Logística de Fernando VII

De Caballipedia
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Armamento

Durante esta centuria se registra un progreso mucho mayor en las armas de fuego que en las anteriores. Aparecen el fusil de percusión, el revólver, las armas de repetición, el cartucho de vaina metálica, el obús, la pólvora de combustión sin humo y la retrocarga, mientras que se extiende el uso del ánima rayada. Aunque la adopción militar de todos estos inventos fue lenta, una vez impuestos, su influencia en el arte de la guerra fue revolucionaria.

En 1801 se adoptó en España la denominada llave mixta, que era una combinación de la llave francesa y española. Sin embargo, el 13 de abril de 1807, Godoy aprobó otro nuevo modelo de llave de doble nuez, muy similar a la llave francesa, así como una nueva bayoneta con media pulgada más de longitud que la anterior.

En la época napoleónica los ejércitos utilizaban el fusil de pedernal, sólido y potente que venía perfeccionándose desde mediados del siglo XVIII. Eran de avancarga, de cañón liso y 17 mm de calibre. Los cartuchos constaban de una bala maciza y un estuche de papel. Aunque el alcance eficaz era de 600 metros, carecían de precisión y herir a un hombre a 100 metros era más cuestión de suerte que de puntería. La lenta cadencia obligaba a concentrar a muchos hombres en las líneas de tiro, ofreciendo un blanco perfecto para la artillería enemiga.

En 1812 el suizo J. S. Pauly presentó a Napoleón un fusil de retrocarga con cartucho semi-metálico, pero el emperador lo rechazó. Su uso no se impuso hasta que a mediados de siglo no se inventaron la vaina metálica y la llave de percusión. Esta aprovechaba la capacidad de explosionar del fulminato de mercurio, que se colocaba en forma de píldoras sobre el oído del fusil, tapándose posteriormente con una plaqueta sobre la que incidía el martillo. Este invento de Alexandre Forsyth en 1807, fue perfeccionado por el inglés Eggs, introduciendo el fulminato en una cápsula que se introducía sobre una pieza en forma de dedal, llamada pistón. Este se colocaba sobre una chimenea de aristas vivas que comunicaba con la recámara, por lo que cuando el martillo descendía sobre la chimenea, aplastaba el pistón y provocaba la explosión del fulminato. En 1820 la llave de chimenea se había extendido a ambos lados del Atlántico, gracias sobre todo a que era inmune a la humedad. Evitaba el tener que cambiar la piedra de sílice de la llave de chispa cada 20 disparos, pero sobre todo facilitaba abrir la recámara con sistemas mecánicos sencillos, para poder cargar desde atrás.

La artillería siguió una evolución paralela a las armas portátiles. En 1807 los ingleses adoptaron la cureña de mástil y transformaron todo su material para permitir montar a todos los sirvientes. Los franceses les imitaron 20 años después. En 1832 Cavali inventó la primera pieza de retrocarga, que fue adoptada por el ejército sueco en 1843. Estaba construida con hierro colado y acero, con un ánima surcada por una profunda incisión helicoidal y la culata cerrada por una cuña apoyada en un anillo de cobre que impedía la salida de gases. El proyectil era cilíndrico y de punta cónica y tenía dos aletas que encajaban en el rayado del ánima.

Durante la guerra, el ejército tuvo que surtirse de armamento y uniformes ingleses, ante la imposibilidad de conseguirlo en territorio nacional en las cantidades requeridas.

La fábrica de Ripoll fue nuevamente saqueada en tres ocasiones durante la Guerra de Independencia, obligando a sus artesanos a refugiarse en Berga. El destrozo de sus instalaciones marcó el comienzo de su definitiva decadencia, que culminaría en 1839 cuando toda la ciudad fue arrasada durante la guerra carlista.

Muchas de las armas que trajeron a España ingleses y franceses permanecieron en activo durante los años posteriores al conflicto, sin perjuicio de que fuesen además imitadas por las reales fábricas.

