Primera campaña de Florencia

De Caballipedia
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1529

Aprovechando la pérdida de influencia del papa tras el saco de Roma, los republicanos florentinos se rebelan contra los Médici, que son desterrados. Además, aportan un contingente de soldados al ejército con el que Lautrec asedia Nápoles, afrenta que indignó a Carlos por formar parte Florencia del Imperio.

El papa solicita ayuda al emperador, con quien pacta lo siguiente el 29 de junio: paz perpetua entre España y Roma; paso franco al ejército de Nápoles hasta Toscana; enlace entre Margarita de Austria y Alejandro de Médici, a quienes se concederá el título de duques de Florencia; restitución a Roma de las plazas ocupadas por los franceses y otras repúblicas italianas; investidura de Nápoles al emperador, algo que anteriormente resultaba incompatible; colaboración entre España, Alemania y Roma para sujetar la herejía luterana.

A finales de junio Orange deja en Nápoles a Pompeo Colonna como regente y a Hernando de Alarcón como capitán general, con 3.500 españoles y 2.000 italianos (Marramaldo) y 5 compañías de jinetes para que tomen el resto de fortalezas ocupadas por los venecianos. Con el resto del ejército sale de Monopoli hacia Florencia: 4.000 alemanes, 4.000 italianos y 600 lanzas. Al pasar por Perusa rinde la guarnición de Malatesta Vallon, que compra su libertad y se refugia en Florencia, donde le eligen condottiero junto a Francesco Carduchi.

En Perusa se unen a Orange el marqués del Vasto con 2.500 españoles y Ferrante Gonzaga con 600 jinetes y 8.000 italianos enviados por el papa. Orange envía a Urbina a rendir Spello, rebelada contra el papa. Allí es herido de un arcabuzazo en el rostro, del cual muere a los pocos días. Cortona se negó a rendirse a marqués Vasto, que le plantó batería. En el asalto se destacaron los capitanes Alonso del Valle y Segura. Esto sirvió de escarmiento a Arezzo, Perusa y otros lugares, que se rindieron sin lucha.

El 16 de septiembre, el campo imperial al mando de Orange llega ante Florencia y le pone cerco. Muchos florentinos huyeron espantados y otros exigieron a Malatesta que se rindiera, a lo que este se negó. Fortificó los lugares más débiles y asentó la artillería en los más convenientes.

Entretanto, el día 12 de agosto Carlos desembarca en Génova con su corte y 8.000 españoles como escolta, la mitad de los cuales queda en Lombardía con el maestre de campo Guevara para que los veteranos de Mercado puedan acompañar al emperador a Bolonia. Leiva le sale a recibir en Plasencia el 6 de septiembre. El 13 Leiva regresa a Lardizago, donde ejecuta al capitán Zamudio por traición. De allí parte a cercar Pavía, no sin antes sufrir un accidente que cuesta 200 muertos al explosionar unos depósitos de pólvora por haber entrado en ellos unos arcabuceros con sus mechas encendidas.

Mientras, el emperador firma la paz con los venecianos, por la cual se acuerda la devolución de todas las plazas conquistadas en Calabria. El 5 de noviembre sale de Plasencia, y pasa por Parma, Reco y Módena. Lleva en vanguardia 4 compañías de caballos ligeros y de hombres de armas, ricamente ataviados. Después, la infantería española, llevando a hombros la silla de Antonio de Leiva. Le siguen el emperador y los señores que le habían acompañado desde España, escoltados por la guardia real española, flamenca y tudesca. En Bolonia le espera el papa Clemente VII y toda la nobleza local.

Debatieron Carlos y el papa durante varias semanas, aceptando el primero perdonar a Francisco Sforza por su traición a cambio de 900.000 florines de oro a pagar en diez años y de que concediese tierras en el ducado al marqués del Vasto y la plaza de Monza a Antonio Leiva. Una vez asentada la paz en Lombardía el emperador ordena a Pedro Vélez de Guevara que lleve toda la infantería española que allí quedase a Florencia. El duque Felix de Wittemberg hace lo propio con la alemana.

El día de Navidad los florentinos envían cuatro banderas a Lastra, para bloquear el avituallamiento del virrey. Este toma el castillo a sangre y fuego al rechazar la rendición.

