La caballería actual

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Guerra híbrida

El siglo XXI comenzó con un cambio importante en la geoestrategia mundial: por primera vez desde la derrota otomana en Viena, el fundamentalismo islámico recuperaba su vieja aspiración de expandirse al Occidente cristiano. Los primeros visionarios alertaron de que la inmigración procedente de los países musulmanes podía convertirse en un enemigo potencial más peligroso que la invasión militar. De hecho, un líder musulmán amenazó al arzobispo Bernardini de Esmirna con la siguiente frase: ¡Os invadiremos gracias a vuestras leyes democráticas pero os gobernaremos con nuestras leyes religiosas! (Spencer 2003).

Hasta los más escépticos tuvieron que rendirse a la evidencia tras los atentados perpetrados por Al Qaeda el 11-S de 2001. Los Estados Unidos invocaron por primera vez el artículo V del tratado fundacional de la OTAN e invadieron Afganistán, donde los talibanes financiaban a los terroristas gracias al contrabando de opio. En 2003 se abrió un segundo frente en Irak sin el consenso internacional de 1991, pero el derrocamiento de la dictadura provocó una guerra civil. En 2006 las milicias libanesas de Hizbolá pusieron en jaque a las otrora invencibles brigadas acorazadas israelíes. Mientras el mundo árabe se convulsionaba en una sangrienta “primavera”, sus lobos solitarios cometían atentados en Madrid, Londres, París y otras ciudades. El Sahel se vio sacudido por el terrorismo de Boko Haram, la guerrilla tuareg y el separatismo sudanés. En 2014 el autodenominado Estado Islámico (DAESH) proclamó la yihad global, armándose con equipo pesado y sistemas de alta tecnología gracias al comercio de petróleo y antigüedades. Muchos analistas han identificado ya esta situación con la tercera guerra mundial, pese a que ningún gobierno la ha declarado oficialmente.

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En el plano militar se ha verificado un creciente difuminado en las líneas que separan las guerras de tercera y cuarta generación, dando lugar a un escenario que Hoffman (2009) definió como “híbrido” (3+4GW). Las unidades desplegadas pueden verse envueltas, simultánea o alternativamente, en misiones de ayuda humanitaria, de estabilización o de combate generalizado; tanto ofensivo como defensivo; en campo abierto, zonas urbanizadas o el ciberespacio; frente a fuerzas militares o paramilitares, grupos terroristas y bandas del crimen organizado. Estas Full Spectrum Operations se habían convertido ya en el eje central de la doctrina americana en 2008, como resultado de las lecciones aprendidas en Irak (donde se acababa de pactar el repliegue) y Afganistán (donde, por el contrario, se había registrado un inusitado incremento de la violencia talibán) . Ambos escenarios demostraban que la sociedad se había vuelto tan compleja que no siempre convenía derrotar al gobierno enemigo, pues el vacío institucional podía ser aprovechado por sus adversarios para conseguir más cuotas de poder.

Para alcanzar una victoria cada vez más esquiva en estos nuevos escenarios, resulta imprescindible el liderazgo del Ejército en el marco de una operación conjunta (land centric operation) en la que cobren singular importancia las operaciones especiales, la ciberdefensa, el concepto ISTAR (inteligencia, vigilancia, adquisición de objetivos, reconocimiento) y la nueva función de combate “influencia” (información pública, cooperación cívico-militar, operaciones psicológicas). Además, las fuerzas terrestres (boots on the ground) deben estar capacitadas para actuar en todo el espectro del conflicto, moverse en cualquier tipo de terreno y conseguir la superioridad en el enfrentamiento frente a cualquier amenaza. Esto se consigue mediante un pool de unidades ligeras, medias y pesadas que multiplique sus ventajas respectivas y minimice sus inconvenientes. En función de la extensión del teatro de operaciones y del grado de implicación de cada aliado contribuyente, dicha combinación puede aplicarse en tres escalas diferentes:

  • Divisiones polivalentes compuestas por brigadas especializadas.
  • Brigadas polivalentes compuestas por batallones especializados.
  • Agrupaciones polivalentes compuestas por compañías especializadas.

Actualmente, Estados Unidos es la única potencia con la voluntad política y la capacidad económica necesarias para desplegar una división completa por tiempo ilimitado en cada teatro de operaciones. A fin de que lo orgánico coincida con lo operativo, otras naciones sumamente dispares han apostado por convertir algunas de sus brigadas en polivalentes: España, Reino Unido, Alemania, Francia, Rusia, Suiza, Serbia, Noruega, Dinamarca, Suecia, Canadá, Australia o Japón. Cada ejército ha optado por una solución diferente, pero todas se basan en combinar en distinta proporción elementos motorizados, mecanizados y/o acorazados. Lejos de suponer una revolución, esta mera innovación orgánica se ha limitado a copiar a escala reducida el modelo de la panzerdivision, cuya eficacia quedó sobradamente constatada durante el siglo pasado y que, a su vez, no era más que la actualización tecnológica de la legión romana.

