófilos españoles. 1575/1875.