1530

El 1 de enero se proclama universalmente la paz alcanzada entre el emperador, el papa, los reyes de Francia, Inglaterra, Portugal, Hungría, Bohemia, Escocia, Polonia y Dinamarca, y la mayoría de repúblicas italianas. Solo quedaban fuera de ese tratado los principados luteranos y la república de Florencia.

El 15 de enero llega Pedro Vélez de Guevara con su ejército bisoño a Florencia: 3.500 españoles, 2.000 alemanes, 200 lanzas y 100 caballos ligeros. Allí estaba ya el virrey con otros 20.000 italianos y 6.000 españoles y alemanes, todos ellos veteranos. Los florentines contratan al condottiero Napoleón Ursino pero Orange envía contra él a Alexandro Vitello, que destroza su contingente.

Francesco Ferruccio se hace fuerte en Lastra para asegurar los abastecimientos a Florencia. Orange envía contra él a Pedro de Ripalda con 1.000 españoles y 1.000 alemanes, que ganan la plaza a escala y la someten a saco. En esto llegan refuerzos de infantería (Montacuto) y caballería (Arsula) florentina, a los que también desbaratan.

El 22 de febrero, Carlos recibe la corona de hierro de los reyes lombardos. El 24 de febrero, fecha de su trigésimo cumpleaños, es coronado emperador. Se elige Bolonia para evitar reabrir viejas heridas de haberse hecho en Roma. Marchan delante de Carlos el marqués de Monferrato con el cetro imperial, el duque de Urbina con el estoque, el duque de Baviera con el orbe, el duque de Saboya con la corona y el marqués de Cenete la capa. Asisten a la ceremonia el virrey, el marqués del Vasto y Leiva, quien ordena formar escuadrones a todo su ejército para evitar incidentes.

Varios días después, Carlos nombra nuevos altos cargos, entre ellos al nuevo gobernador de Milán, Caracciolo. Al maestre de campo Juan Mercado le entrega la fortaleza de Milán con 300 españoles. Envía a Siena a Lope de Soria con una compañía; a Como, Lorenzo Manuel con 600 españoles; a Módena, Pedro Zapata de Cárdenas con una compañía; a Génova, el comendador Figueroa; a Siena, Lope de Acuña. En lugar de arrasar Florencia, ordena al virrey que contemporice hasta que los Médici y los Strozzi solventen sus diferencias, para no desagraviar al papa.

Llegada la primavera los florentines decidieron derribar los arrabales y construir trincheras y reparos para protegerse de la artillería imperial que había traído Guevara.

El 22 de marzo, el emperador deja Bolonia y se dirige a Mantua, donde es agasajado por el marqués Federico Gonzaga, a quien concede el título de duque por sus servicios. De aquí parte hacia Alemania, asistiendo en Innsbruck al funeral de su canciller Mercurio Gattinara y nombrando por sucesor al cardenal Granvela. Allí recibió a su hermando Fernando, quien le convenció de enviar una fuerza a Hungría para combatir a los turcos. Partieron ambos para Augsburgo, donde se celebró dieta el 20 de julio. Antes de partir, el emperador dejó 8 compañías de infantería como guarda frente a los protestantes.

A 6 de mayo los florentinos hacen una triple salida de la plaza, rodeando a los españoles que se defienden valerosamente, en especial, los capitanes Barragán y Machicao. Para reforzarlos, Orange envía a Andrés Guastaldo con la infantería italiana y a Gonzaga con la caballería. Una pieza de artillería hace pedazos al capitán Barragán, lo que enardece a los florentinos pero Machicao, Ripalda y Bocanegra los rechazan. Mientras tanto, en Volterra Ferrucci asalta las iglesias y funde la plata para conseguir dinero.

A primeros de mayo, el virrey envía a la coronelía de Marramaldo y al capitán Diego Sarmiento con la gente española que había llegado de Lombardía y los italianos de Alexandro Vitelo contra Empoli, donde algunos enemigos hostigaban al ejército. Como se niegan a rendirse, la plaza es tomada al asalto, falleciendo el capitán Francisco de Ávila, quien unos días antes había relevado a su pariente Luis por haber pasado al servicio imperial.

Desde allí, Vasto ordena rendir Volterra, asediada infructuosamente por Fabrizio Marramaldo y defendida por Ferrucci. Allí muere Sarmiento durante un asalto en el que también se destaca el capitán Machicao, que resulta muy malherido. El asedio no tiene éxito y se ordena levantarlo para no perder más vidas. La gente de armas y la coronelía de Marramaldo quedan en Pistoia para asegurar el abastecimiento.