Polivalencia y transformación

Como se ha visto a lo largo de todos estos artículos, a lo largo de la historia todos los ejércitos han sufrido numerosas transformaciones doctrinales, orgánicas y tecnológicas que, en ocasiones, trascendieron la mera innovación y podían considerarse auténticas revoluciones de los asuntos militares. Estas transformaciones obedecían, por lo general, a la siguiente triada de factores:

  • Responder a la aparición de nuevas amenazas externas.
  • Identificar déficits en la capacidad militar propia.
  • Explotar la superioridad tecnológica en el panorama internacional.

La Real Academia define especialización como "limitar algo a un uso o fin determinado". Según la Doctrina de empleo de las fuerzas terrestres (DO1-001) esa es precisamente la esencia de las armas tradicionales: "aportar una especialización tanto más importante y necesaria cuanto menor sea la entidad de la unidad". Las armas se diferencian entre sí por sus características particulares de actuación, especializándose cada una de ellas en las diferentes funciones de combate:

En cambio, algo polivalente "vale para muchas cosas", y esto se consigue mediante una acertada combinación de especialidades y/o de materiales. Así, por ejemplo, una brigada paracaidista integra batallones de todas las armas, pero está especializada en operaciones aerotransportadas y difícilmente podría actuar en otras de media o alta intensidad sin ser convenientemente reforzada. Por el contrario, un grupo de caballería, aun compuesto por escuadrones de una única arma, puede considerarse polivalente al combinar vehículos ligeros (motorizados), medios (mecanizados) y pesados (acorazados), consiguiendo un conjunto equilibrado de capacidades que le permiten desarrollar una amplia gama de misiones e intervenir, prácticamente, en todo el espectro del conflicto.

La especialización se impuso cuando alguna innovación tecnológica aseguró la supremacía de la caballería sobre la infantería (rueda, estribo), o viceversa (pólvora, ametralladora). Sin embargo, los estrategas más brillantes buscaron siempre la victoria gracias al empleo de grandes unidades interarmas, autónomas y polivalentes, bien disciplinadas y adiestradas, de entidad proporcional a la escala del conflicto: kisir sharruti asirio, legiones romanas, hordas otomanas, brigadas suecas, cuerpos napoleónicos, divisiones panzer. Por lo general, la polivalencia permitió responder de una forma flexible a los inciertos y complejos escenarios operativos, en permanente cambio. Una unidad polivalente podía actuar en todo el espectro del conflicto, moverse en cualquier tipo de terreno y conseguir la superioridad en el enfrentamiento frente a cualquier amenaza, al multiplicar las ventajas de sus unidades subordinadas y minimizar sus respectivos inconvenientes. Esto resulta especialmente importante si Estados Unidos reorienta su doctrina hacia la Air-Sea Battle para actuar en el nuevo eje Asia-Pacífico junto a aliados no OTAN como Australia, Taiwán, Japón y Corea del Sur. Los países europeos tendrán que reforzar su seguridad colectiva y responsabilizarse de sus tres áreas de influencia: Cáucaso, Mediterráneo y Sahel. Regiones donde la amenaza convencional se combinará frecuentemente con la asimétrica en escenarios híbridos.

Innovaciones que desde la Edad Antigua a la Edad Moderna duraban varios siglos, apenas alcanzan en la Contemporánea algunos decenios, algo que también ocurre con otras de índole social, cultural, política o económica. Esta aceleración de los procesos de cambio, definida por Toffler como el "shock del futuro", explica por qué instituciones tan conservadoras como nuestras Fuerzas Armadas suelen mostrarse reacias a las novedades. No obstante, ha quedado sobradamente constatado que solo aquellos ejércitos que se preparan para las guerras del futuro y no para las del pasado pueden ganar las del presente.

Evolución del arte de la guerra


El modelo español

El Ejército de Tierra ha iniciado en 2015 la séptima transformación desde la guerra Civil Española tras las de 1939, 1955, 1965, 1983, 1995 y 2006. En esta ocasión, y al objeto de responder de una forma flexible a los inciertos y complejos escenarios operativos actuales, se ha optado por sustituir la anterior especialización de las brigadas de combate (acorazada, mecanizada, montaña, paracaidista) por una orgánica polivalente.

Esta se ha materializado en la organización de dos divisiones a cuatro brigadas orgánicas polivalentes (BOP) que compartirán las siguientes unidades:

En las antiguas brigadas ligeras (II, VI, VII, XVI), los dos últimos estarán dotados del futuro blindado 8x8 (probablemente VCR Piraña); mientras que en las cuatro pesadas (I, X, XI, XII), uno de ellos conservará los actuales VCC Pizarro y se reforzará, además, con un batallón de carros (BCC). En este caso, las unidades de apoyo combinarán materiales de ruedas y cadenas. A fin de conjugar modernidad y tradición, las cuatro o cinco unidades de maniobra de cada BOP se integrarán en dos regimientos de infantería (RI) y otro acorazado (RC) o de caballería (RC) que preserven los estandartes e historiales de las unidades que les precedieron.

A modo de ejemplo, si la ONU autorizase la intervención militar en un escenario híbrido tan paradigmático como Siria, una de estas brigadas desplegaría de la siguiente forma:

Brigada orgánica polivalente

Referencias

Notas


Bibliografía

  • Baqués Quesada, Josep. Revoluciones militares y revoluciones en los asuntos militares. Plaza y Valdés. 2013.
  • Toffler, Alvin. El shock del futuro. Plaza & Janés. 1970.

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