Según el Reglamento para ejercicios y maniobras de la caballería de 1815 las armas ofensivas son la espada o sable, la carabina, las pistolas y la lanza; las defensivas son la coraza y el casco. Las características de estas armas son las siguientes:

 

ARMA CUERPO MODELO LLAVE LONGITUD (MM) CALIBRE (MM)
Pistola RRGGCC 1815 Española 350 18
Pistola Caballería 1815 Francesa 382 18
Pistola Carabineros 1812 Francesa 373 18
Carabina RRGGCC 1812 Española 1.100 17
Fusil Dragones 1815 Francesa 1.305 18
Bayoneta Dragones 1815   420 21

 

A diferencia de lo que ocurría en el siglo XVIII, los dragones llevan unos fusiles diferentes de la infantería, más cortos y livianos para facilitar su manejo y no recargar al caballo. Las lanzas son de tres varas de alto, incluyendo el regatón y la moharra.

La coraza se compone de dos piezas de hierro colado, que se llaman peto y espaldar, las cuales se suspenden por dos correas anchas cubiertas de escamas de metal que se llaman hombreras. Por la cintura se sujeta la coraza con una correa que tiene la hebilla correspondiente. Las corazas francesas con las que se dotó a un escuadrón del Numancia en 1810 pesaban de 15 a 16 libras, frente a las 22 de las fabricadas posteriormente en España. Unas y otras eran capaces de detener balas de fusil hasta una distancia de 179 varas y de pistola hasta 43. A partir de 1826 las corazas eran capaces de detener balas disparadas desde 40 metros, distancia a la que se consideraba ya impelida a fondo la carga.

El casco es de hierro colado para los coraceros, con una cimera de metal dorado y una cola de caballo que cae hacia la espalda. Para el resto de la caballería de línea es de suela con una cimera de piel de oso. Ambos tienen carrilleras de metal dorado.

Durante este reinado, las fábricas de armas más importantes están en Plasencia y Oviedo. Ripoll intentó recuperarse de los destrozos sufridos durante la Guerra de Independencia y de la huida de sus artesanos a Berga. En 1839 los carlistas arrasaron la ciudad y acabaron definitivamente con la magnífica producción de armas de esta población gerundense.

El 24 de diciembre de 1820 el gobierno constitucional publicó una RO por la que se comunicaba a los intendentes y diputaciones provinciales de Vascongadas y Navarra la necesidad de fomentar las fábricas de armas para proveer a la Milicia Nacional., para lo que se consignan 3 millones de reales además de otras medidas.

Por una RO de 10 de mayo de 1826 se autoriza a los cuerpos del ejército y a las milicias provinciales a contratar armamento a particulares. Sin embargo el 15 de septiembre de ese año se revocó tal decisión, aludiendo al grave daño que se había infringido a las fábricas reales y el descenso de la calidad.

Material de campamento

Los soldados disponen en sus cuarteles de una cama compuesta por

  • Dos arquillos de hierro sobre los que se montaban tres tablas
  • Una colchoneta de paja
  • Un cabezal de lo mismo con su funda
  • Dos mantas

Sobre ella, en la pared, disponen de unos estantes donde guardar sus pertenencias, y que se cubre con una bandera de percha de 60 por 80 cm, con las armas reales o las del regimiento. Esta se lleva en la mochila durante las campañas para identificar a las unidades y sirve finalmente como mortaja.

Los rancheros disponen de escaso menaje, del que destaca unas grandes ollas que son un prodigio para la técnica de la época. Fabricadas en hierro batido, tienen figura cilíndrica con un fogón concéntrico y una parrilla en el fondo. En la tapa hay una chimenea para que tire por ella el fuego. Con este sistema el calor se reparte uniformemente a toda la comida. En su interior caben otras tres más pequeñas para cuando hay que cocinar para menos plazas y que sirven también para llevar comida caliente a guardias y destacamentos. El resto del menaje lo componen dos cazos, una sartén, un trinchante y un ollero de madera para empacar y transportar el conjunto. El fuego se hace en el suelo bajo techado.

La ración diaria de comida aporta una dieta adecuada desde el punto de vista calórico y proteínico, pero excedente en carbohidratos y defectuosa en lípidos, fruta y lácteos que pueden adquirirse en la cantina junto a escabeches y frituras. La comida y la cena son prácticamente iguales y algo monótonas, aunque esto es habitual también en la vida civil:

  • 400 g de pan suministrado por la administración militar
  • 230 g de carne (bacalao en Cuaresma)
  • 500 g de patatas
  • 175 g de garbanzos
  • 100 g de habichuelas
  • 50 g de arroz
  • 50 g de tocino (pescado seco en Cuaresma)
  • 25 g de café
  • 25 g de sal
  • 250 cl. de vino
  • Aceite, ajos, pimientos, laurel y otras verduras


Referencias

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