Recibidas las órdenes del emperador, el marqués del Vasto nombra a 8 capitanes de los que habían llegado con Guevara para que le acompañen a la jornada de Hungría, pero la tropa se niega a cambiar las perspectivas del rico botín en Florencia por una aventura incierta en tierra tan lejana. Vasto decide expulsarlos del campo, pero se instalan en la campiña toscana, donde les visita periódicamente el maestre Guevara para llevarles víveres y evitar que se desmanden contra las poblaciones locales.

El 15 de julio, estando de guardia en una abadía cercana a Florencia, los alemanes de Lodrón sufren un asalto por parte de los florentinos dirigidos por Stefano Colonna, pero fueron masacrados y este muy malherido.

El 3 de agosto, el virrey Orange llama a todos sus coroneles y capitanes y les avisa de que Francesco Ferrucci viene con 3.000 infantes de Pisa y Volterra y 500 jinetes albaneses a socorrer la ciudad. Por otra parte, acude Juan Paulo de Cieri con otros 1.000 infantes y 300 caballos. El virrey sale a su encuentro en Gavignana con 1.000 españoles, 1.000 italianos, 1.500 alemanes y 3 compañías de jinetes. Sin embargo, a cinco millas de Florencia decide enviar a los españoles de vuelta a la ciudad. Durante la batalla, Orange muere de dos disparos. En esto llega Guevara con 300 de los despedidos por no querer ir a Hungría y ponen en fuga a los enemigos, al considerarlos la vanguardia del resto de la infantería española. Marramaldo y Vitelo que venían de flanqueo al campo de Orange cargan también con sus italianos, obligando a los enemigos a refugiarse en Marignano. Allí apresan a Ferrucci y lo decapitan. La batalla costó 2.000 hombres a cada bando.

Enterados los florentinos quieren salir a dar la batalla, y como Vallon se opone, le acusan de traidor y pretenden arrestarle, asesinando este al senador que intentaba hacerlo. Finalmente, los ánimos se serenan y le dan licencia para que, de acuerdo con, Colonna envíe dos embajadores a Hernando Gonzaga, elegido por los españoles como capitán general tras la muerte de Orange.

Enterado el emperador que estaba ya en Augsburgo, nombra al duque de Mantua como nuevo general en jefe, Hernando Gonzaga queda como lugarteniente y el duque de Melfi como gobernador del campo en tanto Vasto estuviese en Nápoles. Pocos días después se rinde Florencia con la promesa del papa de respetar su república, pero Carlos decide convertirla en un ducado para Alessandro Médici.

El 29 de agosto, con el pretexto de que 2 italianos son asesinados y arrojados a un pozo por varios españoles a quienes pensaban robar, los 14.000 italianos del campo se lanzan contra los 600 españoles de la ciudad (había otros 3.000 entre las guarniciones exteriores y los despedidos), permaneciendo neutrales los alemanes. Pero cuando ven a los españoles acorralados y superados en número, se ponen de su parte, coincidiendo con el regreso de los españoles desmandados. Algunos florentinos aprovechan para sacar artillería y dispararle a los españoles, lo que indigna al resto de ciudadanos pues supone violar el tratado. Tres días después, y gracias a la mediación del duque de Melfi, se firma la paz entre ambos bandos. Los italianos reciben dos pagas y son despedidos. Gonzaga establece una corte marcial y decapita a los florentinos que se habían unido a la revuelta, tras lo cual quedó Florencia destruida y empobrecida.

El 30 de septiembre se despide también a los alemanes tras darles otras dos pagas. Los hombres de armas regresan a Nápoles y la infantería se aloja en Lusignano. La población se niega a darles sustento y prepara una emboscada, por lo que Gonzaga envía al maestre Juan de Vargas con tres banderas españolas. El muro resulta inexpugnable a la batería, pero un soldado llamado Somoza consigue colarse por una ventana tan estrecha que estaba desguarnecida. Tras él entran otros soldados del capitán Bocanegra, que mataron 200 ciudadanos y rinden la ciudad. El 15 de octubre el ejército abandona Luignano excepto tres banderas que quedan en guarnición.

La infantería que había quedado guarneciendo Nápoles se amotina en Aversa ante la falta de pagas.

1531

El 2 de enero se produce un motín en Siena entre los partidarios y enemigos del emperador. Gonzaga intenta mediar, pero los sieneses llaman en su auxilio a 3.000 corsos. Juan de Vargas es enviado a la costa de la Romaña con una parte de la infantería española y los caballos ligeros para evitar que desembarquen.

El 23 de febrero el emperador ordena a Mercado restituir la roca al duque de Milán, y un mes después ordena a Lorenzo Manuel restituir Como, quedando Leiva en Monza por voluntad del duque. Pero este pretende acabar con el castellano de Mus y ataca Como con Alejandro Gonzaga y 1.000 hombres, en tanto contrata otros 10.000 grisones y 5.000 suizos que llegaron ocho días después. El de Mus advierte a los 600 españoles de la celada y les promete ayuda. Estos se hacen fuertes en Morbegno, plaza de los grisones. Aunque matan a muchos de ellos, la inferioridad numérica era aplastante, por lo que los españoles abandonan la plaza y se embarcan en el lago hacia Mus. El castellano se niega a acogerlos, por lo que marchan a Rímini, en la Romaña, donde se encontraba el emperador. El duque de Milán se apodera de muchos territorios, por lo que el de Mus pide ayuda a Leiva, quien envía a Césaro de Nápoles. Este toma Lecco y Corsin de Sant Ángel. Los grisones les cercan hasta febrero de 1532, cuando el castellano pacta con el duque la entrega de sus tierras y se retira a Saboya como marqués de Marignan.

El 7 de abril llega a Siena procedente de Nápoles el marqués del Vasto como general y teniente del emperador en Italia, pasando Gonzaga a Mantua. Vasto decapita al capitán Fernando Montaner, paga al ejército y luego ordena la vuelta a Lombardía, el 17 de abril. El maestre Guevara queda en Siena con 500 españoles para asegurar la toma de posesión como gobernador del duque de Malfa, que residía en Nápoles. Juan de Vargas se adelanta al puente de Valiano para impedir el paso de soldados y bestias. Al día siguiente, domingo, Vasto ordena formar dos escuadrones en Perugia para distraer a la gente. De allí parten hacia Asís.

El lunes 1 de mayo el marqués toma muestra general a la infantería y jinetes, despidiendo a 10 capitanes con 1.000 hombres. Estos se resisten a abandonar el campo y recurren ante Machicao, a quien Vasto había nombrado maestre de campo mientras Vargas continuaba ausente. Aquel consigue reenganchar a muchos en las compañías supervivientes, pero el resto tiene que partir hacia España. El ejército marcha entonces hacia Rímini.

El 24 de mayo Vasto pasa muestra a los soldados que habían salido de Milán y Como tras servir al castellano de Mus. A los capitanes les dice que la tropa debe darse por pagada y que solo permanecerán en activo 6.000 infantes por orden del emperador. Encomienda a los capitanes seleccionar a los mejores de cada compañía y despedir al resto, lo que provoca muchas protestas. El 2 de junio embarca hacia Nápoles a 400 de los excedentes al mando de un capitán. Al día siguiente se recibe una carta del cardenal Colonna en la que le avisa de una amenaza turca y le solicita 1.000 hombres, pero Vasto no los envía por parecerle suficiente con los salidos el día anterior.

El 4 de junio Guevara parte desde Siena hacia Alemania reclamado por el emperador, dejando sus compañías al alférez Martín Alonso de los Ríos a la espera de que llegase Malfa a finales de mes. El 13 de junio se pasa muestra general. La fuerza se había reforzado con las antiguas guarniciones de los castillos de Milán y Como, quedando organizada la unidad sobre el pie de 25 banderas de 250 efectivos cada una. Se paga a los hombres y se emprende la marcha hacia Bolonia, Módena, Ferrara y Mantua, al mando de Rodrigo Machicao.

El 8 de octubre se les une la compañía de Pedro Zapata de Cárdenas que guarnecía Módena, entregada al duque de Ferrara. El 20 de diciembre el ejército se reparte entre Milán y Ferrara para pasar el invierno.

A comienzos de 1532, Carlos I ordenó su marcha hacia Viena para intervenir en la primera guerra Habsburgo-Otomana.

Referencias

Notas

Bibliografía

  • García Cereceda, Martín: Tratado de las campañas y otros acontecimientos del emperador Carlos V. Sociedad de Bibliófilos Españoles. 1546/1873.
  • Sandoval, Prudencio: Historia de la vida y hechos del emperador Carlos V. Geronymo Verdussen. 1614/1681.